miércoles, 30 de noviembre de 2011

PROTECCIÓN DE SAN JOSÉ EN LA VIDA DE SANTA TERESA


   Nos cuenta Ana de Jesús, compañera de Santa Teresa, en los procesos de beatificación, cómo se le apareció San José cuando iban de camino a Beas de Segura, para fundar en aquella villa un nuevo convento: “Perdidos en los riscos de Guadalinfierno, y abocados a unos precipicios horrorosos de corte vertical de unos trescientos metros de profundidad, la Santa recomienda a las ocho monjas que pidan a Dios, a nuestro Padre San José que nos encaminen, porque íbamos perdidos, y en esto oyen una voz que sale desde la abismal hondanada que les dice: “Tenéos, tenéos, que vais perdidos y os despeñaréis si pasáis por ahí”. 


   Con las indicaciones del misterioso personaje, surgido de improviso, se encuentran en camino franco; algunos quieren ir a buscar al hombre para agradecerle el haberles salvado la vida. Mientras ellos buscan al hombre, la Santa dice a sus monjas con mucha devoción y lágrimas: “No sé para qué le dejamos ir, que era mi Padre San José y no le han de hallar”. Realmente San José iba al lado de la Santa para protegerla.

(Vida de Santa Teresa, 6 )

martes, 29 de noviembre de 2011

EL ÁNGEL CUSTODIO Y SOR MÓNICA DE JESÚS ( II )

(La primera parte fue publicada el día 15 de Noviembre)


   Como cada martes, dedicamos este día a nuestro Ángel Custodio, que según la piedad popular, nos ha sido asignado desde nuestro nacimiento y nos acompaña y guía si a él nos encomendamos y confiamos en su protección.


 Continuemos con la lectura de un pequeño extracto de la vida de la Venerable Sor Mónica de Jesús, religiosa española, que perteneció a la Orden de las Agustinas Recoletas, cuya vida estuvo llena de gracias espirituales, entre las cuales sería imposible contabilizar las visitas y ayudas de su Ángel:


   “El Ángel de Sor Mónica aparece francamente activo en todos los momentos trances más singulares de su vida en forma maravillosa. Así, ya Sor Mónica vio a su Ángel el día de su Primera Comunión. El Ángel se constituyó en su protector. En cierta ocasión que la Superiora le prohibió levantarse de la cama por hallarse enferma, su Ángel le llevó la Santa Comunión; este prodigioso hecho aconteció el 3 de Octubre de 1917.


   El Ángel le reprendía y amonestaba, le anunciaba la visita próxima visita de Jesús y hasta la preparaba para el recibimiento. Algunos avisos o correcciones eran también para que los transmitiese a su Padre Director.


   Le ayudaba a realizar bien la oración, le sugería los puntos de meditación; le comunicaba noticias de su Padre Cantera ( su confesor ) cuando éste se enfermó o cuando murió el padre de este buen sacerdote. Así consta en carta del 15 de Julio de 1919 (1). También la ayudaba en la obra de conversión de los pecadores.


   Sor Mónica celebra la fiesta de su Ángel, andaba con él a porfía para saber quién amaba más a Jesús, y creía que el Ángel le contaba sus secretos a la Madre Priora y a su Padre Director. Su Ángel también la defendía de los ataques del demonio.


   Estas visiones del Ángel se prolongaron a lo largo de toda la vida de Sor Mónica. Eran visiones y locuciones de orden cognoscitivo sensitivo (2) . Era su Ángel de la guarda el que le hablaba. Algunas veces venían otros ángeles también, pero éstos de ordinario no intervenían en la conversación.”

(1)  Extracto de la carta de Sor Mónica al Padre Cantera: “ El mismo día de su santo recibí la esquelita que me mandó. Por la tarde, estaba con Jesús en el coro, y me llamó la Madre. No me sorprendió la noticia que me dice, pues, al amanecer del día 7, me dijo el “hermano mayor” ( su Ángel Custodio ) que su padre había muerto. El estuvo a su muerte,  pero no me dijo nada hasta después de morir. Le pregunté si lo sabía Vd. y me dijo que no, por eso no me atreví a decirle nada el otro día."


(2)  Locuciones: son las manifestaciones o comunicaciones divinas que Dios hace que se perciban por los sentidos externos, internos, o por el entendimiento. Unas veces se dan simples visiones, otras, son visiones acompañadas de locuciones: en este caso el objeto visto habla, comunica algo al vidente, dialoga con él, le da normas, le instruye, le revela secretos. Cuando al fenómeno auditivo se une el visual, se establece la división que ya conocemos: corporales, imaginativas e intelectuales. San Juan de la Cruz, en el análisis de las locuciones intelectuales, traza agudamente una subdivisión: sucesivas, formales, sustanciales (cfr. Subida, 11,28).

lunes, 28 de noviembre de 2011

DE LA GRAVEDAD DE LAS PENAS DEL PURGATORIO


   Es voz común de los santos, que una sola alma del Purgatorio padece más que lo que han padecido todos los mártires que ha habido y que todos los que puedan haber.


   Es tan grande el tormento de las Almas del Purgatorio que no puede concebirse, saberse ni explicarse. San Cirilo dice que las penas de esta vida, comparadas con las del Purgatorio son consuelos.


   ¿Es posible que tanto como se padece en este mundo, todo sea nada, consuelo, descanso, comparado no con la mayor, sino con la menor de las penas del Purgatorio?


   Escuchemos a las Almas que nos dicen: “Humanos que vais por este mundo tras los negocios de esta vida, poned los ojos en estas almas que os llaman; escuchadnos, ya que no queréis darnos el socorro. Mirad si hay dolor que se pueda comparar al nuestro. Sobre nuestras angustias claváis el ingrato puñal del olvido… compadeceos de nosotras que somos desvalidas.”

domingo, 27 de noviembre de 2011

NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA ( II )



APARICIÓN DEL 27 DE NOVIEMBRE DE 1830


   La tarde del sábado 27 de Noviembre de 1830, Sor Catalina se encontraba haciendo su meditación diaria, cuando le pareció oír el roce de un traje de seda que le hizo recordar la aparición anterior.


