jueves, 30 de noviembre de 2017

NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA NUESTRA SEÑORA, DÍA PRIMERO



MODO DE HACER LA NOVENA


   Puestos de rodillas, delante de una imagen de la Inmaculada Concepción, se santiguará y luego dirá todos los días el siguiente


ACTO DE CONTRICIÓN

   Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos,confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

   Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

     Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de Tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por Ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser Madre del Nuevo Pueblo que Jesucristo ha formado con Su Sangre.

     A Ti, Purísima Madre, Restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de Tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.

     Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro haya sido desamparado.

     No me dejéis pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a Vos, antes bien cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción. Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además dadme la gracia particular que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestra y bien de mi alma.

ORACIÓN DÍA PRIMERO

     ¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María del pecado original en Su Inmaculada Concepción y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de librarnos de él por medio de Tu Santo Bautismo, así Te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en Ti, Padrenuestro Santísimo. 

Rezar ahora tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de esta Novena.

A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen.


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS




LETANÍAS A LA PURÍSIMA VIRGEN MARÍA

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos

Dios, Padre celestial. Ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo. Ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo. Ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios. Ten misericordia de nosotros.

Santa María, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros
Santa Virgen de las vírgenes, ruega por nosotros
Madre de Cristo, ruega por nosotros
Madre de la divina gracia, ruega por nosotros
Madre purísima, ruega por nosotros
Madre castísima, ruega por nosotros
Madre inviolada, ruega por nosotros
Madre virgen, ruega por nosotros
Madre inmaculada, ruega por nosotros
Madre amable, ruega por nosotros
Madre admirable, ruega por nosotros
Madre del buen consejo, ruega por nosotros
Madre del Creador, ruega por nosotros
Madre del Salvador, ruega por nosotros
Virgen prudentísima, ruega por nosotros
Virgen digna de veneración, ruega por nosotros
Virgen digna de exaltación, ruega por nosotros
Virgen poderosa, ruega por nosotros
Virgen clemente, ruega por nosotros
Virgen fiel, ruega por nosotros
Espejo de justicia, ruega por nosotros
Trono de la sabiduría, ruega por nosotros
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros
Vaso espiritual, ruega por nosotros
Vaso digno de honor, ruega por nosotros
Vaso insigne de devoción, ruega por nosotros
Rosa mística, ruega por nosotros
Torre de David, ruega por nosotros
Torre de marfil, ruega por nosotros
Casa de oro, ruega por nosotros
Arca de la alianza, ruega por nosotros
Puerta del Cielo, ruega por nosotros
Estrella de la mañana, ruega por nosotros
Salud de los enfermos, ruega por nosotros
Refugio de los pecadores, ruega por nosotros
Consoladora de los afligidos, ruega por nosotros
Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros
Reina de los Angeles, ruega por nosotros
Reina de los Patriarcas, ruega por nosotros
Reina de los Profetas, ruega por nosotros
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros
Reina de los Mártires, ruega por nosotros
Reina de los Confesores, ruega por nosotros
Reina de las Vírgenes, ruega por nosotros
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros
Reina, concebida sin pecado original, ruega por nosotros
Reina, asunta a los Cielos, ruega por nosotros
Reina del santísimo Rosario, ruega por nosotros
Reina de la Paz, ruega por nosotros

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo. Perdonadnos, Señor.
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo. Escuchadnos, Señor.
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo. Tened piedad de nosotros.

V. Rogad por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

ORACIÓN

     Os rogamos, Señor Dios, que nos concedáis a vuestros siervos gozar de continua salud de alma y cuerpo; y que por la intercesión de la siempre Virgen Santa María, seamos libres de las tristezas de esta vida y gocemos de las eternas alegrías del cielo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.





miércoles, 29 de noviembre de 2017

VIDA DE SAN JOSÉ ( IV ) SAN JOSÉ, SANTO Y PERFECTO ESPOSO DE MARÍA NUESTRA SEÑORA

           La Piedad Católica ha dedicado tradicionalmente el día MIÉRCOLES a rezar mediante la intercesión del GLORIOSO SAN JOSÉ. Por eso, todos los miércoles que sea posible -si no hay otra conmemoración más importante- procuraremos compartir breves extractos del libro "VIDA DE SAN JOSÉ", del Padre Francisco de Paula García, de la Compañía de Jesús.

           Procuremos no perder nuestras raíces cristianas, las mismas que un día hicieron grande nuestra Patria,  y continuemos al tiempo con aquéllas sencillas pero didácticas devociones de nuestros mayores; sólo abrazando con fuerza y sin respetos humanos la Fe de siempre, podremos seguir siendo fieles a la genuina Doctrina de Nuestro Señor Jesucristo.



     Habiendo querido el Señor acomodarse al estilo común de los mortales y ocultar al demonio y al mundo el Misterio de la Encarnación, convenía y era necesario que la Virgen fuera desposada. Eralo igualmente para que, por una parte, su Hijo no fuese tenido por ilegítimo, y, como tal, perseguido por los judíos, y, por otra, conservara María Nuestra Señora su buena fama y no fuese castigada por mala doncella; prefiriendo Jesús ser considerado como hijo de José, a consentir que se pudiese dudar de la honestidad de Su Madre.

