lunes, 31 de enero de 2022

TÚ CREE EN EL AMOR, ESO BASTA



               Yo decía: ¿Cómo se conoce el Amor?

              Esfuérzate por verme en todos los acontecimientos, en los grandes y en los pequeños. Y digo "pequeños" porque es lo más habitual en tu vida, y recibiéndolo todo de Mi mano comprenderás la solicitud divina.

               Cuán dulce y amorosa te será... Sin embargo, no la verás más que superficialmente. Asciende entonces hasta el corazón de tu Dios. Recuerda Sus inconmensurables sufrimientos, conocidos uno por uno previamente por Él, aceptados y padecidos de antemano. Reclinada sobre Mi Corazón, sumérgete con frecuencia en esas consideraciones. ¿No crees que ello reavivará tu pobre amor?.

               Confíamelo. Me traían los enfermos, los impedidos. ¿No es tu amor hacia Mí a la vez impedido y enfermo? ¿No supe Yo resucitar? ¡Ah! Si creyeseis en Mi poder tendríais las mayores esperanzas. Tú cree en el Amor, eso basta. Claro está que te ayudaré, pídemelo. ¿Ves? Te digo lo que debes hacer para ello. Te dicto tu papel. Preséntate sin temor en el escenario del amor: soy Yo quien te daré la réplica.

24 de Febrero de 1944


De los escritos de la mística Gabrielle Bossis "Él y yo", 
con el imprimatur en 1957 de Monseñor Jacques Le Cordier, 
Obispo auxiliar de París; también del Obispo de Nantes, 
Monseñor Villepellet y además del entonces Obispo Auxiliar 
y Vicario General de la Arquidiócesis de México, 
Monseñor Francisco Orozco


SAN JUAN BOSCO, Fundador de los Salesianos

 



"El demonio no puede resistir 
a la gente alegre"



                      Juan Melchor Bosco nació en 1815, junto a Castelnuovo, en la Diócesis de Turín, Reino del Piamonte-Cerdeña. Era el menor de los hijos de un campesino piamontés. Su niñez fue muy dura. Su padre murió cuando Juan tenía apenas dos años y medio. La madre, Margarita, analfabeta y muy pobre, pero santa y laboriosa mujer, que debió luchar mucho para sacar adelante a sus hijos, se hizo cargo de su educación.

               A los nueve años de edad, un sueño que el niño no olvidó nunca, le reveló su vocación. Más adelante, en todos los períodos críticos de su vida, una visión del Cielo le indicó siempre el camino que debía seguir.



VISIÓN PROFÉTICA EN SU INFANCIA

              En aquel primer sueño, se vio rodeado de una multitud de chiquillos que se peleaban entre sí y blasfemaban; Juan Bosco trató de hacer la paz, primero con exhortaciones y después con los puños. Súbitamente apareció Nuestro Señor y le dijo: "¡No, no; tienes que ganártelos con la mansedumbre y el amor!" Le indicó también que su Maestra sería la Santísima Virgen, quien al instante apareció y le dijo: "Toma tu cayado de pastor y guía a tus ovejas". Cuando la Señora pronunció estas palabras los niños se convirtieron primero, en bestias feroces y luego en ovejas.

               El sueño terminó, pero desde aquel momento Juan Bosco comprendió que su vocación era ayudar a los niños pobres, y empezó inmediatamente a enseñar el catecismo y a llevar a la iglesia a los chicos de su pueblo. Para ganárselos, acostumbraba ejecutar ante ellos toda clase de acrobacias, en las que llegó a ser muy ducho. Un Domingo por la mañana, un acróbata ambulante dio una función pública y los niños no acudieron a la iglesia; Juan Bosco desafió al acróbata en su propio terreno, obtuvo el triunfo, y se dirigió victoriosamente con los chicos a la Misa.

              Los muchachos de la calle lo llamaban: ‘Ese es el Padre que siempre está alegre. El Padre de los cuentos bonitos’. Su sonrisa era de siempre. Nadie lo encontraba jamás de mal humor y nunca se le escuchaba una palabra dura o humillante. Hablar con él la primera vez era quedar ya de amigo suyo para toda la vida. El Señor le concedió también el don de consejo: Un consejo suyo cambiaba a las personas. Y lo que decía eran cosas ordinarias.

              Durante las semanas que vivió con una tía que prestaba servicios en casa de un sacerdote, Juan Bosco aprendió a leer. Tenía un gran deseo de ser sacerdote, pero hubo de vencer numerosas dificultades antes de poder empezar sus estudios. A los dieciséis años, ingresó finalmente en el seminario de Chieri y era tan pobre, que debía mendigar para reunir el dinero y los vestidos indispensables.

              El alcalde del pueblo le regaló el sombrero, el párroco la chaqueta, uno de los parroquianos el abrigo y otro, un par de zapatos. Después de haber recibido el Diaconado, Juan Bosco pasó al seminario mayor de Turín y ahí empezó, con la aprobación de sus superiores, a reunir los domingos a un grupo de chiquillos y mozuelos abandonados de la ciudad.

              San José Cafasso, sacerdote de la parroquia anexa al Seminario Mayor de Turín, confirmó a Juan Bosco en su vocación, explicándole que Dios no quería que fuese a las misiones extranjeras: "Desempaca tus bártulos --le dijo--, y prosigue tu trabajo con los chicos abandonados. Eso y no otra cosa es lo que Dios quiere de ti".

              El mismo Don Cafasso le puso en contacto con los ricos que podían ayudarle con limosnas para su obra, y le mostró las prisiones y los barrios bajos en los que encontraría suficientes clientes para aprovechar los donativos de los ricos.




