martes, 30 de abril de 2013

SANTA CATALINA DE SIENA, VIRGEN, TERCIARIA DOMINICA




          Nació en 1347 y fue la menor del prolífico hogar de Diego Benincasa. Allí crecía la niña en entendimiento, virtud y santidad. A la edad de cinco o seis años tuvo la primera visión, que la inclinó definitivamente a la vida virtuosa. Cruzaba una calle con su hermano Esteban, cuando vio al Señor rodeado de ángeles, que le sonreía, impartiéndole la bendición.

          Su padre, tintorero de pieles, pensó casarla  con un hombre rico. La joven manifestó que se había prometido a Dios. Entonces, para hacerla desistir de su propósito, se la sometió a los servicios mas humildes de la casa. Pero ella caía frecuentemente en éxtasis y todo le era fácil de sobrellevar.

          Finalmente, derrotados por su paciencia, cedieron sus padres y se la admitió en la Tercera Orden de Santo Domingo y siguió, por tanto, siendo laica. Tenía dieciséis años. Sabía ayudar, curar, dar su tiempo y su bondad a los huérfanos, a los menesterosos y a los enfermos a quienes cuidó en las epidemias de la peste. En la terrible peste negra, conocida en la historia con el nombre de "la gran mortandad", pereció más de la tercera parte de la población de Siena.

          A su alrededor muchas personas se agrupaban para escucharla. Ya a los veinticinco años de edad comienza su vida pública, como conciliadora de la paz entre los soberanos y aconsejando a los príncipes. Por su influjo, el Papa Gregorio XI dejó la sede de Aviñon para retornar a Roma. Este pontífice y Urbano VI se sirvieron de ella como embajadora en cuestiones gravísimas; Catalina supo hacer las cosas con prudencia, inteligencia y eficacia.


          Aunque analfabeta, como gran parte de las mujeres y muchos hombres de su tiempo, dictó un maravilloso libro titulado "Diálogo de la Divina Providencia", donde recoge las experiencias místicas por ella vividas y donde se enseñan los caminos para hallar la salvación. Sus trescientas setenta y cinco cartas son consideradas una obra clásica, de gran profundidad teológica. Expresa los pensamientos con vigorosas y originales imágenes. Se la considera una de las mujeres más ilustres de la edad media, maestra también en el uso de la lengua Italiana.

          Santa Catalina de Siena, quien murió a consecuencia de un ataque de apoplejía, a la temprana edad de treinta y tres años, el 29 de abril de 1380, fue la gran mística del siglo XIV. El papa Pío II la canonizó en 1461. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María sopra Minerva en Roma, donde se la venera como patrona de la ciudad; es además, patrona de Italia y protectora del Pontificado.

sábado, 27 de abril de 2013

NUESTRA SEÑORA, REINA DE MISERICORDIA


          Así que María es Reina; pero no olvidemos, para nuestro común consuelo, que es una Reina toda dulzura y clemencia e inclinada a hacernos bien a los necesitados. Por eso la Santa Iglesia quiere que la saludemos y la llamemos en esta oración Reina de Misericordia. El mismo nombre de Reina, conforme a San Alberto Magno, significa piedad y providencia hacia los pobres; a diferencia del nombre de emperatriz, que expresa más bien severidad y rigor. La excelencia del rey y de la reina consiste en aliviar a los miserables, dice Séneca. Así como los tiranos, al mandar, tienen como objetivo su propio provecho, los reyes, en cambio, deben tener por finalidad el bien de sus vasallos. De ahí que en la consagración de los reyes se ungen sus cabezas con aceite, símbolo de misericordia, para demostrar que ellos, al reinar, deben tener ante todo pensamientos de piedad y beneficencia hacia sus vasallos.

          El rey debe ante todo dedicarse a las obras de misericordia, pero no de modo que dejan de usar la justicia contra los criminales cuando es debido. No obra así María, que aunque reina no lo es de justicia,
preocupada del castigo de los malhechores, sino reina de la misericordia, atenta únicamente a la piedad y al perdón de los pecadores. Por eso la Iglesia quiere que la llamemos expresamente reina de la misericordia.


          Reflexionando el gran canciller de París Juan Gerson las palabras de David: “Dos cosas he oído: que Dios tiene el poder y que tuya es, Señor, la misericordia” (Sal 61, 12), dice que fundándose el reino de Dios en la justicia y en la misericordia, el Señor lo ha dividido: el reino de la justicia se lo ha reservado para él, y el reino de la misericordia se lo ha cedido a María, mandando que todas las misericordias que se otorgan a los hombres pasen por las manos de María y se distribuyan según su voluntad. Santo Tomás lo confirma en el prólogo a las Epístolas canónicas diciendo que la santísima Virgen, desde que concibió en su seno al Verbo de Dios y le dio a luz, obtuvo la mitad del reino de Dios al ser constituida reina de la misericordia, quedando para Jesucristo el reino de la justicia.

