lunes, 1 de septiembre de 2025

ESTAR CUANTO MÁS SE PUEDA EN EL SANTUARIO DE SU CORAZÓN, Sor Benigna Consolata Ferrero

 


                       Sor Benigna Consolata Ferrero nació el 5 de Agosto 1885 en Turín (Italia). Bautizada al día siguiente, recibió los nombres de María de la Consolación, Teresa, Rosalía y Filomena. Pertenecía a una familia distinguida, no solo por su posición social sino por su vida Cristiana, que era ejemplar en todos. Tras una infancia llena de pureza, empezó a sentirse fuertemente atraída hacia la vida contemplativa. El Divino Maestro le hablaba interiormente a su alma y le decía: “Irás a la Visitación y podrás no solamente hacerte santa, sino llegar a aquel grado sublime de perfección que Yo quiero, para bien espiritual de los demás. Yo te pagaré todos tus sacrificios... Cuando hayas probado lo que es el monasterio, ya no querrás volver al mundo por ningún motivo... Allí tendrás humillaciones, tendrás recogimiento y todo aquello que necesitas… Cuando entres al monasterio me ganarás almas”.





                       Despedida de la Visitación de Pignerol por su vida mística, ingresó a la Visitación de Como (al norte de Milán) el 30 de Diciembre de 1907, cuando contaba 22 años y recibió el santo hábito el 5 de Noviembre de 1908, con el nombre de Benigna Consolata Desde entonces, la joven Salesa no puso límites a su fervor y Jesús no puso límites a sus comunicaciones sobrenaturales. 

                       La sed ardiente de la salvación de las almas que devora al Corazón de Jesús se había apoderado también de Su "Benjamina", como con cariño la llama el Señor. No descuidaba medio alguno, por insignificante que fuese, para saciar esta sed: penitencias, mil intenciones piadosas y sobre todo, sus oraciones continuas.

                       El modo divino que empleará el Señor para comunicarse con Benigna será por medio de palabras interiores y visiones intelectuales. Jesús mismo le mandó que fuese escribiendo los coloquios íntimos a medida que los fuese recibiendo, y por supuesto, que no hablase ni respondiese cosa alguna sin consultárselo a Él primero.

                       Los escritos que por obediencia dejó Sor Benigna manifiestan las extraordinarias virtudes que en su alma se iban desarrollando, entregada por completo a la Voluntad de Dios con una confianza ciega, y además un conocimiento clarísimo de la Misericordia del Corazón de Jesús, de Su incomparable ternura, y de las mil delicadezas con las que se dirige a los pobres pecadores, así como a los justos y a los Santos, para la conquista de una sola cosa: el amor de Sus criaturas. 

                       Dócil a las enseñanzas de San Francisco de Sales, en lo exterior se conformaba por completo a la vida ordinaria de sus Hermanas. En lo interior, por el contrario, todo era extraordinario y luminoso, si bien el Divino Esposo de Benigna Consolata, lejos de regalarle una corona de flores, la conformó de espinas y abrojos, a fin de configurarla con Él.

                       Fiel al mandato de Nuestro Señor y con el permiso de la Superiora, Sor Benigna Consolata realizó el voto del puro amor, como muestra de lo mucho que Jesús deseaba de ella, pues según le regalaba comunicaciones celestiales, más entrega exigía de la joven religiosa; por eso vinieron después los votos de humildad, el de abandono a su querer y el voto de hacer lo más perfecto. De esta forma progresiva el Sagrado Corazón, gracias a estos votos de desprendimiento personal, concedió a Sor Benigna un tiempo de paz espiritual. 

                       Desencadenada en 1914 Primera Guerra Mundial, creyeron los Superiores de esta confidente de los secretos divinos que podrían forzarla a que obtuviese del Señor el término de un azote tan espantoso. La respuesta de Jesús fue consoladora, asegurando que no era esa guerra castigo de su justicia, sino castigo enviado por la Divina Misericordia, que serviría para salvar infinidad de almas que corrían a la condenación eterna. Al año siguiente exigió Jesús de Sor Benigna el sacrificio de su vida para conseguir la paz según las intenciones del Romano Pontífice.

