“Este era mi único consuelo. ¿No era, acaso, Jesús mi único amigo...? No sabía hablar con nadie más que con Él. Las conversaciones con las criaturas, incluso las conversaciones piadosas, me cansaban el alma... Sentía que vale más hablar con Dios que hablar de Dios, ¡pues se suele mezclar tanto amor propio en las conversaciones espirituales...!”
Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz.
"Historia de un Alma", autobiografía
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.