          El eterno Padre constituyó a Jesucristo rey de justicia y por eso lo hizo juez universal del mundo. Así lo cantó el profeta: “Señor, da tu juicio al rey y tu justicia al hijo de reyes” (Sal 71, 2). Esto también lo comenta un docto intérprete, y dice: Señor, tú has dado a tu Hijo la justicia porque la misericordia la diste a la madre del rey. San Buenaventura, parafraseando también ese pasaje, dice: “Da, Señor, tu juicio al rey y tu misericordia a la madre de él”. Así, de modo semejante al arzobispo de Praga, Ernesto,dice que el eterno Padre ha dado al Hijo el oficio de juzgar y castigar, y a la Madre el oficio de compadecer y aliviar a los miserables. Así predijo el mismo profeta David que Dios mismo, por así decirlo, consagró a María como reina de la misericordia ungiéndola con óleo de alegría: “Dios te ungió con óleo de alegría” (Sal 44, 8). A fin de que todos los miserables hijos de Adán se alegraran pensando tener en el cielo a esta gran reina llena de unción de misericordia y de piedad para con todos nosotros, como dice san Buenaventura: “María está llena de unción de misericordia y de óleo de piedad, por eso Dios la ungió con óleo de alegría”.



viernes, 26 de abril de 2013

EL MÁS ABANDONADO DE TODOS LOS POBRES




          El cristianismo es el Sagrario, y aunque ésta no sea la ocasión de demostrarlo, vosotros afirmaréis conmigo que el Sagrario en nuestra religión no es un remate más o menos airoso de sus cimas, ni un broche de oro que lo cierra, ni una de las instituciones que lo embellecen, sino que la Eucaristía, el Sagrario es todo el cristianismo, es el principio, fin y razón de ser de sus dogmas y su moral, de sus sacrificios y sus virtudes, de sus bellezas y sus milagros ...

          Yo no puedo pensar qué sería un cristianismo sin Eucaristía, porque su Fundador no quiso que lo hubiera; pero sí digo que el actual cristianismo todo es con, por y para la Eucaristía, y sin ella, no titubeo en decirlo, el cristianismo es nada, de tal modo que puede formularse esta regla cierta: A más frecuencia de Sagrario más cristianismo; a menos Sagrario menos cristianismo.

          Pues bien, el pueblo aquel que llenaba nuestros templos y dejó de frecuentar el Sagrario, llegó a olvidar prácticamente que el Sagrario era sobre todo la grande e insustituible casa de comida de las almas y a persuadirse de que era sólo lugar de recreo o tribunar para premiar a los santos o trono altísimo de la majestad de Dios, y terminó por dejar solo el Sagrario para los santos o para los que quieran andar por caminos más estrechos.

          Nuestro pueblo llegó a creerse, prácticamente al menos, que podía conservarse en un cristianismo regular y de modestas pretensiones sin Sagrario o sin mucho Sagrario. ¡Que horror! ¡Como si se pudiera vivir sin comer!"

Obispo Manuel González
"Aunque todos... yo no"

miércoles, 24 de abril de 2013

EL SANTO CRISTO DESAMPARADO DE LA MADRE RAFOLS ( III )

        
     Como vimos en el capítulo anterior, el Santo Cristo Desamparado fue descubierto por unos peones que trabajaban en la recién adquirida casa natal de la Madre Rafols, Fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana; de esta manera, tenían cumplimiento las Profecías de la Madre María Rafols (*), encontradas por inspiración divina por la hermana Naya Bescós, de la misma Congregación.


          En Febrero de 1931, la Superiora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, la Madre Felisa Guerri, entregó el Santo Cristo Desamparado a la veneración del Papa Pío XI, quien rezó ante la imagen en su oratorio privado y le concedió indulgencias.

          Con el descubrimiento de los escritos de la Madre Rafols, providencialmente ocultos, listos para ver la luz por manos de una simple religiosa, el culto y veneración al Santo Cristo Desamparado comenzó en aumento. Así lo atestiguan las múltiples ediciones del libro "Las Profecías de la Madre Rafols", de Don Domingo Arrese, gran periodista e historiador, que editó varios libros sobre el don profético de la Fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, así como las muchas réplicas ( en escala inferior ) que se hicieron de la imagen sangrante, que también fue plasmada en medallas que se portaban con fe y la absoluta convicción de ser escudo frente a los enemigos del alma.