     Esto importaba también a nuestro provecho: primeramente, porque por el testimonio de San José se comprobaba haber nacido Cristo de María Virgen, y después porque, habiendo sido María casada y viuda, sirviera de ejemplar y consuelo a todos los estados de la tierra.

     Pero ¿a quién escogería el Señor para dignidad tan sublime?, ¿qué mortal sería el afortunado que diera la mano de esposo a la que debía ser juntamente Virgen y Madre de Dios?

     ¿Qué perfecciones, qué santidad, qué abismo de gracias no requería la dignidad de consorte de la que era Templo y Esposa del Espíritu Santo?. Entre ambos fueron esposos de María Purísima, según expresión de varones distinguidos por su virtud y saber: el Espíritu Paráclito desde toda la eternidad, para llenar y enriquecer su alma con dones y carismas dignos de la Madre de Dios, y San José en el tiempo, para ser guarda de Su virginidad; defensor de Su honor y su consuelo en las tribulaciones; el Espíritu Santo preparando aquél seno purísimo para con Su sombra formar en él la humanidad del Verbo Eterno, y San José correspondiendo con sus desvelos y solicitudes a los altos fines para que el Señor le había destinado.

     ¿Cabe, pues, en sano entendimiento, que el Espíritu divino, dador de todo bien, dejara de engrandecer el alma de San José con todos los tesoros de gracia y de virtudes que lo hicieran digno esposo de María?.

     Habiendo sido el Señor quien escogió a San José para esposo de Su Madre queridísima, debió seguramente de darle el más cabal y justo sujeto de entre todos los Justos del Cielo y de la tierra, para que unidos entre ambos a dos por semejanza de condición, amor y costumbres, tuvieran un solo corazón y una sola voluntad.


(Continuará...)



martes, 28 de noviembre de 2017

NUESTRO BLOG HERMANO


          A todos nuestros amigos y lectores no podemos dejar de recomendar una visita por nuestro Blog Hermano Prácticas de piedad y Devocionario Católico; según el tiempo del que dispongamos, subiremos poco a poco las oraciones y devociones católicas más tradicionales, incluyendo además artículos formativos (idénticos a los de este otro Blog) así como prácticas de piedad que aprendimos de nuestros mayores.

           Las oraciones básicas que todo católico ha de saber también viene recogidas en este nuevo espacio; las más obligatorias, como el Padrenuestro o el Avemaría, se han hecho con un toque infantil por la idea de que las aprecien los más pequeños, aunque no disimulamos nuestro pensamiento de que una imagen piadosa con un texto apropiado, puede condensar mucha Doctrina y tocar mejor los corazones que el sermón de un sacerdote docto... procuremos pues, ser bastantes niños para ser más santos aún.
      



          Ojalá y todos pudiésemos volver a aquella fe sencilla de nuestra infancia, cuando en el Padrenuestro confiábamos que la Misericordia Divina nos perdonase las deudas, lo que le debíamos al Señor por nuestros pecados y faltas, que nada tiene que ver con las "ofensas" que rezan en la iglesia modernista.

           Este Blog Hermano pretende ser depósito de la Piedad de Siempre, de las Costumbres Católicas que a tantas y tantas almas ayudaron a santificarse, aquellas mismas que marcaron el esplendor de la Santa Madre Iglesia, que hoy vive en la penumbra de las catacumbas esperando el pronto Retorno de Nuestro Señor.




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lunes, 27 de noviembre de 2017

NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN MARÍA NOS REGALÓ LA MEDALLA MILAGROSA

     
     Después del Crucifijo y el Escapulario de Nuestra Señora del Carmen, la Medalla Milagrosa es probablemente el sacramental más popular que usan los católicos. Junto con el Rosario y el Escapulario marrón, comparte la especial distinción de haber sido diseñada en el Cielo mismo. 
     El uso de medallas como objetos devocionales data de los primeros días del cristianismo. Las medallas religiosas fueron útiles en la instrucción de los conversos a la fe y para inculcar la devoción cristiana. Quizá también se les permitió contrarrestar la costumbre pagana de utilizar amuletos o fetiches alrededor del cuello.
     Durante el siglo XVI, las medallas religiosas se volvieron cada vez más una devoción popular. Toda clase de gente usaba medallas que representaban santos, santuarios y símbolos cristianos. Las medallas también fueron acuñadas como protección contra la plaga y la pestilencia.  Alrededor de las figuras que se representaban en las medallas a menudo se inscribían varias letras simbólicas, de manera similar a las dibujadas en la Medalla de San Benito. 


APARICIÓN DEL 27 DE NOVIEMBRE DE 1830

   La tarde del sábado 27 de Noviembre de 1830, Sor Catalina se encontraba haciendo su meditación diaria, cuando le pareció oír el roce de un traje de seda que le hizo recordar la aparición anterior.

   Entonces aparece la Virgen Santísima, vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies. Cuando después Santa Catalina quiso describir su rostro, solo acertó a decir que era la Virgen María en su mayor belleza.

   Sus pies se posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos, elevadas a la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita.

   La Stma. Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, circundándola en este momento de tal claridad, que no era posible verla.

   Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y uno mas pequeño, en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja.

   Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón:

   “Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.”

   Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo. El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.


LA MEDALLA MILAGROSA

   En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: "María sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos"

   Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda .

   Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza".

   La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla. En el aparecía una M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas.

   La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. Nuestra Señora dijo a Catalina: "En adelante, ya no me veras , hija mía; pero oirás mi voz en la oración".

   Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: "La M y los dos corazones son bastante elocuentes".


SÍMBOLOGÍA Y MENSAJE DE LA MEDALLA MILAGROSA

En el Anverso:

-María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás.

-El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.

-Sus manos extendidas, transmitiendo rayos de gracia, señal de su misión de madre y mediadora de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.

-Jaculatoria: dogma de la Inmaculada Concepción (antes de la definición dogmática de 1854). Misión de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.

-El globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra.

-El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.

En el reverso:

-La cruz: el misterio de redención- precio que pagó Cristo. obediencia, sacrificio, entrega

-La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.

-La barra: es una letra del alfabeto griego, "yota" o I, que es monograma del nombre, Jesús.

Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.

-Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.

-Los dos corazones: la Corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.

   Aunque la Medalla se llamaba originalmente "de la Inmaculada Concepción", al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente "La Medalla Milagrosa".



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sábado, 25 de noviembre de 2017

EL VOTO DE AMOR PARA RESCATE DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

     Las Almas retenidas en el Purgatorio son mendigas que no pueden valerse por sí mismas; abandonadas, no pueden hacer otra cosa más que pedir socorro con lágrimas y sollozos. Son amadas de Dios y por ello también lo han de ser nosotros.

     El Catecismo Tradicional nos enseña que “la oración por los difuntos es más agradable a los ojos de Dios que la que se ofrece por los vivos, porque aquellos tienen grandísima necesidad de ella y no pueden socorrerse a sí mismos como estos.” El Omnipotente deja en nuestras manos el rescate de las Almas del Purgatorio.




Los católicos que de veras quieren socorrer a las Almas de la Iglesia Purgante, no dejan de rezar ni un solo día por estas pobres almas que un día compartieron vida terrenal en medio de nosotros; la mejor manera, la más caritativa, es RENUNCIAR a cuantas indulgencias pudiésemos lucrar en nuestro favor, para OFRECERLAS por las Almas del Purgatorio. Pero no es necesario tener siempre en el pensamiento esta intención, basta con hacer una sola vez el llamado VOTO DE ÁNIMAS.

Este voto consiste en la oblación o voluntaria donación que el fiel hace del fruto satisfactorio de sus obras, durante su vida, y de los sufragios que se le aplicarán después de su muerte, poniéndolas en manos de la Santísima Virgen para que las aplique, según su beneplácito, a las almas del Purgatorio.


El Padre Gaspar Oliden, sacerdote teatino, devoto que vivió a principios del siglo XVIII, predicó la práctica de un tipo de caridad conocido como el Acto Heroico de Caridad hacia las Almas en el Purgatorio. Esta devoción fue aprobada por la Iglesia en la figura del Papa Benedicto XIII, el 23 de Agosto de 1728 y ricamente indulgenciada por los Papas Pío VI y Pío IX.





Así, todo cuanto un católico pueda hacer para la salvación de su propia alma, como son oraciones, ayunos penitencias, indulgencias, jubileos, e incluso las Santas Misas que por el ofrecieran después de haber fallecido, todos estos sufragios los ofrece a favor de la Benditas Ánimas del Purgatorio.

Como nuestros pecados son muchos y seguro nuestras debilidades aún mayores, como buenos hijos y Esclavos de Nuestra Señora, ponemos este ofrecimiento en Sus Purísimas Manos, para que Ella haga llegar mejor este Voto a Dios y distribuya las gracias entre aquellas Almas del Purgatorio que más lo necesitasen.


BENEFICIOS ESPIRITUALES
 QUE OBTENEMOS POR EL VOTO DE ÁNIMAS

Es sumamente importante saber que aquellos que hacen el VOTO DE ÁNIMAS, ganan indulgencia plenaria todos los lunes del año a condición de asistir al Santo Sacrificio de la Misa con intención de dar reposo y consuelo a las Benditas Almas del Purgatorio; también si ofrecemos el Santo Rosario a la Virgen con el mismo fin caritativo.




viernes, 24 de noviembre de 2017

NUESTRO PADRE SAN JUAN DE LA CRUZ




           Se conservan maravillosas descripciones de muchos que le trataron y depusieron después en vistas al proceso de beatificación. Quizá sea el más bello y completo el que nos dejó el Padre Eliseo de los Mártires. que vivió con él en el Colegio de Baeza. Dice:

   "Fue hombre de mediano cuerpo, de rostro grave y venerable, algo moreno y de buena fisonomía; su trato y conversación, apacible, muy espiritual y provechoso para los que le oían y comunicaban. Y en esto fue tan singular que los que le trataban, hombres y mujeres, salían espiritualizados, devotos y aficionados a la virtud.

   Supo y sintió altamente de la oración y trato con Dios, y a todas las dudas que le proponían acerca de estos puntos, respondía con alteza de sabiduría, dejando a los que le consultaban muy satisfechos y aprovechados.


