domingo, 8 de abril de 2018

DOMINICA IN ALBIS


Acerca aquí tu dedo y mira Mis Manos; 
trae tu mano y métela en Mi Costado...

(Evangelio de San Juan, cap. 20, vers. 26-27).




          El primer Domingo después de Pascua, celebra la Iglesia el Domingo in Albis o de Quasimodo. También es frecuente referirse a él con el popular nombre de Pascuilla. Recibe el nombre de in albis, más correctamente, in albis vestibus depositis, “quitadas las vestiduras blancas”, porque en la Iglesia primitiva, en este día, se recibía a los neófitos (recién bautizados en la Vigilia Pascual), que acababan de dejar sus túnicas blancas que portaban desde el Domingo de Pascua, en oración y penitencia. Y se les recibía con inmensa alegría y como miembros de la Santa Iglesia Católica.


          Se despojaban de sus túnicas albas dando a entender que abandonaban unas vestiduras viejas, como si dejaran un mundo perteneciente al pasado y lleno de pecados para entrar, a través del bautismo, a la vida de Cristo resucitado.

          Es una fiesta muy antigua que ya es constatada en occidente a finales del s. IV cuya finalidad era la de prolongar durante una semana entera la solemnidad del día de Pascua, única fiesta bautismal del año, para permitir a los neófitos saborear, en su original frescura, la alegría de su bautismo y dar gracias a Dios por el insigne beneficio que acababan de recibir.
 
          Recibe este Domingo el nombre de Quasimodo, de las palabras de la Primera Carta del Apóstol San Pedro (1 Pe 2,2), que el sacerdote lee como antífona de entrada en la Misa del Domingo in Albis. Son las siguientes:

Antiphona ad introitum

Quasi modo geniti infantes, aleluia,
rationabile, sine dolo, lac concupiscite, aleluia, aleluia, aleluia.

Antífona de entrada
Como niños recién nacidos, aleluya,
Ansiad la leche espiritual y pura, aleluya, aleluya, aleluya.

          Estos recién nacidos eran para la Iglesia los que se acababan de bautizar, los cuales se incorporaban a la comunidad en este Domingo, como se ha dicho, después de una semana de oración y penitencia. El Bautismo, en tanto en cuanto abre a los cristianos las puertas del cielo es denominado semen gloriæ, puesto que es la semilla de la Gloria, el germen de la vida en el Cielo.




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