ORACIÓN SABATINA A NUESTRA SEÑORA
Virgen del Carmen, llevamos sobre nuestro pecho Vuestro Santo Escapulario, signo de nuestra consagración a Vuestro Corazón Inmaculado. Madre querida, somos Vuestros hijos, unos hijos de Vuestra entera pertenencia.
Nuestra consagración, Señora, nos exige una entrega sin reservas a Vuestra Sagrada persona, una dedicación generosa a Vuestro servicio, una fidelidad inquebrantable a Vuestro amor y una solicita imitación de Vuestras virtudes. Queremos vivir, conforme al viejo ideal carmelitano: en Vos, con Vos, por Vos y para Vos.
Gracias a Vuestro Bendito Escapulario, Virgen del Carmelo, somos miembros de Vuestro cuerpo místico del Carmelo y participamos de la consagración comunitaria de la Orden a Vos, que Sois su cabeza. Nuestra consagración se une pues, a la Orden de toda la Familia Carmelitana y acrecienta así su valor y eficacia.
Santa María, Abogada y Mediadora de los hombres, no podríamos vivir nuestra consagración con olvido de quienes son Vuestros hijos y nuestros hermanos. Por eso, nos atrevemos a consagraros la Iglesia y el mundo, nuestras familias y nuestra amada Patria.
Os consagramos especialmente los que sufren en el alma o en el cuerpo: los pecadores, los tentados, los perseguidos, los marginados, los presos, los desterrados, los enfermos, los hambrientos…. Madre y Reina del Carmelo, por nuestra consagración somos del todo Vuestros ahora en el tiempo; que los sigamos siendo también un día en la Eternidad. Así sea.
1ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los Ángeles, los Santos y los Justos os llenen de alabanzas, porque me habéis dado Vuestro Bendito Escapulario.
Dios te salve, María, llena eres de gracia etc.
2ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los Arcángeles, y los Santos y los Justos os llenen de alabanzas, porque con Vuestro Bendito Escapulario me habéis hecho especialísimo hijo Vuestro.
Dios te salve, María, etc.
3ª. Madre mía, Madre de mi corazón y Reina de mi amor, os doy mi alma, mi vida, mi corazón, y quiero que os alaben las Virtudes y todas las criaturas, porque con Vuestro Bendito Escapulario me habéis infundido la esperanza de que os veré en el Cielo.
Dios te salve, María, etc.
4ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis una y mil veces; las Dominaciones, los Santos y los Justos os llenen de alabanzas, porque con Vuestro Bendito Escapulario me defendéis de las tentaciones del enemigo.
Dios te salve, María, etc.
5ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los Tronos, los Santos y los Justos os llenen de alabanzas, porque con Vuestro Bendito Escapulario me protegéis contra todos los peligros.
Dios te salve, María, etc.
6ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los Serafines, los Santos y los Justos os llenen de alabanzas, porque con Vuestro Bendito Escapulario Sois salud de mi alma.
Dios te salve, María, etc.
7ª. Madre mía del Carmen y Reina de mi corazón, bendita seáis; los Querubines, los Santos y los Justos os llenen de alabanzas, porque con Vuestro Escapulario Sois la paz y la alegría de mi alma.
Dios te salve, María, etc.
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