   Entonces aparece la Virgen Santísima, vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies. Cuando después Santa Catalina quiso describir su rostro, solo acertó a decir que era la Virgen María en su mayor belleza.


   Sus pies se posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos, elevadas a la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita.


   La Stma. Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, circundándola en este momento de tal claridad, que no era posible verla.


   Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y uno mas pequeño, en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja.


   Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón:


   “Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.”


   Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo. El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.




LA MEDALLA MILAGROSA


   En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: "María sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos"


   Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda .


   Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza".


   La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla. En el aparecía una M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas.


   La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. Nuestra Señora dijo a Catalina: "En adelante, ya no me veras , hija mía; pero oirás mi voz en la oración".


   Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: "La M y los dos corazones son bastante elocuentes".


SÍMBOLOGÍA Y MENSAJE DE LA MEDALLA MILAGROSA


En el Anverso:


-María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás.


-El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.


-Sus manos extendidas, transmitiendo rayos de gracia, señal de su misión de madre y mediadora de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.


-Jaculatoria: dogma de la Inmaculada Concepción (antes de la definición dogmática de 1854). Misión de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.


-El globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra.


-El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.


En el reverso:


-La cruz: el misterio de redención- precio que pagó Cristo. obediencia, sacrificio, entrega


-La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.


-La barra: es una letra del alfabeto griego, "yota" o I, que es monograma del nombre, Jesús.


Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.


-Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.


-Los dos corazones: la Corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.


   Aunque la Medalla se llamaba originalmente "de la Inmaculada Concepción", al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente "La Medalla Milagrosa".

sábado, 26 de noviembre de 2011

NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA ( I )


LA VIDENTE: SANTA CATALINA LABOURÉ.


   Nació el 2 de mayo de 1806, en Fain-les-Moutiers, Borgoña ( Francia ). Entró a la vida religiosa con la Hijas de la Caridad el 22 de enero de 1830 y después de tres meses de postulantado, 21 de abril, fue trasladada al noviciado de París, en el número 140 de la Rue du Bac.


   Durante los nueve meses de su noviciado, Sor Catalina fue bendecida con muchas gracias sobrenaturales, entre ellas la de ver todos los días al Señor en el Santísimo Sacramento.


El domingo de la Santísima Trinidad, 6 de junio de 1830, el Señor se mostró durante el evangelio de la Misa como un Rey, con una cruz en el pecho. De pronto, los ornamentos reales de Jesús cayeron por tierra, lo mismo que la cruz, como unos despojos desperdiciables. "Inmediatamente - escribió Sor Catalina - tuve las ideas mas negras y terribles: que el Rey de la tierra estaba perdido y sería despojado de sus vestiduras reales. Sí, se acercaban cosa malas ".


   El domingo 18 de Julio 1930, víspera de la fiesta de San Vicente de Paúl, la Maestra de novicias les había hablado sobre la devoción a los santos, y en particular a la Reina de todos ellos, María Santísima. Sus palabras, impregnadas de fe y de una ardiente piedad, avivaron en el corazón de Sor Laboure el deseo de ver y de contemplar el rostro de la Santísima Virgen. Como era víspera de San Vicente, les habían distribuido a cada una un pedacito de lienzo de un roquete del santo. Catalina, movida por la piedad, se lo tragó y se durmió pensando que San Vicente, junto con su ángel de la guarda, le obtendrían esa misma noche la gracia de ver a la Virgen como era su deseo… 


EL ÁNGEL LA DESPIERTA PARA IR A VER A NUESTRA SEÑORA


   Y así ocurrió cuando cerca de las once y media de la noche, oyó que por tres veces la llamaban por su nombre. Se despertó y apartando un poco las cortinas de su cama miro del lado que venia la voz y vio entonces un niño vestido de blanco, que parecía tener como cuatro o cinco años, y el cual le dijo: "Levántate pronto y ven a la capilla; la Santísima Virgen te espera".


   Sor Catalina vacila; teme ser notada de las otras novicias; pero el niño responde a su preocupación interior y le dice: "No temas; todas duermen muy bien. Ven yo te aguardo". Se viste con presteza y se pone a disposición de su misterioso guía, "que permanecía en pie sin separarse de la columna de su lecho."


   Vestida Sor Catalina, el niño comienza a andar, y ella lo sigue. Por donde quiera que pasaban las luces se encendían. El cuerpo del niño irradiaba vivos resplandores y a su paso todo quedaba iluminado.


   Al llegar a la puerta de la capilla la encuentra cerrada; pero el niño toca la puerta con su dedito y aquella se abrió al instante. Dice Catalina: "Mi sorpresa fue mas completa cuando, al entrar a la capilla, vi encendidas todas las velas y los cirios, lo que me recordaba la Misa de media noche". 


   El niño la llevó al presbiterio, junto al sillón destinado al Padre Director, donde solía predicar a las Hijas de la Caridad, y allí se puso de rodillas, y el niño permaneció de pie todo el tiempo al lado derecho. La espera le pareció muy larga, ya que con ansia deseaba ver a la Virgen. Miraba ella con cierta inquietud hacia la tribuna derecha, por si las hermanas de vela, que solían detenerse para hacer un acto e adoración, la veían.


   Por fin llego la hora deseada, y el niño le dijo: "Ved aquí a la Virgen, vedla aquí".


   Sor Catalina oyó como un rumor, como el roce de un traje de seda, que partía del lado de la tribuna, junto al cuadro de San José. Vio que una señora de extremada belleza, atravesaba majestuosamente el presbiterio, "fue a sentarse en un sillón sobre las gradas del altar mayor, al lado del Evangelio". Sor Catalina en el fondo de su corazón dudaba si verdaderamente estaba o no en presencia de la Reina de los Cielos, pero el niño le dijo: "Mira a la Virgen".


