lunes, 5 de septiembre de 2011

SOR JOSEFA MENÉNDEZ Y EL PURGATORIO


   Extractado del libro “Un llamamiento al Amor”, donde se recogen las revelaciones privadas y otras gracias recibidas del Sacratísimo Corazón de Jesús.


   Sor Josefa nunca bajó al Purgatorio, pero vio y  oyó a numerosas almas que venían a pedirle sufragios o a darle las gracias porque sus oraciones y sufrimientos las habían librado de caer en el infierno.


   A veces se acusaban humildemente de las faltas e imperfecciones que las detenían en el Purgatorio. Muchas de aquellas almas eran antiguas religiosas que revelaban a Sor Josefa el motivo por el cual estaban retenidas en el Purgatorio.


   Así, una monja que penaba en el Purgatorio le confesó: “Yo  tenía vocación y la he perdido por una mala lectura. El escapulario de la Virgen me lo había quitado por desprecio”.


   El alma de un sacerdote le reveló: “Bendita sea la infinita bondad de Dios que quiere servirse de los sacrificios de otras almas, para reparar nuestras infidelidades. ¡Cuánta más gloria podía tener ahora en el Cielo, si mi vida hubiera sido otra!”.


   En otra ocasión, el alma de una antigua religiosa, advertía a Sor Josefa: “No saben cuán diferentes se ven las cosas la tierra, cuando se ha pasado a la eternidad. Los cargoso son nada delante de Dios, tan sólo la pureza de intención con la que se ejercen aún las pequeñas acciones. ¡Qué poca cosa es la tierra y todo lo que ella encierra!. Y a pesar de esto, ¡cuánto se la ama!. ¡Ah, la vida, por larga que sea es nada en comparación a la eternidad!. No pueden figurarse los hombres lo que es un solo momento de Purgatorio y cómo el alma se consume y se derrite en deseos de ver a Dios Nuestro Señor”.

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