martes, 30 de enero de 2018

CATALINA EMMERICK Y LOS ÁNGELES

Continuando con La Semana del Buen Cristiano dedicamos este día Martes
a honrar a nuestro Ángel Custodio, a quien debemos encomendarnos a diario;
procura buscar su amistad y ayuda en cualquiera de los problemas cotidianos
y pronto sentirás su intercesión.


          Ana Catalina tenía una gran amistad y una confianza plena con su Ángel, a quien veía desde su más tierna infancia. Siendo todavía una niña, cuando sus padres se retiraban a descansar, se levantaba de su lecho y oraba con su Ángel Custodio por espacio de dos o tres horas, y, muchas veces, hasta el amanecer. Su Ángel era su guía y compañero. Y ella era como un niño dócil y silencioso en manos del espíritu celestial. 

          Mientras no tuvo la dirección espiritual de los sacerdotes de la Iglesia, el Ángel era su único guía, y sus indicaciones regulaban su vida. Pero cuando comenzó a recibir los santos sacramentos y a someterse al juicio del confesor, mostró a éste la misma sumisión y el mismo respeto que antes había mostrado a su Ángel.

          Nunca entró en la casa de Dios sin ser acompañada por su Custodio, en quien tenía el modelo de cómo debía comportarse en adoración ante Jesús Sacramentado.

          Catalina le había pedido a Dios que la preservara de todo pecado y que le diese a conocer y cumplir siempre Su Santa Voluntad. Dios escuchó su oración. La hizo acompañar paso a paso para protegerla e iluminarla por su Ángel en su largo viaje de una vida de trabajos, combates y sufrimientos. Él le enseñó cómo afrontar los peligros, soportar los sufrimientos y luchar en los combates. También el Ángel le mostraba por adelantado en visiones o símbolos... sus sufrimientos próximos o lejanos, a fin de que pidiera fuerzas para soportarlos.


Ana Catalina Emmerick durante uno de sus múltiples éxtasis, durante 
los cuales Nuestro Señor le revelaría secretos de Su Vida en la tierra



            Pequeña reflexión: ¿Soy dócil a las inspiraciones y guía de mi ángel custodio?, ¿entiendo que su voz es la misma Voluntad de Dios?, ¿acudo a él con confianza en los pequeños y grandes problemas de la vida ordinaria y espiritual?, ¿procuro honrarle cada día, en especial los martes, tal y como marca la Semana del Buen Cristiano?.

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