                       A finales de Julio de 1916, Jesús la invitó a hacer un retiro de doce días para prepararse a la muerte. Corona de estos ejercicios fue una maravillosa fórmula de voto de humildad inspirada por el Señor. Hasta la extinción completa de sus fuerzas tenía que escribir, en secreto y con aprobación de sus Superiores, lo que Dios le iba comunicando. 

                       Durante su última enfermedad, los asaltos del enemigo infernal fueron espantosos. Desde la cama donde tiene que permanecer, pidió el Sacramento de la Extremaunción, que le fue administrado el 14 de Agosto. Tenía siempre en los labios el Dulcísimo Nombre de Jesús, pasando las largas horas de insomnio sentada en la cama, juntas las manos, en profundo recogimiento.

                       Después de grandes sufrimientos físicos y morales, llegaba el día de encontrarse con el Divino Esposo; el Primer Viernes, 1 de Septiembre de 1916, decaían las fuerzas del cuerpo de Benigna Consolata, pero su alma inocente conservaba cabal el conocimiento y fervor. Mientras el Capellán de la Comunidad rezaba las oraciones de recomendación del alma, en presencia de todas sus Hermanas, reunidas en torno a su cama, Sor Benigna entregó plácidamente su alma en las manos de Dios, muriendo en el ósculo santo de su Esposo divino, que recogió su alma a las tres de la tarde. Tenía 31 años.


Para leer algunos de los extractos de los Dictados de Jesús 
a Sor Benigna Consolata, solo tiene que tocar AQUÍ.




domingo, 31 de agosto de 2025

LA FE PURA E INMACULADA: ¿TODAS LAS RELIGIONES SON UN CAMINO PARA LLEGAR A DIOS?

 


                    "No aceptamos ninguna fe nueva de las que otros nos prescriben, ni tenemos la osadía de transmitir como doctrina los productos de nuestras propias reflexiones, no sea que transformemos las palabras de la Religión en palabras meramente humanas. Aquello que los Santos Padres nos enseñaron a nosotros, lo anunciamos a aquellos que nos interrogan".


San Basilio Magno, Padre y Doctor de la Iglesia, Epístola 140 (A la iglesia de Antioquía).


                    ...la libertad religiosa es perniciosa por aquellos mismos a quienes se entrega; de hecho, la libertad religiosa no es otra cosa que la libertad de equivocarse, de equivocarse en un asunto tan peligroso como cualquier otro; de hecho la Verdadera Fe es una sola y por tanto la libertad de alejarse de esta única Fe es la libertad de caer en el abismo de los errores. Por tanto, así como no es saludable dejar a las ovejas la libertad de vagar por las montañas, ni es saludable liberar un barco sin timonel, ni dejarlo navegar libre con cualquier viento; de la misma manera, de manera igualmente saludable, no se concede la libertad de religión a los pueblos, después de que se hayan unido a la única Fe Verdadera.


San Roberto Belarmino, Doctor de la Iglesia


                    Por tanto, así como a nadie le está permitido descuidar sus deberes para con Dios – y el más importante de ellos es profesar la Religión en pensamientos y obras, y no lo que cada uno prefiere, sino lo que Dios ha mandado y que mediante signos ciertos e indudable ha establecido como el único verdadero - de la misma manera las sociedades no pueden, sin sacrilegio, comportarse como si Dios no existiera, o ignorar la Religión como si fuera una práctica extraña e inútil, o acoger con indiferencia a cualquiera que conozcan, como entre muchos; sino al contrario, al honrar a Dios, deben adoptar aquella forma y aquellos ritos con los que Dios mismo demostró que quería ser honrado.


León XIII, Encíclica "Inmortale Dei" , 1885


                    "Por tanto, siendo necesaria la profesión de una sola Religión en el Estado, es necesario practicar la única verdadera, que no es difícil de reconocer, especialmente en los países católicos, por las notas de verdad que aparecen en él sellados. En consecuencia, los gobernantes deben preservarla, protegerla, si quieren proporcionar prudencia y beneficio, como deben, a la comunidad de ciudadanos".


