domingo, 4 de noviembre de 2018

SAN CARLOS BORROMEO, Modelo de Pastor Católico




BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA


               Nació el 2 de Octubre de 1538 en Arona, Lombardía. Pertenecía por su padre el Conde Gilberto a la muy noble familia Borromeo, y su madre era Margarita de Médicis, hermana del Papa Pío IV. A los ocho años sería enviado a Milán, donde en 1559 obtuvo el Doctorado en Derecho.

               Físicamente era de estatura algo más que mediana, grandes ojos azules, cabello negro, nariz larga y tez pálida. Llevó barba corta y desaliñada hasta que en 1574 mandó al clero de Milán que se la cortase precediendo él con el ejemplo. La impresión que producía en los embajadores era de timidez y modestia, hasta el punto de tenerle algunos por poco apto para los cargos. Un defecto de la lengua que le hacía precipitarse al hablar, reforzaba todavía la impresión desfavorable. Pero la práctica en el oficio, la energía de su carácter y su espíritu sobrenatural le fueron dando mayor destreza en el desempeño de sus funciones, hasta quedar patente su talento de gobierno.

               Fue uno de los mas insignes promotores de la Reforma Católica tras el Concilio de Trento; desde la elección de su tío el Cardenal Juan Ángel de Médicis como Papa en 1560, éste le colmó de privilegios y responsabilidades en favor de la Iglesia, como el de ser Secretario de Estado a los veintidós años y luego Cardenal y Arzobispo de Milán. Intervino en las cuestiones más delicadas, en la revisión de la Biblia Vulgata, del Misal y del Breviario. Se preocupó también de la composición del Catecismo Romano.

               Debemos a San Carlos Borromeo la terminación del Concilio de Trento y las primeras medidas para su implantación en la Iglesia. Aliviaba su tensión con el amor al arte y a la música -era un virtuoso del violoncelo y alguna distracción con el ajedrez, la pelota y la caza. Todo eso quedó atrás después de su ordenación sacerdotal el 17 de Julio de 1563 (en otras épocas, la responsabilidad de los cargos eclesiásticos no exigían que quienes los desempeñasen fuesen clérigos).

                Al morir su tío el Papa Pío IV se trasladó a Milán, donde gobernó su diócesis como uno de los más celosos y mas santos obispos que haya tenido la Iglesia. Emprende una gran acción reformadora y trabaja a un ritmo acelerado. Reúne seis Concilios y once Sínodos para aplicar los decretos de Trento. Funda cinco seminarios para preparar dignos sacerdotes. Recorre su extensa diócesis y multiplica las obras de caridad, creando casas para prostitutas arrepentidas, albergues nocturnos, asistencia para los pobres... en medio de aquellas obras de caridad entre los pobres, la Divina Providencia dispuso que tuviese el consuelo de dar la Primera Comunión a San Luis Gonzaga. 




                Después de fundar en Milán una casa de convalecencia, San Carlos partió a Monte Varallo para hacer su retiro espiritual anual. Antes de partir, había predicho a varias personas que le quedaba ya poco tiempo de vida.

                En efecto, el 24 de Octubre de 1584 se sintió enfermo y, el 29 del mismo mes, partió de regreso a Milán, a donde llegó el día de los Fieles Difuntos. La víspera había celebrado su última Misa en Arona, su ciudad natal. Una vez en el lecho, pidió los últimos sacramentos y los recibió de manos del arcipreste de su Catedral. 

                Al principio de la noche del 3 al 4 de Noviembre, murió apaciblemente, mientras pronunciaba las palabras "Ecce venio". No tenía más que cuarenta y seis años de edad. La devoción al Santo Cardenal se propagó rápidamente. En 1601, el Cardenal Baronio, quien le llamó "un segundo Ambrosio", mandó al clero de Milán una orden de Clemente VIII para que, en el aniversario de la muerte del Arzobispo, no celebrasen Misa de requiem, sino una Misa solemne.

                Proclamado Beato por el Papa Clemente VIII en 1602, fue solemnemente Canonizado por el Papa Paulo IV el 1 de Noviembre de 1610. Tres siglos más tarde, otro Santo, el Papa San Pío X, festejaría el Tercer Centenario de esta Canonización escribiendo la Encíclica Editae Saepe, donde afirmó que San Carlos Borromeo es aún "...modelo del rebaño y los pastores en los tiempos modernos, defensor y asesor incansable de la Verdadera Reforma Católica."




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