miércoles, 23 de enero de 2019

SÓLO LA RELIGIÓN CRISTIANA ENSEÑA ESA VERDAD PLENA


                  "Solamente la Santa Religión Católica puede garantizar la verdadera paz y orden social...

                (...)toda casa que no se apoya sobre una base sólida y segura ruina; toda la inteligencia que no es iluminada por la luz de Dios se aleja más o menos de la plenitud de la verdad; surgen las discordias, aumentan, crece, si la caridad fraternal no enfervoriza a los ciudadanos, los pueblos y las naciones.





               Ahora bien, sólo la Religión Cristiana enseña esa verdad plena, esa justicia perfecta y esa caridad divina que elimina odios, enemistades y peleas; de hecho, sólo ella las recibió en custodia del Divino Redentor, camino, verdad y vida ( Evangelio de San Juan cap. 14, vers. 6), y con todas las fuerzas debe hacerlas poner en práctica. 

              No hay duda, entonces, de que aquellos que quieren deliberadamente ignorar la Religión Cristiana y a la Iglesia Católica, o que se esfuerzan en ponerles obstáculos, debilitan con eso las bases de la Sociedad, o las sustituyen por otras que absolutamente no pueden sostener el edificio de la dignidad, libertad y bienestar humanos.

             Es preciso, pues, volver a los preceptos del Cristianismo, si se quiere formar una sociedad sólida, justa y equitativa. Es perjudicial, es imprudente entrar en conflicto con la Religión Cristiana, cuya duración perenne es garantizada por Dios y probada por la Historia; en un estado sin religión, no puede haber ni rectitud moral ni orden. 

             La Religión es la que hace que las almas sean formadas en la justicia, la caridad, la obediencia a las leyes justas; ella condena y proscribe el vicio; induce a los ciudadanos a la virtud, si no que les rige y les regula la conducta pública y privada ; enseña que la mejor distribución de la riqueza no se logra por la violencia y por la revolución, pero mediante normas justas, de modo que el proletario que aún no tenga los medios de vida necesarios y oportunos puede ser elevado a una condición más formal, con feliz solución para las disensiones sociales; de ese modo ella trae una eficaz contribución al buen orden y la justicia, aunque no haya sido creada únicamente para ofrecer y aumentar las comodidades de la vida. (...)"



(Papa Pío XII, Carta Encíclica "MEMINISSE IUVAT", 14 de Julio de 1958)






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