EL PADRE DE LOS NIÑOS ABANDONADOS

              El primer puesto que ocupó Don Bosco fue el de capellán auxiliar en una casa de refugio para muchachas, que había fundado la Marquesa di Barola, la rica y caritativa mujer que socorrió a Silvio Pellico cuando éste salió de la prisión. Los Domingos, Don Bosco no tenía trabajo de modo que podía ocuparse de sus chicos, a los que consagraba el día entero en una especie de escuela y centro de recreo, que él llamó "Oratorio Festivo".

              Pero muy pronto, la Marquesa le negó el permiso de reunir a los niños en sus terrenos, porque hacían ruido y destruían las flores. Durante un año, Don Bosco y sus chiquillos anduvieron de "Herodes a Pilatos", porque nadie quería aceptar ese pequeño ejército de más de un centenar de revoltosos muchachos.

                En esos momentos críticos, le sobrevino una pulmonía, cuyas complicaciones estuvieron a punto de costarle la vida. En cuanto se repuso, fue a vivir en unos cuartuchos miserables de su nuevo oratorio, en compañía de su madre, y ahí se entregó, con toda el alma, a consolidar y extender su obra. Dio forma acabada a una escuela nocturna, que había inaugurado el año precedente, y como el oratorio estaba lleno a reventar, abrió otros dos centros en otros tantos barrios de Turín.

                 Por la misma época, empezó a dar alojamiento a los niños abandonados. Al poco tiempo, había ya treinta o cuarenta chicos, la mayoría aprendices, que vivían con Don Bosco y su madre en el barrio de Valdocco. Los chicos llamaban a la madre de Don Bosco "Mamá Margarita".

                Con todo, Don Bosco cayó pronto en la cuenta que todo el bien que hacía a sus chicos se perdía con las malas influencias del exterior, y decidió construir sus propios talleres de aprendizaje. Los dos primeros: el de los zapateros y el de los sastres, fueron inaugurados en 1853.

               El siguiente paso fue construir una iglesia, consagrada a San Francisco de Sales. Después vino la construcción de una casa para la enorme familia. El dinero no faltaba, a veces, por verdadero milagro. Don Bosco distinguía dos grupos entre sus chicos: el de los aprendices, y el de los que daban señales de una posible vocación sacerdotal. Al principio iban a las escuelas del pueblo; pero con el tiempo, cuando los fondos fueron suficientes, Don Bosco instituyó los cursos técnicos y los de primeras letras en el oratorio.


TALLERES, IMPRENTA, CLASES...

               En 1856, había ya 150 internos, cuatro talleres, una imprenta, cuatro clases de latín y diez sacerdotes. Los externos eran quinientos. Con su extraordinario don de simpatía y de leer los corazones, Don Bosco ejercía una influencia ilimitada sobre sus chicos, de suerte que podía gobernarles con aparente indulgencia y sin castigos, para gran escándalo de los educadores de su tiempo.

                Veía en sueños el estado exacto de la conciencia de sus discípulos y después los llamaba y les hacía una descripción tan completa de los pecados que ellos habían cometido, que muchos aclamaban emocionados: "Si hubiera venido un ángel a contarle toda mi vida no me habría hablado con mayor precisión" .

               Se gana de tal manera el cariño de los jóvenes, que es difícil encontrar en toda la historia de la humanidad, después de Jesús, un educador que haya sido tan amado como Don Bosco. Los jóvenes llegaban hasta pelear unos contra otros afirmando cada uno que a él lo amaba el santo más que a los demás.

               Además de este trabajo, Don Bosco se veía asediado de peticiones para que predicara; la fama de su elocuencia se había extendido enormemente a causa de los milagros y curaciones obradas por la intercesión del santo. Otra forma de actividad, que ejerció durante muchos años, fue la de escribir libros para el gusto popular, pues estaba convencido de la influencia de la lectura.

               Él decía que Dios lo había enviado al mundo para educar a los jóvenes pobres y para propagar buenos libros, los cuales, además eran sumamente sencillos y fáciles de entender. "Propagad buenos libros --decía Don Bosco-- sólo en el Cielo sabréis el gran bien que produce una buena lectura". Unas veces se trataba de una obra de apologética, otras de un libro de historia, de educación o bien de una serie de lecturas católicas. Este trabajo le robaba gran parte de la noche y al fin, tuvo que abandonarlo, porque sus ojos empezaron a debilitarse.

              El mayor problema de Don Bosco, durante largo tiempo, fue el de encontrar colaboradores. Muchos jóvenes sacerdotes entusiastas, ofrecían sus servicios, pero acababan por cansarse, ya fuese porque no lograban dominar los métodos impuestos por Don Bosco, o porque carecían de su paciencia para sobrellevar las travesuras de aquel tropel de chicos mal educados y frecuentemente viciosos, o porque perdían la cabeza al ver que el santo se lanzaba a la construcción de escuelas y talleres, sin contar con un céntimo.

               Aun hubo algunos que llevaron a mal que Don Bosco no convirtiera el oratorio en un club político para propagar la causa de "La Joven Italia". En 1850, no quedaba a Don Bosco más que un colaborador y esto le decidió a preparar, por sí mismo, a sus futuros colaboradores. Así fue como Santo Domingo Savio ingresó en el oratorio, en 1854.


LOS SALESIANOS

              Por otra parte, Don Bosco había acariciado siempre la idea, más o menos vaga, de fundar una congregación religiosa. Después de algunos descalabros, consiguió por fin formar un pequeño núcleo. "En la noche del 26 de enero de 1854 --escribe uno de los testigos-- nos reunimos en el cuarto de Don Bosco. Se hallaban ahí además, Cagliero, Rocchetti, Artiglia y Rua. Llegamos a la conclusión de que, con la ayuda de Dios, íbamos a entrar en un período de trabajos prácticos de caridad para ayudar a nuestros prójimos.

              Al fin de ese período, estaríamos en libertad de ligarnos con una promesa, que más tarde podría transformarse en voto. Desde aquella noche recibieron el nombre de Salesianos todos los que se consagraron a tal forma de apostolado. Naturalmente, el nombre provenía del gran obispo de Ginebra, San Francisco de Sales (el "Santo de la amabilidad"). El momento no parecía muy oportuno para fundar una nueva congregación, pues el Piamonte no había sido nunca más anticlerical que entonces.

