Para conseguir muchos favores, según Santa Catalina de Bolonia, suele ser más poderosa la intercesión de un alma del Purgatorio que la de los bienaventurados del Cielo.
Cuando se ruega a un alma del Purgatorio suplicándole una gracia, son dos los beneficiados: el mortal que consigue lo que ha pedido y el alma que purgaba pasa a ser un ciudadano más del Cielo.
En el Purgatorio hay almas tan santas como en el Cielo. La santidad se basa en el aumento de gracia y de ésta nacen las virtudes; muchas de esas almas acaudalaron más gracia y virtud que muchos bienaventurados, por los que son más gratos a los ojos de Dios.
Dios desea con vehemencia la libertad de las almas del Purgatorio, ya que son redimidas con el precio de la Sangre de Su Hijo. Seamos corredentores con Jesús, cooperando con Él en la salvación de esas almas que esperan nuestras oraciones y sacrificios para gozar eternamente de Dios.
Escuchad a la las Almas que os dicen: “Cristianos buenos que queréis dar gloria a Dios, la devoción hacia nosotras es el atajo para conseguir muchas gracias a favor vuestro tanto material como espiritualmente. No dejéis de favorecernos todos los días, aunque sea brevemente, por ello recibiréis grandes beneficios”.
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