   Entonces el niño le habló, no como niño, sino como el hombre mas enérgico y palabras muy fuertes: -"¿Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una pobre criatura mortal en la forma que mas le agrade?"  Santa Catalina nos confiesa: “Entonces, mirando a la Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodille en el presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima Virgen. Allí pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí".


   Ella me dijo cómo debía portarme con mi director, la manera de comportarme en las penas y acudir (mostrándome con la mano izquierda) a arrojarme al pie del altar y desahogar allí mi corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviera necesidad. Entonces le pregunté que significaban las cosa que yo había visto, y ella me lo explicó todo ".




CONFIDENCIAS DE NUESTRA SEÑORA A SANTA CATALINA LABOURÉ


   “Dios quiere confiarte una misión; te costara trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios. Tu conocerás cuan bueno es Dios. Tendrás que sufrir hasta que lo digas a tu director. No te faltaran contradicciones; mas te asistirá la gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza no temas. Veras ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración.


   Los tiempos son muy calamitosos. Han de llover desgracias sobre Francia. El trono será derribado. El mundo entero se verá afligido por calamidades de todas clases ( al decir esto la Virgen estaba muy triste ). Venid a los pies de este altar, donde se prodigaran gracias a todos los que las pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres.


   Deseo derramar gracias sobre tu comunidad; lo deseo ardientemente. Me causa dolor el que haya grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el que haya tanta relajación en ambas comunidades a pesar de que hay almas grandes en ellas. Díselo al que esta encargado de ti, aunque no sea el superior. Pronto será puesto al frente de la comunidad. El deberá hacer cuanto pueda para restablecer el vigor de la regla. Cuando esto suceda otra comunidad se unirá a las de ustedes.


   Vendrá un momento en que el peligro será grande; se creerá todo perdido; entonces yo estaré contigo, ten confianza. Reconocerás mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades. Mas no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá víctimas… ( la Virgen llora al aclarar esto). El clero de París tendrá muchas víctimas…morirá el señor Arzobispo.


   Hija mía, será despreciada la Cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangre por las calles ( la Virgen no podía hablar del dolor, las palabras se anudaban en su garganta; semblante pálido). El mundo entero se entristecerá.” Ella piensa: ¿cuando ocurrirá esto? y una voz interior asegura: cuarenta años y diez y después la paz.


   La Virgen, después de estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece.


NUESTRA SEÑORA ADVIRTIÓ Y TODO SE HA CUMPLIDO


   Es necesario aclarar que todas las profecías que Nuestra Señora enunció a Santa Catalina, se fueron cumpliendo:


   Vemos así como la misión de Dios pronto le fue indicada con la revelación de la Medalla Milagrosa.


   También comprobamos como una semana después de esta aparición estallaba la Revolución. París sufrió saqueos, asesinatos y finalmente, era destronado Carlos X, sustituido por el "rey ciudadano" Luis Felipe I, gran maestro de la masonería.


   Con respecto al Superior, el P. Aladel, se cumplió que fuese nombrado en 1846 Director de las Hijas de la Caridad.


   En 1870 (a los 40 años) llegó el momento del gran peligro, con los horrores de la Comuna y el fusilamiento del Arzobispo Mons. Darboy y otros muchos sacerdotes.


   La última profecía, donde la Santísima Virgen dijo entre lágrimas aquello de “será despreciada la Cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangre por las calles. El mundo entero se entristecerá” cabría pensar que se cumplió por las muchas guerras que han asolado la humanidad, especialmente las dos mundiales… pero humildemente opino que ese desprecio de la Cruz, el traspasar el Corazón de Cristo que anuncia Nuestra Señora, hace referencia a una cuestión más espiritual que temporal; creo que la Virgen profetizó con aquellas palabras la Apostasía que actualmente sufre la Santa Iglesia después del Concilio Vaticano II.

viernes, 25 de noviembre de 2011

CORAZÓN DE JESÚS, PRISIONERO DE LA EUCARISTÍA


   El 2 de Marzo de 1923, mientras Sor Josefa se disponía a bajar al taller de costura, tuvo la gracia de ver a Nuestro Señor en la escalera. 


     -”¿A dónde vas , Josefa?”.


     - A la ropería, Señor, a planchar los uniformes”.


     -”Pues ve a tu cuarto, porque quiero que escribas”.


   Una ligera sombra de contrariedad oscurece su alma; calla y toma el camino de su celda. Al llegar, Jesús ya la está esperando. Su Infinita Sabiduría ha leído en el interior de Josefa lo que ella no se ha atrevido expresar.


     -”¿Quién te ha creado?”- le pregunta.


     -”Vos , Señor”.


     -”Quién te ha dado más pruebas de amor? ¿Quién, como Yo, ye ha perdonado y está dispuesto a perdonarme todavía?”.


   Josefa, llena de confusión no sabe cómo expresar su arrepentimiento.


     -”Sí, humíllate, Josefa, besa el suelo y no me resistas más”.


   Nuestro Señor prosigue con su Mensaje:


     -”Escribe ahora para mis almas. Quiero manifestarles la amargura de que estaba poseído Mi Corazón durante la Última Cena. Pues si era grande mi alegría de hacerme compañero de los hombres hasta el fin de los siglos y alimento divino de las almas, y veía cuántas me rendirían homenaje de adoración, de reparación y de amor… no fue menor la tristeza que me causó el ver cuántas habrían de abandonarme en el Sagrario y cuántas no creerían en la presencia real…


   “¡En cuántos corazones manchados por el pecado tendría que entrar… y cómo Mi Carne y Mi Sangre así profanadas, habían de convertirse en causa de condenación para muchas almas…!


   “¡Ah! ¡Cómo vi en aquel momento, todos los sacrilegios y ultrajes y las tremendas abominaciones que habían de cometerse contra Mí! ¡Cuántas horas había de pasar sólo en el Sagrario! ¡Cuántas noches! ¡Cuántas almas rechazarían los llamamientos amorosos que, desde es morada, les dirigía…!


