A lo largo de su vida, muchísimas veces se le aparecieron Almas del Purgatorio para pedirle ayuda. A veces, era su mismo Ángel custodio quien le hablaba de las Almas que necesitaban ayuda y ella se ofrecía a sufrir en su lugar.
Y también frecuentemente estas Almas venían a darle las gracias. Veamos lo que ella misma dice:
El Domingo por la noche vinieron siete Almas del Purgatorio a despedirse, porque se iban a gozar de Dios. Todas iban muy contentas con una cara de satisfacción que no es para decir, sino para verlas. Iban dos monjas de la caridad. Fueron a las únicas que conocí, las otras no sé quiénes eran. A las dos religiosas las conocí por haberlas visto en la Guerra, cuando usted sabe, y recuerdo muy bien de haber ayudado a vendar dos heridos que ellas con otros soldados apenas podían manejarse con ellos, pues estaban muy heridos.
Al amanecer del día 7, me dijo el hermano mayor (su Ángel Custodio) que su padre había muerto. Yo lloré al decirme el Ángel: “Nuestro abuelito ha muerto”. Al principio no caí (en lo que me decía), pero al instante él me lo dijo. Al verme llorar, el Ángel me dijo: “Ha sido la voluntad de Jesús el llevárselo y le ha hecho un beneficio”. Entonces dije: “Cúmplase la voluntad de Jesús en todo”.
Le pregunté al Ángel: "Y su alma ¿se ha salvado?" Y me dijo que sí que se había salvado, pero que había sido llevada al Purgatorio por un poco de tiempo. Le dije que yo salía fiadora de él y que le dijese a Jesús que me diese a mí, lo que él tuviera que sufrir y se lo llevase a gozar.
De esto ninguna respuesta tuve ni he tenido. El hermano mayor me dijo que comulgase nueve días por él con mucho fervor por la queja que Jesús había tenido de él por no haberlo recibido con más frecuencia, cuando podía hacerlo.
Hoy mismo hace los nueve días. En estos días he ofrecido a Jesús todos mis sufrimientos por su alma con mucha paciencia y alegría, porque él había tenido alguna impaciencia en los sufrimientos.
También he ofrecido algunos días tres y cinco disciplinas. Creo que saldrá muy pronto, según me ha dicho el hermano mayor...
Carta del 5 de Noviembre de 1924