Si Dios ha hablado -y que haya hablado lo comprueba la Historia- es evidente que el hombre está obligado a creer absolutamente la Revelación de Dios, y a obedecer totalmente sus preceptos, y con el fin de que cumpliésemos bien lo uno y lo otro, para Gloria de Dios y salvación nuestra, el Hijo Unigénito de Dios fundó en la tierra Su Iglesia.
...¿y de qué manera, si se nos quiere decir, podrían formar una sola y misma Asociación de fieles los hombres que defienden doctrinas contrarias, como, por ejemplo, los que afirman y los que niegan que la Sagrada Tradición es fuente genuina de la Divina Revelación; los que consideran de institución divina la Jerarquía eclesiástica, formada de Obispos, Presbíteros y servidores del altar, y los que afirman que esa Jerarquía se ha introducido poco a poco por las circunstancias de tiempos y de cosas; los que adoran a Cristo realmente presente en la Sagrada Eucaristía por la maravillosa conversión del pan y del vino, llamada "Transubstanciación", y los que afirman que el Cuerpo de Cristo está allí presente sólo por la fe, o por el signo y virtud del Sacramento; los que en la misma Eucaristía reconocen su doble naturaleza de sacramento y sacrificio, y los que sostienen que sólo es un recuerdo o conmemoración de la Cena del Señor; los que estiman buena y útil la suplicante invocación de los Santos que reinan con Cristo, sobre todo de la Virgen María Madre de Dios, y la veneración de sus imágenes, y los que pretenden que tal culto es ilícito por ser contrario al honor del único Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo?.
Así pues, los que se proclaman cristianos es imposible no crean que Cristo fundó una Iglesia, y precisamente una sola...
...lo cierto es que Cristo Nuestro Señor instituyó Su Iglesia como Sociedad Perfecta, externa y visible por su propia naturaleza, a fin de que prosiguiese realizando, de allí en adelante, la Obra de la Salvación del género humano...
Esta Iglesia, tan maravillosamente fundada, no podía ciertamente cesar ni extinguirse; muerto su Fundador y los Apóstoles que en un principio la propagaron, puesto que a ella se le había confiado el mandato de conducir a la Eterna Salvación a todos los hombres, sin excepción de lugar ni de tiempo: "Id, pues, e instruid a todas las naciones" (1)
...¿acaso faltará a la Iglesia el valor ni la eficacia, hallándose perpetuamente asistida con la presencia del mismo Cristo, que solemnemente le prometió: "He aquí que yo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos"? (2)
Por tanto, la Iglesia de Cristo no sólo ha de existir necesariamente hoy, mañana y siempre, sino también ha de ser exactamente la misma que fue en los tiempos apostólicos, si no queremos decir -y de ello estamos muy lejos- que Cristo Nuestro Señor no ha cumplido su propósito, o se engañó cuando dijo que las puertas del infierno no habían de prevalecer contra ella (3)
Extractos de la Encíclica "Mortalium Animos",
del Papa Pío XI, 6 de Enero de 1928
NOTAS ACLARATORIAS
1 Evangelio de San Mateo, cap. 28, vers. 19
2 Evangelio de San Mateo, cap. 28, vers. 20
3 Evangelio de San Mateo, cap. 16, vers. 18
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