ORACIONES INICIALES
Por la señal de la Santa Cruz ✠ de nuestros enemigos ✠ líbranos Señor ✠ Dios Nuestro.
En el Nombre del Padre, del Hijo ✠ y del Espíritu Santo. Amén.
¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Tú, que miras con ojos de particular bondad al que viste Tu Bendito Escapulario, mírame benignamente y cúbreme con el manto de Tu maternal protección. Fortalece mi flaqueza con Tu Poder, ilumina las tinieblas de mi entendimiento con Tu Sabiduría, aumenta en mí la Fe, la Esperanza y la Caridad. Adorna mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de Tu Divino Hijo y de Ti. Asísteme en vida, consuélame cuando muera en Tu amabilísima presencia, y preséntame a la Augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto Tuyo, para alabarte eternamente y bendecirte en el Paraíso. Amén.
PARA MEDITAR HOY
El Venerable Padre Miguel de la Fuente (1625), dice, en
su "Compendio Historial", que un niño de diez años,
que vestía con devoción el Escapulario de Nuestra Santísima Madre, ofendió con una simplicidad
propia de sus cortos años y de su candorosa
inocencia a un hombre desalmado, el cual, montando
en cólera, lo hirió gravísimamente y, dándole por
muerto, lo echó en un profundo pozo que había en
las cercanías del lugar donde se desarrollara el
suceso, para ocultar su crimen, cargándole o
arrojando sobre el niño gran cantidad de enormes
piedras, para dificultar más el que pudiera ser de
algunos descubierta su monstruosa barbarie.
Al echarle de menos, sus afligidos padres corrieron
como una exhalación en todas direcciones, por hallar
vivo o muerto al hijo de sus entrañas, al que creyeron
como Jacob a su José devorado por alguna fiera
inhumana. Desconfiados de hallarle con vida,
hicieron voto a la Santísima Virgen Nuestra Madre de
consagrarle a Ella en la Orden del Carmen como se
les manifestase, y al instante comenzaron a paladear
y gozar del fruto de su promesa, pues un humilde
pastorcito, llamado Aníbal, que apacentaba sus
ganados no lejos de aquel pozo donde se hallaba
sepultado el niño devoto de la Virgen, vio que una
de sus ovejitas, separándose de las demás, se iba
acercando al pozo, corriendo peligro de caer dentro
del mismo, por no tener brocal.
El pastorcito tiróle una piedra por ver si lograba
alejarla de allí, mas, con el ruido vio que se acercaba
más al borde, por lo que decidió ir él mismo a
espantarla y alejarla. Mas, ¡oh milagro de la Madre
de las Misericordias! Tan luego como se acercó, percibió una voz lastimera y decaída que le llamaba
por su nombre desde el fondo:
-"¡Aníbal, Aníbal!", oyó el pastor que le gritaban.
Turbóse todo con tan extraña novedad, y,
asegurándose de lo que oía, corrió presuroso al lugar
a fin de dar cuenta a la Justicia del suceso.
Corrieron todos despavoridos hacia el pozo y
percibieron la misma voz que anunciara Aníbal
haber oído. Amarraron con una cuerda a un joven
decidido y le hicieron descender hasta el fondo.
Fue quitando una a una las piedras que cubrían el
cuerpo del delicado niño y que hubiesen bastado
para aplastarlo y matarlo sin remedio, si la Virgen no
hubiera velado por él; y al reconocer que era
Dominguito, a quien sus padres lloraban sin
consuelo, comenzó a dar voces de indecible júbilo,
comunicando a todos la fausta noticia.
Sacóle del pozo vivo, aunque con poquísimos
alientos, por el gran peso que gravitara sobre el
infeliz, más al instante se recobró, pues, llevado en
brazos al lugar, al siguiente día, que era Sábado, le
vieron del todo sano, jovial y alegre, sin recordarse
de lo que pasara en el fondo del pozo por la ira de
aquel hombre malvado.
Al día siguiente, Domingo, le llevaron en procesión
solemne a la ciudad de Nápoles, rodeándole inmensa
multitud de Fieles, y le condujeron a nuestro
convento, donde, sin dilación, lo entregaron sus
devotos padres a María Santísima, vistiéndole
nuestro Santo Hábito.
"Prodigios del Escapulario"
por el Padre Rafael María López-Melús, O. Carm.
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA
para pedir Su protección a través
del Bendito Escapulario
Reza ahora, despacio y con piedad TRES AVEMARÍAS
a Nuestra Santa Madre la Virgen del Carmen
JACULATORIA
para repetir con frecuencia hoy
Dulce Reina del Carmelo, si muero amándote a Ti,
qué pronto llegaré al Cielo, qué dulce será el morir.
Terminamos este Ejercicio signándonos en el Nombre del Padre, del Hijo ✠ y del Espíritu Santo. Amén.