miércoles, 3 de julio de 2013

VIDA DE PIEDAD DEL BUEN CATÓLICO ( V ) INSTRUCCIÓN SOBRE EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA, PARTE 2



INSTRUCCIÓN SOBRE
EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA
(  II  )

      Cuando te dirijas a la iglesia para oír Misa, piensa que vas al Calvario para asistir a aquel Sacrificio sangriento que allí ofreció Jesús, pues el del Altar es el mismo que aquél, aunque con la diferencia de que en el Calvario se derramó la Sangre realmente (sacrificio cruento) y aquí, en el Altar, no se derrama (sacrificio incruento); allí en el Calvario se ofreció una sola vez y aquí, sobre el Altar, se ofrece todos los días; pero así éste como aquél le ofrece para salvarnos y redimirnos; en el Calvario se sirvió de la malicia de los judíos como de instrumentos, pero en el Altar se sirve del Amor excesivo con que nos ama, siendo este Amor quien le obliga a que renueve todos los días el mismo Sacrificio, y no una vez sola, sino tantas cuantas son las Misas que se celebran.

      Cuando estés ya en la iglesia para oír Misa, aviva tu fe y reflexiona que si hubieras de presenciar el sacrificio o muerte de tu padre o esposo, ¡oh, cuál sería entonces el dolor y angustia de tu corazón! Pues no es ficción; es una realidad.

      Cuando oyes Misa te hallas presente al sacrificio y muerte de tu padre y del esposo de tu alma, Jesús. ¡Ah, si los cristianos ocupasen su entendimiento en estas verdades...imposible...no reirían, ni parlarían, ni dormirían, ni cometerían las mil irreverencias que, con harto dolor de la Religión y escándalo de los pequeñuelos, se están cometiendo todos los días en nuestros templos. ¡Qué dolor!


      No se puede escribir esta invectiva contra los que de cristianos tienen sólo el nombre, sin estremecerse a la vista de los castigos que la ira de un Dios va a descargar contra nosotros por tantos desacatos, y sin que crímenes tan atroces cometidos en el acto más augusto de nuestra Santa Religión Católica, cubran de rubor el rostro al paso que hielan la sangre en las venas.

      Quisiera echar un velo que ocultara un cuadro ominoso y que horroriza...pero es demasiado cierto; son desacatos tan atroces, públicos y cotidianos, por desgracia, sin querer ni intentarlo ellos, dan una prueba de que el Sacrificio de nuestros altares es el mismo que el del Calvario pues que de la misma suerte que los judíos se mofaban de Jesús en el Calvario, jugaban, reían, hablaban y negaban su divinidad, así los tales cristianos, desdoro del catolicismo, ríen, hablan y vuelven la espalda al mismo Jesús.

      Aquellos judíos que así se portaban con Jesús en el Calvario, traían en sus cuerpos una legión de demonios que a tal maldad los impelían; los católicos que del modo dicho están indevotos en la iglesia, están en pecado mortal, y de consiguiente son esclavos del demonio, ya que no los llamemos también demonios, por cuanto impelen a otros a desacatos semejantes con sus sacrílegas irreverencias.

"CAMINO RECTO Y SEGURO PARA LLEGAR AL CIELO"
San Antonio María Claret

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