lunes, 10 de diciembre de 2018

"...QUE CONTINÚEN REZANDO EL ROSARIO TODOS LOS DÍAS..."


               Tal fue la súplica de la Virgen Nuestra Señora en Su última aparición en Fátima; ha transcurrido más de un siglo de la llamada amorosa de la Virgen a que abracemos la devoción por Su Rosario; desde aquél lejano 1917, cuando el mundo se encontraba sumergido en la Gran Guerra, Nuestra Santa Madre no ha escatimado en medios para hacer llegar a los hombres Su Mensaje. Así por ejemplo, quiso rubricar el ciclo de apariciones a los tres niños portugueses con el conocido como "Milagro del Sol", en una muestra del poder que tiene como Emperatriz del Universo, como también hemos visto cumplidas Sus profecías acerca de "los errores de Rusia", el perverso comunismo, que se extendió tal y como había advertido la Señora en Fátima.

               Los hombres de hoy, acostumbrados al ilusionismo de nuevas filosofías, cegados por el relativismo moral cuando no por la indiferencia religiosa o la herejía, han creído superada la Civilización Cristiana, que agoniza -como estaba profetizado-  en medio de la incertidumbre de una Roma que poco tiene de católica... "...cuando vuelva el Hijo del Hombre ¿hallará fe sobre la tierra?" (San Lucas, cap. 18, vers. 8)




                En estos momentos de soberbia confusión y de pérdida del sentido católico, procuremos seguir abrazados a la Fe de Siempre y a la Piedad más genuina; los verdaderos guerreros católicos llevan por estandarte el Sagrado Corazón de Jesús y por armadura a la que debe ser ejemplo de todo cristiano, la Virgen María, la criatura que más amó a Jesús en la tierra y la que más le ama en el Cielo; Ella, que fue el recipiente santo del que se valió Dios para que Su Hijo viniera a este mundo, es ahora también la que antecede el pronto Retorno de Nuestro Señor, ya no como Víctima, sino como Justo Juez.

                El Milagro del Sol, acaecido en Fátima fue una muestra del afecto que Nuestra Señora siente por todos y cada uno de sus hijos -por la humanidad entera- a los que como Madre Santa advierte que andamos lejos de la estrecha senda que conduce al Paraíso; para esas batallas que hemos de librar cada día, la Virgen nos da un medio sencillo pero muy eficaz como es EL REZO DIARIO DEL del Santo Rosario. 



ÚLTIMA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EN FÁTIMA
13 de Octubre de 1917
Relato de Lucía Dos Santos


               Había gente en masa (aproximadamente unas 70.000 personas) bajo una lluvia torrencial. Por el camino, las escenas del mes pasado, mas numerosas y conmovedoras. Ni el barro de los caminos impedía a la gente arrodillarse en actitud humilde y suplicante. Llegando a Cova de Iría, junto a la encina, pedí al pueblo que cerrasen los paraguas para rezar el Rosario. Poco después vimos el reflejo de luz y en seguida a la Virgen sobre la encina.

              -¿Qué es lo que usted quiere? 


              -"Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra esta acabándose y los soldados pronto volverán a sus casas."

               -¿Curará a los enfermos?


               -"Unos si y otros no; es preciso que se enmienden; que pidan perdón de sus pecados." 

               Y tomando aspecto mas triste dijo:

               -"Que no se ofenda más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido."


               Y abriendo sus manos las hizo reflejar en el sol y, en cuanto se elevaba, continuaba el brillo de su propia luz proyectándose en el sol. Y exclamé que todos mirasen al sol.

              Se da entonces el Milagro del Sol, prometido tres meses antes, como prueba de la verdad de las apariciones de Fátima. La lluvia cesa y el sol por tres veces gira sobre si mismo, lanzando a todos los lados fajas de luz de variados colores. Parece a cierta altura desprenderse del firmamento y caer sobre la muchedumbre. Todos están atónitos.

              Los periodistas de los periódicos seculares que habían acudido incrédulos a desprestigiar los apariciones, tomaron fotos y dieron testimonio de aquel milagro en la prensa. Al cabo de 10 minutos de prodigio el sol toma su estado normal. Los tres niños eran favorecidos con otras visiones, como lo narra Lucía:


               -"Vimos al lado del sol a San José con el Niño y a Nuestra Señora de los Dolores. El Niño Jesús parecía bendecir al mundo de la misma forma que San José. Después se disipó esta visión y aparece Nuestra Señora del Carmen."





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