León XIII en "Libertas Praestantissimus"


                    "... Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la Divinidad de Su Persona o misión. […] Tales empresas no pueden ser aprobadas por los Católicos de ninguna manera, ya que se basan sobre la teoría errónea según la cual todas las religiones son todas más o menos buenas, en el sentido de que todas, aunque de maneras diferentes, manifiestan y significan el sentimiento natural e innato que nos conduce a Dios y nos lleva a reconocer con respeto su poder. La verdad es que los partidarios de esa teoría se extravían en pleno error, pero además, pervirtiendo la noción de la Verdadera Religión, la repudian […] La conclusión es clara: solidarizarse con los partidarios y los propagadores de tales doctrinas es alejarse completamente de la Religión divinamente revelada."


Papa Pío XI, Encíclica "Mortalium Animos" n. 2 y 3, 6 de Enero de 1928




                    Vivimos en tiempos que nunca se han visto en la Historia de la Iglesia Católica. Desde la apertura del Concilio Vaticano II (1962-1965), se ha introducido en la Iglesia una nueva enseñanza que ya había sido condenada por los Papas anteriores. El falso ecumenismo de la "Jerarquía" de la llamada "Iglesia Católica", modernista con herejes, cismáticos, budistas, hindúes y muchos otros líderes de las falsas religiones del mundo, se ha convertido en un fenómeno que ya es más que común. Estos eventos son completamente contrarios a las Enseñanzas de Cristo y Su Iglesia.

Catecismo Mayor del Papa San Pío X, 
Capítulo X, del noveno artículo del Credo, 
de los que están fuera de la Iglesia


                    225. ¿Quiénes son los que no pertenecen a la Comunión de los Santos?: No pertenecen a la Comunión de los Santos en la otra vida los condenados, y en ésta, los que están fuera de la Verdadera Iglesia.

                    226. ¿Quiénes están fuera de la Verdadera Iglesia?: Están fuera de la verdadera Iglesia los infieles, los judíos, los herejes, los apóstatas, los cismáticos y los excomulgados.

                    227. ¿Quiénes son los infieles?: Infieles son los que no tienen el Bautismo ni creen en Jesucristo, o porque creen y adoran falsas divinidades, como los idólatras, o porque no creen en Cristo Mesías, ni como venido ya en la persona de Jesucristo ni como que ha de venir, tales son los mahometanos y otros semejantes.

                    228. ¿Quiénes son los judíos?: Judíos son los que profesan la Ley de Moisés, no han recibido el Bautismo y no creen en Jesucristo.

                    229. ¿Quiénes son los herejes?: Herejes son los bautizados que rehúsan con pertinacia creer alguna verdad revelada por Dios y enseñada como de Fe por la Iglesia Católica; por ejemplo los arrianos, los nestorianos y las varias sectas de los protestantes.

                    230. ¿Quiénes son los apóstatas?: Apóstatas son los que abjuran, esto es, niegan con acto externo la Fe Católica que antes profesaban.

                    231. ¿Quiénes son los cismáticos?: Cismáticos son los cristianos que, sin negar explícitamente ningún Dogma, se separan voluntariamente de la Iglesia de Jesucristo, esto es, de sus legítimos Pastores.

                    232. ¿Quiénes son los excomulgados?: Los excomulgados son aquellos que por faltas gravísimas son castigados por el Papa o por el Obispo con la pena de excomunión, en cuya virtud son, como indignos, separados del cuerpo de la Iglesia, que espera y desea su conversión.

                    233. ¿Débese temer la excomunión?: La excomunión debe temerse grandemente, porque es la pena más grave y más terrible que puede imponer la Iglesia a sus hijos rebeldes y obstinados.

                    234. ¿De qué bienes quedan privados los excomulgados?: Los excomulgados quedan privados de las oraciones públicas, de los Sacramentos, de las indulgencias y, después de sentencia condenatoria o declaratoria, también de sepultura eclesiástica.