              Los Jesuitas y las Damas del Sagrado Corazón habían sido expulsados; muchos conventos habían sido suprimidos y, cada día, se publicaban nuevas leyes que coartaban los derechos de las órdenes religiosas. Sin embargo, fue el Ministro Rattazzi, uno de los que más parte había tenido en la legislación, quien urgió un día a Don Bosco a fundar una congregación para perpetuar su trabajo y le prometió su apoyo ante el rey".

              En Diciembre de 1859, Don Bosco y sus veintidós compañeros decidieron finalmente organizar la congregación, cuyas reglas habían sido aprobadas por Pío IX. Pero la aprobación definitiva no llegó sino hasta quince años después, junto con el permiso de ordenación para los candidatos del momento. La nueva congregación creció rápidamente: en 1863 había treinta y nueve salesianos; a la muerte del fundador, eran ya 768.




LAS HIJAS DE MARÍA AUXILIADORA

                El siguiente paso de Don Bosco fue la fundación de una congregación femenina, encargada de hacer por las niñas lo que los Salesianos hacían por los niños. La congregación quedó inaugurada en 1872, con la toma de hábito de veintisiete jóvenes, entre ellas, Santa María Dominga Mazzarello, que fue la cofundadora, a las que el santo llamó Hijas de Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos (o Hijas de María Auxiliadora).

               Para completar su obra, Don Bosco organizó a sus numerosos colaboradores del exterior en una especie de tercera orden, a la que dio el título de Colaboradores Salesianos. Se trataba de hombres y mujeres de todas las clases sociales, que se obligaban a ayudar en alguna forma a los educadores salesianos.

               Los métodos de Don Bosco consistían en desarrollar el sentido de responsabilidad, en suprimir las ocasiones de desobediencia, en saber apreciar los esfuerzos de los chicos, y en una gran amistad. En 1877 escribía: "No recuerdo haber empleado nunca un castigo propiamente dicho. Por la gracia de Dios, siempre he podido conseguir que los niños observen no sólo las reglas, sino aun mis menores deseos". Pero a esta cualidad se unía la perfecta conciencia del daño que puede hacer a los niños un amor demasiado indulgente, y así lo repetía constantemente Don Bosco a los padres.


MUERTE Y CANONIZACIÓN

               Pero sus días tocaban a su fin; los médicos habían declarado que el santo estaba completamente agotado y que la única solución era el descanso; pero el reposo era desconocido para Don Bosco. A fines de 1887, sus fuerzas empezaron a decaer rápidamente; la muerte sobrevino el 31 de Enero de 1888, cuando apenas comenzaba el día, de suerte que algunos autores escriben, sin razón, que Don Bosco murió al día siguiente de la Fiesta de San Francisco de Sales.

               Su cuerpo permanece incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, Italia.

               Sus últimas recomendaciones fueron: "Propagad la Devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero en el Paraíso".

               Fueron tantos los milagros conseguidos al encomendarse a Don Bosco, que el Sumo Pontífice, Pío XI lo canonizó cuando apenas habían pasado cuarenta y seis años de su muerte, el 1 de Abril de 1934 y lo declaró Patrono de los que difunden buenas lecturas y "Padre y Maestro de la Juventud".





domingo, 30 de enero de 2022

LOS SIETE DOMINGOS EN HONOR DE NUESTRO PADRE Y SEÑOR SAN JOSÉ. Primer Domingo


PREPARACIÓN


               Este ejercicio piadoso en honra del Glorioso San José apenas te llevará unos minutos; procura hacerlo teniendo cerca una imagen suya, que bien puede ser la que acompaña este artículo. Luego, recogido de las preocupaciones cotidianas, intenta adentrarte en espíritu en la casa de Nazareth, y situado en medio de la Sagrada Familia, contempla la figura paternal de San José, que cuida al Niño, lo besa, lo educa, lo mima... ¿qué podrá negar Jesús Nuestro Señor al que así lo acunó en Su Santa Infancia?



INICIO


               Por la señal + de la Santa Cruz, etc.

               En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén

               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, (se golpea el pecho 2 veces) a mí me pesa, pésame, Señor, de todo corazón haberos ofendido; yo os propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos; confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

              Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como os lo suplico, así confío en Vuestra Divina Bondad y Misericordia infinita, me los perdonaréis, por los merecimientos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en Vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.


OFRECIMIENTO


               Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros Siete Dolores y Gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y Su Madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo. 


DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ



ORACIÓN


               Glorioso San José, Esposo de María Santísima. Como fue grande la angustia y el dolor de tu corazón, en la duda de abandonar a tu Purísima Esposa, así fue inmensa la alegría cuando te fue revelado por el Ángel el soberano Misterio de la Redención.

               Por este Dolor y aquella Alegría, te rogamos nos consueles en las angustias de nuestra última hora y nos concedas una santa muerte, después de haber vivido una vida semejante a la tuya junto a Jesús y María. 

              Ahora, reza con piedad un Padrenuestro, un Avemaría, el Ave de San José y un Gloria.



              Jaculatoria: San José, Modelo y Patrono de aquellos que aman al Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.

             Y terminamos este ejercicio piadoso signándonos en el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.




sábado, 29 de enero de 2022

SAN FRANCISCO DE SALES

 

                Nació el 22 de Agosto de 1567 en el Castillo de Thorens, Ginebra, en el seno de una noble familia de Saboya. A los catorce años fue enviado a París, en donde fue discípulo de los jesuitas durante siete años. Después estudió jurisprudencia en Padua, doctorándose en Derecho en 1592. 

