lunes, 25 de noviembre de 2019

LAS MISAS GREGORIANAS, segura liberación del Purgatorio




              Cuenta el gran Papa y Doctor de la Iglesia San Gregorio Magno (+604) que, siendo todavía Abad de un monasterio, antes de ser Papa, había un monje llamado Justo, que ejercía con su permiso la medicina. Una vez, había aceptado sin su permiso una moneda de tres escudos de oro, faltando gravemente así al voto de pobreza. Después se arrepintió y tanto le dolió este pecado que se enfermó y murió al poco tiempo, pero en paz con Dios. Sin embargo, San Gregorio, para inculcar en sus religiosos un gran horror a este pecado, lo hizo sepultar fuera de las tapias del cementerio, en un basural, donde también echó la moneda de oro, haciendo repetir a los religiosos las palabras de San Pedro a Simón mago: "Que tu dinero perezca contigo"

               A los pocos días, el Abad pensó que quizás había sido demasiado fuerte en su castigo y encargó al ecónomo mandar celebrar treinta Misas seguidas, sin dejar ningún día, por el alma del difunto.

               El ecónomo obedeció y el mismo día que terminaron de celebrar las treinta Misas, se apareció Justo a otro monje, llamado Copioso, diciéndole que subía al Cielo, libre de las penas del Purgatorio, por las treinta Misas celebradas por él.

               Estas Misas, son conocidas ahora como "Misas Gregorianas", en honor de San Gregorio Magno; aún quedan almas realmente piadosas que las ofrecen por el alma de un ser querido, con la certeza que ese sacrificio liberará el alma de su afecto de las penas del Purgatorio.


EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA 
en donde está cifrada 
la salvación de la Humanidad



               Oyendo la Santa Misa se goza de maravillosa compañía, porque en la Santa Misa está Jesucristo, tan grande como en el árbol de la cruz, y por concomitancia está también la Divinidad, la Sacrosanta Trinidad. Además, está en compañía de los Santos Ángeles. Y, según escribe un doctor, en el lugar en donde se celebra el Santo Sacrificio de la Misa hay muchos santos y santas, especialmente por aquello: “Son vírgenes que siguen al Cordero doquiera que va” (Libro del Apocalipsis, cap. 14, vers. 4)

               La salvación de la humanidad está cifrada en la celebración del Santo Sacrificio de la Misa, porque todo el esfuerzo del malvado anticristo se orientará a quitar de la Santa Madre Iglesia este Santo Misterio, en el que se maneja el Precioso Cuerpo de Jesucristo, en memoria de Su Santa Pasión, por medio de la cual los fieles cristianos de buena vida, aunque sean ignorantes y sin ciencia, podrán ver las astucias y malicias del malvado anticristo y de sus seguidores.

San Vicente Ferrer, "Las propiedades de la Santa Misa"



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