"Pues todo concertado, fue el Señor servido
que el día de San Bartolomé, tomaron hábito algunas
y se puso el Santísimo Sacramento. Con toda autoridad
y fuerza quedó hecho nuestro monasterio
del Gloriosísimo Padre Nuestro San José,
año de mil quinientos y sesenta y dos"
(Vida de Santa Teresa de Jesús, 36, 5).
Un día como hoy, en la mañana del 24 de Agosto de 1562, solo cuatro mujeres iniciaron la aventura del Carmelo Descalzo en San José de Ávila.
Provenían del ambiente cercano a Santa Teresa de Jesús y habían sido presentadas o propuestas por sus cercanos amigos y colaboradores.
El Padre Gaspar Daza recomendó a Úrsula de los Santos; Pedro de Alcántara, presentó a Antonia del Espíritu Santo, a quien acompañaba espiritualmente; Guiomar de Ulloa trajo a su criada María de Paz; finalmente, Julián de Ávila, a su hermana María de la Cruz. Las cuatro primeras carmelitas descalzas.
No fue fácil: las tomaron por locas y atrevidas. Se produjo un gran revuelo, hubo amenazas y una gran oposición para impedir que esa primera casa de Descalzas siguiera adelante.Pero nada pudo impedirlo. Y Dios llevó adelante su obra, hasta el día de hoy.
"Yo sentí grandísima pena, porque en parte se me representaron los grandes desasosiegos y trabajos que me habría de costar, y como estaba contentísima en aquella casa ... Más fueron muchas veces que el Señor me tornó a hablar en ello, poniéndome delante las causas y razones que yo veía ser claras y que era su voluntad, que ya no osé hacer otra cosa sino decirlo a mi confesor, y dile por escrito lo que pasaba" (Vida de Santa Teresa de Jesús, 32,12).
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