viernes, 21 de diciembre de 2018

"DAME TU MANO Y PONLA EN MI COSTADO..." Santo Tomás, Apóstol de Cristo Nuestro Señor


                 Según el Calendario Católico Tradicional, hacemos memoria hoy del Apóstol Santo Tomás, de quien piadosamente se cree que era primo en segundo grado de Jesús. De oficio pescador, abandonó todo para seguir a Nuestro Señor como uno de Sus Doce Apóstoles en el año 31.

                 Una tradición nos cuenta como Santo Tomás llegó hasta la India, predicando el Evangelio a diferentes pueblos paganos, como los partos, los persas, los medos; cuando los portugueses llegaron a la India, encontraron allí que no desconocían la figura del Redentor, que se había mantenido en la cultura y el corazón desde la predicación del Apóstol.




                Es conocido Santo Tomás por su incredulidad después de que Jesús Nuestro Señor, gloriosamente resucitado, se apareció a los Apóstoles que andaban aún atemorizados y confundidos por el prendimiento y posterior crucifixión de su Maestro. El Apóstol Tomás, que estaba ausente, se negó a creer en la Resurección de Jesús y sentenció:

                         "Si no veo en sus manos la huella de los clavos y pongo el dedo en los agujeros de los clavos y si no meto la mano en su costado, no creeré"

                Ocho días más tarde, cuando Jesús se les volvió a manifestar en Su cuerpo glorioso; se dirigió a Santo Tomás y le dijo:

                         "Pon aquí tu dedo y mira Mis Manos: dame tu mano y ponla en Mi Costado. Y no seas incrédulo, sino creyente."

                 Tomás cayó de rodillas y exclamó:

                         "¡Señor mío y Dios mío!" 

              Jesús replicó:

                        "Has creído, Tomás, porque me has visto. Bienaventurados quienes han creído sin haber visto."


Evangelio de San Juan, cap. 20, vers. 25-29





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