Corría el siglo V cuando el Papa Sixto III consagró la Basílica Liberiana en Honor de María Nuestra Señora y de los Santos Mártires; en su ábside mandó colocar un mosaico en el que se representaba a la Santísima Virgen como Reina de los Mártires, pues la íntima unión con Su Divino Hijo en el Calvario, la hizo merecedora de tal título, por soportar en Su Alma mayores dolores y sufrimientos que todos los Mártires. La devoción a la Virgen Dolorosa arraigó profundamente en el Pueblo Católico a partir del siglo XIII, momento en el que aparece la Orden de los Servitas, consagrados a los Dolores de la Madre de Dios, que pronto popularizaron el hábito negro mediante su Orden Tercera. El Papa Benedicto XIII extendió universalmente la celebración del “Viernes de Dolores” en 1727, situando la celebración para el anterior al Viernes Santo.
"La Santísima Virgen María, por el amor que nos dedicaba, estaba dispuesta a ver a Su Hijo sacrificado a la Justicia Divina por la barbaridad de los hombres.
Este gran tormento, pues, que María soportó por nosotros, un tormento mayor de que mil muertes, merece nuestra compasión y nuestra gratitud.
Si no podemos corresponder más a un tal gran amor, al menos dediquemos algunos momentos en este día de hoy para considerar cuan grandes fueron los sufrimientos por los cuales María se hizo Reina de los Mártires; porque los sufrimientos de Su gran martirio excedieron los de todos los Mártires, en primer lugar por ser los más largos, y en segundo lugar por ser los mayores en intensidad".
San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia
"La Santísima Virgen es Dispensadora Universal de todas las gracias, tanto por Su Divina Maternidad, que las obtiene de Su Hijo, como por Su Maternidad Espiritual, que las distribuye entre Sus otros hijos, los hombres. Esto lo hace subordinada a Cristo, pero de manera inmediata. Y ello por una específica y singular determinación de la Voluntad de Dios, que ha querido otorgar a María esta doble función: ser Corredentora y Dispensadora, con alcance universal y para siempre".
Papa Pío X, Encíclica "Ed diem illum" , 2 de Febrero de 1904
"...que sean precisamente Tus dolores, que sean Tus lágrimas las que descendiendo sobre esa tierra fértil, hagan prosperar y madurar frutos de Perfección Cristiana y de Santidad. Es un pueblo que Te ama y que no quiere verte llorar más; es un pueblo dispuesto a llorar él sus pecados con tal de que Tú sonrías; es un pueblo de hijos Tuyos, de devotísimos hijos Tuyos que hoy Te ofrece esa corona, como prenda tangible de reconciliación, como memoria perenne del amor que Te profesa, como señal de reconocimiento de Tu soberanía maternal. Es un pueblo predilecto que, aunque Te haya costado lágrimas, puede asegurarte que no son lágrimas perdidas, sino que precisamente por ellas confía plenamente en Tu bondad y en Tu intercesión ante Tu Preciosísimo Hijo..."
Papa Pío XII, 1956
El Papa Clemente XII, concedió en 1734, una INDULGENCIA PLENARIA y remisión de todos los pecados a quienes recen la "Corona de Los Siete Dolores" DIARIAMENTE por un mes continuo y luego confesando y comulgando, rogasen por las intenciones de la Santa Iglesia; al que verdaderamente arrepentido y confesado, o al menos con firme propósito de confesarse, rezare esta Corona, por CADA VEZ 100 AÑOS de indulgencia. Todas estas indulgencias son aplicables a las Benditas Almas del Purgatorio.
sólo toca sobre el título