lunes, 7 de mayo de 2012

NUESTRA SEÑORA, ALIVIO DEL PURGATORIO

   Reveló la Virgen María a santa Brígida lo siguiente: "Yo soy la Madre de todas las almas que estén en el Purgatorio, y todas las penas que tienen que purgar por las faltas cometidas, constantemente son aliviadas y mitigadas por mis plegarias". Y no se desdeña esta piadosa Madre a las veces, hasta de hacerse presente en aquella santa prisión para visitar y consolar a sus hijas afligidas. "Yo me paseé por lo hondo del abismo" (Ecclo 24,5). A lo que hace san Buenaventura este comentario: "Abismo, es decir, el Purgatorio, por el que se pasea María para aliviar con su presencia, ayudando a las almas santas". Dice san Vicente Ferrer: "¡Cuán buena se manifiesta María con los que están en el Purgatorio, ya que por ella obtienen continuos refrigerios!"




   Qué otra, sino María es su consoladora en medio de aquellas penas, y quién su socorro, sino esta Madre de misericordia? Santa Brígida oyó que Jesús decía a su Madre:

"Tú eres mi Madre, Tú la Madre misericordiosa, Tú la consoladora de los que están en el Purgatorio"

Y la misma Virgen dijo a santa Brígida que como un enfermo, afligido y abandonado en su lecho, se siente reconfortado con cualquier palabra de consuelo, así aquellas almas se sienten aliviadas con solo oír su nombre.

   El solo nombre de María, nombre de esperanza y de salvación es el que constantemente invocan en aquella cárcel sus hijas queridas, siéndoles de gran consuelo. Y después, dice Novarino, la Madre amorosa, sintiéndose invocar por ellas, las une a sus plegarias ante Dios, con lo que socorre a aquellas almas, y así quedan como refrigeradas de sus grandes ardores, con celestial lluvia.

San Alfonso Mª. de Ligorio
Las Glorias de María

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