martes, 17 de junio de 2014

MARAVILLAS EN LAS ALMAS POR EL SANTÍSIMO SACRAMENTO ( I )



     Sor María de Jesús Crucificado, religiosa carmelita que nació en Abellin, muy cerca de Nazaret; era de raza árabe pero su familia era católica. Ingresó en el Carmelo a los veintidós años, en 1867; murió en olor de santidad, a poco de cumplir treinta y tres años,  después de llevar una vida llena de sacrificios para fundar un Carmelo en Tierra Santa. Su vida espiritual, fue una continua comunicación con el Amado, que le regaló el don de los sagrados estigmas, entre otras muchas gracias y dones místicos que prometemos narrar en otro artículo.

     Hoy nos centraremos en el episodio de la estigmatización del costado de Sor María de Jesús Crucificado, que tuvo lugar ante Jesús Sacramentado,  ya que nuestra carmelita pasaba largas horas de adoración y contemplación, amando a Jesús escondido en el Sagrario.

          Arrodillada una tarde ante el Santísimo Sacramento, es arrebatada en éxtasis, en el cual contempla al Divino Salvador con el costado abierto, y el corazón y la cabeza,  las manos y los pies, destilando sangre.

          Parecían sus manos llenas de las ascuas de su cólera, y decía a su Madre, postrada a sus pies:"Oh, qué ofendido, qué ofendido que se siente mi Padre".

          La Virgen intercede por los pecadores. Ante aquél espectáculo (Sor María aún era postulante), se precipita igualmente a los pies de Jesús, y en un arranque irresistible, mete su mano sobre la llaga adorable del costado, diciendo: "Señor, mi Salvador, dame, si quieres, todos esos sufrimientos, pero ten misericordia de los pecadores."

          Al salir de su éxtasis, experimenta un vivo dolor en el costado izquierdo, y se apercibe de que brota de él un hilo de sangre. Desde este momento, todos los viernes sangrará su costado con atroces sufrimientos. La llaga del corazón, precedió siete meses a los estigmas de las manos y de los pies, como para dar a entender que la diminuta postulante era, ante todo, una estigmatizada de amor.

          En otro día de 1867 fue estigmatizada en el corazón, la frente, las manos y los pies.



Bernardo María, OCD
La Florecilla árabe


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