miércoles, 31 de enero de 2024
SAN JUAN BOSCO, APÓSTOL DE MARÍA AUXILIADORA
Juan Melchor Bosco nació en 1815, junto a Castelnuovo, en la Diócesis de Turín, Reino del Piamonte-Cerdeña. Era el menor de los hijos de un campesino piamontés. Su niñez fue muy dura. Su padre murió cuando Juan tenía apenas dos años y medio. La madre, Margarita, analfabeta y muy pobre, pero santa y laboriosa mujer, que debió luchar mucho para sacar adelante a sus hijos, se hizo cargo de su educación.
A los nueve años de edad, un sueño que el niño no olvidó nunca, le reveló su vocación. Más adelante, en todos los períodos críticos de su vida, una visión del Cielo le indicó siempre el camino que debía seguir.
En aquel primer sueño, se vio rodeado de una multitud de chiquillos que se peleaban entre sí y blasfemaban; Juan Bosco trató de hacer la paz, primero con exhortaciones y después con los puños. Súbitamente apareció Nuestro Señor y le dijo: "¡No, no; tienes que ganártelos con la mansedumbre y el amor!" Le indicó también que su Maestra sería la Santísima Virgen, quien al instante apareció y le dijo: "Toma tu cayado de pastor y guía a tus ovejas". Cuando la Señora pronunció estas palabras los niños se convirtieron primero, en bestias feroces y luego en ovejas.
El sueño terminó, pero desde aquel momento Juan Bosco comprendió que su vocación era ayudar a los niños pobres, y empezó inmediatamente a enseñar el catecismo y a llevar a la iglesia a los chicos de su pueblo. Para ganárselos, acostumbraba ejecutar ante ellos toda clase de acrobacias, en las que llegó a ser muy ducho. Un Domingo por la mañana, un acróbata ambulante dio una función pública y los niños no acudieron a la iglesia; Juan Bosco desafió al acróbata en su propio terreno, obtuvo el triunfo, y se dirigió victoriosamente con los chicos a la Misa.
Los muchachos de la calle lo llamaban: ‘Ese es el Padre que siempre está alegre. El Padre de los cuentos bonitos’. Su sonrisa era de siempre. Nadie lo encontraba jamás de mal humor y nunca se le escuchaba una palabra dura o humillante. Hablar con él la primera vez era quedar ya de amigo suyo para toda la vida. El Señor le concedió también el don de consejo: Un consejo suyo cambiaba a las personas. Y lo que decía eran cosas ordinarias.
Durante las semanas que vivió con una tía que prestaba servicios en casa de un sacerdote, Juan Bosco aprendió a leer. Tenía un gran deseo de ser sacerdote, pero hubo de vencer numerosas dificultades antes de poder empezar sus estudios. A los dieciséis años, ingresó finalmente en el seminario de Chieri y era tan pobre, que debía mendigar para reunir el dinero y los vestidos indispensables.
El alcalde del pueblo le regaló el sombrero, el párroco la chaqueta, uno de los parroquianos el abrigo y otro, un par de zapatos. Después de haber recibido el Diaconado, Juan Bosco pasó al seminario mayor de Turín y ahí empezó, con la aprobación de sus superiores, a reunir los domingos a un grupo de chiquillos y mozuelos abandonados de la ciudad.
San José Cafasso, sacerdote de la parroquia anexa al Seminario Mayor de Turín, confirmó a Juan Bosco en su vocación, explicándole que Dios no quería que fuese a las misiones extranjeras: "Desempaca tus bártulos --le dijo--, y prosigue tu trabajo con los chicos abandonados. Eso y no otra cosa es lo que Dios quiere de ti".
El mismo Don Cafasso le puso en contacto con los ricos que podían ayudarle con limosnas para su obra, y le mostró las prisiones y los barrios bajos en los que encontraría suficientes clientes para aprovechar los donativos de los ricos.
El primer puesto que ocupó Don Bosco fue el de capellán auxiliar en una casa de refugio para muchachas, que había fundado la Marquesa di Barola, la rica y caritativa mujer que socorrió a Silvio Pellico cuando éste salió de la prisión. Los Domingos, Don Bosco no tenía trabajo de modo que podía ocuparse de sus chicos, a los que consagraba el día entero en una especie de escuela y centro de recreo, que él llamó "Oratorio Festivo".
Pero muy pronto, la Marquesa le negó el permiso de reunir a los niños en sus terrenos, porque hacían ruido y destruían las flores. Durante un año, Don Bosco y sus chiquillos anduvieron de "Herodes a Pilatos", porque nadie quería aceptar ese pequeño ejército de más de un centenar de revoltosos muchachos.
En esos momentos críticos, le sobrevino una pulmonía, cuyas complicaciones estuvieron a punto de costarle la vida. En cuanto se repuso, fue a vivir en unos cuartuchos miserables de su nuevo oratorio, en compañía de su madre, y ahí se entregó, con toda el alma, a consolidar y extender su obra. Dio forma acabada a una escuela nocturna, que había inaugurado el año precedente, y como el oratorio estaba lleno a reventar, abrió otros dos centros en otros tantos barrios de Turín.
Por la misma época, empezó a dar alojamiento a los niños abandonados. Al poco tiempo, había ya treinta o cuarenta chicos, la mayoría aprendices, que vivían con Don Bosco y su madre en el barrio de Valdocco. Los chicos llamaban a la madre de Don Bosco "Mamá Margarita".
Con todo, Don Bosco cayó pronto en la cuenta que todo el bien que hacía a sus chicos se perdía con las malas influencias del exterior, y decidió construir sus propios talleres de aprendizaje. Los dos primeros: el de los zapateros y el de los sastres, fueron inaugurados en 1853.
El siguiente paso fue construir una iglesia, consagrada a San Francisco de Sales. Después vino la construcción de una casa para la enorme familia. El dinero no faltaba, a veces, por verdadero milagro. Don Bosco distinguía dos grupos entre sus chicos: el de los aprendices, y el de los que daban señales de una posible vocación sacerdotal. Al principio iban a las escuelas del pueblo; pero con el tiempo, cuando los fondos fueron suficientes, Don Bosco instituyó los cursos técnicos y los de primeras letras en el oratorio.
En 1856, había ya 150 internos, cuatro talleres, una imprenta, cuatro clases de latín y diez sacerdotes. Los externos eran quinientos. Con su extraordinario don de simpatía y de leer los corazones, Don Bosco ejercía una influencia ilimitada sobre sus chicos, de suerte que podía gobernarles con aparente indulgencia y sin castigos, para gran escándalo de los educadores de su tiempo.
