APARICIÓN DE LA VIRGEN DOLOROSA EN EZQUIOGA, anuncio de la Apostasía


            En el Norte de España, en la provincia de Guipúzcoa, se encuentra el monte Anduaga, en una de cuyas laderas se halla emplazado el rústico pueblo de Ezquioga, frente a la carretera Zumárraga-Ormáiztegui; rodeada por una hermosa hondonada de robles y manzanos, y por un afluente del río Oria, se alza una explanada de la que emergían unos altos árboles, hoy cortados en su base, punto en el cual los niños Antonia de 11 años, y Andrés de 7, a la hora de crepúsculo vespertino del Martes 30 de Junio de 1931, vieron por primera vez a Nuestra Señora. 





            Ambos niños traían leche consigo, obtenida en un caserío, cuando al llegar al punto de la carretera desde donde se divisaba bien aquel lugar, Antonia vio en lo alto de los árboles la Aparición luminosa como de la Virgen de los Dolores de Ezquioga, pero llevando el niño Jesús. "La Santísima Virgen, mira, Andrés" -dijo a su hermano. Reconociéndola ambos, y arrodillados rezaron el Avemaría, mientras que la Aparición, de gran belleza, sonreía. Iba vestida de blanco, con un manto negro y una espada en la mano; les anunció una futura guerra entre hermanos y la necesidad de hacer mucha oración. desapareció.


            Los pequeños contaron a sus padres su visión; pero el padre, refractario a estas cosas, no sólo no creyó, sino que amenazó a sus hijos con pegarles, si lo contaban. La madre, no obstante, los tomó aparte y tras examinarlos, halló veracidad en sus palabras. 


            Al siguiente día, los niños con su madre fueron a verse con el Cura Ecónomo, quien les aconsejó reserva y prudencia, marchando éste a la Curia Eclesiástica a dar parte a su Superior. A la hora del crepúsculo volvieron hacia el punto del día anterior y notaron de nuevo la Aparición. El día 2, el Ecónomo y otros Sacerdotes de Zumárraga subieron con los niños a la campa. Nada vieron. Pero al otro día, Antonia vio. Se repitieron las Apariciones, que eran asistidas de varios convecinos. Ambos Sacerdotes quisieron hacer pruebas con los niños. Les llevaron a distintos puntos, lejos el uno del otro. Y reloj en mano, quisieron convencerse de que, simultáneamente, la misma Aparición era vista de ambos. El resultado fue satisfactorio, aunque la prueba, por simplista no fuera concluyente.


            Se sucedieron más Apariciones, con afluencia de público devoto de las manifestaciones marianas, noche tras noche se sucedían sin interrupción. La gente, ávida de Piedad, de maravilla y de emoción, venían por las tardes a satisfacer sus ansias, que acababan algunas por videncias; otras por conversiones, y por indiferencia las restantes. 


            Pocos días después de la primera Aparición a los niños, surgieron nuevos videntes de Nuestra Señora, como Evarista Galdós. El día 11 de Junio sería Francisco Goicoechea el bendecido de ver en este mundo a la Madre de Dios. Con el tiempo, otras personas, piadosas unas otras no tanto, serían agraciadas con la misma visión de la Virgen Dolorosa. 


            En mitad de aquella campa donde cada vez se reunían más devotos, un sacerdote rezaba en voz alta el Santo Rosario, que contestaban todos de rodillas; las Letanías eran recitadas con los brazos en cruz, y luego añadían cantos religiosos.  


            El 4 de Julio de 1931 se reunían en la campa de las Apariciones alrededor de 500 personas, entre otros, muchos sacerdotes. El día 6 fueron muchos los que vieron a la Virgen Dolorosa en medio de una luz resplandeciente. Días siguientes eran 2.000, 5.000, 10.000, 20.000, 40.000 hasta 80.000 el 18 de julio. El espectáculo era imponentísimo. Toda la campa era un hervidero de personas recogidas, que rezaban, cantaban y clamaban. Pueblos enteros venían con sus sacerdotes en son de rogativa. Algunos “veían”, todos oraban; pocos dudaban o negaban. No sucedió percance alguno, ni al desfilar la gente, que lo hacían con orden y religiosidad. Se pensaba en algo que perpetuase la memoria de las Apariciones, de las gracias por la Virgen otorgadas y de las multitudes piadosas. 