                 Entregado a una vida de ardiente piedad, en 1586 sufrió una terrible tentación de desesperación al pensar que estaba destinado a manifestar eternamente la Justicia de Dios en el infierno. Recobrada la tranquilidad por intercesión de la Virgen María, abandonó el brillante porvenir humano que le esperaba y se hizo sacerdote. 

                 Sus primeros años de sacerdocio (1593-98) los dedicó preferentemente a la evangelización de la provincia de Chablais, que había sido arrastrada por el protestantismo, y que logró, tras grandes esfuerzos, recuperar para el catolicismo. En 1599 fue nombrado coadjutor del Obispo de Ginebra (Annecy), monseñor de Gránier, y poco después le sucedió como obispo de la diócesis. Es admirable la actividad que desplegó como obispo. Es él uno de los más insignes representantes de la maravillosa reforma pastoral que se llevó a cabo en la Francia de su época. 




                 Dios puso en su camino a un alma de talla excepcional: Santa Juana Francisca Fremiot de Chantal. Ambos fundaron el 6 de Junio de 1610 la Congregación de la Visitación para hacer accesible la vida religiosa a quienes por su salud, su educación o sus compromisos en el mundo no tenían acceso a las formas hasta entonces existentes. No cabe un conocimiento más profundo de la psicología humana —y en concreto de la femenina— que la de las constituciones visitandinas. 

                Sin austeridades espectaculares, se logra deshacer por completo la propia voluntad y sumergir al alma en un ambiente de caridad, de amor de Dios, de continua oración y mortificación. La máxima favorita del Santo, que procuró inculcar a sus hijas, era: «No pedir nada, no rehusar nada, a ejemplo del Niño Jesús en la cu-na». Después de un viaje a París —donde conoció a San Vicente de Paúl, a quien confió el cuidado espiritual del recién creado monasterio de la Visitación— Turín y Avignon, llegó a Lyón, donde pocos días después, el 28 de Diciembre de 1622, murió santamente. 

                Sus restos mortales fueron trasladados al Monasterio de la Visitación de Annecy, donde se veneran todavía junto a los de Santa Juana de Chantal. San Francisco de Sales fue Beatificado por Alejandro VII en 1661, Canonizado por el mismo papa en 1665, y declarado Doctor de la Iglesia por Pío IX en 1877. Ha sido declarado también patrono de los periodistas católicos por el Papa Pío XI en 1923.






ENCAMINARSE AL SENO DE MARÍA, por la Madre Ángeles Sorazu

 

               Una tarde, vi a la Santísima Virgen en el centro del coro, radiante de majestad y belleza y completamente ensimismada. Sentí vivísimo interés por saber cuál era el objeto que retenía a la Señora en tan profundo recogimiento, como abismada en el propio seno. 



Dibujo realizado por la Madre María Ángeles Sorazu

               Se transparentó el interior de María y lo vi en forma de templo vastísimo, que se perdía en una especie de infinidad. En el centro apareció el Niño Dios, primero echado, como si estuviera en la cuna; un momento después se sentó e incorporó y, fijando sus divinos ojos en todas direcciones, pronunció estas palabras: “Rendíos, reconoced que Yo soy Dios” (Salmo 45, vers. 11).

               Imposible describir la belleza que reflejaba su semblante y la suavidad y cariño que acompañó la invitación. El Divino Niño, lo mismo que el templo, o sea el interior de la Virgen, ardía como llama de fuego. En el momento que el Niño Dios pronunció dichas palabras vi venir gentío inmenso de todas las regiones del orbe: como cabezas apiñadas surgían de las extremidades de la tierra y presurosos corrían todos hacia la Señora. Los que llegaron primero los vi establecerse en el seno de la Santísima Virgen, junto al Divino Niño; y éste, con bondad encantadora, los acogía a todos y los instruía y comunicaba con ellos; y a medida que los discípulos progresaban en el conocimiento y amor divino, el divino Maestro, crecía o parecía que crecía en edad, y en breve se mostraba en la plenitud de la edad, o sea de 33 años. 

               Comprendí el significado de la visión y lo comprendo mejor ahora después de que tuve noticia del Beato Montfort: es la confirmación de su Profecía Mariana. Cuando vi las muchedumbres encaminarse al seno de la Virgen recordé las siguientes palabras del Salmo 85, que yo había repetido muchas veces en obsequio del Dulce Nombre de Jesús en períodos anteriores: "Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor, bendecirán tu nombre. Grande eres tú y haces maravillas".

               El sentimiento mariano que, como nota musical, resuena en el fondo de mi ser con fuerza creciente, es también la confirmación de la doctrina del Beato Montfort. Más de una vez he pensado si mi Ángel custodio será el mismo que guardó al Beato, y por esto abrigo los mismos sentimientos en orden a la Virgen. 

             Una larga y constante experiencia me ha enseñado que la Virgen viene a ser para Dios como una cuarta relación. Que Dios ama tanto a la Virgen que la fuerza del amor que le profesa le produce un éxtasis perpetuo, la apremiante necesidad de comunicarse a la Señora absolutamente, del propio modo que en la Encarnación.


Del Libro "Opúsculos Marianos" 
revisados y anotados por el Padre Nazario Pérez, SI


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de la Madre Ángeles Sorazu



viernes, 28 de enero de 2022

SAN PEDRO NOLASCO

 

“Tú, oh Dios, haciendo maravillas, 
mostraste tu poder a los pueblos 
y con tu brazo has rescatado 
a los que estaban cautivos y esclavizados” 

Salmo 76



                 Pedro Nolasco nace en Mas de Saintes Puelles, Condado de Toulouse, entre el 1180. Avecindada la familia Nolasco en Barcelona, aprendió de su padre Bernardo el arte de mercader.

                 En el ejercicio de su actividad de comerciante descubre el cautiverio de los cristianos en tierras musulmanas. Desde entonces, dedicará su vida y utilizará sus bienes para devolverles la libertad. Poco a poco reuniría a su alrededor un buen número de jóvenes que le ayudarían en la labor de redimir cautivos.