Veía en sueños el estado exacto de la conciencia de sus discípulos y después los llamaba y les hacía una descripción tan completa de los pecados que ellos habían cometido, que muchos aclamaban emocionados: "Si hubiera venido un ángel a contarle toda mi vida no me habría hablado con mayor precisión" .
Se gana de tal manera el cariño de los jóvenes, que es difícil encontrar en toda la historia de la humanidad, después de Jesús, un educador que haya sido tan amado como Don Bosco. Los jóvenes llegaban hasta pelear unos contra otros afirmando cada uno que a él lo amaba el santo más que a los demás.
Además de este trabajo, Don Bosco se veía asediado de peticiones para que predicara; la fama de su elocuencia se había extendido enormemente a causa de los milagros y curaciones obradas por la intercesión del santo. Otra forma de actividad, que ejerció durante muchos años, fue la de escribir libros para el gusto popular, pues estaba convencido de la influencia de la lectura.
Él decía que Dios lo había enviado al mundo para educar a los jóvenes pobres y para propagar buenos libros, los cuales, además eran sumamente sencillos y fáciles de entender. "Propagad buenos libros --decía Don Bosco-- sólo en el Cielo sabréis el gran bien que produce una buena lectura". Unas veces se trataba de una obra de apologética, otras de un libro de historia, de educación o bien de una serie de lecturas católicas. Este trabajo le robaba gran parte de la noche y al fin, tuvo que abandonarlo, porque sus ojos empezaron a debilitarse.
El mayor problema de Don Bosco, durante largo tiempo, fue el de encontrar colaboradores. Muchos jóvenes sacerdotes entusiastas, ofrecían sus servicios, pero acababan por cansarse, ya fuese porque no lograban dominar los métodos impuestos por Don Bosco, o porque carecían de su paciencia para sobrellevar las travesuras de aquel tropel de chicos mal educados y frecuentemente viciosos, o porque perdían la cabeza al ver que el santo se lanzaba a la construcción de escuelas y talleres, sin contar con un céntimo.
Aun hubo algunos que llevaron a mal que Don Bosco no convirtiera el oratorio en un club político para propagar la causa de "La Joven Italia". En 1850, no quedaba a Don Bosco más que un colaborador y esto le decidió a preparar, por sí mismo, a sus futuros colaboradores. Así fue como Santo Domingo Savio ingresó en el oratorio, en 1854.
Por otra parte, Don Bosco había acariciado siempre la idea, más o menos vaga, de fundar una congregación religiosa. Después de algunos descalabros, consiguió por fin formar un pequeño núcleo. "En la noche del 26 de enero de 1854 --escribe uno de los testigos-- nos reunimos en el cuarto de Don Bosco. Se hallaban ahí además, Cagliero, Rocchetti, Artiglia y Rua. Llegamos a la conclusión de que, con la ayuda de Dios, íbamos a entrar en un período de trabajos prácticos de caridad para ayudar a nuestros prójimos.
Al fin de ese período, estaríamos en libertad de ligarnos con una promesa, que más tarde podría transformarse en voto. Desde aquella noche recibieron el nombre de Salesianos todos los que se consagraron a tal forma de apostolado. Naturalmente, el nombre provenía del gran obispo de Ginebra, San Francisco de Sales (el "Santo de la amabilidad"). El momento no parecía muy oportuno para fundar una nueva congregación, pues el Piamonte no había sido nunca más anticlerical que entonces.
Los Jesuitas y las Damas del Sagrado Corazón habían sido expulsados; muchos conventos habían sido suprimidos y, cada día, se publicaban nuevas leyes que coartaban los derechos de las órdenes religiosas. Sin embargo, fue el ministro Rattazzi, uno de los que más parte había tenido en la legislación, quien urgió un día a Don Bosco a fundar una congregación para perpetuar su trabajo y le prometió su apoyo ante el rey".
En Diciembre de 1859, Don Bosco y sus veintidós compañeros decidieron finalmente organizar la congregación, cuyas reglas habían sido aprobadas por Pío IX. Pero la aprobación definitiva no llegó sino hasta quince años después, junto con el permiso de ordenación para los candidatos del momento. La nueva congregación creció rápidamente: en 1863 había treinta y nueve salesianos; a la muerte del fundador, eran ya 768, y en la actualidad se cuentan por millares: Diecisiete mil en 105 países, con 1,300 colegios y 300 parroquias, y se hallan establecidos en todo el mundo.
El siguiente paso de Don Bosco fue la fundación de una congregación femenina, encargada de hacer por las niñas lo que los Salesianos hacían por los niños. La congregación quedó inaugurada en 1872, con la toma de hábito de veintisiete jóvenes, entre ellas, Santa María Dominga Mazzarello, que fue la cofundadora, a las que el santo llamó Hijas de Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos (o Hijas de María Auxiliadora).
Para completar su obra, Don Bosco organizó a sus numerosos colaboradores del exterior en una especie de tercera orden, a la que dio el título de Colaboradores Salesianos. Se trataba de hombres y mujeres de todas las clases sociales, que se obligaban a ayudar en alguna forma a los educadores salesianos.
Los métodos de Don Bosco consistían en desarrollar el sentido de responsabilidad, en suprimir las ocasiones de desobediencia, en saber apreciar los esfuerzos de los chicos, y en una gran amistad. En 1877 escribía: "No recuerdo haber empleado nunca un castigo propiamente dicho. Por la gracia de Dios, siempre he podido conseguir que los niños observen no sólo las reglas, sino aun mis menores deseos". Pero a esta cualidad se unía la perfecta conciencia del daño que puede hacer a los niños un amor demasiado indulgente, y así lo repetía constantemente Don Bosco a los padres.
Pero sus días tocaban a su fin; los médicos habían declarado que el santo estaba completamente agotado y que la única solución era el descanso; pero el reposo era desconocido para Don Bosco. A fines de 1887, sus fuerzas empezaron a decaer rápidamente; la muerte sobrevino el 31 de Enero de 1888, cuando apenas comenzaba el día, de suerte que algunos autores escriben, sin razón, que Don Bosco murió al día siguiente de la Fiesta de San Francisco de Sales.
Su cuerpo permanece incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, Italia.
Sus últimas recomendaciones fueron: "Propagad la Devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero en el Paraíso".
