ORACIÓN DEL AÑO MARIANO
compuesta por el Papa Pío XII en 1953
Cautivados por el esplendor de Vuestra celestial belleza e impelidos por las angustias del mundo, nos arrojamos en Vuestros brazos, oh Inmaculada Madre de Jesús y Madre nuestra, María, confiando encontrar en Vuestro amantísimo Corazón la satisfacción de nuestras fervientes aspiraciones y el puerto seguro en medio de tempestades que por todas partes nos apremian.
Aunque abatidos por las culpas y abrumados por infinitas miserias, admiramos y cantamos la incomparable riqueza de los excelsos dones de que Dios Os ha colmado por encima de cualquier otra pura criatura, desde el primer momento de Vuestra Concepción hasta el día en que, tras Vuestra Asunción a los Cielos, Os ha coronado por Reina del Universo.
¡Oh límpida Fuente de Fe!: rociad nuestras mentes con las Verdades Eternas. ¡Oh Lirio fragante de toda Santidad!: embelesad nuestros corazones con Vuestro celestial perfume. ¡Oh Triunfadora del mal y de la muerte!: inspiradnos un profundo horror al pecado, que hace al alma destestable a Dios y esclava del infierno.
Escuchad, oh Predilecta de Dios, el clamor ardiente que de todos los corazones fieles se alza en este año consagrado a Vos. Inclinaos hacia nuestras dolientes llagas. Cambiad el ánimo de los perversos; enjugad las lágrimas de los angustiados y oprimidos; consolad a los pobres y humildes; extinguid los odios; suavizad las duras costumbres; custodiad la flor de la pureza en los jóvenes; proteged a la Santa Iglesia; haced que todos los hombres sientan el atractivo de la bondad cristiana. En Vuestro Nombre, que resuena armonioso en los Cielos, ellos se recozcan como hermanos, y las naciones como miembros de una sola familia, sobre la que resplandezca el sol de una paz universal y sincera.
Acoged, Madre Dulcísima, nuestras humildes súplicas y alcanzadnos, sobre todo, el que podamos un día repetir delante de Vuestro Trono, felices con Vos, el himno que se eleva hoy sobre la tierra en torno a Vuestros altares: Toda hermosa eres, María; Tú, la Gloria, Tú, la Alegría; Tú, la Honra de nuestro Pueblo. Así sea.
(Indulgencia de cinco cada vez que se recite; Indulgencia plenaria si se recita
en la Fiesta de la Inmaculada Concepción así como si se reza todos los Sábados)
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