   Fue amigo de recogimiento y de hablar poco, su risa, poca y muy compuesta.
Cuando reprendía como superior, que lo fue muchas veces, era con dulce severidad. exhortando con amor paternal, y todo con admirable serenidad y gravedad".







          Y Santa Teresa de Jesús, inspiradora de la Reforma del Carmelo que secundó San Juan de la Cruz, dijo del Santo:

   "El padre fray Juan de la Cruz es una de las almas más puras que Dios tiene en su Iglesia. Le ha infundido nuestro Señor grandes riquezas de sabiduría del cielo".

   "Aunque es chico, entiendo es grande en los ojos de Dios. No hay fraile que no diga bien de él, porque ha sido su vida de gran penitencia"

   "Mucho me ha animado el espíritu que el Señor le ha dado y la virtud. Tiene harta oración y buen entendimiento"

   "A fray Juan de la Cruz todos le tienen por santo y todas, y creo no se lo levantan. En mi opinión es una gran pieza".

   "Ahí les mando al santo fray Juan de la Cruz, que le ha hecho Dios merced de darle gracia de echar los demonios de las personas que los tienen".

   "Los huesos de aquel cuerpecito han de hacer milagros".



La Santa Madre Iglesia concede HOY la gracia de ganar una Indulgencia Plenaria
aplicable a LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO
A TODOS LOS COFRADES y fieles católicos que lleven impuesto
 EL SANTO ESCAPULARIO DEL CARMEN




jueves, 23 de noviembre de 2017

RELIGIOSAS MÁRTIRES DE LA VISITACIÓN DE MADRID


María Gabriela, Teresa María, Josefa María, María Engracia, María Ángela, María Inés y María Cecilia, siete vírgenes, todas ellas fieles religiosas de la Orden de la Visitación (Salesas); llevaban meses escondidas de la salvaje persecución religiosa que se vivía en Madrid. Eran horas de Getsemaní en las que las futuras mártires esperaban la llegada de sus verdugos.
El 18 de Noviembre de 1936 se consuma la amenaza de los milicianos anarquistas que, después de tres registros, se habían despedido el día anterior con un lacónico: “-¡Hasta mañana!”.


Son aproximadamente las 7 de la tarde y la escena se desarrolla en el semisótano del número 4 de la calle González Longoria. La hermana María Inés, sigue en cama con fiebre, cuando se presenta el grupo de milicianos que, de malos modos, le mandan que se levante; las hermanas quieren recoger una manta para abrigarla, pero los milicianos les dicen: “No hace falta manta, porque la vamos a curar enseguida”. Las siete salieron a la calle.
La enferma tambaleándose, a causa de la fiebre, se apoya en el brazo de una hermana. ¡Con qué dignidad salen!, estaban serenas. En la puerta se agrupa mucha gente. Y ellas con gran valentía hacen la señal de la cruz. Inmediatamente se oyen gritos, insultos y amenazas y alguien dice: “-Aquí mismo tienen que fusilarlas, porque con sus actos nos desafían”.
Las suben en los coches y se las llevan. El trayecto es breve: de pronto, un frenazo en seco les indica el lugar designado para su ejecución. Se encuentran en la confluencia de la calle López de Hoyos con Velázquez, les hacen bajar y una ráfaga de proyectiles derriba sus cuerpos que quedan cruelmente destrozados. La hermana María Cecilia, la más joven del grupo, al escuchar el primer tiro, siente cómo la hermana de la que va cogida cae al suelo… presa de terror, echa a correr y desaparece en la noche madrileña…
             Las seis Salesas acaban de recibir la gloriosa corona del Martirio. Todas, hasta el final. En unos días tendrá lugar el martirio de la última salesa del grupo: la Hermana María Cecilia Cendoya.

¡¡¡ VIVA CRISTO REY !!!





miércoles, 22 de noviembre de 2017

SANTA CECILIA, NOBLE VIRGEN ROMANA, martirizada por amar a Cristo Nuestro Señor


     Santa Cecilia, joven virgen de una familia senatorial y cristiana desde su infancia, fue dada matrimonio por sus padres a un noble joven pagano, Valeriano. Cuando, tras la celebración del matrimonio, la pareja se había retirado a la cámara nupcial, Cecilia dijo a Valeriano que ella se había desposado con un ángel que celosamente guardaba su cuerpo; por consiguiente, Valeriano debía tener el cuidado de no violar su virginidad. Valeriano pidió ver al ángel, después de lo cual Cecilia lo envió junto a la tercera piedra miliaria de la Vía Appia dónde debía encontrarse con el obispo (Papa) Urbano. 





     Según la piadosa Tradición, el diálogo entre Santa Cecilia y su esposo fue éste:

               “Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí." 

                Valeriano replicó: "Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides." 

                Cecilia le dijo: "Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel.". Valeriano obedeció, fue bautizado por el Papa y regresó como cristiano ante Cecilia. Entonces se apareció un ángel a los dos y los coronó con rosas y azucenas. Cuando Tiburcio, el hermano de Valeriano, se acercó a ellos, también fue ganado para la Cristiandad. Como niños celosos de la Fe ambos hermanos distribuyeron ricas limosnas y enterraron los cuerpos de los confesores que habían muerto por Cristo. 