Algunos de los Videntes de Nuestra Señora de los Dolores de Ezquioga


            Según afirmaban algunos videntes, la Virgen quiere se construya una ermita en la que se ponga Su imagen. Y tras largas dudas y conferencias y negativas, hubo visiones, como la de María Recalde, de un futuro gran templo, y en él, un enorme gentío, que aclamaba a la Virgen, escuchaba atento la fervorosa palabra de un Padre religioso, y dos grifos de potable agua, de una saludable fuente mineral, salida cabe la imagen mariana, allí venerada, que continuamente chorreaban. 


            Los prácticos y colindantes del terreno negaban que en aquel lugar pudiese haber agua. Al cabo de poco se vio como brotaba y corría fresco líquido potable. “Hay agua” —decían. “Pues tan verdadero como el agua existente, añadían, debe ser el futuro templo”. Y se pensó en una rústica ermita mariana, para la cual la Autoridad Diocesana denegó el permiso. “Al menos, añadían, hagamos un templete con su fuente, que cobije a la imagen de María, para que se confirme una vez más que Ella es Fuente de Gracias”.


            Los acontecimientos de Ezquioga no tardaron en hallar tropiezos de todo tipo en gente de diferente índole: desde los más ignorantes hasta los más perversos y ateos. Para esta gente todo lo de Ezquioga era supersticioso o absurdo, o negocio. Pensaron en organizar una campaña, y al decir de los Diarios Católicos vascos, su organizador fue un maestro laico, acompañado de socialistas y masones de Zumárraga, quienes comenzaron por pretender ridiculizar los hechos que en Ezquioga se sucedían. -Para espantar a los clericales, -decían- vamos a simular una carnavalada nocturna en la campa de Anduaga. Otras veces iban armados de linternas venecianas, a través de los manzanares, para hacer creer a los píos, decían, que se trataba de nuevas apariciones. Sobre todo, donde se esforzaron más fue en dar a las declaraciones de los videntes un sentido erróneo con el cual sembraban la confusión entre los mismos devotos. 


            En los primeros días de las apariciones, el Vicario General de Vitoria juzgó prematuro el nombramiento de una comisión de estudio sobre los hechos de Ezquioga; sin embargo permitió la constitución de una Comisión de información integrada por Sacerdotes, el médico Dr. Aranzadi, de Zumárraga, y otros señores, al frente de los cuales estaba el Cura Ecónomo de Ezquioga. Allí iban diariamente los videntes a deponer sus visiones y revelaciones. Al propio tiempo, a falta de otra autoridad eclesiástica, dicha comisión ponía en orden las cosas tocantes al rezo y canto. 


            En 1934, y tras recibir severas presiones por parte del Gobierno socialista de la II República, la Iglesia desautoriza a los videntes y no reconoce la autenticidad de las Apariciones de Ezquioga; liberada España tras la Cruzada de 1936, jamás fue reparado el honor de los videntes, algunos de los cuales fueron internados en manicomios; otros, prefirieron guardar silencio viendo cumplida la Profecía de Nuestra Señora acerca de la Guerra Civil.




Recuerdo original de la época de las Apariciones de Ezquioga


ALGUNOS MENSAJES DEL CIELO
recibidos por los Videntes de Ezquioga


25 de Febrero de 1932: 

               "Si he venido a la tierra es porque Satanás se ha apoderado del mundo y quiere terminar con los Católicos..."

22 de Agosto de 1933: 

               "Habrá tan grandes y diversas desgracias que, desde el principio del mundo no ha tenido lugar semejante turbación, y nunca males tan numerosos y terribles habrán afligido la tierra. Yo aventaré Mi trigo por medio de crueles y sangrientas guerras, pestes, hambres, y otros males horribles. La Iglesia será afligida por muchas herejías y malos cristianos. Di que esperen grandes y terribles castigos los malvados. Todo esto será permitido por mi justo juicio a causa de haberme llenado la medida con vuestros pecados. Pronto se levantarán pueblos contra pueblos, naciones contra naciones, tan pronto unidas como divididas, para combatir en favor o en contra del mismo partido, hasta que se llenará la tierra de mortandad y carnicería."