          La devoción al Santo Cristo Desamparado, fue mayor aún en tiempos de la Guerra Civil Española, la Cruzada de Liberación, ya que en las referidas "Profecías de la Madre Rafols", se advertía de los días que se avecinaban, como así se lo manifestó el Sagrado Corazón de Jesús a la Madre Rafols:

"Mi Eterno Padre se verá obligado, si no se enmiendan, 
después de esta llamada misericordiosa, 
a destruir poblaciones enteras".

( Continuará... )



( * )   Sobre las referidas "Profecías de la Madre Rafols", espero tener el tiempo y  la dedicación necesarias para hacer algunas objeciones frente a aquellos que las ha calificado como falsas.



sábado, 20 de abril de 2013

NUESTRA SEÑORA ES REINA CON SU HIJO JESÚS



       Habiendo sido exaltada la Virgen María como Madre del Rey de reyes, con toda razón la Santa Iglesia la honra y quiere que sea honrada por todos por el título glorioso de Reina. Si el Hijo es Rey, dice San Atanasio, con toda razón la Madre debe tenerse por Reina y llamarse Reina y Señora. Desde que María, añade San Bernardino de Siena, dio su consentimiento aceptando ser Madre del Verbo Eterno, desde ese instante mereció ser la Reina del Mundo y de todas las criaturas. Si la carne de María, reflexiona San Arnoldo Abad, no fue distinta de la de Jesús, ¿cómo puede estar la Madre separada del Reinado de su hijo? Por lo que debe pensarse que la Gloria del Reinado no sólo es común entre la Madre y el Hijo, sino que es la misma.


       Y si Jesús es Rey del Universo, reina también lo es María. De modo que, dice San Bernardino de Siena, cuantas son las criaturas que sirven a Dios, tantas son las que deben servir a María, ya que los ángeles, los hombres y todas las cosas del Cielo y de la Tierra, estando sujetas al dominio de Dios, están también sometidas al dominio de la Virgen. Por eso el abad Guérrico, contemplando a la Madre de Dios, le habla así: “Prosigue, María, prosigue segura con los bienes de tu Hijo, gobierna con toda confianza como Reina, Madre del Rey y su Esposa”. Sigue pues, oh María, disponiendo a tu voluntad de los bienes de tu Hijo, pues al ser Madre y Esposa del Rey del Mundo, se te debe como Reina el imperio sobre todas las criaturas.

San Alfonso Mª. de Ligorio
" Las Glorias de María "




jueves, 18 de abril de 2013

VIDA DE PIEDAD DEL BUEN CATÓLICO ( I ) ORACIONES DE LA MAÑANA



      Nos dice Nuestro Señor Jesucristo de sí mismo en el Evangelio: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida", y como en tanto se camina por Él, según explican los Santos, en cuanto se observa con exactitud su Santísima Ley, se reciben sus Sacramentos y se procura imitar sus ejemplos.

      Por esto todo católico, para que más fácilmente observe sus Divinos Mandamientos y por este medio logre la vida eterna, hará todos los días, por la mañana y por la noche las prácticas devotas que se llaman "EJERCICIOS DEL CRISTIANO"; rezará al menos una parte del Santo Rosario ( cinco Misterios ), oirá la Santa Misa cuando buenamente pueda; consagrará un rato a la oración mental, aún cuando estemos en el trabajo. 


      Tampoco ha de faltar la lectura de algún libro piadoso o al menos, considerando las Sagradas Llagas de Nuestro Señor, que son "libro escrito con caracteres de sangre", que con penetrantes y enérgicas voces nos están diciendo: "Amor, amor a un Dios hecho hombre que nos amó hasta el extremo de dar la vida por nuestro amor, hasta el exceso de morir en el infame patíbulo de la Cruz."


      Para los más fervorosos, recomendamos la práctica de "LA SEMANA DEL BUEN CRISTIANO", ampliamente difundida en este Blog, ya que muchas de sus publicaciones van acordes y de la mano de este sencillo esquema de piedad.



OFRECIMIENTO DE LA MAÑANA


Nada más despertarte, harás la señal de la Cruz, diciendo:

Por la señal + de la Santa Cruz, 
de nuestros + enemigos 
líbranos, Señor, Dios + nuestro.

 En el nombre del Padre
 y del Hijo + y del Espíritu Santo.
 Amén, Jesús.

Después dirás:

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.

Levantado y vestido recitarás la siguiente oración:


En seguida rezarás la oración del Padrenuestro, Avemaría y Credo, y dirigiéndote a una imagen piadosa de Nuestra Señora le dirás:

¡Oh Virgen y Madre de Dios! Yo me entrego por hijo y esclavo vuestro, y en honor y gloria
 de vuestra Pureza, os ofrezco mi alma y cuerpo, mis potencias y sentidos,
 y os suplico me alcancéis la gracia de no cometer jamás pecado alguno. 
Amén, Jesús.