     El prefecto, Turcio Almaquio, los condenó a muerte; el funcionario del prefecto, Máximo, fue designado para ejecutar la sentencia, se convirtió y sufrió el martirio con los dos hermanos. Antes de que fuera apresada, dispuso que su casa debiera conservarse como un lugar de culto para la Iglesia romana. Después de una gloriosa profesión de fe, fue condenada a morir asfixiada en el baño de su propia casa.

     Pero, cuando permaneció ilesa en el ardiente cuarto, el prefecto decidió su decapitación en ese lugar. El ejecutor dejó caer su espada tres veces sin separar la cabeza del tronco y huyó, dejando a la virgen bañada en su propia sangre. Vivió tres días, hizo disposiciones en favor de los pobres y dispuso que después de que su muerte su casa debía dedicarse como templo. Urbano la enterró entre los obispos y los confesores, es decir, en la catacumba de San Calixto.




     Las reliquias de Santa Cecilia, con las de Valeriano Tiburcio y Máximo, también las de los Papas Urbano y Lucio, fueron trasladadas por el Papa Pascual, y enterradas de nuevo bajo el altar mayor de Santa Cecilia en el Trastévere. 

     Cuando se fundó en Roma la Academia de la Música en 1584, fue nombrada Patrona del instituto, después de lo cual su veneración como Patrona de la Música de la Iglesia se generalizó universalmente.






martes, 21 de noviembre de 2017

LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO DE LA VIRGEN NIÑA


          Según el Libro del Éxodo (cap. 13, vers. 2 y 13 ,12) todo primogénito hebreo debía ser presentado en el Templo. Dicha ley llevaría a los padres piadosos a observar el mismo rito religioso con otros hijos favoritos. 

         Ello nos hace creer que San Joaquín y Santa Ana, padres de Nuestra Señora la Virgen,  presentaron a su hija en el Templo, según mandaba la Ley de Moisés. 




         El Proto-evangelio de Santiago (7-8) y el documento titulado "De Nativitate Mariae" (7-8), afirman que los piadosos San Joaquín y Santa Ana, cumpliendo un voto que habían hecho, presentaron a la pequeña Virgen María en el Templo cuando tenía tres años de edad; que la criatura subió sola los escalones del Templo, y que hizo su voto de virginidad en dicha ocasión. San Gregorio de Nisa y San Germán de Constantinopla aceptaron este testimonio.

          La Santa Iglesia Católica celebra la Fiesta de la Presentación, aunque no especifica a qué edad fue presentada la pequeña María en el Templo, cuándo hizo su voto de virginidad y cuáles fueron los dones sobrenaturales y naturales especiales que Dios le concedió. 

          La fiesta es mencionada por primera vez en un documento de Manuel Commeno, en 1166; desde Constantinopla, la fiesta debió ser introducida en la Iglesia Occidental, donde la podemos hallar en la corte papal de Avignon en 1371; alrededor de un siglo más tarde, el Papa Sixto IV introdujo el Oficio de la Presentación, y en 1585 el Papa Sixto V extendió la Fiesta de la Presentación a toda la Iglesia.


ORACIÓN A LA VIRGEN NIÑA



Te entrego, Virgen Niña, mi corazón para que lo presentes a Jesús. Por el amor y complacencia con que te aceptó, cuando a la temprana edad de tres años te consagraste a Él, suplícale acepte el mío e imprima en él las virtudes que le faltan, para que, a imitación del tuyo, le sea agradable. 

Enséñame o despreciar las honras vanas del mundo; haz que siempre sea mi único anhelo crecer en el amor de Dios, cumpliendo siempre Su Divina Voluntad. Te presento también los corazones de los que no te conocen y no pueden amarte. Oh Virgen Niña, atráelos con Tus inspiraciones para que, amándote todos como hijos, vayamos a cantar las glorias y magnificencias de Tu hijo Jesús Nuestro Señor en el Cielo. Amén.




sábado, 18 de noviembre de 2017

NUESTROS PASTORES (XII): BUENAVENTURA CODINA Y AUGEROLAS, OBISPO DE CANARIAS



     Buenaventura Codina y Augerolas nació el 3 de Junio de 1785 en Hostalrich, provincia de Gerona, España. Hijo de un herrero, creció en una familia numerosa de ocho hermanos. Realizados los estudios primarios completó su formación en la Universidad de Cervera donde se graduó en Filosofía y Teología.

     Ingresó en la Congregación de la Misión de San Vicente de Paúl en la que llegó a ser Visitador Superior de la Congregación en España en al año 1841. 

     Una vez que se incorporó a la Comunidad de Badajoz en 1828, fue el brazo derecho de los Visitadores, recayendo en él desde 1833 todo el peso de la superioridad de la Casa Central en donde se formaban las nuevas generaciones y se organizaban numerosas tandas de ejercicios espirituales para seglares, sacerdotes y ordenándoos, El 24 de Julio de 1834 se produce si estallido de las célebres matanzas de religiosos.




OBISPO DE CANARIAS

     Propuesto por el Gobierno de la Reina Isabel II para el Obispado de Canarias, llegó a Las Palmas de Gran Canaria, capital de su nueva Diócesis, el 14 de Marzo de 1848. 