                  Buscó en su fervorosa oración la inspiración divina para poder continuar la obra, y en esta circunstancia, la noche del 1 al 2 de Agosto de 1218, ocurrió la intervención especial de María Santísima en la vida de Pedro Nolasco.

                   Según una piadosa tradición, también se apareció la Virgen a San Raimundo de Peñafort, y al Rey Jaime I de Aragón, y les comunicó a los tres por separado Su deseo de fundar una Orden para redimir cautivos cristianos.




                  El hecho es que la Virgen María movió profundamente el corazón de Pedro Nolasco para fundar la Orden de la Merced; el 10 de Agosto de 1218 en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del Rey Jaime I de Aragón y del Obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un fondo amarillo de la Corona de Aragón y la Cruz Blanca sobre fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María Santísima como la auténtica Fundadora de la Orden, bajo el título de la Merced. "Merced" significa "misericordia".

                   La nueva Orden fue laica en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue el Hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. Allí recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Eran acompañados con frecuencia de ex-cautivos, ya que, cuando uno era rescatado, tenía obligación de participar durante algún tiempo en este servicio. Normalmente iban cada año en expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En Argelia lo hicieron prisionero pero logró conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.

                Los frailes hacían, además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, un cuarto: dedicar su vida a liberar esclavos. Al entrar en la Orden los miembros se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la Fe, en caso que el dinero no alcanzara a pagar su redención. Entre los que se quedaron como esclavos está San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios.




                El Papa Gregorio IX aprobó la Orden de la Merced mediante la Bula Devotionis vestrae, el 17 de Enero de 1235 y San Pedro Nolasco fue nombrado Superior General. 

                El Rey Jaime decía que si había logrado conquistar la ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada vez que obtenía algún triunfo lo atribuía a las oraciones de este Santo.
              



LAS HORAS DE LA PASIÓN, de las Revelaciones de Luisa Picarretta. SEGUNDA HORA

 

"...quien piensa siempre en Mi Pasión 
forma en su corazón una fuente, 
y por cuanto más piensa tanto más 
esta fuente sea grande, y como las aguas 
que brotan son comunes a todos, 
esta fuente de Mi Pasión que se forma 
en el corazón sirve para el bien del alma, 
para gloria Mía y para bien de las criaturas." 


Revelación de Nuestro Señor a Luisa Picarretta, 
el 10 Abril de 1913


Preparación antes de la Meditación 


               Oh Señor mío Jesucristo, postrado ante Tu divina presencia suplico a Tu amorosísimo Corazón que quieras admitirme a la dolorosa meditación de las Veinticuatro Horas en las que por nuestro amor quisiste padecer, tanto en Tu Cuerpo adorable como en Tu Alma Santísima, hasta la muerte de Cruz. 

               Ah, dame Tu ayuda, Gracia, Amor, profunda compasión y entendimiento de Tus padecimientos mientras medito ahora la Hora...(primera, segunda, etc) y por las que no puedo meditar te ofrezco la voluntad que tengo de meditarlas, y quiero en mi intención meditarlas durante las horas en que estoy obligado dedicarme a mis deberes o a dormir. 

               Acepta, oh misericordioso Señor, mi amorosa intención y haz que sea de provecho para mí y para muchos, como si en efecto hiciera santamente todo lo que deseo practicar. 

               Gracias te doy, oh mi Jesús, por llamarme a la unión Contigo por medio de la oración. Y para agradecerte mejor, tomo Tus pensamientos, Tu lengua, Tu corazón y con éstos quiero orar, fundiéndome todo en Tu Voluntad y en Tu amor, y extendiendo mis brazos para abrazarte y apoyando mi cabeza en Tu Corazón empiezo...




DE LAS 6 A LAS 7 DE LA TARDE 

SEGUNDA HORA 

Jesús se aleja de Su Madre Santísima
y se encamina al Cenáculo


               Jesús mío adorable, mientras tomo parte junto contigo en Tus Dolores y en los de Tu afligida Madre, veo que te decides a partir para encaminarte adonde el querer del Padre te llama. Es tan grande el dolor entre Hijo y Madre, que os hace inseparables, por lo que Tú te quedas en el Corazón de tu Mamá y la dulce Mamá y Reina se deja en el Tuyo, de lo contrario os hubiera sido imposible separaros. 

               Pero después, bendiciéndoos mutuamente, Tú le das Tu último beso para darle fuerzas en los amargos dolores que va a sufrir, le dices Tu último adiós y partes. Pero la palidez de Tu Rostro, los labios temblorosos, Tu voz sofocada, como si fueras a romper en llanto al decirle adiós...ah, todo esto me dice cuánto la amas y lo que sufres al dejarla. Pero para cumplir la Voluntad del Padre, con Vuestros Corazones fundidos el uno en el otro, a todo os sometéis queriendo reparar por aquellos que por no vencer las ternuras de los familiares o amigos o los vínculos y los apegos a las criaturas no se preocupan por cumplir el Querer Santo de Dios y corresponder al estado de Santidad al que Dios los llama. Qué dolor te dan estas almas al rechazar de sus corazones al amor que quieres darles y se contentan con el amor de las criaturas...

               Amable Amor mío, mientras reparo Contigo permite que me quede con Tu Mamá para consolarla y sostenerla mientras Tú te alejas, después apresuraré mis pasos para alcanzarte. Pero con sumo dolor mío veo que mi angustiada Mamá tiembla, y es tanto Su Dolor que mientras trata de decir adiós al Hijo, la voz se le apaga en los labios y no puede articular palabra alguna; se siente desfallecer y en su delirio de amor dice: ”Hijo Mío, Hijo Mío, te bendigo! ¡Qué amarga separación, más cruel que cualquier muerte!” Pero el dolor le impide hablar y la enmudece...

               ¡Desconsolada Reina, deja que te sostenga, que te enjugue las lágrimas, que te compadezca en Tu amargo Dolor! 