24 de Agosto de 1933: 

               "Serán señales precursoras de la guerra, la tibieza religiosa y la corrupción de costumbres, el vicio tenido por virtud y la virtud por vicio, los creyentes tenidos por locos y los incrédulos por iluminados. No s han acabado los disturbios de la Iglesia; sucederá uno muy grande, aunque no muy duradero, después de lo cual se sentarán las cosas. Vendrá un tiempo en que Mi Fe declinará de tal modo que pocos la conservarán. Tan grande será la persecución de los malos contra los justos que éstos tendrán que padecer un autentico Martirio. Las cosas llegarán al colmo, pero cuando la mano del hombre no pueda más y todo parezca perdido, Yo pondré Mi mano y arreglaré las cosas."




Ejercicio Piadoso del Mes del Sagrado Corazón de Jesús... Día 30


RECOGIDOS ANTE LA PRESENCIA DE DIOS
mejor si estamos de rodillas, nos figuraremos dentro del
Sagrado Corazón de Jesús; con humildad comenzamos


                       Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. En el Nombre del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


Conscientes de nuestras debilidades, haremos ahora el
ACTO DE CONTRICIÓN


                         Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

                 Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén. 



MÁXIMAS PARA MEDITAR
Día 30



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lunes, 29 de junio de 2020

SAN PEDRO Y SAN PABLO, la Autoridad y Doctrina Católica


             Unidos ambos Apóstoles, representa San Pedro la Autoridad de la Iglesia y San Pablo a la Doctrina. Hoy, tradicionalmente se honra de un modo especial al primero. Pescador de Betsaida, es célebre su confesión de la Divinidad de Jesucristo, por la que fue constituido su Vicario inviolable.

             Jesús Resucitado, en reparación de la triple negación de San Pedro en el inicio de la Pasión, recabó de él una triple confesión y de amor y le confirmó en la primacía.

             Primero en Jerusalén, después en Antioquía, finalmente en Roma, convertida en centro de la Fe Católica, ejerció San Pedro las funciones de Supremo Pastor.

             Hecho prisionero en la ciudad de Roma con San Pablo por el Emperador Nerón, sufrió muerte en cruz, con la cabeza hacia abajo, en el monte Vaticano.





LA IGLESIA CATÓLICA, 
SOCIEDAD PERFECTA


             "Cristo Nuestro Señor instituyó Su Iglesia como Sociedad Perfecta, externa y visible por su propia naturaleza, a fin de que prosiguiese realizando, de allí en adelante, la Obra de la Salvación del género humano...

             Esta Iglesia, tan maravillosamente fundada, no podía ciertamente cesar ni extinguirse; muerto su Fundador y los Apóstoles que en un principio la propagaron, puesto que a ella se le había confiado el mandato de conducir a la Eterna Salvación a todos los hombres, sin excepción de lugar ni de tiempo: "Id, pues, e instruid a todas las naciones".

              ...¿acaso faltará a la Iglesia el valor ni la eficacia, hallándose perpetuamente asistida con la presencia del mismo Cristo, que solemnemente le prometió: "He aquí que Yo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos"?.

               Por tanto, la Iglesia de Cristo no sólo ha de existir necesariamente hoy, mañana y siempre, sino también ha de ser exactamente la misma que fue en los Tiempos Apostólicos, si no queremos decir -y de ello estamos muy lejos- que Cristo Nuestro Señor no ha cumplido Su propósito, o se engañó cuando dijo que las puertas del infierno no habían de prevalecer contra ella..."


Extractos de la Encíclica "Mortalium Animos", del Papa Pío XI, 6 de Enero de 1928


               "Por lo cual lamentamos y reprobamos asimismo el funesto error de los que sueñan con una Iglesia ideal, a manera de sociedad alimentada y formada por la caridad, a la que —no sin desdén— oponen otra que llaman jurídica. Pero se engañan al introducir semejante distinción; pues no entienden que el Divino Redentor por este mismo motivo quiso que la comunidad por Él fundada fuera una Sociedad Perfecta en su género y dotada de todos los elementos jurídicos y sociales: para perpetuar en este mundo la Obra Divina de la Redención.

               Y para lograr este mismo fin, procuró que estuviera enriquecida con celestiales dones y gracias por el Espíritu Paráclito. El Eterno Padre la quiso, ciertamente, como Reino del Hijo de Su Amor; pero un verdadero Reino, en el que todos sus fieles le rindiesen pleno homenaje de su entendimiento y voluntad, y con ánimo humilde y obediente se asemejasen a Aquel que por nosotros se hizo obediente hasta la muerte.