   “Por amor a las almas, me quedo prisionero en la Eucaristía, para que en todas sus penas y aflicciones puedan venir a consolarse con el más tierno de los corazones, con el mejor de los padres, con el amigo más fiel: mas ¡ese Amor que se deshace y se consume por el bien de las almas, no ha de ser comprendido…!”  

jueves, 24 de noviembre de 2011

DON NICOLÁS GODOY HERRERA, MARGINADO POR SER BUEN SACERDOTE ( II )

( Viene de la primera parte, publicada el 18 de Noviembre )


LA POBREZA Y GENEROSIDAD DE UN CURA 


   Vivía austeramente, más bien pobre, sin nada y dándole a las cosas materiales la importancia que tienen, o sea, poca o ninguna. Ese desprendimiento de las cosas de este mundo sólo se apreciaba cuando uno entraba en su casa donde a veces, faltaba hasta lo fundamental. 


   Así, el coche que tenía, se lo habían regalado, de la casa parroquial de Santa María de Guía, donde tantos años pasó y que dejó perfectamente amueblada,  no se llevó ni un cojín; es más, cuando llegó a su último destino, la Parroquia de Trapiche, durmió varios días en un colchón sobre el suelo… ¡no había ni cama!. Yo mismo le ayudé a pintar y adecentar aquella pobre casa, llena de humedades e imperfectos. 


   Recuerdo con especial cariño, aquél rosal que juntos plantamos, que tantas flores regalaba y que iban siempre derechitas junto al Sagrario; al cortarlas, no se paraba a olerlas, porque ni en esos lícitos gustos se deleitaba Don Nicolás.


   Su escaso sueldo de párroco así como el dinero de los estipendios de la Santa Misa, lo empleaba con los necesitados; alguna que otra vez, yo mismo vi como pedía prestado para darlo a alguien que unos días antes le había hablado de la mala situación económica de la familia. 


   Por mi parte, sabiendo que Don Nicolás apenas tenía, cuando intuía que se iba a desprender  para dar a otros, le insistía: -Pero Don Nicolás, acuérdese que hay que pagar esto o aquello. O bien le recordaba: -¡Que ya no le queda nada para la despensa de sus casa!. Pero de poco le servían mis advertencias. Y claro, se quedaba con menos que aquellos a los que ayudaba… una vez me confesó que llevaba tres días a base de café con leche porque no tenía ni un céntimo para más.


   El bueno de Don Nicolás daba muy discretamente, ni los que estábamos cerca de él sabíamos cuando era generoso con un necesitado; tal era así que sólo me enteraba de sus locuras caritativas cuando la persona beneficiada me decía: -El otro día Don Nicolás me dio un saco de papas- o -Me ayudó a pagar la factura de la luz- y me insistían con cierto temor -No le digas nada, que me dijo que luego te enfadas con él… 




“HE AMADO EL ESPLENDOR DE TU CASA”


   Tampoco escatimaba en la liturgia, donde tenía por meta “dar todo lo mejor para el Señor”. Comprendía que teníamos que actuar como la Magdalena, que además de lavar los pies de Nuestro Señor con lágrimas, había que ungirlos al tiempo con valiosos perfumes. Con el poquísimo dinero que entraba en su última parroquia, la de San José de la Montaña, compró casullas de buen material, consiguió incienso de Sevilla, arregló candelabros, sustituyó el altar por uno antiguo al que devolvió todo el esplendor… y aún así, todo le parecía pobre para celebrar el Sacrificio de la Misa. 


   Andaba siempre de acá para allá pidiendo y casi limosneando objetos de culto que otros no quisiesen por viejos o estropeados, que luego él mismo se  ocupaba de arreglar o buscar quien lo hiciese. 


   Tenía un gusto y cuidado exquisitos con todo lo referente a los objetos sagrados: procuraba guardar con mimo los vasos sagrados, que las casullas y albas estuviesen limpias y  planchadas, los purificadores blancos como la nieve y que la limpieza de la iglesia, en particular la del presbiterio, fuese esmerada… el mismo Don Nicolás se ocupaba personalmente de esa labor, ya que entendía que Cristo, el Altar y el sacerdote, eran una misma cosa.

(CONTINUARÁ…)

martes, 22 de noviembre de 2011

LA MANTILLA O VELO, PRECEPTO DEL APÓSTOL SAN PABLO

Mujeres ataviadas con la tradicional mantilla canaria

   El uso de la mantilla sobre la cabeza durante la Santa Misa es una antigua tradición. San Pablo escribe sobre esta práctica en el capítulo undécimo de su primera carta a los corintios. El comienza su explicación de esta manera:


   «Sed imitadores míos tal cual soy yo de Cristo. Os alabo de que en todas las cosas os acordéis de mí, y de que observéis las tradiciones conformes os las he transmitido. Mas quiero que sepáis que la cabeza de todo varón es Cristo, y el varón, cabeza de la mujer, y Dios, cabeza de Cristo. 


   Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. Mas toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza; porque es lo mismo que si estuviera rapada. Por donde si una mujer no se cubre, que se rape también; mas si es vergüenza para la mujer cortarse el pelo o raparse, que se cubra. 


   El hombre, al contrario, no debe cubrirse la cabeza, porque es imagen y gloria de Dios, mas la mujer es gloria del varón. Pues no procede el varón de la mujer, sino la mujer del varón, como tampoco fue creado el varón por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.


   Por tanto, debe la mujer llevar sobre su cabeza (la señal de estar bajo) autoridad, por causa de los ángeles. Con todo, en el Señor, el varón no es sin la mujer, ni la mujer sin el varón. Pues como la mujer procede del varón, así también el varón (nace) por medio de la mujer; mas todas las cosas son de Dios. 