     Al llegar a la Diócesis se encuentra con un Seminario que presentaba un estado deplorable. El número de alumnos era exiguo, apenas unos catorce, No se admitían más por falta de local disponible. Como rector del Seminario al que era entonces cura ecónomo de Artenara, el Rvdo. Don Pedro González, y en unión con él sigue personalmente si nuevo plan de formación académica y espiritual de los alumnos, Hacia si final de su episcopado encomienda a los jesuitas la dirección del Seminario que en ese momento no sólo llegó a tener un número muy elevado de alumnos (unos 50) sino que se convirtió en uno de los principales centros culturales y educativos de la región.

     El Cabildo Catedral se hallaba en igual estado de postración y casi de extinción. Gracias a las gestiones hechas personalmente por el Obispo Codina ante la Corte logran recomponer el Cabildo y se ocupan todas la prebendas en clérigos que destacan no sólo por sus cualidades intelectuales, sino pastorales, como si Arcediano Rafael Monje o los hermanos Jacinto y Rafael Pantoja.




     Jamás dejó el Obispo Codina de pertenecer en cuerpo y alma al espíritu de la Congregación de la Misión, de la cual nunca quiso separarse. Ya en su viaje de ida a Canarias le acompañó el entonces sacerdote del clero secular y más tarde santo,  Antonio María Claret y Clará, con la única finalidad de misionar su Diócesis. Estas comenzaron en la Catedral del 20 de Marzo de 1848 con un fruto tan extraordinario que al decir de muchos historiadores que para conocer la trayectoria de la Iglesia en Canarias hay que dividirla en antes y después de la misión del P. Claret. El misionero nunca se vio solo, pues el mismo Obispo explicaba cada día un punto de la doctrina cristiana’ e impartía el sacramento de la penitencia en la misma catedral y en ocasiones en otros templos a los que podía acudir. Este talante misionero lo ejerció Codina con igual intensidad en las dos Visitas Pastorales que hizo por toda la Diócesis.

LA EPIDEMIA DE CÓLERA

     El 8 de Junio de 1851 se declaró oficialmente la epidemia del “cólera morbo” que al parecer había sido importada desde Cuba. El terror se apoderé de la población y las tres cuartas partes de la población huyó a los pueblos del interior. Huyeron también las autoridades civiles, militares y judiciales. Los cuatro párrocos de la ciudad recorrían cada día con la Unción de enfermos los barrios extremos de su feligresía y el Obispo Codina acompañado de su hermano visitaba los más cercanos de Triana y Vegueta, regresando sólo al mediodía a su Palacio, para tomar una breve comida, y luego continuar hasta el anochecer en esta tarea.

     Muertos varios capellanes del hospital de San Martín, y no teniendo con quien sustituirles se trasladó el mismo al establecimiento, donde pasaba todo el día ejerciendo de capellán y enfermero. Por fin el 9 de Agosto la epidemia se declaró finalizada, pero la población de Las Palmas se vio reducida a la mitad. La epidemia dejé como rastro generalizado una situación grave de miseria. De este despojo en favor del necesitado el hecho de su renuncia a la Gran Cruz de Isabel la Católica, pues decía que ese dinero estaría mejor empleado en los pobres de su Diócesis, llevando como pectoral una sencilla cruz de madera.




EXPULSADO DE LOS PADRES PAÚLES

     Los últimos años de su vida los pasó sumido en una profunda noche oscura. Todo parece indicar, según afirma su paje, que si P. Etienne, Superior de la Congregación, le notificó su expulsión de la misma por no haber dado cuenta de su nombramiento de Obispo y haberse consagrado sin su autorización. El Obispo le contestándole cuenta de la triple renuncia que hizo a su obispado y si precepto de obediencia con que si Papa le obligó a aceptar si cargo. Estas amargas circunstancias originaron, en palabras del paje cronista, “la decadencia física vertical del Sr. Obispo”. Finalmente un accidente en la parroquia de Tafira le originó una hidropesía que le ocasionó la muerte si 18 de Noviembre de 1857.




viernes, 17 de noviembre de 2017

CANARIA MARTIRIZADA EN EL MADRID ROJO

     En el municipio grancanario de Santa María de Guía, Doña María del Pino Bolaños tuvo su primer parto el 10 de Agosto de 1896, festividad de San Lorenzo, Diácono y Mártir. La criatura era una niña y de acuerdo con su esposo, Juan Dolores Díaz, le pusieron por nombre Lorenza. Como el santo español tuvo una vida de diaconía o servicio a los pobres y enfermos, y una muerte martirial, derramando su sangre por Nuestro Señor Jesucristo. Los padres esperaron cinco días para bautizar a su primera hija. Esperaron al día 15, Solemnidad de la Asunción de la Virgen, fiesta patronal de Santa María de Guía. 



Confirmada por el Padre Cueto el día de San Felipe Neri

     El Sacramento de la Confirmación lo recibió la niña Lorenza el 26 de Mayo de 1900, festividad de San Felipe Neri, de manos del Obispo Fray José Cueto, Pastor bueno y padre de los pobres que dejó huella de santidad entre los canarios. Fue su madrina Doña María del Socorro Díaz. Desde aquel momento su corazón comenzó a dilatarse de amor y de gracia hasta volar en pocos años hacia lo más alto de la santidad.



