martes, 22 de mayo de 2012

NUESTROS PASTORES ( V ) CARDENAL MARCELO SPÍNOLA





   Se distinguió por su celo infatigable por la salvación de las almas, el espíritu de oración, la intensa mortificación, su paternal ternura para con los que sufrían y los marginados. De carácter sencillo, humilde, alegre, fue un verdadero franciscano, perfecto imitador de Cristo buen Pastor. De él puede decirse con el profeta: “El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido, me ha enviado a anunciar a los pobres la buena noticia, y a sanar los corazones afligidos”(Lc 4,18).


HIJO DE MARQUÉS Y TERCIARIO FRANCISCANO



   Marcelo Rafael José María de los Dolores Hilario Spínola y Maestre, nació de noble familia en San Fernando, Cádiz, el 14 de Enero de 1835. Pasó la infancia siguiendo los traslados de su padre, el Marqués de Spínola: Motril, Valencia, Huelva, Sanlúcar de Barrameda y Sevilla. Se doctoró en jurisprudencia en 1856, año en que la familia se trasladó a Huelva. 


   Aquí el joven abrió su oficina legal haciéndose notar por sus servicios gratuitos en el campo legal a los pobres. Dejada la profesión, como ya lo había hecho el abogado napolitano San Alfonso María de Ligorio en 1723, entró al seminario de Sevilla y recibió la ordenación sacerdotal en 1864.


A parte de los distintivos de su dignidad eclesiástica, 
se aprecia la corona de marqués..."nobleza obliga".


   Como capellán en Sanlúcar de Barrameda y luego como párroco de San Lorenzo en Sevilla, demostró un gran celo pastoral y dedicó su mejor tiempo sobre todo al ministerio de la reconciliación. 


   Nombrado en 1879 canónigo de la catedral de Sevilla, el 6 de febrero de 1881 fue elegido obispo auxiliar de la misma arquidiócesis. Promovido obispo de Coria-Cáceres en 1884, desarrolló allí un intenso apostolado entre los últimos. Entre otras visitó la zona más deprimida de España, Las Hurdes, situada en su diócesis y con Celia Méndez  y Delgado fundó la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón.


NO HAY DINERO PARA FIESTAS


   Trasladado a la diócesis de Málaga en 1886,  le indican a su llegada que según el protocolo, debía corresponder con una invitación en Palacio a la gente que le había obsequiado y recibido a su llegada a la Diócesis. Enterado de lo que costaría la fiesta respondió: " ¡Ni pensarlo! Lo siento mucho pero cantidad semejante no puedo gastarla en fiestas, pertenece  a los pobres”. diez años más tarde pasó a ser Arzobispo de Sevilla. 


   Su inquietud le llevó a visitar todos los pueblos de la diócesis en acción pastoral en unos tiempos con malas comunicaciones y a lomos de un mulo. Además, también acudía a la cárcel y los hospitales a consolar a los que estaban allí.




EL OBISPO MENDIGO


   Cuando fue trasladado como Arzobispo a Sevilla, pidió limosna de puerta en puerta, para los que sufrían el hambre, hasta el extremo, a causa de una sequía sin precedentes. Cuando quisieron condecorarlo, no lo aceptó y contestó sencillamente: ”No he hecho más que cumplir con mi deber de Obispo”.


   En el Consistorio de 11 de diciembre de 1905, San Pío X lo creó Cardenal. El 31 de diciembre de 1905, el rey de España, Alfonso XIII, le impuso la birreta cardenalicia. 


   Su frágil cuerpo se resiente de tanta actividad, y así, al regreso de la bendición del Santuario de la Virgen de Regla, en Chipiona, muere, el 19 de Enero de 1906, a los 71 años, dejando a los sevillanos con la sensación de que ha fallecido un hombre santo. 


*   *   *  *  *



1 comentario:

  1. "No hay dinero para fiestas". ¡Qué gran ejemplo! No sólo porque le preocupasen los pobres (que ya sería una gran cosa), sino porque no tuvo ningún problema en quedar mal con los ricos.
    ¡Ven Señor Jesús!

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