Fueron tantos los milagros conseguidos al encomendarse a Don Bosco, que el Sumo Pontífice, Pío XI lo canonizó cuando apenas habían pasado cuarenta y seis años de su muerte, el 1 de Abril de 1934 y lo declaró Patrono de los que difunden buenas lecturas y "Padre y Maestro de la Juventud".
EL CATOLICISMO COMPLETO
El mundo no puede ser salvado por formas diluidas de Cristianismo, o por sistemas que representen una etapa autocomplaciente o perezosa en las sendas de la restauración de la Cristiandad.
Nuestro "leitmotiv" debe ser el de que para el orden temporal de occidente, fuera de la Iglesia no hay salvación. Civilización Católica, Apostólica, Romana, totalmente tal, absolutamente tal, minuciosamente tal, es lo que debemos desear.
La quiebra de los ideales políticos, sociales o culturales intermedios es patente. No se para en el camino de vuelta a Dios: parar es retroceder, parar es hacer el juego de la confusión. Sólo queremos una cosa: el Catolicismo completo.
martes, 30 de enero de 2024
SÚPLICA DE AMOR A LA SANTA FAZ
Amabilísimo Jesús, que quisiste sufrir sobremanera en Tu Santa Faz para ganar mi amor: perdona mis pecados y extravíos y vuelve a mirarme benignamente.
-Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, etc.
-Muéstranos Señor, Tu Santa Faz, y seremos salvos.
-Señor, imprime Tu Santa Faz en mi corazón, que mi alegría sea padecer y ser despreciado por Ti.
Dulcísimo Jesús, que en Tu Santa Faz has sido golpeado, maltratado y humillado para conquistar mi amor: haz que busque siempre el desprecio por el mundo y por todas sus arrogantes vanidades.
-Muéstranos Señor, Tu Santa Faz, y seremos salvos.
-Señor, imprime Tu Santa Faz en mi corazón, que mi alegría sea padecer y ser despreciado por Ti.
Manso Jesús, que en Tu Divina Faz sudaste sangre para demostrarme Tu amor: concédeme la gracia de sufrir Contigo, al ofrecerte todos mis problemas, angustias, contrariedades... y así vivir cada día y en todo momento bajo Tu dulce mirada.
-Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, etc.
-Muéstranos Señor, Tu Santa Faz, y seremos salvos.
-Señor, imprime Tu Santa Faz en mi corazón, que mi alegría sea padecer y ser despreciado por Ti.
"Padecer y ser despreciado por Ti"
Cuando San Juan de la Cruz era Prior en Segovia (año 1588), encontró providencialmente una pintura de Jesús Nazareno cargando con la Cruz; la arregló y le preparó un altar que adornó con velas y flores y convirtió aquella representación en su oratorio particular. Estando un día en oración escuchó una voz que le anima diciéndole "Fray Juan, pídeme lo que quieras por estos trabajos que Me has dedicado". El Santo carmelita respondió al momento "Señor, padecer y ser despreciado por Ti".
lunes, 29 de enero de 2024
EN LA SOLEDAD SE COMPRAN LAS ALMAS; "YO EN DIOS o EL CIELO", por el Padre Valentín de San José, Carmelita Descalzo de Las Batuecas, capítulo 4
21- Con el mayor afecto que pude indiqué al religioso que, aun cuando le sirviera de un pequeño sacrificio, tuviera la bondad de contarme esa historia de Barlaam y Josafat, pues decía era tan instructiva, y yo, para instruirme, me había acercado hasta él. Empezó diciendo así: -En los Años Cristianos se escribe esta hermosa historia (1), hermosa y edificante en grado máximo. Pero esta historia no ha tenido realidad; es una leyenda o una novela religiosa, como diríamos hoy, atribuida al gran escritor y pensador San Juan Damasceno, y muy digna de él. La escribió un monje solitario de la Laura de San Sabas (2), uno de tantos monjes innominados y sabios como han vivido en los conventos y en las soledades. Tuvo grandísima influencia en los escritores medievales, como te decía, y la tuvo aún mayor en las almas consagradas a Dios y a alcanzar la perfección en los conventos. Es obra literaria como novela y es magnífica obra espiritual, apologética y aun histórica. Expone compendiosa y admirablemente las verdades del Cristianismo y sus pruebas y exalta con elegancia y viveza la grandeza de ánimo y los heroísmos de virtudes de las almas consagradas a Dios en la soledad, en el retiro y alejamiento del mundo, en una vida pobre y penitente y de íntima y extraordinaria comunicación con Dios, en oración continua y trato con el Cielo.
Las almas retiradas con Dios en soledad, que han renunciado a todos los bienes materiales, a los altos y renombrados puestos de la sociedad y hasta del mismo trono, son almas excepcionalmente grandes y preclaras; realizan todos los heroísmos por Dios y por la esperanza del premio del Cielo; dejan las grandezas de la tierra por las más excelsas del Cielo, y renuncian al agradable trato de los hombres de sociedad y a sus pasatiempos por el trato con Dios y sus Bienaventurados y por la sobrenatural herencia del Cielo. Resalta en este libro el hermosísimo fruto del apostolado de la contemplación y la fortaleza en confesar la Fe cuando sobreviene la persecución. Deseando estoy -le dije- ver la doctrina y la acción de esos dos personajes que, siendo de ficción, han llegado a ser tenidos por Santos históricos; muy hermosa y de grande realismo tiene que ser esa creación para haber sido recibida con tanto aplauso por los grandes talentos y escritores medievales. Ciertamente lo es -me dijo-, y de muy sólida doctrina. El resumen te hará comprender mejor las palabras y sentencias que luego te citaré.
22- Barlaam es un solitario que vive en un desierto; vive sólo para Dios en vida muy santa. Es Sacerdote con eminente formación científica. Dios le ha comunicado en su soledad que el hijo único del rey es de una condición magnífica. Mucho deseó el rey aquel hijo, pues no tenía descendencia y mucho le ama. Ordena que su hijo no vea ninguna escena de tristeza ni de pena y le instala en un espléndido palacio con todas las comodidades para hacerle la vida feliz. Encarga su educación a Zardán, persona de toda su confianza. Abener, así se llama, es rey en la India de una nación que no se nombra; es pagano y perseguidor de los Cristianos.