               No puede haber, por consiguiente, ninguna verdadera oposición o pugna entre la misión invisible del Espíritu Santo y el oficio jurídico que los Pastores y Doctores han recibido de Cristo; pues estas dos realidades —como en nosotros el cuerpo y el alma— se completan y perfeccionan mutuamente y proceden del mismo Salvador nuestro, quien no sólo dijo al infundir el soplo divino: Recibid el Espíritu Santo, sino también imperó con expresión clara: Como me envió el Padre, así os envío Yo; y asimismo: El que a vosotros oye, a Mí me oye.

               Y si en la Iglesia se descubre algo que arguye la debilidad de nuestra condición humana, ello no debe atribuirse a su constitución jurídica, sino más bien a la deplorable inclinación de los individuos al mal; inclinación, que su Divino Fundador permite aun en los más altos miembros del Cuerpo místico, para que se pruebe la virtud de las ovejas y de los Pastores y para que en todos aumenten los méritos de la fe cristiana. Porque Cristo, como dijimos arriba, no quiso excluir a los pecadores de la sociedad por Él formada; si, por lo tanto, algunos miembros están aquejados de enfermedades espirituales, no por ello hay razón para disminuir nuestro amor a la Iglesia, sino más bien para aumentar nuestra compasión hacia sus miembros."


Papa Pío XII, Encíclica "Mystici Corporis Christi", 29 de Junio de 1943


               "...sólo la Religión Cristiana enseña esa Verdad plena, esa Justicia perfecta y esa Caridad Divina que elimina odios, enemistades y peleas; de hecho, sólo ella las recibió en custodia del Divino Redentor, Camino, Verdad y Vida ( Evangelio de San Juan cap. 14, vers. 6), y con todas las fuerzas debe hacerlas poner en práctica. 

               No hay duda, entonces, de que aquellos que quieren deliberadamente ignorar la Religión Cristiana y a la Iglesia Católica, o que se esfuerzan en ponerles obstáculos, debilitan con eso las bases de la Sociedad, o las sustituyen por otras que absolutamente no pueden sostener el edificio de la dignidad, libertad y bienestar humanos. 


Papa Pío XII, Carta Encíclica "Meminisse Iuvat", 14 de Julio de 1958





LA IGLESIA CATÓLICA
EN LAS CATACUMBAS

               "Aunque la Iglesia Católica todavía existe, sólo se puede encontrar en aquellos católicos bautizados que han mantenido un apego sobrenatural e inquebrantable a todos los Dogmas y enseñanzas morales Católicas. Estas personas se lamentan en la agonía espiritual a medida que la contradicción entre el "Concilio Vaticano II" y su Fe Católica interna crece en sus almas. Esta agonía y miseria internas fueron y siguen siendo visibles, especialmente en los sacerdotes Novus Ordo, que luchan con esta contradicción todos los días porque viven en un mundo ilógico infernal, en vano, tratando de combinar el "Vaticano II" y la Fe Católica en sus mentes.

               Recientemente he hablado con uno de esos sacerdotes en Europa que sólo celebra la tradicional Misa latina de "Motu Proprio". Afirmó que "si la situación no se revierte, no quedarán más que unas pocas iglesias."

                El "Vaticano II" transformó a la Iglesia Católica, al menos a los ojos del mundo, desde el pilar y el fundamento de la Verdad , como lo describió San Pablo, al editor mundial del error. Debido a que la Iglesia Católica, que Cristo instituyó y de quien siempre es un Esposo fiel, nunca podría, debido a Su protección constante, convertirse en el propagador del error; junto con los Doctores y los ilustres Teólogos de la Iglesia, concluimos que aquellos que han cometido estos errores no poseen ni gozan de la Autoridad de  Cristo. Si la tuvieran, entonces habría que decir que la Iglesia Católica realmente se alejó de la Fe y se convirtió en el propagador del error. Pero es contrario a la Fe. Por lo tanto, la vacancia actual de la Santa Sede es una conclusión que lógica y directamente fluye de la Fe Católica."