                    235. ¿Podemos ayudar en alguna manera a los excomulgados?: Podemos ayudar en alguna manera a los excomulgados y a todos los que están fuera de la Iglesia con saludables avisos, con oraciones y buenas obras, suplicando al Señor que por Su Misericordia les otorgue la gracia de convertirse a la Fe y entrar en la Comunión de los Santos.



sábado, 30 de agosto de 2025

CARDENAL ILDEFONSO SCHUSTER, de monje a Príncipe de la Iglesia


                       La Liturgia de la Iglesia puede considerarse como un poema sagrado, en cuya composición han participado el cielo y la tierra, y por el cual nuestra humanidad, redimida en la sangre del Cordero sin mancha, se eleva en las alas del Espíritu hasta el trono mismo de Dios. Esto es más que una mera aspiración, pues la Sagrada Liturgia no solo manifiesta y expresa lo inefable y lo divino, sino que también, mediante los sacramentos y sus formas de oración, desarrolla y realiza lo sobrenatural en las almas de los fieles, a quienes comunica la gracia de la redención. Incluso puede decirse que la fuente misma de la santidad de la Iglesia se encuentra plenamente contenida en su Liturgia; pues, sin los santos sacramentos, la Pasión de nuestro Señor, en la dispensación existente instituida por Dios todopoderoso, no tendríamos eficacia en nosotros, ya que no habría canales capaces de transmitir su tesoro a nuestras almas.

                     

Cardenal Ildefonso Schuster,  El Sacramentario , vol. I 



INFANCIA Y JUVENTUD ENTRE LOS BENEDICTINOS

                       Alfredo Schuster nació el 18 de Enero de 1880, en Roma, en el seno de una familia humilde. Su padre, oriundo de Baviera, había llegado a Roma  para alistarse como suboficial en los ejércitos pontificios. Al enviudar, contrajo nuevas nupcias con Ana María Tutzer, natural de Bolzano, de la cual tuvo dos hijos, el futuro cardenal, y Julia (más tarde, religiosa, hija de la Caridad).

                       En Noviembre de 1891 ingresa en la Abadía benedictina de San Pablo extramuros de la Ciudad Eterna como niño oblato, con intención de hacerse monje y sacerdote, aunque también se trató de una muestra de caridad, pues dejaba de ser gravoso a su madre. En la escuela benedictina fue confirmándose su vocación al estado religioso. El 13 de Noviembre de 1896 inicia su noviciado de tres años y cambia su nombre por el Ildefonso. La crónica de la Abadía lo describe como novicio dócil, piadoso y estudioso, pero de salud precaria. Al cumplirse el tercer año, hizo su profesión monástica.

                       El 19 de Marzo de 1904, en la Fiesta de San José, el Cardenal Vicario de Su Santidad para la Diócesis de Roma, Monseñor Respighi, le ordena de presbítero en la Basílica de San Juan de Letrán.

                       Los veinticinco años siguientes los transcurrió Ildefonso Schuster en la Abadía de San Pablo Extramuros. Su capacidad intelectual y su laboriosidad le permitieron alternar sus ocupaciones en el monasterio con otros encargos. En 1908 fue nombrado Maestro de Novicios de la Abadía de San Pablo y el 5 de Abril de 1918 es elegido Abad Ordinario del mismo Monasterio. Su fama como experto en Liturgia transcendió los muros conventuales y el Papa Benedicto XV le nombró consultor de las Sagradas Congregaciones de Ritos y Religiosos.

CARDENAL ANTES QUE OBISPO

                      A pesar de haber rechazado varios cargos importantes en la Curia Vaticana porque su vocación es la vida monástica, la obediencia al Papa lleva a Schuster a aceptar su nombramiento como Arzobispo de Milán. Días antes de su Consagración Episcopal (el 16 de Julio de 1929) Pío XI le impone la birreta cardenalicia, y 22 de ese mismo mes y año, el mismo Pontífice en la Capilla Sixtina, gesto poco frecuente en aquella época, le consagra Obispo. Según indicaba el Concordato, el nuevo Arzobispo juró ante el Rey de Italia.

                    En los cinco lustros de su pontificado, ordena a 1.500 Sacerdotes, emprende continuas iniciativas para mejorar la formación espiritual del Clero, se desvive materialmente por sus Sacerdotes y cuida especialmente el Seminario.