Barlaam, inspirado por Dios, deja la soledad del desierto y se viene a vivir a la corte. Hombre de mucha ciencia y de excepcionales dotes de simpatía y atracción, se gana la voluntad de Zardán. Dios le inspira que vaya a la ciudad para hacerse cargo de la educación del hijo del rey. Zardán, encantado de las cualidades de Barlaam, le encarga la educación de Josafat, que éste es el nombre del hijo del rey. Nadie podrá hacerlo como Barlaam. Se cumple la voluntad de Dios y el fin para que inspiró a Barlaam ir a la corte. Barlaam impone a Josafat de un modo extraordinario en las ciencias y le forma en los modales que es un encanto; calladamente le ha inculcado también las razones de la verdad de la Religión Cristiana. El rey y Zardán están entusiasmados con la formación que Barlaam ha dado a Josafat. Aún ignoran que es Cristiano.
Un día llega a conocimiento del rey que su hijo es Cristiano. No puede explicárselo, pues sólo trata con él Zardán y el que le educa. Barlaam se ha vuelto a la soledad; ni Zardán ni el rey sabían que Barlaam era Cristiano; sólo veían un hombre sabio y admirablemente encantador. Intenta el rey hacer apostatar a su hijo del Cristianismo valiéndose de los hombres más sabios del reino; pero Josafat, que asimiló bien las razones de la verdadera religión y vive sus virtudes, convence a los sabios de la verdad y, lejos de apostatar él, se convierten ellos al Cristianismo. Después de muy complicados y difíciles percances, muy propios de la intriga de la novela, termina Josafat teniendo la alegría de convertir a su propio padre. El rey Abener, ya convertido, ha intentado reparar el mal que había causado antes con la persecución y ha constituido regente de una parte del reino a su hijo Josafat, que gobierna admirablemente y es la delicia de todos sus súbditos.
Cuando muere su padre, el rey, Josafat su hace cargo de todo el reino con general alegría. Barlaam se había vuelto a la soledad del desierto, pero dejó tan convencido y persuadido a Josafat de practicar la virtud y vivir la perfección como lo más hermoso y lo más importante, que, aun cuando Josafat estaba en el trono y gobernaba maravillosamente y con la admiración de todos, suspiraba por vivir santamente en la soledad como su maestro Barlaam y en su compañía. Quiere ser santo, estar consagrado a Dios, lejos de los peligros, y un día renuncia muy solemnemente al trono y nombra rey a Baraquías, un fervoroso Cristiano y un hombre de mucho valer, perseguido antes por su padre; y Josafat, entre las lágrimas de todos, se retira a la soledad, a vivir vida santa en compañía de su maestro y estar allí consagrado a Dios. En la soledad vivió muchos años muy santamente vida como de ángel, durante la vida de Barlaam y después de su muerte (3).
23- Esta es la historia muy resumida; está escrita con mil intrigas y episodios muy interesantes. Pero si Josafat ha renunciado al trono y ha escogido la vida retirada y penitente de la soledad, ha sido por la esperanza del premio del Cielo y para asegurar el Cielo como su maestro le hizo comprender.
Perdona que haya sido algo extenso en referirla, pero es el gran argumento -como terminarás de ver, oyendo sus razones- de que obraron tan heroicamente por la esperanza del premio del Cielo, como obramos todos. La Fe y la esperanza fueron su victoria, moviéndole al heroísmo que realizó. Siempre es el premio del Cielo. Como lo fue en ellos, lo es actualmente en tantas almas heroicas, penitentes, recogidas y santas. Y es el Cielo lo que me mueve a mí también. -Si no ha sido breve la historia- le dije -me lo ha parecido a mí, y desearía conocer las razones que tenían, pues me agradarán no menos que la historia. -No dudo-añadió- que te agradarán y te enseñarán que abrazar esa vida no es algo estéril, sino el apostolado más fecundo y provechoso para la Iglesia y para la sociedad.
Que en la soledad, con penitencia y oración, se compran las almas y se obtienen las Gracias del Cielo y, sobre todo, se asegura la propia salvación. Para asegurarla se preguntó a sí mismo Josafat: ¿Qué adelanta el hombre con ganar todo el mundo, si es a costa suya y perdiéndose a sí mismo? (Lc 9, 25). Su respuesta fue que voló a la soledad, a vivir el Amor de Dios, a santificarse, a inmolarse. Cuando Josafat llegó a la soledad santa y encontró a Barlaam, éste le saludó con alborozo y le dio el parabién de su huida del trono y de la llegada y abrazo a la soledad, y en su enhorabuena le salen de los suavísimos labios y de su cultísima y persuasiva inteligencia las mismas razones que tú has venido a pedirme a mí en este retiro, y te las voy a repetir, porque yo no puedo decírtelas con más encantadora viveza con que Barlaam se las dijo a Josafat. Piensa que el hombre siempre ha sido el mismo. Como es hoy, ha sido en los siglos que nos precedieron.
Como para obrar libre y desaprensivamente intenta hoy engañarse a sí mismo con razones aparentes, intentó engañarse en los tiempos pasados e intentará en los que han de venir. Si estudias al hombre individual y a la sociedad, observarás que el olvido de la Vida Eterna con sus premios a la virtud en el Cielo y sus penas al vicio en el Infierno, lleva a buscar el regalo y la comodidad en la tierra, o, como ahora dicen, al hedonismo. La falta de Fe o la crisis de Fe producen el olvido del Cielo o viene por el olvido del Cielo y del Creador del Cielo. Si no hay premio, ¿para qué practicar la virtud ni mortificarse? ¿Cómo se ha de tratar con Dios si no se le considera presente, y menos si no se cree en su existencia?. La Fe es la victoria del mundo y del extravío de los sentidos y del Demonio.
Instruyendo Barlaam a Josafat, le da la noción del Cielo como premio de la virtud para el cual hemos sido criados y adonde van los buenos para ser felices en Dios. El Cielo es la felicidad eterna; el Cielo es estar en la Vida de Dios y vivirla. Nos impiden ir al Cielo el desorden del mundo y el desorden del pecado. Huyendo del mundo se preserva de la ocasión y se trata con Dios. Se asegura la salvación y le da estas razones: Como es muy difícil que uno ande con el fuego y ni siquiera sienta la molestia del humo, es también sobremanera difícil que estando atado con los lazos de los negocios de este mundo y dedicado a sus cuidados, a sus confusiones y a vivir entre riquezas y delicias, pueda caminar, sin extraviarse, por el camino de los Mandamientos de Dios y conservarse puro e incólume...
