viernes, 26 de octubre de 2018

"HE OÍDO LOS GEMIDOS DE TU CORAZÓN..."


                Hoy viernes es el día que la Piedad Católica dedica a rememorar la Pasión de Nuestro Señor, el trance de mayor importancia en la Historia de la Redención humana y que tantas veces olvidamos por escrúpulos insanos o en busca de "un Jesús Resucitado" que parece no sufrió pena alguna por rescatarnos; quienes son fieles a la meditación de los Padecimientos de Cristo, por fuerza han de ser devotos de Su Sacratísimo Corazón, herido por nuestros pecados, traspasado por la lanza del centurión aquél Viernes Santo.

                Ese mismo Divino Corazón, se ha manifestado -en el transcurso de los siglos- a diferentes almas místicas, Santos que han gozado del privilegio de ser confidentes de Nuestro Señor, como Santa Matilde de Helfta, Santa Gertrudis, Santa Margarita María de Alacoque, San Juan Eudes... pero quiero traerte ahora unos fragmentos de las Revelaciones privadas que el Sagrado Corazón de Jesús confiara a Sor Josefa Menéndez, una humilde monja, madrileña de nacimiento, pero que pasó su vida religiosa en Poitiers, Francia. Allí falleció en 1923, a los 33 años, después de tres de oscuridad en el Noviciado de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús, donde oculta a los ojos del mundo y aún de la mayoría de sus hermanas en religión, mantuvo un continuo trato con el Sagrado Corazón de Jesús, que le reveló Sus íntimos anhelos por conquistar almas a través del Amor... 

                 Sería estupendo que al leer las palabras que Jesús le dedica a Sor Josefa, sustituyas el nombre de la religiosa por el tuyo, al tiempo que te animo a hacer un ejercicio de imaginación y sentir que esos llamamientos de amor van dirigidos a ti...





            Al terminar el mes de Agosto de 1920, y con el fin de probar el espíritu que guía a Sor Josefa, la Superiora le prohíbe toda comunicación con aquellas visiones misteriosas que la enamora. Hay que aclarar que la religiosa había comenzado a tener visiones del Sagrado Corazón desde el mes anterior y su voto de obediencia la llevó a comunicarlo de inmediato a la Superiora, la cual dudó al principio pero luego le ordenó tomar nota con detalle de todo lo que se revelase en estas manifestaciones sobrenaturales.

           Escribe Sor Josefa: "El jueves 2 de Septiembre vi en la oración a aquella persona de antes, igualmente hermosa y mostrando Su Corazón. Dos veces me preguntó si le amaba. Me callé por obediencia a la Superiora, aunque me costó mucho trabajo, pues, a pesar mío, el alma entera se me va tras Él."

           Tres días después, Josefa se halla en la sala del Noviciado, cuando "de repente -narra ella misma- empecé a ver una gran claridad , y en seguida, a la persona de siempre, con el Corazón inflamado. Sentí tanto miedo que me fui a la celda de Nuestra Beata Madre (Santa Magdalena Sofía Barat, Fundadora de la Sociedad del Sagrado Corazón)me rocié los ojos con agua bendita y eché algunas gotas sobre mí, pero la visión se acercaba cada vez más. Me dijo: -¿Por qué tienes miedo? ¿No sabes que Éste es el lugar de tu descanso?-  Y señalaba el Corazón. Pasados unos minutos añadió: -No olvides que te quiero víctima de Mi Amor- Y desapareció.

            La prueba es cada vez más dura porque las apariciones no cesan y porque Josefa, a pesar su fidelísima obediencia, no puede sustraerse al atractivo de Aquél ser misterioso ni evitar el gozo celestial y la paz que, en presencia de la visión, invade su alma.

            -Ven- dice la voz- entra y piérdete en este abismo.

            El jueves 9 de Septiembre de 1920, durante la Misa se presenta de nuevo la visión: lleva el Corazón en una mano y en la otra una copa. Le manifiesta lo siguiente: -He oído los gemidos de tu corazón; conozco tus deseos, pero no puedo acceder a ellos; te necesito para solaz y descanso de Mi Amor. Bebe esta Sangre que brota de Mi Corazón: es la fuente del Amor. Nada temas... No me abandones. ¡Son tantas las almas que huyen de Mí!. Déjame, al menos, morar en la tuya y complacerme en ella.







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