   Juzgad por vosotros mismos: ¿Es cosa decorosa que una mujer ore a Dios sin cubrirse? ¿No os enseña la misma naturaleza que si el hombre deja crecer la cabellera, es deshonra para él? Mas si la mujer deja crecer la cabellera es honra para ella; porque la cabellera le es dada a manera de velo.» [Traducción bíblica de Mons. Straubinger -TMS-]




   Finalmente, ¿alguno encontrará alguna razón para argumentar lo contrario?, San Pablo escribe:


   «Si, con todo eso, alguno quiere disputar, sepa que nosotros no tenemos tal costumbre, ni tampoco las Iglesias de Dios.» [TMS]


EL VELO EN EL DERECHO DE LA IGLESIA


   Siguiendo a San Pablo y a la antigua práctica de la Iglesia, el Código de Derecho Canónico de 1917 requería que las mujeres usasen velos o mantillas durante las funciones litúrgicas:


   «Los varones, ya sea dentro o fuera de la Iglesia [al pasar por el frente, por ejemplo], mientras asisten a los ritos sagrados, deben llevar la cabeza descubierta, a menos que las costumbres locales lo aprueben o se den circunstancias particulares, no se determinará otra cosa. Las mujeres, sin embargo, deberán cubrirse la cabeza y vestirse con modestia, especialmente cuando se aproximan a la mesa del Señor.» [Can. 1262, par. 2]

DESPUÉS DEL CONCILIO VATICANO II 


   En  tiempos recientes el cubrirse la cabeza no ha sido una práctica común, ¿qué sucedió? En 1976, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe emitió el decreto Declaración sobre la Admisión de Mujeres al Ministerio Sacerdotal (Inter insigniores), el cual subrayaba la razón por la cual las mujeres no pueden ser sacerdotes (o sacerdotisas). En este decreto leemos:


   «Pero hay que notar que esas prescripciones, probablemente inspiradas en las costumbres del tiempo, no se refieren sino a prácticas de orden disciplinar de poca importancia, como, por ejemplo, a la obligación por parte de la mujer de llevar un velo en la cabeza; tales exigencias ya no tienen valor normativo.» 


   Desde este tiempo, el nuevo Código de Derecho Canónico (1983) omite el requerimiento de cubrirse la cabeza… así, hoy, en gran parte de la Iglesia el que las mujeres usen el velo o mantilla sobre la cabeza al asistir a Misa es algo muy raro. 


   Esto no debe ser así, y pienso que si el tema fuese mucho mejor entendido, las mujeres encontrarían en el uso del velo o mantilla algo bueno y digno, tanto en lo individual como para la sociedad. Al explayar mi opinión no centraré el uso del velo o mantilla en razones de modestia o sujeción, sino sólo en su referencia a un gran misterio. San Pablo nos dice que la mujer vino del hombre así como el hombre vino primero de tal manera que es cabeza de la mujer… así, ellas utilizan velo o mantilla sobre la cabeza para revelar sumisión a él. Es cierto también, sin embargo, que desde Adán  todo hombre viene de una mujer y ellas deben utilizar velo o mantilla también por esta razón.


Las Reinas de España y Bélgica, así como la Gran Duquesa de Luxemburgo, poseen el privilegio de usar la mantilla blanca en presencia del Romano Pontífice. En la imagen, los actuales Reyes de Bélgica.


EL VELO, SÍMBOLO DE LA DIGNIDAD DE LA MUJER


   En cada concepción, el divino Visitante entra solamente en la mujer para crear una nueva persona, sólo en ella desciende y, como otra encarnación, toca su útero e implanta una nueva alma inmortal. Ahora, este es un gran misterio, ¿y cómo hemos de mostrar los misterios?, le ponemos velos. Una niebla cubrió a la tierra durante su creación; el humo veló el Monte Sinaí cuando Moisés recibió las tablas; una nube recibió a nuestro Salvador en Su Ascensión. 


   Lo sagrado es velado de tal manera que podamos orientarnos hacia una realidad más profunda. Durante la santa Misa, el Tabernáculo es velado debido a que contiene a Dios, así como el cáliz es velado también puesto que lo contiene a Él también. Así como es un gran misterio el que Dios se haga presente en nuestros altares, lo cual “vemos” con la Fe; y así, el que las mujeres se cubran con un velo hace más evidente que su vida forma parte de un digno y singular papel… sólo ellas han sido escogidas como recipientes de nueva vida.


   Pero, ¿qué hay de aquellas mujeres quienes no portan un hijo en sus entrañas, las ancianas, las muy jóvenes y las estériles?, ¿deberían ellas portar velo o mantilla? Sí deberían. Ya que las ancianas o las muy jóvenes o las estériles comparten la naturaleza de la mujer, la cual está identificada con portar nueva vida… y la naturaleza no cambia.


   Si seguimos esta lógica de utilizar velo o mantilla, la cual apunta al misterio de la mujer, entonces podemos comprender apropiadamente la bendición que se les da después de que han dado a luz. Este sacramental no sólo es un acto de agradecimiento, sino una purificación. Ahora, la purificación no se refiere en el sentido de limpiar un objeto sucio, sino de limpiar algo que está santificado y volverá a utilizarse.


   En la santa Misa, después de la Comunión, el sacerdote purifica el cáliz, él no hace esto porque el cáliz esté sucio, sino porque Dios ha estado ahí. Así la mujer es purificada, no porque esté sucia, sino porque Dios ha entrado en ella, ha tocado su útero y a través de ella ha colocado otra alma inmortal en el mundo.


CONCLUSIÓN


   Para concluir, en mi opinión todas las mujeres deberían llevar velo o mantilla sobre la cabeza durante la santa Misa, como un signo visible y testimonio de su exclusivo privilegio y dignidad.


   Si todas las mujeres comprendieran mejor esto, creo que ellas se valorarían más y apreciarían mejor su exclusiva naturaleza maternal… la cual ha sido muy atropellada, abandonada y combatida en nuestros días. Además, si toda mujer reconociera este, su exclusivo privilegio, defenderían su dignidad protegiéndose contra la vestimenta inmodesta, evitando las malas compañías y los lugares perniciosos, y aborrecerían ser reducidas a ser el juguete de las bajas pasiones varoniles.


