lunes, 22 de julio de 2019

SAN TEÓFILO, el Mártir abandonado por los Jesuitas


          En tiempos del Emperador de Oriente Constantino IV (771-797) y de Irene, su madre y regente (780-790), Teófilo era un joven capitán militar, que había crecido en la ciudad de Constantinopla; con el tiempo sería destinado como Pretor al mando de la base bizantina en Chipre. Durante un ataque de la flota árabe contra la isla, Teófilo fue hecho prisionero y llevado ante el califa Harun ar-Rasid, el cual intentó obtener su apostasía del cristianismo.




El deterioro y la poca luz han impedido una imagen de mejor calidad... damos fe que la urna que contiene el corpo santo de San Teófilo está plagada de insectos y telarañas; varios fragmentos de la urna se han desprendido, por suerte para unos pocos devotos que los han conservado.

          El joven comandante lo rechazó y quedó recluso en la cárcel por cuatro años, tiempo que los sarracenos, según su costumbre, esperaban para obtener un rescate por parte de los cristianos. Como Teófilo, fiel a la Doctrina de no participar de ninguna manera en rituales que no fuesen cristianos, fue decapitado en el 790.

          Sus restos mortales, fueron exhumados de las Catacumbas de San Saturnino y Trason, en Roma; en la tumba, encontraron además una ampolla con sangre, muy seguramente del Santo Mártir, ya que esa era la costumbre piadosa: recoger la sangre derramada por la Fe, que luego se colocaba en el interior de un recipiente de perfumes.

          Posteriormente, en 1861, sus martiriales huesos serían colocados en una preciosa estatua de cera y ricamente adornados, al estilo de su condición de Pretor: túnica blanca y capa color sangre. Esta hermosa reliquia sería entregada al jesuita Padre Manuel Gil; desconocemos cómo y cuándo llegaron los restos de San Teófilo a la isla de Gran Canaria, pero lo que sí que nos consta, es el tremendo DETERIORO que a día de hoy, sufre la urna y la estatua misma del Mártir.





          En un intento de ocultar el valiente testimonio de San Teófilo frente a los infieles, los "jesuitas" de nuestros días, amigos de los mahometanos y de todo lo que "no huela a católico", han colocado un trapo que oculta la imagen-relicario, que se va deteriorando por el efecto del abandono y desidia de la Compañía de Jesús y la complicidad silenciosa del Obispado de Canarias. Si les molestan los huesos de los Mártires, si le avergüenza a este clero apóstata tener que "padecer" la herencia de épocas mejores, aquí con mucho gusto, recibiremos las reliquias del Santo Mártir, y no duden, que estarán en mejores condiciones, que no es difícil...




Detalle del brazo derecho de la estatua-relicario de San Teófilo Mártir;
a través de un espacio abierto se puede apreciar parte de los huesos cúbito y radio


          Quiera Dios que algún día, los huesos benditos que han de resucitar, no sean motivo de demanda, sino de gratitud hacia aquellos que denunciamos esta dejación con un corpo santo.




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