Y rezarás a Nuestra Señora las Tres Avemarías.




De inmediato, encomiéndate a tu Ángel Custodio:

Ángel de Dios, Custodio mío:
Ya que la Soberana Piedad me encomendó a ti,
alúmbrame en este día, guárdame,
rígeme y gobiérname.
Amén, Jesús.




miércoles, 17 de abril de 2013

EL SANTO CRISTO DESAMPARADO DE LA MADRE RAFOLS ( II )


"¿Por qué teméis tanto tomar la Cruz, por la cual se va al Reino? 
En la Cruz está la salud, en la Cruz está la vida,
 en la Cruz la defensa de los enemigos; 
en la Cruz está la fortaleza del corazón,
 en la Cruz el gozo del espíritu."

( Kempis, Cap. XII )


      La Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, fundadas por la Madre María Rafols, adquirió la casa natal de la Fundadora así como algunas tierras aledañas, con el fin de crear un centro de caridad y formación, al mismo tiempo que se proponían la construcción de una hermosa iglesia dedicada a Nuestra Señora del Pilar, advocación mariana muy ligada a la Historia de la Madre Rafols.

      Fue precisamente en las lindes de esos terrenos recién adquiridos, donde el Santo Cristo Desamparado, -aquél mismo sobre el cual tres ladrones habían cometido horrendos sacrilegios, para luego ser enterrado- fue descubierto por cinco obreros mientras cavaban una zanja, el 15 de Noviembre de 1929. 

      Juan Antonio Amao, uno de los obreros, fue quien lo cogió para llevárselo a la Superiora, percatándose en el trayecto, que la mano donde llevaba el Santo Cristo, estaba manchada de sangre; por más que se observó, no apreció ninguna herida por lo que todos entendieron que era el Cristo el que sangraba. ( Recordemos el capítulo I, donde el Santo Cristo Desamparado también sangró en manos de uno de los ladrones que lo habían sustraído del Convento de los Dominicos).



      El milagroso hallazgo fue aún mayor cuando entendieron que se trataba de la misma imagen sobre la que, en el siglo anterior, había escrito sorprendentes Profecías la Madre María Rafols; sobre esos escritos hablaré en otro momento, ya que hoy día, ante los ojos de la "oficialidad eclesiástica" y -lo más triste- de la propia Congregación de la Madre Rafols, son falsos aquellos escritos y Profecías, sin mayores explicaciones ni argumentos que contradigan las pruebas que presentan a esta imagen como milagrosa y portadora de  grandes gracias para los que la veneren.

(Continuará...)

lunes, 15 de abril de 2013

SAN ANTONINO Y EL CABALLERO PURGANTE



      San Antonino, el ilustre Arzobispo de Florencia, relata que un piadoso caballero había muerto, el cual tenía un amigo en un convento Dominicano en el cual el Santo residía. Varias Misas fueron sufragadas por su alma.

      El Santo se afligió mucho cuando, después de un prolongado lapso, el alma del fallecido se le apareció, sufriendo muchísimo.“Oh mi querido amigo” exclamó el Arzobispo, estás todavía en el Purgatorio, tú, que llevaste tal piadosa y devota vida?”. "Así es, y tendré que permanecer aquí por un largo tiempo” replicó el pobre sufriente, “pues en mi vida en la Tierra fui negligente en ofrecer sufragios por las almas de Purgatorio. Ahora, Dios por su justo juicio aplica los sufragios que debían ser aplicados por mí, en favor de aquellos por los cuales debí haber rezado.Pero Dios, también, en su justicia, me dará todos los méritos de mis buenas obras cuando entre al Cielo; pero, primero de todo, tengo que expiar mi grave negligencia de no acordarme de los otros”.

      Tan ciertas son las palabras de Nuestro Señor “Con la vara con que mides serás medido”.Recuerda, tú que lees estas líneas, el terrible destino de ese piadoso caballero será el de aquellos que desechan orar y rehúsan ayudar a las Santas Almas.



sábado, 13 de abril de 2013

POR VOSOTROS PADEZCA, POR VOSOTROS MUERA



      Por lo que mira al provecho de los fieles, dice San Anselmo que habiendo sido el Sacrosanto Seno de María el camino del Señor para salvar a los pecadores, no puede ser que al oír las predicaciones sobre María no se conviertan y se salven los pecadores. Y si  todas las gracias se dispensan sólo por manos de María y que todos los que se salvan sólo se salvan por mediación de esta divina Madre, se ha de concluir necesariamente que de predicar a María y confiar en su intercesión depende la salvación de todos. Así santificó a Italia San Bernardino de Siena; así convirtió provincias Santo Domingo; así San Luis Beltrán en todas sus predicaciones no dejaba de exhortar a la devoción a María; y así tantos y tantos.

