Mientras la ciudad Córdoba (Andalucía, España) sufría por la enfermedad de la peste, el Arcángel San Rafael se apareció al Padre Roelas hasta en cuatro ocasiones, revelándole la misión que Dios le había encomendado y que era salvar a la ciudad. Roelas, temeroso de que las apariciones fuesen un artificio de sus sentidos, a causa de la enfermedad, consultó el caso con los teólogos de la Compañía de Jesús y visitó al Provisor, que le ordenó que si se producía una quinta aparición, le preguntase a figura quién era.
En la madrugada del 7 de Mayo de 1578, cuenta el pasaje histórico, que se produjo la quinta aparición y que tras preguntar el Padre Roelas al visitante su identidad, San Rafael le dijo al sacerdote: «Yo te juro, por Jesucristo Crucificado, que soy Rafael, ángel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad». Dice la leyenda que al poco tiempo de la quinta aparición dejaron de morir personas en Córdoba a causa de la epidemia. San Rafael, cuyo nombre significa Medicina de Dios, había salvado a Córdoba de la peste.
Nueve años después, el Padre Roelas fallecería en Córdoba, pero tuvieron que pasar 25 años para que las revelaciones de San Rafael al sacerdote pudiesen ser leídas y conocidas a pie de calle. A partir de entonces, se estableció un oratorio en la casa en la que el Padre Roelas había vivido. La devoción al Arcángel se había disparado y con donativos de los cordobeses y la ayuda de la nobleza, en 1610 se iniciaron unas obras para levantar una iglesia dedicada a su culto, la Iglesia del Juramento de San Rafael.
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