sábado, 5 de abril de 2025

PRIMER SÁBADO, día de especial reparación al Doloroso e Inmaculado Corazón

   

               Dedicamos el Primer Sábado de cada mes a desagraviar al Inmaculado Corazón de María, siguiendo así el URGENTE PEDIDO de Nuestra Señora, que nos advierte, como Madre Nuestra, del mal camino que han tomado aquellos que viven en el peor de los pecados: la ingratitud a Dios. La Virgen María desea nuestro amor y también nuestro consuelo hacia Su Inmaculado Corazón, herido por el pecado del mundo.



               Transcurridos algunos años tras las Apariciones de Nuestra Señora en Fátima, Lucía, la única superviviente de los tres niños que contemplaron a la Virgen Santa, contaba con apenas 18 años cuando decidió irse con la Congregación de las Hermanas Doroteas; ingresó como postulante en el convento que la Orden tenía en Pontevedra (España) y en donde Nuestra Señora fue a revelarle la primera parte del plan de Dios para la salvación de los pecadores en nuestro tiempo de rebelión contra Dios: la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados de mes.

               Lucía, refiriéndose a ella misma, describe el encuentro en tercera persona:

               El día 10 de Diciembre de 1925, se le apareció la Santísima Virgen y al lado, suspenso en una nube luminosa, un Niño. La Santísima Virgen, poniéndole una mano en el hombro, le mostró al mismo tiempo un Corazón que tenía en la otra mano, cercado de espinas. Al mismo tiempo le dijo el Niño:

               "Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas que los hombres ingratos continuamente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para arrancárselas."

               Enseguida dijo la Santísima Virgen:

               "Mira, hija mía, Mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tu, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer Sábado se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del Rosario y me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los Misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas."


¿Por qué Cinco Sábados?


              Después de haber estado Sor Lucía en oración, Nuestro Señor le reveló la razón de los cinco sábados de reparación: 

               "Hija mía, la razón es sencilla: se trata de cinco clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de María:

         Primer Sábado: Las blasfemias contra Su Pura e Inmaculada Concepción

         Segundo Sábado: Las blasfemias Contra Su Virginidad

         Tercer Sábado: Las blasfemias contra Su Maternidad Divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres

         Cuarto Sábado: Los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada

         Quinto Sábado: Los que la ultrajan directamente en Sus sagradas imágenes.



jueves, 3 de abril de 2025

EL DUEÑO DE LA LLAVE DEL SAGRARIO. Primer Jueves, recemos por la Santidad Sacerdotal

  

               Déjame que ante todo te pregunte como en otro tiempo a Mis apóstoles: ¿tú quién dices que Soy Yo?. Y después de esa pregunta Mía y de la respuesta tuya, igual seguramente a la de Pedro, insto: ¿Y te has puesto a pensar en lo que ese Padre es para Su Hijo y ese Hijo es para Su Padre?. ¡Lo que Mi Padre me quiere!. 



              Junta en una caricia todos los cariños buenos de la tierra de padres a hijos, de hijos a padres, de hermanos a hermanos, de amigos a amigos, reúne en un beso la explosión de todos los besos que han brotado de labios de madres desde el primer día que las hubo, pon en una llama todo el fuego que ha salido de corazones amantes desde el primer momento en que se amaron los hombres, y ni aquella caricia, ni aquel beso, ni esta llama llegarán a ser una sombra del Amor con que Mi Padre me ama. 

              Hablando tu lenguaje humano tan escaso de vocablos que expresen con propiedad lo grande y lo bello, y mucho menos lo Infinito, te diré que, si en Dios cupieran desatinos y locuras, Mi Padre Celestial me quiere hasta la locura y el desatino y tanto que Su única ocupación de Señor Eterno, infinitamente Sabio, Bueno, Poderoso, es esto: recrearse y complacerse en Su Hijo. 

              Y si sigues no escandalizándote de este lenguaje humano aplicado a hablar de cosas tan subidas e inefables, te diré que la Creación entera con sus Ángeles, sus hombres y sus insectos, con sus soles y sus arenas, con sus aires y sus aguas y sus tierras y sus fuegos, y la Redención con sus anonadamientos de Belén, Cenáculo y Calvario, con sus glorias de Tabor y Resurrección, con sus donaciones inefables de Eucaristía, de Virgen Madre y de Iglesia, no son otra cosa que explosiones de Amor del Padre Celestial para Su Hijo. 

               Sí, todo lo del Cielo, lo de la Tierra y lo de los abismos lo puso Mi Padre en Mis manos y lo hizo para Mí y lo sometió a Mi Juicio. (…) ¿No nada en placer tu alma al saber que el mundo con sus distintos reinos y jerarquías, no es otra cosa que un poema cantado y hecho cantar en honor de Su Hijo por el Amor de un Padre infinitamente Bueno, Sabio, Poderoso? ¿No desaparecen de ante tus ojos medrosos todos los miedos y horrores y tenebrosidades de la vida al enterarte de que toda ella no es en definitiva sino el festín de bodas aparejado por el gran Rey a Su Hijo y que toda tu misión en ella es sentarte a gozar del festín, comer de lo que te presenten y cantar?... ¿Comprendes ahora la palabra que tantas veces repetí en Mi Evangelio: TODO, ¿te enteras bien? TODO lo que pidan al Padre en Mi Nombre se lo dará para glorificar a Su Hijo, o bien: Yo se lo daré para que el Padre sea glorificado en el Hijo? 

               Sacerdote, después de meditar lo que el Hijo vale delante de Su Padre, ¿volverás a dejar que entre en tu corazón el miedo o el engreimiento?. ¿Tú, el dueño de la llave del Sagrario en que se quedó a vivir el Hijo?. ¿Tú, el que todas las mañanas puedes tomar entre tus dedos la Hostia Consagrada que es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad del Hijo de Dios?. Siendo tuyo el Hijo de Dios, ¿te podrá negar algo el Padre Celestial?. Y si lo cuidas bien en tu Sagrario, buscándole mucha y buena compañía de almas, y en las almas preparándolas para que Él se sienta a gusto en ellas, ¿has pensado en la gratitud que te guardará Su Padre?.


Obispo Manuel González, en su libro "Aunque todos yo no"