                   El Episcopado y la púrpura cardenalicia no fueron obstáculos para seguir llevando una vida llena de austeridad, de auténtico monje. Se levantaba de noche aún, a las tres y media. Dedicaba una hora a la oración mental, y después rezaba el Oficio Divino y celebraba la Santa Misa. A las seis y media se dedicaba al estudio, que sólo era interrumpido para desayunar. El desayuno era muy frugal. Según la religiosa que lo servía, era menos de lo que tomaban los canarios. Luego venían las audiencias. Por la tarde, después del almuerzo continuaba recibiendo gentes, hasta las cinco y media en que se retiraba para la visita al Santísimo, otro rato de oración, el rezo tranquilo del Rosario y Bendición. Tras cenar, antes de acostarse recitaba la Lectio Divina.

                    Por razones estrictamente pastorales tampoco dudó en enfrentarse directamente al régimen para denunciar los atropellos de las autoridades cuando las circunstancias así lo reclamaban. Tal fue el caso, por ejemplo, de los ataques fascistas contra la Acción Católica, o de la promulgación en 1938 de las leyes raciales, que condenó con la máxima energía y solemnidad.

PASTOR DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

                    El Cardenal Schuster fue un hombre de Iglesia, no de política. Sus relaciones con el poder civil fueron de respeto, por encima de ideologías. Por lo que se refiere a sus relaciones con el régimen fascista fue prudente.

                   Hizo todo lo que pudo por salvar a condenados a muerte: Católicos activos, grandes intelectuales no cristianos y judíos. Son innumerables las personas que deben favores de todo tipo a la actuación del Cardenal Schuster. Un caso célebre es el del periodista Indro Montanelli, encarcelado por la Gestapo durante la ocupación alemana de Italia y condenado a muerte. Sabiendo que era imposible que se revocase una sentencia dictada por un tribunal de guerra, a través de un carcelero, hizo llegar al Arzobispo una nota para que comunicase la noticia a sus padres en Roma. Pero la ejecución se dilató y Montanelli, al cabo de nueve meses, logró escapar. Investigando, años más tarde el famoso periodista descubrió que el Cardenal de Milán había inducido a intervenir en su caso a una alta personalidad alemana, que no revocó la sentencia, pero la demoró. Cuando Montanelli, después de la liberación, había ido a ver a Schuster, éste no habló nada de su mediación, sólo comentó: "Hijo mío, los milagros existen".

                    Tras 25 años como Pastor, su delicado cuerpo cedió el 30 de Agosto de 1954, falleciendo santamente en su Seminario de Venegono Inferiore, cerca de Milán, en cuya Catedral sería inhumado. 



viernes, 29 de agosto de 2025

ADOREMOS LAS LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR JUNTO CON LA PURÍSIMA VIRGEN MARÍA


                    Estaba escribiendo las Horas de la Pasión, y pensaba para mí: « ¡Cuántos sacrificios al escribir estas benditas Horas de la Pasión, especialmente al poner en papel ciertos actos internos que habían ocurrido sólo entre Jesús y yo! ¿Cuál será la recompensa que él me dará?».

                    Y Jesús, haciéndome escuchar su voz tierna y dulce, me dijo: «Hija Mía, como recompensa por haberlas escrito, por cada palabra que has escrito te daré un alma, un beso».

                    Y yo: «Amor mío, esto para mí; y a los que las hagan, ¿qué les darás?». 

                    Y Jesús: «Si las hacen junto Conmigo y con Mi Misma Voluntad, por cada palabra que repitan les daré un alma, porque toda la mayor o menor eficacia de estas Horas de Mi Pasión está en la mayor o menor unión que tengan Conmigo. Y haciéndolas con Mi Voluntad, la criatura se esconde en Mi Voluntad, y obrando Mi Voluntad puedo hacer todos los bienes que quiero, aun por medio de una sola palabra. Y esto, cada vez que las hagan».


Del "Libro de Cielo", revelaciones de Nuestro Señor a Luisa Piccarreta



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imprimirla, también su copia y difusión, sin fines comerciales ni lucrativos


               Oh Jesús, junto con Tu Madre Te beso el pie izquierdo suplicándote que quieras perdonarme a mí y a todas las criaturas por todas las veces que no hemos caminado hacia Dios. 

