Al efectuar la profesión religiosa, Santa Teresita se sentía unida profundamente a los santos Ángeles. “La Castidad me hermana con los Ángeles, los espíritus puros y victoriosos” (Poesía 48, Mis armas, v. 3).
Daba ánimos a su novicia, la hermana María de la Santísima Trinidad, con los versos:
“Señor, si tanto aprecias la pureza del Ángel,
espíritu brillante que en el azul se cierne,
¿no estimarás también la blancura del lirio,
que, salvado del fango, tu amor puro mantiene?
Si es dichoso, mi Dios, el Ángel de alas ígneas
que, radiante pureza, frente a ti comparece...,
¡mi alegría! Aquí abajo pareja es a la suya,
pues mi virginidad sobre tu altar la tienes...!”
(Poesía 53, A sor María de la Trinidad, v. 4).
“Ahora hasta los Ángeles te envidian
y quisieran gustar la bienandanza
que, al estar desposada con Jesús,
tú disfrutas, María afortunada”
(Poesía 10, Historia de una pastora convertida en reina, v. 9).
Hna. Úrsula, Tercera Orden de San Francisco
Santiago de Chile
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Muy inspirador, hermosos versos. Gracias
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