      El P. Séñeri el joven, célebre misionero, en todas sus misiones predicaba sobre la devoción a María, y a ésta la llamaba su predicación predilecta. Y nosotros en nuestras misiones, en que tenemos por regla inviolable el no dejar nunca el sermón de la Señora, podemos atestiguar con toda verdad que ninguna predicación produce tanto provecho y compunción en los pueblos como ésta de la Misericordia de María. Digo “de la Misericordia de María” porque, como dice san Bernardo: “Alabamos su humildad, admiramos su virginidad, pero a los indigentes les sabe más dulce su misericordia: a la misericordia nos abrazamos con amor, la recordamos con frecuencia y más a menudo la invocamos”.


      Piadoso lector, si como lo espero, es de tu agrado esta mi obrita, te ruego me encomiendes a la Virgen santa para que me dé una gran confianza en su protección. Pide para mí esta gracia, que yo pediré para ti también, quien quiera que seas que me hagas esta caridad, las mismas gracias. Dichoso el que se aferra con amor y confianza a estas dos áncoras de salvación, quiero decir a Jesús y a María; ciertamente que no se perderá.

      Digamos, pues, de corazón juntos, lector mío, con el devoto Alonso Rodríguez: “Jesús y María, mis dulcísimos amores, por vosotros padezca, por vosotros muera; que sea todo vuestro y nada mío”. Amemos a Jesús y a María y hagámonos santos, que no hay mayor dicha que podamos esperar y obtener de Dios.




San Alfonso Mª. de Ligorio
LAS GLORIAS DE MARÍA

miércoles, 10 de abril de 2013

EL SANTO CRISTO DESAMPARADO DE LA MADRE RAFOLS( I )



      El conocido como Santo Cristo Desamparado de la Madre María Rafols, fue profanado por tres malhechores que lo habían robado del Convento Dominico de Zaragoza, creyendo que era de oro. Sin embargo, al comprobar que la imagen no era del preciado metal, en lugar de conformarse con dejarlo en cualquier parte, se ensañaron con él: lo hirieron en la cabeza con un clavo muy grueso, a pedradas rompieron la cruz; le arrancaron el brazo izquierdo al tiempo que le partían el derecho.

      Para rematar el sacrilegio, lo tiraron a una hoguera que providencialmente se apagó, por lo que los truhanes -sin temor de Dios alguno- optaron por tirarlo a un estanque de agua de un molino. Entonces, contra todo pronóstico y en contra de las leyes de la gravedad, la imagen del Santo Cristo Desamparado flotó en el agua. Pero el milagro aún no había concluido, pues desde la imagen santa escucharon "Aún viendo este milagro no creéis?" . En ese momento, uno de los tres profanadores, cayó rodillas en tierra, pidiendo perdón como un niño y rezando la famosa jaculatoria que dice "Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza".

      Los compañeros lo amenazaron muerte por haber rezado y llenos de ira lo lanzaron al mismo estanque donde habían querido deshacerse del Cristo y se hundió por no saber nadar. Pero prodigio sin igual fue ver que su compañero emergía del estanque con el Santo Cristo en las manos mientras la imagen sangraba abundantemente.

      Llenos de pavor, los ladrones impenitentes, se lo arrancaron de las manos y cavando un hoyo en tierra, lo sepultaron, como para enterrar en sus conciencias el robo y posterior sacrilegio de la imagen de Nuestro Señor. 

      El hecho aconteció un 14 de Septiembre de 1809, conmemoración de la Exaltación de la Santa Cruz.


(Continuará...)

lunes, 8 de abril de 2013

EL MAYORDOMO DEL PRÍNCIPE


Hubo un príncipe polaco, que por una razón política, fue exiliado de su país natal, y llegado a Francia, compró un hermosocastillo allí.Desafortunadamente, perdió la Fe de su infancia y estaba, a la sazón, ocupado en escribir un libro contra Dios y la existenciade la vida eterna.

      Dando un paseo una noche en su jardín, el se encontró con una mujer que lloraba amargamente. Le preguntó el porqué desu desconsuelo. "¡Oh, príncipe -ella replicó-  soy la esposa de John Marie, su mayordomo, el cual falleció hace dos días. El fue un buen marido y un devoto sirviente de Su Alteza. Su enfermedad fue larga y gasté todos los ahorros en médicos, y ahora no tengo dinero para ir a ofrecer una Misa por su alma”.