               Madre mía, no te dejaré sola. Tú tómame Contigo y enséñame, en este momento tan doloroso para Jesús y para Ti, lo que debo hacer, cómo debo defenderlo, cómo debo repararlo y consolarlo, y si debo exponer mi vida para defender la Suya... No, no me separaré de debajo de Tu Manto, a una señal Tuya volaré a Jesús y llevaré Tu amor, Tus afectos, y Tus besos junto con los míos y los pondré en cada Llaga, en cada gota de Su Sangre, en cada pena e insulto, a fin de que sintiendo en cada pena los besos y el amor de Su Mamá, Sus penas queden endulzadas, y después volveré bajo Tu manto trayéndote sus besos para endulzar Tu Corazón traspasado. Madre mía, el corazón me palpita, quiero ir a Jesús, y mientras beso Tus manos maternas bendíceme como has bendecido a Jesús y permíteme que vaya a Él.

               Dulce Jesús mío, el amor me descubre Tus pasos y te alcanzo mientras recorres las calles de Jerusalén con Tus amados Discípulos, te miro y te veo todavía pálido, oigo Tu voz, dulce, sí, pero triste, con una tristeza que rompe el corazón de Tus Discípulos, que están turbados.” Es la última vez -dices- que recorro estas calles por Mí mismo, mañana las recorreré atado y arrastrado entre mil insultos.

               Y distinguiendo los lugares en los que serás más insultado y maltratado sigues diciendo: “ Mi Vida está por terminar acá abajo, como está por ponerse el sol, y mañana, a esta hora, ya no existiré... Pero como sol resucitaré al tercer día. ”Al oír Tus palabras, los Apóstoles más se entristecen y no saben qué responder. Pero Tú añades: “Ánimo, no os abatáis, Yo no os dejo, siempre estaré con vosotros, pero es necesario que Yo muera por el bien de todos.” Y así diciendo te conmueves y con voz temblorosa continúas instruyéndolos. 

              Antes de entrar en el Cenáculo miras el sol que ya se pone, así como está por ponerse Tu Vida y ofreces Tus pasos por aquellos que se encuentran en el ocaso de su vida y das la gracia de que la hagan ponerse en Ti y reparas por aquellos que a pesar de los sinsabores y de los desengaños de la vida se obstinan en no rendirse a Ti. 

               Después miras de nuevo a Jerusalén, el centro de Tus milagros y de las predilecciones de Tu Corazón, y que en pago ya te está preparando la Cruz y afilando los clavos para cometer el deicidio, y te estremeces, y se te rompe el Corazón y lloras por su destrucción. Y con esto reparas por tantas almas consagradas a Ti, almas que con tanto cuidado tratabas de convertir en portentos de Tu Amor y que ellas, ingratas, no te corresponden y te hacen así padecer mayores amarguras... y yo quiero reparar Contigo para endulzar esta herida de Tu Corazón. Pero veo que te quedas horrorizado ante la vista de Jerusalén y retirando de ella Tus miradas entras ya en el Cenáculo...

               Amor mío, estréchame a Tu Corazón para que haga mías Tus amarguras y las ofrezca junto Contigo. Y Tú mira piadoso mi alma y derramando Tu Amor en ella bendíceme. 



Ofrecimiento después de Cada Hora

 

                Amable Jesús mío, Tú me has llamado en esta Hora de Tu Pasión a hacerte compañía y yo he venido. Me parecía sentirte angustiado y doliente que orabas, que reparabas y sufrías y que con las palabras más elocuentes y conmovedoras suplicabas la salvación de las almas. He tratado de seguirte en todo, y ahora, teniendo que dejarte por mis habituales obligaciones, siento el deber de decirte: “Gracias” y “Te Bendigo”. Sí, oh Jesús!, gracias te repito mil y mil veces y Te bendigo por todo lo que has hecho y padecido por mí y por todos...

               Gracias y Te bendigo por cada gota de Sangre que has derramado, por cada respiro, por cada latido, por cada paso, palabra y mirada, por cada amargura y ofensa que has soportado. En todo, oh Jesús mío, quiero besarte con un “Gracias” y un “Te bendigo”. 

               Ah Jesús, haz que todo mi ser Te envíe un flujo continuo de gratitud y de bendiciones, de manera que atraiga sobre mí y sobre todos el flujo continuo de Tus bendiciones y de Tus gracias...

               Ah Jesús, estréchame a Tu Corazón y con tus manos santísimas séllame todas las partículas de mi ser con un “Te Bendigo” Tuyo, para hacer que no pueda salir de mí otra cosa sino un himno de amor continuo hacia Ti. 

               Dulce Amor mío, debiendo atender a mis ocupaciones, me quedo en Tu Corazón. Temo salir de Él, pero Tú me mantendrás en Él, ¿no es cierto? Nuestros latidos se tocarán sin cesar, de manera que me darás vida, amor y estrecha e inseparable unión Contigo. 

               Ah, te ruego, dulce Jesús mío, si ves que alguna vez estoy por dejarte, que Tus latidos se sientan más fuertemente en los míos, que tus manos me estrechen más fuertemente a Tu Corazón, que Tus ojos me miren y me lancen saetas de fuego, para que sintiéndote, me deje atraer a la mayor unión Contigo. Oh Jesús mío!, mantente en guardia para que no me aleje de Ti. Ah bésame, abrázame, bendíceme y haz junto conmigo lo que debo ahora hacer... 


LAS HORAS DE LA PASIÓN cuenta con aprobación eclesiástica:
Imprimatur dado en el año 1915 por Mons. Giuseppe María Leo,
Arzobispo de Trani-Barletta-Bisciglie, y con Nihil Obstat 
del Canónigo Aníbal María de Francia





jueves, 27 de enero de 2022

LA TERRIBLE REALIDAD DEL INFIERNO. Parte I

 


                    "El Infierno existe: lo ha dicho Cristo. Poco importa que lo nieguen los incrédulos. A pesar de esa negativa, su existencia es una terrible realidad. Pero es conveniente que avancemos un poco más y tratemos de descubrir lo que hay en él. 