   Por estas razones, si toda mujer comprendiese el sagrado misterio de su condición de mujer, ellas portarían feliz, ansiosa y honrosamente el velo o mantilla cada vez que asistieran a Misa, y un gran bien retornaría hacia este pobre mundo que se encuentra sumido en profundas tinieblas, por reconocer el verdadero y feliz propósito de la vida.

Rvdo. Padre Christopher Hathaway, FSSP 
(Fraternidad Sacerdotal de San Pedro)

lunes, 21 de noviembre de 2011

PROVECHO DE LA DEVOCIÓN A LAS ALMAS DEL PURGATORIO

   Para conseguir muchos favores, según Santa Catalina de Bolonia, suele ser más poderosa la intercesión de un alma del Purgatorio que la de los bienaventurados del Cielo.


   Cuando se ruega a un alma del Purgatorio suplicándole una gracia, son dos los beneficiados: el mortal que consigue lo que ha pedido y el alma que purgaba pasa a ser un ciudadano más del Cielo.


   En el Purgatorio hay almas tan santas como en el Cielo. La santidad se basa en el aumento de gracia y de ésta nacen las virtudes; muchas de esas almas acaudalaron más gracia y virtud que muchos bienaventurados, por los que son más gratos a los ojos de Dios.
   Dios desea con vehemencia la libertad de las almas del Purgatorio, ya que son redimidas con el precio de la Sangre de Su Hijo. Seamos corredentores con Jesús, cooperando con Él en la salvación de esas almas que esperan nuestras oraciones y sacrificios para gozar eternamente de Dios.


   Escuchad a la las Almas que os dicen: “Cristianos buenos que queréis dar gloria a Dios, la devoción hacia nosotras es el atajo para conseguir muchas gracias a favor vuestro tanto material como espiritualmente. No dejéis de favorecernos todos los días, aunque sea brevemente, por ello recibiréis grandes beneficios”.

domingo, 20 de noviembre de 2011

ANIVERSARIO DE JOSÉ ANTONIO Y FRANCO

   
   Hoy se cumple el 75 Aniversario del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera y Saénz de Heredia, abogado, Fundador de Falange Española, milicia civil que se sumó a la Cruzada contra los enemigos de Dios y de España.


   José Antonio, pese a pertenecer a la nobleza -era Marqués de Estella- fue un hombre austero, católico ejemplar, que jamás separó sus dos principales amores: Dios y España. 


   Cruelmente asesinado, con tan sólo treinta y tres años, José Antonio fue la semilla que tenía que morir para que germinase la Victoria Nacional sobre las hordas marxistas. 


   Su sangre gloriosa, es estímulo para todos los que deseamos una España Católica, unida y libre, heredera de los Mártires y Santos que la convirtieron en faro de la Fe Católica para Europa y América.


José Antonio Primo de Rivera, ¡Presente!




   También hoy conmemoramos otro aniversario: se cumple treinta y seis años del fallecimiento del Generalísimo Franco; valientemente lideró el Levantamiento Nacional, que comenzó en esta ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.


   Durante su vida dio ejemplo genuino de Catolicidad; así, terminada la Guerra Civil, suprimió las masónicas leyes y costumbres de la II República y trató hacer de España la reserva espiritual de Europa, donde se respirase en un ambiente puramente católico.


   Durante los cuarenta años que rigió España no le faltaron enemigos internos; en los años trágicos del post-Concilio Vaticano II, algunos obispos trataron de envenenar al pueblo fiel contra aquél que otrora libró a la Santa Iglesia del comunismo que trató de aniquilarla.


   Pese a las incomprensiones de muchos y pese a lo que algunos creyentes quieran deformar la Historia, Francisco Franco vivió y murió como católico ejemplar.


Francisco Franco, ¡ Presente!

sábado, 19 de noviembre de 2011

CON DIOS A SOLAS ( XVI ) por el Padre Valentín de San José, Carmelita Descalzo.


- Espera a Dios hecho amor -


   Quiero estar recogido , callado, atento en súplica y expectación, como estuvieron recogidos en oración en el Cenáculo los Apóstoles, desde la Ascensión de Jesús hasta la venida del Espíritu Santo. No había esos días en el Cenáculo ni muchos ruidos ni muchas comunicaciones; no había visitas de cumplidos sociales ni inquietud de variadas ocupaciones.


   Allí estaba suplicante la Virgen Santísima en medio de los Apóstoles y discípulos. No había allí ni cuidado de regalo de cuerpo ni comodidad alguna; no había abundancia de bienes ni de lujo, sino pobreza y ansias de amor.


   Allí, en torno de la Virgen y en el espíritu de la Virgen, que se comunicaba al de todos los reunidos, sólo había un gran deseo, una aspiración y levantamiento grande y humilde hacia Dios. Todos deseaban a Dios, todos clamaban a Dios, todos esperaban a Dios hecho amor, y descendió sobre ellos el Espíritu Santo, que es Amor Personal de Dios infinito, con plenitud de Dones y Frutos divinos.


   También quiere descender sobre mí y enriquecer mi alma con los mismos Dones y Frutos si vivo recogido y en amor como ellos vivían. Alma mía, ¿cómo no te deshaces en agradecimiento y en gozo pensando: el Espíritu Santo quiere descender sobre mí; Dios infinito quiere morar en mí, si tú te preparas?. ¡Qué felicidad! . Espera a tu Dios.




( Oración para la devoción privada; la estampa está preparada para ser impresa: sólo tenéis que clicar sobre la imagen para verla en su tamaño original, luego guardarla e imprimirla.)

viernes, 18 de noviembre de 2011

BEATO RAFAEL DE SAN JOSÉ, CARMELITA DESCALZO (19 de Noviembre )


   Se llamó José y nació en Vuna (Polonia) el 1 de Septiembre de 1835, de noble familia. Pasó su juventud entregado a la piedad y al estudio, aunque después enfrió un poco en su vida de piedad. En 1853 ingresó en la carrera militar y muy pronto escaló altos cargos en la misma, que desempeñó con gran competencia.


