Ha hecho conocer que este deseo es tan grande que promete que todos los que se consagren y entreguen a Él, para darle el placer de rendirle y procurarle todo el amor, honra y gloria que estén a su alcance, según los medios que Él les dé, no se perderán jamás y que Él mismo será su asilo seguro en todas las emboscadas de sus enemigos.
Pero sobre todo a la hora de la muerte, este Divino Corazón les recibirá con amor, asegurándoles su salvación, y tendrá cuidado de santificarles y hacerles grandes ante su Padre Eterno, tanto como ellos se hayan preocupado de extender el Reinado de Su Amor en los corazones”
(Santa Margarita María de Alacoque)
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