               El Catecismo, ese pequeño librito en el que se contiene un resumen maravilloso de la Doctrina Católica, nos dice que el infierno es “el conjunto de todos los males, sin mezcla de bien alguno”. 

               Maravillosa definición. Pero hay otra forma más profunda todavía: la que nos dejó en el Evangelio Nuestro Señor Jesucristo en persona. Es la misma frase que pronunciará el día del Juicio Final: “Apartaos de Mí, malditos, al fuego eterno”. En esta fórmula terrible se contiene un maravilloso resumen de toda la Teología del Infierno".


Padre Royo Marín, OP



miércoles, 26 de enero de 2022

CARTAS DE SAN PABLO: HASTA QUE ÉL VENGA



I Carta de San Pablo a los Corintios
cap. 11, vers. 23-32


                Porque yo he recibido del Señor lo que os he transmitido, que el Señor Jesús, en la noche en que fue entregado, tomó el pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se da por vosotros; haced esto en memoria mía. Y asimismo, después de cenar, tomó el cáliz, diciendo: Este cáliz es el nuevo Testamento en mi sangre: cuantas veces lo bebáis, haced esto en memoria mía. Pues cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que Él venga.

               Así, pues, quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese, pues el hombre a sí mismo y entonces coma del pan y beba del cáliz; pues el que sin discernir come y bebe el cuerpo del Señor, se come y bebe su propia condenación. Por esto hay entre vosotros muchos flacos y débiles, y muchos dormidos. Si nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos condenados. Mas con sus castigos nos corrige el Señor para no ser condenados con el mundo.



LA DEVOCIÓN DE LOS SIETE DOMINGOS EN HONOR DE SAN JOSÉ


 

               Por encima de los Mártires y de las Vírgenes, más encumbrado que los Patriarcas y los Profetas, y aún más elevado que los Apóstoles y los Ángeles, está el trono de gloria de San José. Así como en la tierra no hubo nadie, después de la Santísima Virgen, más próximo a Jesús que San José, así tampoco, después de la de María, no hay en el Cielo gloria más resplandeciente que la del Santo Patriarca. En proporción con esta gloria tan excelsa está su intercesión tan poderosa. Jesús, que en la tierra le rendía obediencia y respeto como a padre adoptivo, concede plenamente en el Cielo todo lo que San José le pide.

               Enseña Santo Tomás de Aquino que al Santísimo José le está concedido el socorrer en toda necesidad y negocio, el defender, favorecer y tratar con paternal afecto a todos los que acuden a él. Parece que algunos Santos han recibido de Dios la gracia de socorrer en una necesidad particular; según Santa Teresa, el Patriarca San José tiene la capacidad de ayudar en cualquier causa, por grave que sea.




               Ser devoto de San José implica imitar sus virtudes: la conformidad con la Voluntad de Dios, la humildad, el recogimiento, la castidad, la oración. Tratar de buscar su auxilio sin ofrecer nada a cambio, mal asunto será, pues el Señor nos otorga las gracias necesarias siempre que pidamos con insistencia y tratemos de reformar nuestra vida.

               LOS SIETE DOMINGOS DE SAN JOSÉ es una piadosa y muy antigua práctica de piedad católica que se cree surgió en los albores del siglo XVI y desde entonces se viene realizando por los más devotos del Santo Patriarca, normalmente, los siete Domingos previos a la Festividad de San José, donde iremos recordando los principales Dolores y Gozos del Patriarca mientras vivió entre nosotros.

                Este año, el Primer Domingo de San José será el próximo 30 de Enero. No desaproveches la ocasión, para unirte a nosotros en esta plegaria al Padre Adoptivo de Cristo; esta súplica será hecha al unísono por miles de católicos en todas partes del mundo. No dudes en participar, que es tan sencillo como acercarte por nuestro blog. Trae contigo esa preocupación, el proyecto que tienes en mente, la enfermedad que te resta alegría... ofrécete confiado al Patriarca de la Sagrada Familia, como lo hizo el Niño Jesús cada vez que alzaba sus bracitos en busca de la protección y el cariño de Su Padre San José.

                Si estás desconfiado, porque crees que nada puedes lograr con estas devociones, con cariño te desafío a que intentes hacer esta Devoción, con mi palabra de que nada malo te aportará; deja a un lado tus pensamientos y compañías mundanas y trata de buscar refugio en Aquél que más te ama.

                Para ir derechos a Jesús, te he explicado muchas veces que lo hagas a través de Su Madre, que es también la nuestra, pero  a partir de hoy, no olvides a San José, Esposo virginal de María... sólo la Piedad, el verdadero Amor por Jesús, por Santa María y por San José, pueden dar paz y confianza a tu alma. La Devoción que te propongo tan sólo será una vez por semana, no te restará mucho tiempo, puedes hacerla a lo largo del Domingo y sus beneficios espirituales son grandes, si de veras la realizas con un poco de amor.

                


martes, 25 de enero de 2022

LA REINA DE LOS ÁNGELES SE LLAMÓ ESCLAVA


               ¡Estrella del mar! A fin de que, por su medio, lleguemos al puerto de la salvación. En efecto, Ella libra de la tempestad a quienes la invocan, les muestra el camino y los guía al puerto.



               …El Señor es contigo. Ésta es la grande, la verdaderamente grande, porque concibió y llevó en su vientre durante nueve meses al Señor, a quien los cielos y la tierra no pueden contener.