Vida familiar y vocación religiosa 

     Cuatro hermanos tuvo Lorenza: Manuel, Blasina, Juan Jesús y José Ignacio. Gracias al testimonio de estos dos últimos conocemos muchos detalles de la vida personal y familiar de Lorenza. Eran muy pobres, de tal modo que vivían en cuevas de los altos de Guía, a quince kilómetros de la ciudad. El padre y su hijo Manuel eran jornaleros eventuales. Ante esta situación tan precaria, ambos emigraron a Cuba. Lorenza, que entonces tenía doce años, asumió las tareas de la casa para ayudar a su madre que se puso a trabajar en el campo. Pero su tarea fue también educativa y catequética. El testimonio del hermano menor José Ignacio, oficial de la administración de Justicia de Las Palmas de Gran Canaria, es, a la vez, conmovedor y elocuente: 

     “Lorenza era el brazo derecho de mi madre en el cuidado de todos nosotros. Vivimos en nuestra infancia en unas condiciones muy precarias; tanto es así que se trataba de cuevas. Primero en una cueva sola, después en otra con una casa de obra adosada y posteriormente en otra cueva de las mismas características, hasta que nos alquilaron una casa en forma de “ele”. 


   Viviendo en la segunda de las cuevas, mi hermana, junto con mi madre, nos daba clase clases de primaria y nos enseñaban la Doctrina y el Catecismo. Mi hermana también nos enseñó a rezar con gran piedad y ella era quien dirigía el rosario...Mi hermana Lorenza se dedicaba a la enseñanza primaria de los niños de aquel entorno y a las tareas de casa... Muchos días entre semana y siempre los Domingos se recorría quince kilómetros de ida y quince de vuelta, por caminos pedregosos y polvorientos, únicos que existían para ir a la Santa Misa...”



El Obispo Fray José Cueto confirmó en la Fe Católica 
a Sor Lorenza el 26 de Mayo de 1900



En el Barrio de San Juan


     Gracias al esfuerzo de todos, Doña Pino y sus hijos pudieron conseguir una casa en el Barrio de San Juan, a pocos kilómetros de la ciudad. De esta época habla el testimonio de su hermano Juan Jesús. Es una hermosa descripción o retrato de las virtudes de Lorenza dentro del hogar familiar:

     “Su expresión era de humildad perenne, nunca tuvo un mal gesto para su madre, hermanos ni vecinos; deseosa de hacer el bien y ayudar al necesitado. Una tía enfermó grave y ella primero y Blasina después, fueron auténticas enfermeras de aquella. Nunca faltaron a Misa en los domingos y días de guardar, y cuando vivíamos en San Juan, barrio más cercano a la ciudad, diariamente salvo raras excepciones, acudía a Misa, teniendo como norma casi constante, reunir y llevar a la Virgen las mejores flores de su pequeño y modesto jardín, que cuidaba con especial esmero. Para ella no había más satisfacción que poder leer, hablar o comentar libros y pasajes de la vida de Cristo y de los Santos. Pero todo ello sin alharacas, al contrario, en la intimidad familiar, recogida siempre y concentrado su ánimo en el amor de Dios.”

     Entre los libros que Lorenza leía con asiduidad estaba “Camino Recto”, de San Antonio María Claret. El Santo estuvo en Canarias en los años 1848 y 1849. La Misión de Santa María de Guía tuvo lugar desde el 14 de Agosto al 7 de Septiembre de 1848. El Obispo de Canarias Buenaventura Codina, de la Congregación de los Padres Paúles, que había llegado a la isla acompañado del misionero apostólico Claret, dijo de aquella misión en Guía “que dio un gran impulso a la piedad de los fieles”. Esa piedad es la que había recibido la familia Díaz Bolaños de sus antepasados y que Lorenza siguió transmitiendo a sus hermanos y vecinos. 

El hospital de “San Roque” de las Hijas de Caridad


     Lorenza, cada vez que bajaba a la ciudad de Guía para asistir a la Santa Misa, no dejaba de visitar el Hospital de San Roque, regentado por las Hijas de la Caridad. Allí consolaba a los enfermos y convivía con las religiosas. Allí surgió su vocación, por lo que decidió darse totalmente a Dios para servir a los pobres. Ingresó primero en el colegio de San Agustín de Las Palmas, donde ayudaba a las hermanas y estudiaba, al mismo tiempo que se afianzaba su vocación. Guiada y acompañada por Sor Pilar Rodríguez, comenzó el Postulantado en el Hospital de San Martín, a principios del año 1921. Más tarde, su hermana Blasina, seguiría sus pasos e ingresaría también en la Compañía de Hijas de la Caridad.

VIDA RELIGIOSA Y MARTIRIO DE SOR LORENZA 

     En el Hospital de San Martín de Las Palmas hizo el Postulantado la joven Lorenza Díaz Bolaños. Tres meses fueron suficientes para discernir su vocación y pedir el ingreso en la Compañía de Hijas de la Caridad. “Ninguna hermana tuvo la menor queja de ella y cuando se fue a la Península, todas decíamos de ella: será una buena Hija de la Caridad.”

