"No hay oposición entre nosotros y la Roma de los Apóstoles. Bastaría con que las Autoridades de la Iglesia se reconciliaran con la Tradición infalible de Roma, condenando las desviaciones del Concilio Vaticano II y las locuras del llamado "Espíritu del Concilio" y la reconciliación será automática, ipso facto. [...]. Pedir perdón significaría ir contra un deber de conciencia, sería condenar todo lo que hice por el bien de la Iglesia y la salvación de las almas, sería abandonar la causa por la cual luché la causa de la Tradición Apostólica..."
(De una entrevista de Monseñor Castro Mayer
a un periódico brasileño, el 29 de Septiembre de 1989)
a un periódico brasileño, el 29 de Septiembre de 1989)
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