"...en este humilde monje, casi sin ningún medio humano, fue capaz de sacar la fuerza para ganar los problemas más difíciles y resolver las preguntas más embarazosas..."
"En medio de tantos favores y estima que disfrutaba con los papas, con los príncipes y con los pueblos, no se envanece, no ir en busca de lo cambiante y gloria humana vano, sino que brillaba en él que la humildad cristiana que "recoge las otras virtudes."
"En este amor inflamado por Jesucristo se le unió una devoción tierna y dulce para Su Gloriosa Madre, que, al igual que su madre amantísima, correspondió alimentando un profundo amor por Su culto. Tenía tanta confianza en Su poderoso patrocinio, que lo vemos utilizar estas expresiones: "Dios no otorga nada, que no pase por las manos de María.". De la misma manera: "Tal es la voluntad de Él, nos quería tener del todo a través de María."
(Papa Pío XII, Carta Encíclica "Doctor Mellifluus",
24 de Mayo de 1953)
San Bernardo nace aproximadamente entre 1190 y 1191 en las afueras de Dijon, en Borgoña. Hijo de un caballero que formaba parte del círculo del Duque de Borgoña, Bernardo nació perteneciendo al estamento nobiliario, al igual que su progenitor, aunque no a sus rangos más altos.
Era el tercer hijo de los siete que tuvo el matrimonio. Ambos padres, aunque se cuenta que especialmente su madre, pronto advirtieron las extraordinarias cualidades intelectuales de su hijo y, por ese motivo, decidieron eximirlo de continuar la tradición familiar del oficio de las armas y hacer que se encaminara hacia una vida de estudio. Por ello, ingresó en la escuela de canónigos regulares de Châtillon-sur-Seine.
En el año 1112 ó 1113 ingresaría formalmente en la Orden del Císter.
Tan sólo dos años después de su ingreso en la Orden, en 1115, se fundan dos monasterios bajo los auspicios del Císter. Su fuerte personalidad llevó al abad Esteban a encargarle la fundación del Monasterio de Claraval (Clairvaux).
A partir del año 1119, el Císter inicia su expansión por Francia y otras áreas del continente europeo. A lo largo de su vida veremos como Bernardo combina armónicamente su faceta mística y la participación en la vida pública de la Iglesia, pues, pese a su deseo de llevar una vida de retiro espiritual, constantemente será reclamado como mediador, y su consejo se tornará imprescindible gracias a su sólida y esmerada formación teológica. Murió en su abadía el 20 de agosto de 1153 y fue canonizado en 1174 por el Papa Alejandro III y proclamado Doctor de la Iglesia por Pío VIII en 1830.
MEMORÁRE
la oración por excelencia de San Bernardo a Nuestra Señora,
también conocida como "EL ACORDAOS",
está indulgenciada con 3 años cada vez que se recite,
pudiendo ser Plenaria al mes, recitándola a diario.
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