Enfermera en el Instituto de Reeducación Profesional de Inválidos del Trabajo


     Sor Lorenza se trasladó a Madrid en Abril de 1921 para hacer el seminario de formación. A los seis meses fue destinada al Instituto de Reeducación Profesional de Inválidos del Trabajo, ubicado en Carabanchel Bajo. Este centro había sido fundado y encomendado a la Hijas de la Caridad por la reina regente Doña María Cristina en 1887. A Sor Lorenza se le asignó el servicio del quirófano y atención a los enfermos intervenidos quirúrgicamente. Ella era la encargada de organizar las clínicas, quirófano, gabinete de radiografías y fisioterapia, con los adelantos más modernos de aquella época. Estudió enfermería y obtuvo el título en la escuela de enfermeras del Hospital Militar de Carabanchel. Más tarde realizó un curso intenso en Cádiz para especializarse como practicante de quirófano, asistiendo a todas las operaciones como instrumentista, oficio que desempeñaba con tal serenidad y acierto, que los doctores no querían más ayudante que a ella. El testimonio escrito de Sor Concepción González es muy elocuente: “Joven y con muchos ánimos de trabajar, se entregó con todo su con todo su ser al servicio encomendado....Podíamos decir que muy pronto Sor Lorenza fue la supervisora del centro.” dado....Podíamos decir que muy pronto Sor Lorenza fue la supervisora del centro.” 


     A los cinco años de vocación emitió por primera vez sus votos el día 1 de Mayo de 1926. Al año siguiente, en 1927, su hermana Sor Blasina, terminado su seminario fue enviada al Asilo de Ciegos de Madrid y, poco después, fue destinada a la misma comunidad de Sor Lorenza. La Providencia quiso que se reencontraran las dos hermanas y que juntas vivieran en la nueva familia de las Hijas de la Caridad. La conducta de Sor Lorenza, en palabras de la Visitadora Provincial Sor María Sanz, “era la de una verdadera Hija de la Caridad. Amaba a Dios; ese amor lo reflejaba en su conducta con los pobres a quienes servía con amor y solitud maternal. Era incansdable en el trabajo. Con las hermanas muy deferente, alegre y recogida al mismo tiempo.”

Amenazas de un celador


     En los años previos a la guerra civil de 1936 algunos celadores y enfermos hostigaron abiertamente a las Hermanas; este es el acaso de Sor Lorenza Díaz Bolaños. El testimonio es de una compañera de comunidad que la conoció y convivió con ella. Un celador simulando estar enfermo se desnudó ante ella para provocarla. Sor Lorenza le pidió que se cubriese y le guardase respeto. Su serenidad y firmeza, fiel a su voto de castidad, irritó al joven que le dijo: “Pronto me las pagarás”. Como él no hiciese caso, se lo dijo al Director médico, quien le llamó la atención. El celador enfadado re
pitió su amenaza, que pronto cumpliría. Su hermana Blasina, encargada de la despensa, también sufrió afrentas y ofensas. Sor Lorenza la invitaba a la paciencia, al perdón y a sufrir todo por amor a Dios y a la Religión Católica.






Persecución y martirio

     Las Hijas de la Caridad fueron expulsadas del Instituto de Reeducación de Inválidos el 23 de Julio de 1936, quedando el centro en manos de enfermeras laicas. Después de solicitar refugio en varios lugares, lo encontraron en la calle Lope de Vega, nº 13, muy próxima a la vivienda de la Casa Central. Los dueños eran conocidos de las Hermanas y allí fueron acogidas Sor Lorenza y su hermana Sor Blasina. Hacían vida de catacumbas, viviendo la Fe clandestinamente y ayudando con prudencia en cuanto podían a los hospedados y refugiados. Allí estuvieron hasta el 16 de Noviembre. Sor Blasina que pudo luego huir a Valencia y regresar a Las Palmas, refirió en el proceso el prendimiento de su hermana y de Sor Josefa Gironés: “Los milicianos se presentaron en casa a hacer un registro entre los que venía uno que había sido enfermero en la Casa de Inválidos, que por su mala conducta fue reprendido varias veces por mi hermana Lorenza. Al día siguiente, que era el mismo día en que estaba ardiendo el Noviciado de las Hijas de la Caridad de la calle Jesús, volvieron los milicianos entre los que no venía el citado enfermero y, en cambio, entre ellos venía el miliciano conocido por el nombre de “El Campesino”. Se llevaron a Sor Lorenza y luego a Sor Josefa Gironés que estaba refugiada en el número 11 de la misma calle. Las sacaron engañadas diciéndoles que necesitaban enfermeras y en Las Vistillas las mataron por ser buenas Hijas de la Caridad.” Las Vistillas están muy cerca de la catedral de La Almudena de Madrid. 

     Sus cuerpos se pudieron recuperar en 1941 tras haber sido identificadas las fosas del cementerio del Este en que fueron enterrados después de su asesinato. Sus cuerpos fueron trasladados a la cripta que tiene la Compañía de las Hijas de la Caridad en el cementerio de San Isidro. Cuando se terminó el proceso diocesano se llevaron definitivamente a una pequeña capilla ubicada en el lateral de la iglesia de la Casa Provincial, en la calle José Abascal. 




¡VIVA CRISTO REY!