      El príncipe, tocado por el desconsuelo de esta mujer, le dijo algunas palabras, y aunque profesaba ya no creer más en la vida eterna, le dio algunas monedas de oro para tener la Misa por ella y su difunto esposo.

      Un tiempo después, también de noche, el Príncipe estaba en su estudio trabajando febrilmente en su libro.Escuchó un ruidoso tocar a la puerta, y sin levantar la vista de sus escritos, invitó a quien fuese a entrar. La puerta se abrió y un hombre entró y se paró frente al escritorio de Su Majestad.Al levantar la vista, cuál no sería la sorpresa del Príncipe al ver a Jean Marie, su mayordomo muerto, que lo miraba con una dulce sonrisa.Príncipe, le dijo, “vengo a agradecerle por las Misas que usted permitió que mi mujer pidiera por mi alma. Gracias a la Salvadora Sangre de Cristo, ofrecida por mí, voy ahora al Cielo, pero Dios me ha permitido venir aquí y agradecerle por sus generosas limosnas”.

      Luego el agregó solemnemente “Príncipe, hay un Dios, una vida futura, un Cielo y un Infierno”. Dicho esto, desapareció.El Príncipe cayó de rodillas y recitó un ferviente Credo.



sábado, 6 de abril de 2013

SEGURO PARAÍSO PARA LOS APÓSTOLES DE NUESTRA SEÑORA



      Acostumbran los amantes hablar con frecuencia de las personas que aman y alabarlas para cautivar para el objeto de su amor la estima y las alabanzas de los demás. Muy escaso debe ser el amor de quienes se vanaglorian de amar a María, pero después no piensan demasiado en hablar de Ella y hacerla amar de los demás. 

      No actúan así los verdaderos amantes de nuestra Señora. Ellos quieren alabarla sobre todo y verla muy amada por todos. Por eso, siempre que pueden, en público y en privado, tratan de encender en el corazón de todas aquellas benditas llamas de amor a su amada Reina, en las que se sienten inflamados.

      Para que cada uno se persuada de cuánto importa para su bien y el de los pueblos promover la devoción a María, ayudará escuchar lo que dicen los Doctores. Dice san Buenaventura que quienes se afanan en propagar las glorias de María tienen asegurado el Paraíso. Y lo confirma Ricardo de San Lorenzo al decir que honrar a esta Reina de los Ángeles es conquistar la vida eterna. Porque nuestra Señora, la más agradecida, añade el mismo, se empeñará en honrar en la otra vida al que en esta vida no dejó de honrarla.


      ¿Quién no conoce la promesa de María en favor de los que se dedican a hacerla conocer y amar? La santa Iglesia le hace decir en la fiesta de la Inmaculada Concepción: “Los que me esclarecen, obtendrán la vida eterna” (Eclo 24, 31). “Regocíjate, alma mía –decía san Buenaventura, que tanto se esforzó en pregonar las alabanzas de María–; salta de gozo y alégrate con Ella, porque son muchos los bienes preparados para los que la ensalzan”. Y puesto que las sagradas Escrituras, añadía, alaban a María, procuremos siempre celebrar a esta Divina Madre con el corazón y con la lengua para que al fin nos lleve al reino de los bienaventurados.

      Se lee en las revelaciones de Santa Brígida que, acostumbrando el obispo B. Emigdio a comenzar sus predicaciones con alabanzas a María, se le apareció la Virgen a la santa y le dijo: Hazle saber a ese prelado que comienza sus predicaciones alabándome, que yo quiero ser para él una madre, tendrá una santa muerte y yo presentaré su alma al Señor. Y, en efecto, aquel santo murió rezando y con una paz celestial. A otro religioso dominico, que terminaba sus predicaciones hablando de María, se le apareció en la hora de la muerte, lo defendió del demonio, lo reconfortó y llevó consigo su alma al paraíso. El piadoso Tomás de Kempis presentaba a María recomendando a su Hijo a quienes pregonan sus alabanzas, y diciendo así: “Hijo, apiádate del alma de quien te amó a ti y a mí me alabó”.


(  San Alfonso María de Ligorio, "Las Glorias de María"  )


viernes, 5 de abril de 2013

SAN VICENTE FERRER, PREDICADOR INSIGNE


      Nació en 1350 en Valencia, España. Sus padres le inculcaron desde muy pequeñito una fervorosa devoción hacia Nuestro Señor Jesucristo y a la Purísima Virgen María. Le encargaron repartir las cuantiosas limosnas que la familia acostumbraba a dar. Así lo fueron haciendo amar el dar ayudas a los necesitados. Lo enseñaron a hacer una mortificación cada viernes en recuerdo de la Pasión de Cristo, y cada sábado en honor de la Virgen Santísima, piadosas costumbres que ejercitó durante toda su vida.