Obispo Donald J. Sanborn, Julio de 2013






Ejercicio Piadoso del Mes del Sagrado Corazón de Jesús... Día 29


RECOGIDOS ANTE LA PRESENCIA DE DIOS
mejor si estamos de rodillas, nos figuraremos dentro del
Sagrado Corazón de Jesús; con humildad comenzamos


                       Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. En el Nombre del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


Conscientes de nuestras debilidades, haremos ahora el
ACTO DE CONTRICIÓN


                         Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

                 Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén. 



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Día 29



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domingo, 28 de junio de 2020

Ejercicio Piadoso del Mes del Sagrado Corazón de Jesús... Día 28


RECOGIDOS ANTE LA PRESENCIA DE DIOS
mejor si estamos de rodillas, nos figuraremos dentro del
Sagrado Corazón de Jesús; con humildad comenzamos


                       Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. En el Nombre del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


Conscientes de nuestras debilidades, haremos ahora el
ACTO DE CONTRICIÓN


                         Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

                 Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén. 



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Día 28



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sábado, 27 de junio de 2020

"Las Glorias de María"; Socorro de la Humanidad


                El amor a Dios y al prójimo se contienen en el mismo Precepto. “Este mandato hemos recibido del Señor: que quien ame a Dios ame también a su hermano” (1 Carta de San Juan cap. 4, vers. 21). La razón es, como dice Santo Tomás, porque quien ama a Dios ama todas las cosas que son amadas por Dios. Santa Catalina de Siena le decía un día a Dios: Señor, Tú quieres que yo ame al prójimo, y yo no sé amarte más que a Ti. Y Dios al punto le respondió: El que Me ama, ama todas las cosas amadas por Mí. Mas como no hubo ni habrá quien haya amado a Dios como María, así no ha existido ni existirá quien ame al prójimo más que María. 





                El Padre Cornelio a Lápide, comentando el pasaje que dice: “Se ha hecho el rey Salomón un palanquín de madera en el Líbano” (Cantar, cap. 3, vers. 9), dice que éste fue el seno de María, en el que habitando el Verbo encarnado llenó a la Madre de Caridad para que ayudase a quien a Ella acude. 

                María, viviendo en la tierra, estuvo tan llena de Caridad que socorría las necesidades sin que se lo pidiesen, como hizo precisamente en las bodas de Caná cuando pidió al Hijo el milagro del vino exponiéndole la aflicción de aquella familia. “No tienen vino” (Evangelio de San Juan, cap. 2, vers. 3). ¡Qué prisa se daba cuando se trataba de socorrer al prójimo! Cuando fue para cumplir oficios de caridad a casa de Isabel, “se dirigió a la montaña rápidamente” (Evangelio de San Lucas, cap. 1, vers. 39).

                 No pudo demostrar de forma más grandiosa Su Caridad que ofreciendo a Su Hijo por nuestra salvación. Así dice san Buenaventura: De tal manera amó María al mundo que le entregó a Su Hijo primogénito. Le dice San Anselmo: ¡Oh bendita entre las mujeres que vences a los Ángeles en pureza y superas a los Santos en compasión! Y ahora que estás en el Cielo, dice San Buenaventura, este Amor de María no nos falta de ninguna manera, sino que se ha acrecentado porque ahora ve mejor las miserias de los hombres. Por lo que escribe el Santo: Muy grande fue la Misericordia de María hacia los necesitados cuando estaba en el mundo, pero mucho mayor es ahora que reina en el Cielo. 

                Dijo el Ángel a Santa Brígida que no hay quien pida gracias y no las reciba por la caridad de la Virgen. ¡Pobres si María no rogara por nosotros! Dijo Jesús a esa Santa: Si no intervinieran las preces de Mi Madre, no habría esperanza de Misericordia. “Bienaventurado el hombre que me escucha velando ante mi puerta cada día, guardando las jambas de mi entrada” (Proverbios, cap. 8, vers. 34). 

                 Bienaventurado, dice María, el que escucha Mis enseñanzas y observa Mi Caridad para usarla después con los otros por imitarme. Dice San Gregorio Nacianceno que no hay nada mejor para conquistar el afecto de María que el tener caridad con nuestro prójimo. Por lo cual, como exhorta Nuestro Señor: “Sed misericordiosos como vuestro Padre celestial es Misericordioso” (Evangelio de San Lucas, cap. 4, vers. 36), así ahora pareciera que María dice a todos Sus hijos: “Sed misericordiosos como vuestra Madre es Misericordiosa”. Y ciertamente que conforme a la caridad que tengamos con nuestro prójimo, Dios y María la tendrán con nosotros. “Dad y se os dará. Con la misma medida que midáis, se os medirá a vosotros” (Evangelio de San Lucas, cap. 6, vers. 38). 