   Se entregó a las obras de piedad y de caridad. Alejandro II de Rusia lo elogió grandemente. Se levantó para defender a su patria y, apresado, llevó una vida de mucha oración y penitencia. Fue deportado a los campos de Siberia, donde pasó en trabajos forzados cuatro años. Iba madurando en la fe. Después fue confinado a otros campos más benignos. Sus compañeros quedaban admirados de su virtud, caridad y paz. Le consultaban y acudían a él como a un santo. Fue el preceptor del duque Augusto y le acompañó a varias naciones de Europa.




   A los 42 años dijo adiós al mundo y pidió al provincial de Austria ser carmelita teresiano (1877), cambiando su nombre por el de Rafael de San José. En Polonia se ordenó sacerdote el 15 de Enero de 1882. Trabajó con todas las fuerzas de su alma para extender su Orden en Polonia. Fue vice-maestro de novicios, Prior y Vicario Provincial y fundó el convento de Wadowice en 1892, donde desarrolló un fecundo apostolado.


   Murió santamente el 15 de Noviembre de 1907.

jueves, 17 de noviembre de 2011

DON NICOLÁS GODOY HERRERA, MARGINADO POR SER BUEN SACERDOTE ( I )




             Seguro que muchos de vosotros conocéis a algún sacerdote que ha sido castigado precisamente por eso, por ser bueno, por ser santo y celoso pastor de las almas. De todos lados me llegan noticias de sacerdotes marginados (el Padre Milán en Santiago de Chile, el Padre Muñoz en Barcelona…) ya no sólo por sus propios compañeros, sino -que es lo más cruel- por sus obispos, que en lugar de ser padres para sus curas, se convierten en jueces y hasta en verdugos. 

             La mayor parte de las veces, estas persecuciones vienen motivadas por alguno de los dos pecados más feos: la soberbia y la impureza; en muchos casos, estos buenos sacerdotes, son calumniados precisamente de aquellos dos pecados… y es que cuando uno quiere hacer daño a un ministro del altar, lo mejor - y más fácil - es acusarlo de cualquier cosa en materia sexual; son mentiras muy certeras, ya que la honra siempre quedará en entredicho. Es paradójico que precisamente es la impureza la que habita en el alma de sus acusadores… así, cuando alguien habla poniendo en duda la pureza de un sacerdote, se le podría aplicar aquello de  “piensa el ladrón…“ 


RECORDANDO A DON MANUEL RIVERO


             Hace unos meses, compartía con vosotros la penosa situación a la que había sido sometido un sacerdote muy querido, Don Manuel Rivero. Sin embargo, en esta Diócesis de Canarias, su caso no ha sido excepcional; por eso, es de justicia dar a conocer otra historia de marginación a un sacerdote, por su fidelidad a la Santa Iglesia y su celo por ayudar a jóvenes con vocación al sagrado ministerio. Curiosamente, antiguo compañero de Seminario y gran amigo de Don Manuel Rivero.

             Este buen sacerdote no es otro que Don Nicolás Godoy Herrera, al que conozco desde niño y que fue mi Director Espiritual entre los once y los diecisiete años. Por eso, conociéndole como le conocí, insisto, es de justicia contar su persecución y la bochornosa operación de “acoso y derribo” a la que fue sometido; persecución planeada por compañeros sacerdotes y ejecutada por el anterior Obispo de Canarias, Mons. Echarren Ystúriz, que dejó esta diócesis hundida, en una miseria espiritual de la que no termina de recuperarse aún hoy.


EL ESTILO DE DON NICOLÁS GODOY


             Don Nicolás Godoy, levantó el alma de varias parroquias, algunas situadas en zonas marginales; a pesar de ser licenciado en cuatro disciplinas, Doctor en Sagrada Teología y en Derecho Canónico, jamás despreció una parroquia por pobre que fuese ésta. 

             Tiene un carisma especial para los jóvenes, sabe conquistarnos y llenarnos el corazón con amor de Dios. Que no piense el que esto lee, que era Don Nicolás el típico cura que le dice a los jóvenes lo que éstos quieren oír… nada más lejos de la realidad: con cariño, pero con contundencia, nos enseñaba la fealdad del pecado y sus consecuencias. Nos hacía entender nuestra nada y miseria, para abandonarnos confiados en los brazos de Aquél que todo lo puede; al fin, nos animaba a ser valientes, fuertes, temerosos de Dios y apóstoles entre nuestros amigos.

             Aún recuerdo aquellas romerías, para ver a la Virgen, en el mes de Mayo, la construcción de capillas a Nuestra Señora en cada barrio de su última Parroquia, la de San José de la Montaña -en el barrio de Trapiche-  sus retiros, sus charlas … cuando hacíamos los Primeros Viernes en su Parroquia de Santa María de Guía… ¡aquello era apoteósico!: Don Nicolás, revestido con ornamentos antiguos, pero pulcrísimos, nos sumergía a todos los oyentes, en el misterio de la  Misericordia Infinita del Sagrado Corazón.

             Y es que Don Nicolás fue siempre famoso por su oratoria; escucharle y verle, era algo que personalmente me hacía estremecer. Sólo un sacerdote santo y sabio como él, podía conmover. Jamás he vuelto a escuchar prédicas con tanta vehemencia y que, en no pocas ocasiones, me hicieron llorar. No exagero cuando digo que este sacerdote era un auténtico maestro de oratoria: podía pasar su cálida voz cuando hablaba del Amor de Dios, darle fuerza a las palabras cuando hablaba de las verdades eternas, utilizar un hilo de voz, casi íntimo, cuando se refería a las miserias humanas, como si estuviese en ese momento en el confesonario, exponiéndonos nuestros pecados…

             Pero no era sólo su prédica la que impactaba: su vida toda era un llamado continuo a la adoración, a la alabanza, a hacer de nuestro día a día una ofrende permanente. Así, no faltaba ni un solo día a la adoración de Jesús Sacramentado, en el Sagrario; la lectura espiritual, el rezo del Santo Rosario, de el Breviario, innumerables jaculatorias a lo largo del día… y claro, la Santa Misa, donde se transportaba.