Con esta determinación de guardar limpia el alma, se disponían los llamados por Dios a quitarse de todas las ocasiones y afectos torcidos y a limpiarse de toda mancha en el alma y en el cuerpo. Como veían que sólo podían realizar esto viviendo los Mandatos de Cristo y que era casi imposible vivirlos en medio del mundo, abrazaron para ellos un modo de vida diferente en todo al modo de vivir del mundo, pero muy conforme al consejo divino, que les ordenaba dejar todos los bienes que tuvieran, empezando por los padres o los hijos, los amigos y parientes, y luego las riquezas y regalos; que despreciaran todas las comodidades de este mundo; y se marcharon a las soledades y establecieron en ellas su morada como si fueran desterrados: "Vivían necesidad, angustiados, afligidos.
El mundo no era digno de estos hombres. Iban como perdidos por las soledades, por los montes; se recogían en las cuevas de la tierra" (Heb 11, 37) Se alejaban de las mundanas alegrías y regocijos y pasaban escasez en el pan y en el vestido. Dos causas les movieron a abrazar esta vida: una, para que, no viendo ninguna de las cosas que halagan el corazón, no sintieran ni aun tentación de ellas y se les borraran por completo de la memoria, y así limpios, creciera en su alma el amor y los deseos de los bienes celestiales y divinos. La otra, para ser Mártires de deseo y de obra por la mortificación del cuerpo y tener la corona del martirio verdadero, pues en cuanto de ellos dependía, habían abrazado la Pasión de Cristo y esperaban ser participantes de Su Reino. Pensando conseguir esto del modo más prudente y seguro, escogieron vivir la vida monástica y eremítica o solitaria (4).
El alma de Josafat estaba limpia y preparada para recibir la semilla de la virtud, y Barlaam la iluminó con la hermosura de la aspiración a la perfección, diciéndole: Estas almas nobles y valientes marchan juntas por el mismo camino para arribar a las moradas de la Gloria, que el Padre de las luces tiene preparadas para todos los que le amaron .
Cuántos se sienten abrasados por el deseo de alcanzar el Cielo, desprecian cuanto tienen de gloria humana o terrena y se esfuerzan por llegar muy pronto a la Presencia de Dios. Entusiasmado con esta nobilísima idea del Cielo y con el deseo de la vida santa de las almas consagradas y de que el gozo del Cielo está en proporción del Amor a Dios y de las virtudes, exclama: Verdaderamente, son Bienaventurados y mil veces benditos estos que, abrasados en Divino Amor e inflamados en la Caridad del Cielo, miraron todo lo demás como nada. Y si derramaron lágrimas y permanecieron día y noche en llanto, fue para asegurar la alegría eterna. Se humillaron a sí mismos en la tierra para ser grandemente ensalzados en el Cielo.
Afligieron su cuerpo con sed y con hambre y con prolongadas vigilias para ser en el Cielo colmados de las delicias y alabanzas del Paraíso. Por la pureza del corazón fueron en el desierto tabernáculo del Espíritu Santo, como lo dice la Divina Escritura: Pondré mi morada y me pasearé en ellos. Bienaventurados son y mil veces benditos ellos, porque, viendo claramente la vaciedad de estas cosas presentes y la inestabilidad e inconstancia de las prosperidades de los hombres, las renunciaron y llegaron a alcanzar aquella vida que nunca fenece, ni tiene entrada en ella el dolor o la muerte.
24- ¡Qué impresión tan cargada de luces de inmortalidad y de Cielo embarga el ánimo cuando, como un nuevo Simeón con Jesús en los brazos, abraza Barlaam a Josafat en el silencio de la soledad:
Luz purísima de Gloria les envuelve y aleteos de Ángeles los acarician, y de sus labios brota, como en armonía de inmortalidad gloriosa, esta alabanza al heroísmo de Josafat en dejar el trono y vivir con Dios en soledad, esperando el Cielo: Magníficamente has hecho, amado hijo, en venir a esta soledad. Hijo, vuelvo a decir: hijo de Dios y heredero del Cielo, pues con toda cordura sobreestimaste y preferiste el Amor de Jesucristo a todos los bienes caducos e inseguros y los vendiste todos para comprar la preciosa margarita que supera a todo por su valor... El Señor te conceda los bienes eternos por los perecederos e inseguros que dejaste por Dios (6).
Esta es, muy resumida, la hermosísima leyenda. Para mí son más convincentes y más persuasivos las razones y los argumentos que me enseñan las historias que los meramente especulativos; aquí verás la aclaración a las dudas y a la confusión que tú traías por las actuales doctrinas y modos de vivir. Me pedías te lo explicara. No sé hacerlo con más perfección que ésta. -Ni podía presentarme otro argumento más convincente y eficaz que éste- le dije -ni sé cómo agradecérselo. Aquí oigo la voz de Jesús por Su Evangelio; aquí me hablan los Santos, y Dios hace milagros aprobando su conducta. Aquí veo cómo estos Santos tenían presente ganar el premio del Cielo, premio que excede toda ilusión; es el premio de la felicidad sin término, como de la infinita magnanimidad de Dios.
Muy agradablemente veo que Dios da ese Cielo en proporción de la generosidad con que se le entregaron las almas en amor, y vivieron para Él en la tierra teniendo por única aspiración hacer en todo Su Voluntad. ¿Cómo le agradeceré la bondad, el amor y la claridad con que me lo ha hecho ver? ¡Y cómo envidio este retiro y silencio en que vive y le admiro!
Muy gratamente impresionado y con muy clara luz en la inteligencia y mayor paz en el alma, y grande decisión y alegría en la voluntad, me despedí muy agradecido. Dentro de mí sentía como un gratísimo eco que me repetía: dejarlo todo por Dios para vivir a Dios. Ofrecerse todo a Dios para vivir el amor más hermoso y santificador. Ser todo de Dios en luz de Fe y esperanza del Cielo. Y la imaginación me presentaba llenos de luz a San Pablo el Ermitaño, subiendo al Cielo entre multitud de Ángeles, con los Profetas y con los Apóstoles, y a San Julián, de cuya boca ven salir la paloma blanquísima y subir al Cielo entre armonías sobrenaturales que todos oyen, y a Santa Teresa de Jesús, a quien vienen a buscar Jesús y la Virgen con las once mil vírgenes y con ellas entrar triunfante en la Gloria, y tantos Santos más que tuvieron muerte tan hermosa. Y el eco agradabilísimo continuaba repitiendo: el Cielo, el Cielo; todo lo hicieron por el Cielo, y al Cielo subieron y en el Cielo son felices. ¡Mil veces dichosos ellos! ¡Dios mío, que no salga yo del camino del Cielo! Dadme vuestro Cielo. Y la memoria insistente me repetía la frase de San Antonio, que "compraba oro con tierra", o sea Cielo con tierra. Y la respuesta de San Nivardo a sus hermanos cuando le comunicaron le dejaban todos los bienes para consagrarse ellos a Dios en el convento: "Me dejáis la tierra, y vosotros escogéis el Cielo; no es justo; yo también dejo los bienes"; y se consagró con sus hermanos a Dios.