                Decía San Metodio: “Dale al pobre y recibe el Paraíso”. Porque, escribe el Apóstol, la Caridad con el prójimo nos hace felices en esta vida y en la otra: “La Piedad es provechosa para todo, pues tiene la promesa de la vida para la presente y de la futura” (1 Carta de Timoteo, cap. 4, vers. 8). 

                San Juan Crisóstomo, comentando aquellas palabras: “Quien se compadece del pobre da prestado al Señor” (Proverbio, cap. 19, vers. 17), dice que quien socorre a los necesitados hace que Dios se le convierta en deudor: Si has prestado a Dios lo has convertido en tu deudor. Madre de misericordia, tú que estás llena de caridad para con todos, no te olvides de mis miserias. Tú ya lo sabes. Encomiéndame al Dios que nada te niega. Obtenme la gracia de poderte imitar en el Santo Amor, tanto para con Dios como para con el prójimo. Amén.




Ejercicio Piadoso del Mes del Sagrado Corazón de Jesús... Día 27


RECOGIDOS ANTE LA PRESENCIA DE DIOS
mejor si estamos de rodillas, nos figuraremos dentro del
Sagrado Corazón de Jesús; con humildad comenzamos


                       Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. En el Nombre del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


Conscientes de nuestras debilidades, haremos ahora el
ACTO DE CONTRICIÓN


                         Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

                 Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén. 



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Día 27



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viernes, 26 de junio de 2020

"REINARÉ EN ESPAÑA", LA GRAN PROMESA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS




            Bernardo Francisco de Hoyos nació en Torrelobatón (Valladolid) el 21 de Agosto de 1711. Con los años, ingresó en la Compañía de Jesús y empezó a estudiar Teología en el colegio jesuita de San Ambrosio de Valladolid; el 3 de Mayo del año de 1733, se entretenía en la biblioteca de la Comunidad, cuando de forma providencial cayó entre sus manos el libro latino "De Cultu Cordis lesu", que dio a luz en Roma el Padre José de Gallifet, también de la Compañía de Jesús, Asistente de las Provincias de Francia. 

            "A pocos instantes de lectura (escribe Bernardo a su Director), sentí en mi espíritu un movimiento extraordinario, fuerte, suave y nada arrebatado, ni impetuoso, con el cual me fui al instante delante del Santísimo Sacramento a ofrecerme al Corazón de Jesús para cooperar cuanto pudiese, a lo menos con oración, a la extensión de su culto". 

            Al día siguiente, adorando la Sagrada Hostia en el Santo Sacrificio de la Misa, oyó una voz interior clara y distinta que le dijo: "Quiero por tu medio el culto de Mi Corazón Sacrosanto, para comunicar á muchos mis dones por medio de mi Corazón".

            Estamos en el 14 de Mayo de 1733; el mismo Superior, el Padre Juan de Loyola, estima al joven Hermano Bernardo y se da cuenta de su hondura espiritual y escribe:

            "El día de la Ascensión del Señor se repitió la misma visión del Corazón Santísimo de Jesús, pero con circunstancias más particulares que me obligan a referirla con las mismas palabras del joven: "Después de comulgar (escribe Bernardo), tuve la misma visión referida del Corazón, aunque con las circunstancias de verle rodeado de la corona de espinas y una cruz en la extremidad de arriba, ni más ni menos que la pinta el Padre Gallifet; también vi la Herida por la cual parece se asomaban los espíritus más puros de aquella Sangre, que redimió el mundo.

           Convidaba el Divino Amor Jesús a mi corazón se metiera en el Suyo por aquella herida, que Aquél sería mi Palacio, mi Castillo, y Muro en todo lance. Y como el mío aceptase, le dijo el Señor: ¿No ves que está rodeado de espinas y te punzarán?, que fue irritar más el amor, que introduciéndose a lo más íntimo, experimentó eran rosas las espinas.