               Beso Tu pie derecho pidiéndote me perdones a mí y a todas las criaturas por todas las veces que no hemos seguido la perfección que Tú querías de nosotras.

              Beso Tu mano izquierda pidiéndote nos comuniques Tu pureza. 

               Beso Tu mano derecha pidiéndote me bendigas todos mis latidos, mis pensamientos, los afectos, para que recibiendo el valor de Tu bendición sean todos santificados. Y bendiciéndome a mí bendice también a todas las criaturas y con Tu bendición sella la salvación de sus almas.

               Oh Jesús, junto con Tu Madre Te abrazo y besándote el Corazón Te ruego que pongas en medio de Vuestros dos Corazones el mío para que se alimente continuamente de Vuestros amores, de Vuestros dolores, de Vuestros mismos afectos y deseos, en suma, de Vuestra misma Vida. Así sea. 


Extraído de “Las Horas de la Pasión”, de las Revelaciones 
de Nuestro Señor a Luisa Piccarreta. Primera Hora



jueves, 28 de agosto de 2025

LA VIRGEN MARÍA PRESENTE EN EL CALVARIO MÍSTICO DEL ALTAR



                    El Padre Pío fue y aún es un caso excepcional en la Historia de la Mística Católica, ya que hasta el día de hoy ha sido el único Sacerdote estigmatizado; tras recibir en 1918 las Llagas de Cristo Nuestro Señor, cada Santa Misa que celebró era ya no sólo la renovación incruenta del Drama del Calvario, sino que el mismo Sacerdote sufriría agudos dolores y sangraciones durante la liturgia, convirtiéndose así en un crucificado sin Cruz.

                    Si la Pasión de Jesús fue su principal amor, la devoción filial y tierna a Nuestra Santa Madre ocuparía el resto de su corazón  sacerdotal. La entrega total a la Virgen María le llevaría a ser apóstol incansable de la Madre de Dios, hasta el punto de asegurar ante sus hermanos frailes "me gustaría tener una voz tan fuerte para invitar a los pecadores de todo el mundo a amar a Nuestra Señora. Ella es el océano que debemos cruzar para llegar a Jesús.”

                    El Padre Pío fue siempre extremadamente reservado con todo lo referente a su vida interior, nunca presumió ni hizo alarde de los muchos dones místicos y gracias sobrenaturales con los que el Cielo le bendecía; no obstante, esa discreción suya a veces se veía alterada por las preguntas de no pocas almas que a él se arrimaban, como en cierta ocasión que alguien le preguntó si la Santísima Virgen María estaba presente durante la Santa Misa, a lo cual el Padre Pío respondió con sencillez: 

                    “Sí, Ella se pone a un lado, pero yo la puedo ver, qué alegría. Ella está siempre presente. ¿Como podría ser que la Madre de Jesús, presente en el Calvario al pie de la Cruz, que ofreció a Su Hijo como Víctima por la salvación de nuestras almas, no esté presente en el Calvario místico del Altar?”. 



miércoles, 27 de agosto de 2025

ALABANZAS A NUESTRO PADRE Y SEÑOR SAN JOSÉ…



        Dios te salve, José, imagen de Dios Padre.

        Dios te salve, José, Padre del Hijo de Dios.

        Dios te salve, José, santuario del Espíritu Santo.

        Dios te salve, José, amado de la Santísima Trinidad.

        Dios te salve, José, coadjutor fidelísimo del gran consejo de Dios.

        Dios te salve, José, dignísimo Esposo de una Madre Virgen.

        Dios te salve, José, Padre de todos los Fieles.

        Dios te salve, José, Custodio de las santas vírgenes.

        Dios te salve, José, exacto observador del silencio.

        Dios te salve, José, amantísimo de la pobreza.

        Dios te salve, José, modelo de dulzura y de paciencia.

        Dios te salve, José, espejo de humildad y de obediencia.

        Bendito tú eres entre todos los hombres.

        Y benditos sean tus ojos, que vieron lo que han visto.

        Y benditos sean tus oídos, que oyeron lo que han oído.

