Fotografía del Sr. Mariano Gabriel Pérez ( pueden buscar sus trabajos en Facebook)
Durante el Canon, uníos a la piedad y al amor de todos los santos de la nueva ley, para celebrar dignamente esta nueva encarnación y nueva inmolación que se realizará a la sola palabra del sacerdote.
Suplicad al Padre Celestial bendiga este Sacrificio y lo acepte con agrado, bendiciendo también juntamente con El los demás sacrificios que le ofrezcáis.
Mientras el sacerdote, rodeado de una muchedumbre de ángeles, se inclina profundamente por respeto al acto divino que va a realizar; mientras consagra el pan y el vino en Cuerpo y Sangre del Hombre Dios y renueva el Misterio de la cena, hablando divinamente en persona de Jesucristo, admirad el poder inaudito concedido al sacerdote en favor vuestro.
Luego, una vez que a la palabra del sacerdote haya Jesús bajado al altar, adorad la Hostia Santa, el Cáliz de la Sangre de Jesucristo que clama misericordia por vosotros; recibid, como Magdalena al pie de la Cruz, la Sangre que de las Llagas de Jesús mana. Ofreced la Divina Víctima a la Justicia de Dios por vosotros y por el mundo entero; ofrecedla a su Divina e Infinita Misericordia para enternecer el Corazón de Dios a vista de vuestras propias miserias y abrid sobre vosotros el manantial de la infinita bondad de Dios.
Ofrecedla también a la Bondad Divina para que aplique sus frutos de luz y de paz a las Almas que sufren en el Purgatorio, para que esta Sangre, acabando de purificarlas y extinguiendo las llamas, las haga dignas del Paraíso.
Decid el Pater con Jesucristo perdonando en la cruz a sus enemigos; perdonad también vosotros de todo corazón y sinceramente a cuantos os hayan ofendido.
Al Libera nos, pedid, por intercesión de María y de todos los santos, que os libre de todos los males presentes, pasados y futuros, así como de las ocasiones de pecar.
Al Agnus Dei, daos golpes de pecho como los verdugos en el calvario; recogeos luego en actos de fe, humildad, confianza, amor y deseo para recibir a Jesucristo.
Si no comulgáis sacramentalmente, comulgad a menos espiritualmente haciendo los siguientes actos: Concebid un gran deseo de uniros con Jesucristo, reconociendo la gran necesidad que tenéis de vivir de su vida. Haced, apoyándoos en la bondad y santidad de Dios, un acto de contrición perfecta de todos vuestros pecados pasados y presentes.
Recibid espiritualmente a Jesucristo en el fondo de vuestra alma, pidiéndole que viváis únicamente para El, puesto que no podéis vivir más que por medio de El.
Imitad a Zaqueo en sus buenos propósitos, y dad gracias a nuestro Señor por haber podido asistir a la santa misa y hacer la comunión espiritual. Ofreced en acción de gracias algún obsequio particular, como un sacrificio o un acto de virtud, y pedid a Jesucristo su bendición para vosotros y para todos vuestros parientes y amigos.
San Pedro Julián Eymard
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