1) P. Juan Crosset: Año Cristiano, 27 de Noviembre; P. Ribadeneira: Leyendas de Oro, 27 de Noviembre,
2) Sancti Joannis Damasceni Opera; De Barlaam et Josaphat Historia. cap. XII.
3) Id., id, cap. II.
4) Id., cap. XII.
5) Poesía de una Carmelita Descalza de Duruelo.
6) De Barlaam et Josaphat Historia. cap. XXXVIII.
domingo, 28 de enero de 2024
LA ERA CATÓLICA QUE VENDRÁ: EL REINO DE MARÍA
Juzgamos que la fase de dolores cada vez más acentuados por las que el Catolicismo habrá de pasar son como el túnel que, aún cuando nos introduzca por algún tiempo en las más densas tinieblas, en la negrura del más absoluto dolor, abreviará nuestro camino hacia la Victoria final cortando montañas y transponiendo obstáculos que, sin ese túnel de dolores, llevaríamos muchos decenios -tal vez siglos- en recorrer.
Entra la Iglesia, y con Ella la Civilización Occidental, en uno de los túneles de la Historia por el cual la Divina Providencia nos hace pasar, para acortar los padecimientos del Catolicismo. Y cada vez, por tanto, que sintamos más encarnizado el ataque, más terribles las probaciones, tengamos la convicción tranquilizadora de que estamos progresando en el túnel, y nos aproximamos cada vez más del momento feliz en que nos encontraremos nuevamente en la claridad radiante de una civilización plenamente Cristiana (12 de Julio de 1931)
Cumplamos nuestro deber. Y si, después de que hayamos hecho todo lo posible -la palabra ‘todo’ significa todo, pero absolutamente todo, y no sólo ‘un poco’ o ‘mucho’- resignémonos ante la avalancha que viene. Porque, aunque perezcan Brasil y el mundo entero, aunque la propia Iglesia sea devastada por los lobos de la herejía, Ella es inmortal. Nadará sobre las aguas revueltas del diluvio. Y es de dentro de su seno sagrado que saldrán después de la tempestad, como Noé del Arca, los hombres que habrán de fundar la Civilización de mañana (21 de Marzo de 1937)
...una era nueva brillará sobre el mundo, finalmente apaciguado en el aprisco de un sólo Pastor. En ese día, los pueblos se regocijarán y el mundo entero oirá la repetición de la promesa evangélica: paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. (14 de Julio de 1940)
Es bueno que, al final de estas reflexiones, nuestro espíritu se detenga en la consideración de las perspectivas últimas del mensaje de Fátima. Para más allá de la tristeza y de los castigos supremamente probables, para los cuales caminamos, tenemos ante nosotros las claridades sacrales de la aurora del Reino de María: "Por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará". Es una perspectiva grandiosa de universal Victoria del Corazón regio y maternal de la Santísima Virgen. Es una promesa apaciguadora, atrayente y sobre todo majestuosa y entusiasta.
Para evitar el castigo en la tenue medida en que es evitable, obtener la conversión de los hombres en la tenue medida en que según la economía común de la gracia ella es todavía obtenible antes del castigo, para apresurar cuanto posible la aurora bendita del Reino de María, y para ayudarnos a caminar en medio de las hecatombes que tan gravemente nos amenazan ¿qué podemos hacer? Nuestra Señora nos lo indica: el aumento en el fervor en la devoción a Ella, la oración, la penitencia... (13 de Mayo de 1967)
Doctor Plinio Corrêa de Oliveira
sábado, 27 de enero de 2024
SOBRE LA INMACULADA CONCEPCIÓN, en el 170 Aniversario del Dogma
¿Quién no ha experimentado que no hay un camino más seguro y más expedito para unir a todos con Cristo que el que pasa a través de María, y que por ese camino podemos lograr la perfecta adopción de hijos, hasta llegar a ser santos e inmaculados en la presencia de Dios?.
En efecto, si verdaderamente a María le fue dicho: Bienaventurada Tú que has creído, porque se cumplirá todo lo que el Señor te ha dicho, de manera que verdaderamente concibió y parió al Hijo de Dios; si realmente recibió en Su vientre a Aquel que es la Verdad por naturaleza, de manera que engendrado en un nuevo orden, con un nuevo nacimiento se hizo invisible en Sus categorías, visible en las nuestras; puesto que el Hijo de Dios hecho hombre es Autor y consumador de nuestra Fe, es de todo punto necesario reconocer como Partícipe y como Guardiana de los Divinos Misterios a Su Santísima Madre en la cual, como el fundamento más noble después de Cristo, se apoya el edificio de la Fe de todos los siglos.
2 de Febrero de 1904
viernes, 26 de enero de 2024
DÁNDOLE POR RECOMPENSA UNA NUEVA VIDA DE GRACIA, de las revelaciones de Luisa Piccarreta sobre la Pasión de Nuestro Señor
"Hija Mía, me es tan querido quien siempre va pensando en Mi Pasión, y siente desagrado y Me compadece, que Me siento como retribuido por todo lo que sufrí en el curso de Mi Pasión, y el alma rumiándola siempre, viene a formar un alimento continuo, en el que hay tantos diversos condimentos y sabores que producen diversos efectos. Así que si en el curso de Mi Pasión me dieron cadenas y cuerdas para atarme, el alma Me desata y Me da la libertad; aquellos Me despreciaron, Me escupieron y Me deshonraban, ella Me aprecia, Me limpia de esas escupitinas y Me honra; aquellos Me desnudaron y Me flagelaron, ella Me cura y Me viste; aquellos Me coronaron de espinas tratándome como rey de burla, Me amargaron la boca con hiel y me crucificaron, el alma rumiando todas Mis penas Me corona de Gloria y Me honra como su Rey, Me llena la boca de dulzura dándome el alimento más exquisito como es el recuerdo de Mis mismas obras, y desclavándome de la cruz Me hace resucitar en su corazón, dándole Yo por recompensa, cada vez que hace esto, una nueva vida de gracia, así que ella es Mi alimento y Yo Me hago su alimento continuo. Así que la cosa que más me agrada es que el alma piense siempre en Mi Pasión".
el 13 de Enero de 1907
de la mística Luisa Piccarreta
Nació en Corato, provincia de Bari, al sur de Italia, el 23 de Abril de 1865. Cursó solamente el primer año de primaria y a la edad de nueve años hizo su Primera Comunión y recibió la Confirmación. Desde aquel momento la Sagrada Eucaristía se convirtió en su pasión y siete años más tarde, en 1882, cuando contaba apenas 17 años de edad, se hizo Terciaria Dominica con el nombre de Magdalena. Pasó toda su larga vida bajo la obediencia de sus confesores, asignados por el Arzobispo de Trani.