Francisco Bernardo de Hoyos
Nació en Torrelobatón, Valladolid, 21 de Agosto de 1711.
Entregó su alma a Dios el 29 de Noviembre de 1735.
Fue el Primer Apóstol español de la Devoción 
al Sagrado Corazón de Jesús.


            Reparé que además de la herida grande, había otras tres menores en el Corazón de Jesús, y preguntándome si sabía quién se las había hecho, me trajo a la memoria aquel favor con que nuestro amor le hirió con tres saetas. Recogida todo el alma en este Camarín Celestial, decía: «Haec requies mea in saeculum saeculi, hic habitabo quoniam elegi eam» ("Ésta es mi mansión por siempre, aquí viviré, porque la deseo") (Salmo 131, 14)

           Se me dio a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí solo, sino que por mí las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta Fiesta en especialidad para España, en quien ni aun memoria parece que hay de ella, me dijo Jesús: "Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes".




Ejercicio Piadoso del Mes del Sagrado Corazón de Jesús... Día 26


RECOGIDOS ANTE LA PRESENCIA DE DIOS
mejor si estamos de rodillas, nos figuraremos dentro del
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                       Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. En el Nombre del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


Conscientes de nuestras debilidades, haremos ahora el
ACTO DE CONTRICIÓN


                         Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

                 Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén. 



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Día 26



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jueves, 25 de junio de 2020

CONSAGRACIÓN DE ESPAÑA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


               Sagrado Corazón de Jesús, Corazón del Dios-Hombre, Re­dentor del mundo, Rey de Reyes y Señor de los que dominan. España, pueblo de Tu herencia y de Tus predilecciones, se postra hoy reverente ante este Trono de Tus bondades, que para Ti se alza en el centro de la Península. 






               Todas las razas que la habitan, todas las regiones que la integran, han constituido en la sucesión de los siglos y a través de comunes azares y mutuas leal­tades, esta gran Patria Española, fuerte y constante en el amor a la Religión y en su adhesión a la Santa Iglesia. Siguiendo la Tradición Católica de nuestro pueblo, y conti­nuando gozosos la Historia de Fe y Devoción a Vuestra Divina Persona, confesamos que Vos vinisteis a la Tierra a establecer el Reino de Dios en la paz de las almas redimidas por Vuestra Sangre, y en la dicha de los pueblos que se rijan por Vuestra Santa Ley; reconocemos que tenéis por blasón de Vuestra Divini­dad conceder participación de Vuestro poder a los gobernantes de los pueblos, y que de Vos reciben eficacia y sanción todas las leyes justas, en cuyo cumplimiento estriba el imperio del orden y de la paz. 

               Vos sois el camino seguro, que conduce a la posesión de la Vida Eterna; luz que alumbra los entendimientos para que conozcan la Verdad y el principio propulsor de toda vida y de todo legítimo progreso social, afianzándose en Vos y en el pode­río y suavidad de Vuestra Gracia todas las virtudes y heroísmos que elevan y hermosean el alma.


               Venga, pues, a nosotros Vuestro Santísimo Reino, que es Reino de Justicia y Amor. Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de la ciencia y de las letras, y en nuestras leyes e instituciones patrias.


               Gracias, Señor, por habernos distinguido como defenso­res de Tu Fe y misioneros de Tu Evangelio por los confines del mundo. Que Tu Providencia amorosa nos conserve la integridad de nuestras creencias, la sed amorosa de evangelización y la uni­dad religiosa de nuestra Patria.


               Desde estas alturas, que para Vos ha elegido España como símbolo del deseo que la anima de que presidáis todas nuestras empresas, bendecid al mundo del trabajo para que reine en él la armonía, el bienestar y la paz, con la implantación de la justicia social y el triunfo de la caridad entre todos.


               Bendecid a los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, brazos arma­dos de la Patria, para que la lealtad de la disciplina y en el valor de sus armas sean siempre salvaguardia de la Nación y defensa del Derecho.


               Bendecid a todos los españoles que, unidos en la cordialidad de unos mismos santos amores a la Religión y a la Patria, que­remos renovaros la consagración de nuestra vida, pidiéndoos, como premio de ella, el morir en la seguridad de Vuestro Amor y en el regazo de Vuestro Corazón adorable. Así sea.




Francisco Franco, 25 de Junio de 1965