Para aquellos que dudan de la crueldad de las penas del Purgatorio, sería bueno que en este mes, dedicado a la Virgen Nuestra Señora, recordasen aquella Primera Aparición de Nuestra Señora de Fátima y el diálogo que se establece entre Lucía y la Virgen:
–¿De dónde es usted?
–Soy del Cielo.
–¿Qué es lo que usted me quiere?
–He venido para pediros que vengáis aquí seis meses seguidos el día 13 a esta misma hora. Después diré quién soy y lo que quiero. Volveré aquí una séptima vez.
Pregunté entonces:
–¿Yo iré al Cielo?
–Sí, irás.
–¿Y Jacinta?
–Irá también.
–¿Y Francisco?
–También irá, pero tiene que rezar antes muchos Rosarios.
Entonces me acordé de preguntar por dos niñas que habían muerto hacía poco. Eran amigas mías y solían venir a casa para aprender a tejer con mi hermana mayor.
–¿Está María de las Nieves en el Cielo?
–Sí, está.
Tenía cerca de dieciséis años.
–¿Y Amelia?
–Pues estará en el Purgatorio hasta el fin del mundo.
Me parece tenía entre dieciocho y veinte años.
* * *
Aclaro que, según el historiador de Fátima, el canónigo Sebastiao Martins dos Reis, todo apunta a que la tal Amelia había perdido la virginidad fuera del Sacramento del Matrimonio.
Y es que todo pecado mortal, como la falta de caridad o la impureza, es un acto extremadamente serio, pues es una ofensa a Dios, un acto de rebeldía contra Nuestro Señor, que nos hace enemigos de Dios y reos del infierno.
Si tenemos la gracia de poder confesarnos o al menos arrepentirnos de corazón, Dios le devuelve su amistad, pero no deja de cobrar la pena debida a ese pecado, en la tierra o en el Purgatorio.
Te invito a copiar e imprimir esta sencilla estampa; ojalá hagas algunas copias para ti y otras personas piadosas; las Benditas Ánimas te recompensarán cuando alcancen el Cielo
Pensemos ahora en dos cuestiones:
1ª) En nuestra vida, en cuántos pecados mortales hemos cometido...¿acaso somos mejores, más santos que aquella pobre muchacha de una aldea de principios del siglo XX?, ¿será Nuestro Señor más indulgente con nuestras almas, salpicadas por la impiedad e inmoralidad que nos entra a través de la televisión, internet...?
2ª) Conocedores de que las penas del Purgatorio puede ser tremendamente largas, ¿por qué no tener compasión de aquellas pobres Almas allí retenidas?. Quizás mañana, cuando nos llegue el momento de presentarnos ante Dios -tú y yo- tengamos que pasar en el Purgatorio mucho tiempo, y entonces, ¿quién nos ayudará?, ¿quién recordará elevar aunque sea una oración por nuestro alivio?.
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NOTA DEL ADMINISTRADOR: Les ruego tengan la caridad de encomendar el alma de mi tía Dolores Ortega Fernández, en su Aniversario. Dios se lo pague y la Virgen se los premie.
Gracias hermanito por el testimonio (el texto) y la estampita, como siempre, muy hermosa. En cuanto a las oraciones por tu tía, cuentas con mis humildes plegarias por su alma. Gracias por estas publicaciones, que además de enseñar, mueven a cultivar una verdadera conciencia sobre nuestra obligación de orar los unos por los otros +
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