Por obediencia, en 1899, empezó a escribir un Diario que llegó a abarcar 36 volúmenes, con la finalidad de dar a conocer más profundamente y vivir de forma cotidiana la Divina Voluntad, según la petición que hacemos al rezar el Padrenuestro: Fiat Voluntas Tua.
Nuestro Señor le pide a Luisa, desde los comienzos de su vida de intimidad con Él, que la meditación sobre la Pasión se convierta en una actividad cotidiana, que nunca se aparte de su mente los sufrimientos que tuvo que aceptar para rescatar del pecado a la humanidad.
Jesús Nuestro Señor formó a esta Primogénita Hija de Su Divina Voluntad a través de la Escuela de la Pasión, de la Sagrada Eucaristía, del amor filial a la Madre de Dios, de la oración, de la obediencia a la Iglesia, del amor al prójimo, del silencio y del trabajo manual de costura.
Luisa conoció al Padre Aníbal Di Francia en 1910, que la exhortó a escribir sus meditaciones, resultado de las mismas sería la obra LAS HORAS DE LA PASIÓN (ya publicadas en este blog).
A lo largo de su vida Luisa fue agraciada con diferentes fenómenos místicos, como visiones sobrenaturales, el desposorio y matrimonio místico y el don los estigmas de la Pasión, aunque por humildad, quiso padecerlos de forma no visible. Murió con fama de Santa a la edad de ochenta y un años, el 4 de Marzo de 1947.
jueves, 25 de enero de 2024
EL VOTO DE PURO AMOR, de las Revelaciones al Hno. Estanislao José.
Estos propósitos hechos con determinada voluntad de morir antes que dejar de cumplirlos fiel y heroicamente, le llevaron a hacer el Voto de Puro Amor, que el Hermano Estanislao José escribió, también con la sangre de sus venas. La hoja en que escribió en el Altar de la Capilla de Griñón, en la noche del 24 al 25 de Marzo de 1925, fue tomada por la Virgen de la Eucaristía y presentada a la Santísima Trinidad, quien encargó a la Divina Madre le diera abundancia de gracias para observar fielmente aquellos compromisos. Esa hoja, que no es otra cosa que un pliego de carta con la estampita de nuestro Fundador (San Juan Bautista de La Salle), dice que la Madre la metió en Su pecho después de oír el encargo de la Santísima Trinidad. Su contenido lo transcribo íntegro después del siguiente...
AL HACER EL "VOTO DE PURO AMOR"
"Mi querida y dulce Madre: Tu amor hace maravillas en mi alma, me transforma, me diviniza, me endiosa. Me hace fuerte, valiente, reflexivo, prudente y me da carácter y dignidad y nobleza de alma y arranca de mí las malas pasiones y quema todo pensamiento que no Te agrada, y me desprende de todo y me une a Ti, Madre, a quien amo con locura y por eso Te he ofrecido mi vida. Pues bien, Madre mía atraído por este amor y por Tu bondad infinita, y después de haberlo pensado bien y con permiso de mis Confesores, hago hoy el Voto de hacerlo todo y obrar siempre por PURO AMOR, a Ti, Madre, y esto en el grado más intenso. Madre mía, bien sabes que por mí, nada puedo, y que no soy más que polvo y pecado, y con todo me siento inclinado, movido y atraído fuertemente por Tu gracia para hacer este VOTO DEL PURO AMOR.
Lo hago, pues, amadísima Madre mía, por purísimo amor a Ti, para mayor Gloria de la Santísima Trinidad y con el fin de que reines pronto en el mundo por medio de la Eucaristía y que vuestros Corazones Eucarísticos sean Reyes en todas las naciones. Hago, pues, Madre, EL VOTO DEL PURO AMOR, por puro amor a Ti, a quien amo con delirio, con locura. Al mismo tiempo, renuevo los otros dos votos que hice cuando era aun niño en Tus brazos, y son el de Regularidad y el de lo Más Perfecto, que tanto bien me han hecho.
Madre, junto con estos tres votos, renuevo los cinco de Religión (los HH. de las Escuelas Cristianas además de los tres votos canónicos de pobreza, castidad y obediencia, emitimos otros dos: el de estabilidad y el de enseñar gratuitamente a los pobres) y todos Te los ofrezco a Ti y con ellos Te entrego, Te doy todo mi ser ofrecido ya hace años como Víctima de Amor. Me meto, pues, en Tu Corazón materno, para que desde ahí sea más fiel a Ti y a mi Hermano Jesús en todo tiempo.
Madre, bien sabes que hago esto para procurar Tu Gloria y para inundar mi alma en el Puro Amor. Sólo Te pongo una condición, Madre, y es la de que me des la muerte después de haberlo hecho, si es que Te he de ser infiel y no hubiera de cumplir lo prometido. Por mi parte ahora, con la mejor disposición, Te juro amor eterno y perfecta fidelidad y Te pido la muerte antes que cambiar de proceder, pues como sabes, todo cuanto hay en mí Te pertenece, total y absolutamente.
Por eso que quiero vivir como Tú, en Ti y para Ti; de lo contrario la vida para mí perdería todos sus encantos, pues mi alimento y mi todo, eres Tú, y mi principal alegría es saber que pronto o tarde he de morir. ¡Madre! Reina pronto en el mundo entero por medio de vuestros Corazones Eucarísticos de los que soy Víctima, Apóstol e instrumento dócil.
1º La base de este voto es el desprendimiento absoluto de criaturas y cosas, con esto quiero decir que debo renunciarlas, siempre que no me sirvan para instruirme, santificarme o para cumplir alguna obligación de mi estado.
2º Al obrar (después del renunciamiento ya dicho) no debo tener otra intención, mas que la de hacerlo todo por puro amor de Dios, de mi Madre, o de Jesús mi Hermanito, lo cual es fácil conseguirlo ayudado con la gracia de Dios, que no faltará.
