jueves, 14 de noviembre de 2019

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS SANTOS DE LA ORDEN DEL CARMEN, aquellos que supieron vivir en obsequio de Jesucristo por medio de María


"Muchas veces y de diversas maneras los Santos Padres
dejaron establecido el modo como cada uno, sea cual fuere 
su estado o el género de vida religiosa que abrace, 
ha de vivir en obsequio de Jesucristo y servirle fielmente 
con corazón puro y buena conciencia"  

Regla Carmelita, escrita por San Alberto de Jerusalén




               Con gran júbilo recuerda hoy la Orden del Carmen a los Santos y Bienaventurados que un día vistieron el Santo Escapulario y que ahora, tras su paso por esta vida, se encuentran en el Paraíso, formando parte de la Iglesia Triunfante.  

          Durante su vida en este mundo, se constituyeron en verdaderos carmelitas, puesto que fueron moldeados bajo la figura maternal de Nuestra Señora la Virgen María; tuvieron la dicha de haber vivido en intimidad con Ella y de Ella ser verdaderos Apóstoles y Esclavos. De Nuestra Señora aprendieron a vivir en Cristo y sólo de Su Amor; en Ella se inspiraron para entregar su vida a la Iglesia Católica y a las almas...

          Que el ejemplo de estos Santos, sirva para suscitar nuevas generaciones de santidad en estos tiempos de Apostasía generalizada; jóvenes santos de hoy, que revestidos del Bendito Escapulario del Carmen, testimonien lealtad a la Doctrina Católica de siempre, aunque esa santidad haya de ser vivida en las catacumbas.




Dios siempre me mira, como me ama sin interrupción, 
como está viviendo continuamente dentro de mi alma, 
aún cuando yo esté distraído. 

¡Oh Dios mío, que nunca me aleje yo de Ti!. 
Pero sólo desarrollará Dios en mí toda
la eficacia amorosísima de Su mirada y de Su Presencia 
si yo le busco a Él y se la pido con deseo y ansia de amor, 
si pongo mi vida y mi corazón en encontrar 
y grabar en mi alma esos amorosos ojos de mi Dios. 
Quiero no apartar la mirada de mi alma 
de Sus ojos de Infinita Hermosura. 

Dios mío, yo no sé ni puedo grabarte en mí, 
en lo íntimo mío, como deseo; graba Tu bendita 
y atrayente mirada en mi alma e ilumíname. 
Tu mirada siempre me ilumine y haga florecer en mí 
la flor de la santidad, el fruto codiciado de la vida eterna,
que es participación de Tu misma vida 
y esperanza de la posesión de la dicha perfecta.

Padre Valentín de San José, Carmelita Descalzo 
en el Desierto de San José de las Batuecas



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.