      Se unió a la Orden de Predicadores, Padres Dominicos y por su gran inteligencia, a los veintiún años ya era profesor de filosofía en la universidad.

      Siendo un simple diácono lo enviaron a predicar a Barcelona. La ciudad estaba pasando por un período de hambre y los barcos portadores de alimentos no llegaban. Entonces SanVicente, en un sermón anunció una tarde que esa misma noche llegarían los barcos con los alimentos tan deseados. Al volver a su convento, el superior lo regañó por dedicarse a hacer profecías de cosas que él no podía estar seguro de que iban a suceder. Pero esa noche llegaron los barcos, y al día siguiente el pueblo se dirigió hacia el convento a aclamar a San Vicente, el predicador. Los superiores tuvieron que trasladarlo a otra ciudad para evitar desórdenes.

      San Vicente estaba muy angustiado porque la Iglesia Católica estaba dividida entre dos Papas a consecuencia del Cisma de Avignón, y hasta tal punto fue su preocupación que enfermó y estuvo a punto de morir. Pero una noche se le apareció Nuestro Señor Jesucristo, acompañado de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán y le dio la orden de dedicarse a predicar por ciudades, pueblos y campos. Y San Vicente, a base de predicar sin descanso, recuperó inmediatamente su salud.

      En adelante, durante treinta  años, San Vicente recorre el norte de España, y el sur de Francia, el norte de Italia, y el país de Suiza, predicando incansablemente, con enormes frutos espirituales, siendo los primeros convertidos judíos y moros. Dicen que convirtió más de diez mil judíos y otros tantos musulmanes en España.

      Las multitudes se apiñaban para escucharle, donde quiera que él llegaba. Tenía que predicar en campos abiertos porque las gentes no cabían en los templos. Su voz sonora, poderosa y llena de agradables matices y modulaciones y su pronunciación sumamente cuidadosa, permitían oírle y entenderle a mucha distancia.

      Sus sermones duraban casi siempre más de dos horas, sin embargo los oyentes no se cansaban ni se aburrían porque sabía hablar con tal emoción y de temas tan propios para esa gente, y con frases tan propias de la Sagrada Biblia, que a cada uno le parecía que el sermón había sido compuesto para él mismo en persona.



      Su predicación conmovía hasta a los más fríos e indiferentes. Su poderosa voz llegaba hasta lo más profundo del alma. En pleno sermón se oían gritos de pecadores pidiendo perdón a Dios, y a cada rato caían personas desmayadas de tanta emoción. gentes que siempre habían odiado, hacían las paces y se abrazaban. Pecadores endurecidos en sus vicios pedían confesores. El santo tenía que llevar consigo una gran cantidad de sacerdotes para que confesaran a los penitentes arrepentidos. Hasta quince mil personas se llegaron a reunir en los campos abiertos para oírle.

      Después de sus predicaciones lo seguían dos grandes procesiones: una de hombres convertidos, rezando y llorando, alrededor de una imagen de Cristo Crucificado; y otra de mujeres alabando a Dios, alrededor de una imagen de la Santísima Virgen. Estos dos grupos lo acompañaban hasta el próximo pueblo a donde el Santo iba a predicar, y allí le ayudaban a organizar aquella misión y con su buen ejemplo conmovían a los demás.

      Como la gente se lanzaba hacia él para tocarlo y quitarle pedacitos de su hábito para llevarlos como reliquias, tenía que pasar por entre las multitudes, rodeado de un grupo de hombres encerrándolo y protegiéndolo entre maderos y tablas. El santo pasaba saludando a todos con su sonrisa franca y su mirada penetrante que llegaba hasta el alma.

      Las gentes se quedaban admiradas al ver que después de sus predicaciones se disminuían enormemente las borracheras y la costumbre de hablar cosas malas, y las mujeres dejaban ciertas modas escandalosas o adornos que demostraban demasiada vanidad y gusto de aparecer. Y hay un dato curioso: siendo tan fuerte su modo de predicar y atacando tan duramente al pecado y al vicio, sin embargo las muchedumbres le escuchaban con gusto porque notaban el gran provecho que obtenían al oírle sus sermones.

      San Vicente fustigaba sin miedo las malas costumbres, que son la causa de tantos males. Invitaba incesantemente a recibir los santos sacramentos de la confesión y de la Comunión. Hablaba de la sublimidad de la Santa Misa. Insistía en la grave obligación de cumplir el mandamiento de Santificar las fiestas. Insistía en la gravedad del pecado, en la proximidad de la muerte, en la severidad del Juicio de Dios, y del Cielo y del Infierno que nos esperan. Y lo hacía con tanta emoción que frecuentemente tenía que suspender por varios minutos su sermón porque el griterío del pueblo pidiendo perdón a Dios, era inmenso.