3º En la ejecución de los actos hay grados de amor, pues escogeré siempre, el que me parezca ser el más puro, el que endiose más a mi alma, es decir, el que me una más a Jesús, el de mayor intensidad de amor de voluntad.
4º Me obligo también a seguir siempre el deseo del alma que tienda a la unión más íntima, y al trabajar con el amor más puro que hay con Jesús y la Madre, rompiendo por tanto, con todo lo humano, es decir, con los pensamientos y afectos que al obrar me sugieran el mundo, el Demonio o la naturaleza.
5º Mi alma (y siempre por puro amor) tiene que estar dispuesta a emprender cualquier obra, previa sanción de la obediencia.
6º Por fin resuma el alma, todos sus actos y afectos procurando tener al obrar el mayor endiosamiento posible, cual sea éste, lo dice muy bien la conciencia.
7º Las disposiciones interiores del alma, tienen que estar siempre en conformidad con lo que manda la obediencia y lo que dicta muy bien la delicadeza de conciencia y la unión con la Madre. Madre, Hermano, Santísima Trinidad, dadme ahora la muerte si por pereza o por negligencia o por pecar tenga que retirar un día mi ofrenda a Ti, Madre…
Tu niño. Firmado en Griñón, 25 de Marzo de 1925
Hermano Estanislao José
Olimpio Fernández Cordero nació el 23 de Septiembre de 1903; vio la vida en Bustillo de la Vega, una pedanía de la provincia de Palencia (España). Desde muy pequeño dio claras muestras de una sincera piedad y de gran temor de Dios. Cuando estaba próximo a cumplir los 18 años ingresó en el Noviciado de Los Hermanos de La Salle de Bujedo (Burgos). Tornó su nombre por el de Estanislao José; según sus coetáneos siempre se comportó como un perfecto religioso.
Nuestro Señor y la Virgen Purísima se manifestarían a este joven consagrado para sumergirlo en una gran realidad sobrenatural: la Presencia de María Virgen en el Santísimo Sacramento del Altar, unida mística y realmente a Su Divino Hijo, desde que lo llevó en Sus entrañas virginales, hasta que los sostuvo entre Sus brazos tras el descendimiento de la Cruz, actuando así como Sagrario, Corredentora y Víctima junto a Nuestro Señor.
El Hermano Estanislao José murió en Griñón (Madrid), el 28 de Marzo de 1927, tras haberse ofrecido incesantemente como Víctima por el Reinado Eucarístico de los Sagrados Corazones.
POR LAS MANOS DE LOS APÓSTOLES
...el hábito mismo que lleváis os advierte, que no debéis vivir para el mundo, sino para Dios. Empeñaos, pues, con ardor y valentía, confiando en la protección de la Virgen Madre de Dios, en conservaros cada día «nítidos, limpios, puros, castos, como conviene a ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios» (Del Pontifical Romano en la Ordenación del Diácono)
Como toda la vida del Salvador fue ordenada al Sacrificio de Sí mismo, así también la vida del Sacerdote, que debe reproducir en sí la imagen de Cristo, debe ser con Él, por Él y en Él un aceptable sacrificio.
En efecto, la oferta que el Señor hizo en el Calvario no fue sólo la inmolación de Su propio Cuerpo; pues Él se ofreció a Sí mismo, Hostia de Expiación, como Cabeza de la Humanidad, y por eso, al encomendar su espíritu en las manos del Padre, se encomendó a Sí mismo a Dios como hombre, para recomendar todos los hombres a Dios.
Lo mismo ocurre en el Sacrificio Eucarístico, que es renovación incruenta del Sacrificio de la Cruz: pues, en él, Cristo se ofrece a Sí mismo al Padre por Su gloria y por nuestra salud. Mas, como quiera que Él, Sacerdote y Víctima, obra como Cabeza de la Iglesia, se ofrece e inmola, no solamente a Sí mismo, sino también a todos los Fieles, y en cierto modo a todos los hombres...
del Papa Pío XII, 23 de Septiembre de 1950
miércoles, 24 de enero de 2024
NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ
En el transcurso de la I Guerra Mundial, el noble Papa Benedicto XV, decidió extender el culto a Nuestra Señora de la Paz, pues siendo Ella Reina del Universo, era la única esperanza para traer el fin de la contienda europea. De los diferentes documentos y cartas que escribió con este fin, extraemos parte de la carta al Secretario de Estado del Vaticano, en la que se refleja la preocupación del Pontífice y la esperanza que éste pone en la oración confiada a la Virgen Santísima para lograr el fin de la Guerra.
Parece que la oscura marea del odio crece más y más entre las naciones beligerantes, y la guerra, envolviendo a otros países en su espantoso remolino, multiplica las ruinas y los estragos.
Sin embargo, Nuestra confianza no disminuye […] Y como todas las gracias que el Autor de todos los bienes se digna conceder a los pobres descendientes de Adán, por amoroso designio de su Divina Providencia, vienen distribuidas por las manos de la Virgen Santísima, Nos queremos que a la Gran Madre de Dios, en esta hora más tremenda que nunca, se eleve viva y confiada la súplica de sus muy afligidos hijos.
...que se implore al Corazón de Jesús, Trono de Gracia, y que a este Trono se acuda por medio de María. Con ese fin ordenamos que, desde el comienzo del próximo mes de Junio, quede fijada en las Letanías Lauretanas la invocación “Regina pacis, ora pro nobis”
Elévese, por tanto, hacia María, que es Madre de Misericordia y omnipotente por la gracia, desde todos los lugares de la tierra, desde los templos más nobles hasta las más pequeñas capillas, desde los palacios regios hasta las más pobres casuchas, desde allí donde haya un alma fiel, desde los campos y los mares ensangrentados, la piadosa y devota invocación [“Regina pacis, ora pro nobis” ], y llegue hasta Ella el grito angustiado de las madres y esposas, el gemido de los niños inocentes, el suspiro de todos los corazones bien nacidos. Que Su dulce y benignísima solicitud sea conmovida, y sea obtenida la paz suplicada para este mundo convulso. Y que los siglos futuros recuerden la eficacia de Su intercesión y la grandeza de los beneficios por Ella conseguidos.
Ciudad del Vaticano, 5 de Mayo de 1917
Elevemos nuestras oraciones a la que es Reina de la Paz, para que nos bendiga con el consuelo de ser Madre de los que a Su Hijo se entregan; que por Su intercesión pronto gocemos en la tierra de aquél suspiro católico: la paz de Cristo en el Reino de Cristo.