LA SANTA MISA DE DON NICOLÁS GODOY


             Y es que cada Misa de este santo sacerdote era un auténtico drama, como en el Calvario. Llegaba al altar con una solemnidad impresionante, pero sin arrogancia, consciente de que él no era el protagonista, sino el que iba a prestar su manos y su boca a Cristo Nuestro Señor. Apenas levantaba la mirada, como Jesús atado a la columna, humilde, pobre, paciente… según iba transcurriendo la Santa Misa, llegado el momento del ofertorio, su voz se volvía casi imperceptible; su mirada, con los ojos entrecerrados, apenas se posaba sobre el misal. 

              Llegado el momento sublime de la Consagración, su cuerpo se tensaba, dudaba, como el que se siente indigno de operar el  milagro de traer a Cristo al ara de Altar. Las palabras de la consagración, las pronunciaba sumamente pausadas, con un tono de voz compungido, doloroso casi; se respiraba lo sagrado, lo inmortal, lo eterno. Ahora, recordando a Don Nicolás Godoy en la consagración, me vienen a la mente las palabras se San Juan Crisóstomo: “Cuando veas a un sacerdote en el Altar, piensa y míralo como  la mano de Cristo invisible a tus ojos”. Creo que nunca he vuelto a asistir a una Misa tan bien celebrada como aquellas.

(CONTINUARÁ…)


martes, 15 de noviembre de 2011

EL ÁNGEL CUSTODIO Y SOR MÓNICA DE JESÚS ( I )



    El día Martes en la Semana del Buen Cristiano, lo dedicamos a los Santos Ángeles Custodios; muchos han sido los santos que le han profesado una especial devoción, entendiendo que de cierto son mensajeros y guías de Dios, que nos acompañan durante nuestra vida terrena e inclusive en el Purgatorio, donde nos siguen ayudando consolándonos.


   Sor Mónica de Jesús, Agustina Recoleta de Jaén (España), que se encuentre en proceso de canonización, fue un alma privilegiada, bendecida por numerosos fenómenos místicos; entre ellos, vamos hoy a destacar la amistad con su ángel de la guarda.


   Para ello, os traigo un extracto de la biografía que de esta santa religiosa escribió el también agustino Padre Eugenio Ayape.


   “Sor Mónica lo trata con intimidad, con vivísima confianza. Lo llama “hermano mayor”. Con él se entienda, conversa, dirige mensajes al Altísimo. Y el ángel, con Sor Mónica hace las veces de maestro y de guía. Le enseña los caminos del bien, le aconseja, le reprende, le dice cómo ha de estar en la presencia de Dios, cómo ha de rendir homenaje a su infinita bondad, a su gran misericordia.


   “Era habitual su comunicación con su ángel de la guarda. Eran constantes y singularísimas sus conversaciones con él. Y eran prodigiosos los servicios que prestaba el ángel a Sor Mónica. Le llevaba noticias de Jesús, servía de intermediario en muchísimos casos entre ella y el Amado. Y Sor Mónica aprovechaba todo para tener más contento a Jesús, y para interceder ante Él por el Papa, por la Iglesia, por las Almas del Purgatorio, por la conversión de los pecadores.”


   Ojala tengamos nosotros también ese trato con nuestro Ángel Custodio: invocándole desde el comienzo de la jornada, a lo largo del día, en el trabajo, en los pequeños problemas cotidianos, cuando nos fallen las fuerzas.


   Sí, el Ángel de la Guarda nos mira continuamente, vigila por nosotros y se horroriza y sufre cuando ve que pecamos… teniendo en cuenta esta realidad, procuremos tener presente que el Ángel Custodio nos acompaña a lo largo del día y de la noche, por tanto, evitemos el pecado y busquemos la mirada misericordiosa de Dios.  

lunes, 14 de noviembre de 2011

LAS ALMAS DEL PURGATORIO, REDIMIDAS POR LAS LLAGAS DE CRISTO


   Hoy lunes, día que dedicamos a ofrecer oraciones por las Almas del Purgatorio, quiero compartir con vosotros algunos extractos de las revelaciones privadas, con las que Nuestro Señor bendijo a una hija predilecta de la Orden de la Visitación: la Hermana Marta Chambón.


   Prometo hablaros de ella más adelante, pero hoy, traigo aquí, a modo de meditación algunas de las palabras que salieron de boca de Nuestro Señor, referidas al ofrecimiento de Sus Santas Llagas como alivio y sufragio por las Benditas Ánimas.


REVELACIONES DE NUESTRO SEÑOR A SU SIERVA MARÍA MARTA CHAMBÓN, CON RESPECTO A LAS ALMAS DEL PURGATORIO

      “Cada vez que con corazón puro contempléis al Crucificado, conseguiréis la liberación de cinco almas del Purgatorio, una por cada Llaga.”


      “Cuando hacéis el Viacrucis con corazón puroy desprendido de todo, en cada estación conseguís la misma gracia por los méritos de Mis Llagas.”


      “Cuando ofrecéis Mis Santas Llagas por los pecadores, no olvidéis hacerlo también por las Almas del Purgatorio, ya que pocos piensan en lo que ellas sufren.”


      Un domingo de Cuaresma, la Hermana María Marta Chambón no pudo asistir a la instrucción por enfermedad. Entonces se le apareció el Señor y le dijo:
      “Yo voy a darte ocupación, ofrece tus sufrimientos en unión con los míos por las Almas del Purgatorio.”


      La Hermana comenzó a hacer ese ofrecimiento y cada vez que lo hacía veía a un alma que subía al Cielo. Al llegar al vigésimo ofrecimiento, se le apareció el Eterno Padre y le dijo:
      “Cuando ofreces tu corazón unido al de mi Hijo, te concedo a ti el mismo poder que a Él.”


      Marta Chambón, procuró desde entonces hacerlo así y a cada ofrecimiento que hacía en unión con el Corazón de Jesús, veía cómo subía al Cielo una multitud de almas, “como una bandada de pájaros”, según su misma expresión.