      Pero el tema en que más insistía este Santo predicador era el Juicio de Dios que espera a todo pecador. La gente lo llamaba "El ángel del Apocalipsis", porque continuamente recordaba a las gentes lo que el libro del Apocalipsis enseña acerca del Juicio Final que nos espera a todos. El repetía sin cansarse aquel aviso de Jesús: "He aquí que vengo, y traigo conmigo mi salario. Y le daré a cada uno según hayan sido sus obras" (Apocalipsis 22,12). Hasta los más empecatados y alejados de la religión se conmovían al oírle anunciar el Juicio Final, donde "Los que han hecho el bien, irán a la gloria eterna y los que se decidieron a hacer el mal, irán a la eterna condenación" (San Juan 5, 29).


      Los milagros acompañaron a San Vicente en toda su predicación: uno de ellos era el hacerse entender en otros idiomas, siendo que él solamente hablaba su lengua materna (el valenciano) y el latín. Y sucedía frecuentemente que la gente de otras regiones le entendían perfectamente como si les estuviera hablando en su propio idioma. Era como la repetición del milagro que sucedió en Jerusalén el día de Pentecostés, cuando al llegar el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, las gentes de 18 países escuchaban a los apóstoles cada uno en su propio idioma, siendo que ellos solamente les hablaban en el idioma de Israel.

      San Vicente se mantuvo humilde a pesar de la enorme fama y de la gran popularidad que le acompañaban, y de las muchas alabanzas que le daban en todas partes. Decía que su vida no había sido sino una cadena interminable de pecados. Repetía: "Mi cuerpo y mi alma no son sino una pura llaga de pecados. Todo en mí tiene la fetidez de mis culpas". 

      En sus últimos años, ya lleno de enfermedades, lo tenían que ayudar a subir al sitio donde iba a predicar. Pero apenas empezaba la predicación se transformaba, se le olvidaban sus enfermedades y predicaba con el fervor y la emoción de sus primeros años. Durante el sermón no parecía viejo ni enfermo sino lleno de juventud y de entusiasmo. Y su entusiasmo era contagioso. Murió en plena actividad misionera, el Miércoles de Ceniza, 5 de abril del año 1419. Fueron tantos sus milagros y tan grande su fama, que el Papa lo declaró santo a los 36 años de haber muerto, en 1455.


jueves, 4 de abril de 2013

LA NOCHE DEL MUNDO, POR PÍO XII



   "Varias veces hemos hecho notar que los hombres de todas las naciones y de todos los continentes se ven forzados a vivir, desorientados y temerosos, en un mundo trastornado y perturbador. Todo se ha hecho relativo y provisional, porque es siempre menos eficiente y por lo mismo menos eficaz. El error, en sus formas casi innumerables, ha esclavizado las inteligencias de seres, por lo demás muy selectos y la inmoralidad de toda clase, ha llegado a tales grados de precocidad, de impudencia y de universalidad, que preocupan seriamente a los que piensan en la suerte del mundo. La humanidad parece un cuerpo infecto y llagado, en el que la sangre circula con dificultad, porque los individuos, las clases, y los pueblos se obstinan en seguir divididos, y por lo tanto, no se comunican mutuamente. Y cuando no se desconocen se odian, y conspiran y luchan y se destruyen.

   Pero también esta noche del mundo tiene señales claras de un alba que vendrá, de un día nuevo al que besará un sol nuevo y más esplendoroso.

   Entre tanto se están multiplicando providencialmente en el mundo los medios para un desarrollo de la vida más completo y más libre. Mientras los descubrimientos de la ciencia ensanchan el horizonte de la posibilidad humana, la técnica y la organización hacen más efectivas esas conquistas poniéndolas al servicio inmediato del hombre (...)



   Sin embargo, todo esto es todavía noche. Noche llena, si se quiere, de ansias y esperanzas, pero noche. Noche que aún podría de repente hacerse tempestuosa si aparecieran acá y allá los fulgores de los relámpagos y se oyera el estruendo de los truenos. ¿Acaso no es verdad que la ciencia, la técnica y la organización se han convertido muchas veces en fuente de terror para los hombres?

   Por eso no están ya seguros como en otro tiempo. Ven con suficiente claridad que ningún progreso por sí solo puede lograr que el mundo renazca. Muchos entrevén ya, y lo confiesan, que se ha llegado a esta noche del mundo porque Jesús ha sido apresado, porque se le ha querido desterrar de la vida familiar, cultural y social; porque se ha sublevado el pueblo contra Él, porque le han crucificado y dejado mudo e inerte."


S. S. Papa Pío XII
21 de Abril de 1957

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