               Bendita tú entre las mujeres. Ésta es la fuerte. Leemos en el libro de los Jueces: Bendita entre las mujeres Jael, porque alargó su mano izquierda al clavo, y su derecha al martillo del obrero; hirió a Sísara, le rompió la cabeza. Y en Judit: Una mujer hebrea ha sembrado la confusión en la casa del rey Nabucodonosor. Pues Holofernes yace en tierra y sin cabeza. Y en el mismo libro: Ocías, príncipe del pueblo, dijo a Judit: Bendita eres tú, hija del Dios Altísimo, sobre todas las mujeres de la tierra. El clavo, que sirve para cerrar la puerta de la tienda, es la virginidad de María Santísima. Esta puerta, dice Ezequiel, ha de estar cerrada; no se abrirá ni entrará por ella hombre alguno. El martillo, que tiene figura de Tau, es la cruz de la Pasión del Señor. Sísara, que significa el excluido del gozo, es el diablo, que trabaja siempre por excluir a los hombres del gozo eterno. Éste fue muerto por la virginidad de María Santísima y por la Pasión de su Hijo. Ignoró el Misterio de ambos, y fue destronado por el poder de ambos. Por eso es Bendita entre todas y más que todas las mujeres, Ella que sembró la confusión en la casa del diablo, cortó la cabeza del jefe y nos devolvió la paz.

               …El Señor no estaba en el viento, porque en aquel saludo no se encarnó el Verbo.

              …María se turbó. Después del viento vino un terremoto. Se turbó, dice, con el saludo. Tal vez porque oía que la bendecía entre las mujeres a Ella, que ya era Bendita entre los Ángeles.

              En las Ciencias Naturales se dice que las conchas conciben las perlas con el rocío del Cielo. Pero si de repente fulgura un relámpago, se encogen de miedo y se cierran inmediatamente asustadas, porque temen que se manchen sus partos. Así la Virgen María, que concibió la perla de los Ángeles por el rocío del Cielo, se turbó por el repentino resplandor del  Ángel. Así también nosotros, que deseamos concebir la perla de la vida santa con el rocío de la gracia, debemos temer inmediatamente el resplandor de las alabanzas humanas, recogernos, humillarnos y cerrarnos, para no salir fuera, no sea que con el favor humano perdamos lo que fue bien concebido. El Señor, es decir, la Encarnación del Verbo no estaba en el terremoto, esto es, en la turbación de la Virgen María.

               ...Vino este fuego sobre la Virgen y la llenó del carisma de gracias. Pero en este fuego no estuvo todavía la Encarnación del Verbo, porque esperaba el consentimiento de la Virgen. Efectivamente, nadie puede concebir a Dios en el alma sin el consentimiento de la misma alma. Todo lo que hay en el alma sin su consentimiento, no puede justificar al hombre.

              La Encarnación del Hijo de Dios, Y después del fuego, el silbo de suave brisa: Allí estaba el Señor. He aquí, dice, la Esclava del Señor: aquí está el silbo. Hágase en mí según tu palabra. Y seguidamente, el Verbo se hizo carne. Nótese que el silbo se produce contrayendo los labios. La Virgen María se contrajo a sí misma: la Reina de los Ángeles se llamó esclava, y el Señor miró hoy la humildad de su esclava. Concuerda con lo que se dice en Judit: Joaquín, sumo sacerdote, fue de Jerusalén a Betulia para ver a Judit y darle la enhorabuena. Joaquín significa el que sirve de preparación, y es Jesucristo, que dijo: Voy a prepararos un lugar, que por su propia sangre entró una vez para siempre en el santuario. El vino tal día como hoy de la Jerusalén celeste a Betulia, que significa casa que dio a luz al Señor, es decir, a la Virgen Santísima, que le dio a luz. Vino en persona a verla, a morar en ella y tomar carne de ella. A Él, pues, honra y gloria por los siglos sin fin. Amén.


San Antonio de Padua, Doctor de la Iglesia



REZAR CON UN SALMO...



Salmo 103

(Edición Nácar-Colunga)


¡Bendice, alma mía, a Yahvé, 
y bendiga todo mi ser Su Santo Nombre!

¡Bendice, alma mía, a Yahvé 
y no olvides ninguno de sus favores. 

Él perdona todas tus faltas 
y sana todas tus dolencias; 
Él rescata tu vida del sepulcro 
y te corona de piedad y de misericordia; 
Él sacia de bienes tus deseos, 
renueva tu juventud como la del águila.
Hace Yahvé justicia, y juicio 
a todos los oprimidos. 

Dio a conocer a Moisés sus caminos, 
y sus proezas a los hijos de Israel.
Es Yahvé misericordioso y benigno, 
tardo a la ira y muy benevolente. 
No está siempre acusando 
ni guarda rencor eternamente.

No nos trata a la medida de nuestros pecados 
ni nos paga conforme a nuestras iniquidades. 
Sino que cuanto sobre la tierra se alzan los cielos, 
tanto prevalece su piedad sobre los que le temen; 
cuan lejos está el oriente del occidente, 
tanto aleja de nosotros nuestras culpas; 
cuan benigno es un padre para sus hijos, 
tan compasivo es Dios para con los que le temen; 
pues Él conoce de qué hemos sido hechos, 
se acuerda de que no somos más que polvo.

Los días del hombre son como la hierba; 
como flor del campo así florece, pero sopla 
sobre ella el viento, y ya no es más; 
ni se sabe siquiera su lugar.

Pero la piedad de Yahvé es eterna 
para los que le temen, y su justicia 
para los hijos de los hijos, para los que 
guardan su alianza y recuerdan 
sus mandamientos para ponerlos por obra.

Ha establecido Yahvé en los Cielos su trono, 
y su reino domina todo el universo.

Bendecid a Yahvé vosotros, sus Ángeles, 
que sois poderosos y cumplís sus órdenes, 
prontos a la voz de su palabra.

Bendecid a Yahvé vosotros, todas sus Milicias, 
que le servís haciendo su voluntad.

Bendecid a Yahvé todas sus obras 
en cualquier lugar de su imperio. 
¡Bendice, alma mía, a Yahvé!