        Y benditas sean tus manos, que tocaron al Verbo encarnado.

        Y benditos sean tus brazos, que cargaron a Aquel que lleva todas las cosas.

        Y bendito sea tu pecho, sobre el cual el Hijo de Dios descansó dulcemente.

        Y bendito sea tu Corazón inflamado de ardor ardentísimo.

        Y bendito sea el Padre Eterno que te eligió.

        Y bendito sea el Hijo que te amó.

        Y bendito sea el Espíritu Santo que te santificó.

        Y bendita sea María tu Esposa, la cual te amó como Esposo y Hermano.

        Y bendito sea el Ángel que te custodió.

        Y benditos sean eternamente todos los que te bendicen y te aman.

        Oh Sacratísimo Corazón de Jesús, oh Inmaculado Corazón de María, oh purísimo Corazón de San José, ayudadme a siempre hacer y padecer en todo momento lo que Dios quiere, en el modo que Dios quiere, y únicamente porque Dios lo quiere. Amén.


P. Jean-Jacques Olier PSS, fundador del Seminario de San Sulpicio en París



martes, 26 de agosto de 2025

SAN ANTONIO MARÍA CLARET, SAGRARIO VIVIENTE



                    En Marzo de 1857, la Reina Isabel II de España nombraba Confesor Real al que hasta entonces había sido Arzobispo de Santiago de Cuba, Antonio María Claret. En la provincia española de ultramar, el Santo Obispo destacaría por ser enemigo del segregacionismo racial y esclavista; el Arzobispo Claret aceptó el nombramiento regio, pero entre sus condiciones estaba la de no vivir en Palacio, por lo que se le asignó la Parroquia de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, en La Granja de San Ildefonso, en Segovia, lugar de retiro de los monarcas españoles.

                    Fue precisamente en esta Iglesia del Rosario, en sus coloquios íntimos con el Señor en el Sagrario, que Dios le manifestó una gracia especialísima que el mismo Santo recogió por escrito:

                    “El día 26 de Agosto de 1861, hallándome en oración en la iglesia del Rosario de La Granja, a las siete de la tarde, el Señor me concedió la gracia grande de la conservación de las especies sacramentales, y tener siempre día y noche el Santísimo Sacramento en mi pecho (1). Desde entonces debía estar con mucho más devoción y recogimiento interior. También tenía que orar y hacer frente a todos los males de España, como así me lo manifestaba el Señor en otras oraciones.”

                    Años más tarde, en 1865, el Padre Claret se hallaba rezando ante su imagen predilecta, el Cristo del Perdón, cuando tuvo una revelación que le aconsejó abandonar la Corte Española, cuestión que no demoró en resolver seguro de que era esa la Voluntad de Dios. Con los años, los Padres Claretianos (Hijos del Corazón de María, fundados por el Padre Claret) colocarían en la misma Iglesia del Rosario un precioso azulejo que cuenta ambos acontecimientos. 


NOTA:

                    1) La conservación de las Especies Sacramentales es una gracia mística de las más especiales y particulares, ya que han sido muy pocas las almas que tuvieron la dicha de conservar la Sagrada Forma de una Comunión a otra, convirtiéndose así en Sagrarios vivientes. Santa Teresita de Lisieux deseó esta gracia sobrenatural -aunque nunca se constató que la alcanzara- y así lo manifestó en su "Ofrenda al Amor Misericordioso""Siento en mi corazón deseos inmensos y te pido, confiadamente, que vengas a tomar posesión de mi alma. ¡Ay!, no puedo recibir la Sagrada Comunión con la frecuencia que deseo pero, Señor, ¿no eres Tú Todopoderoso…? Quédate en mí como en el Sagrario, no te alejes nunca de Tu pequeña hostia…". 



viernes, 22 de agosto de 2025

EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, SOCORRO EN LAS NECESIDADES, FORTALEZA EN LAS TENTACIONES Y REFUGIO SEGURO



POR QUÉ VENERAR AL CORAZÓN DE MARÍA


                  El culto al Corazón de María comenzó en la Iglesia aproximadamente en la Edad Media; al igual que ocurre con el Corazón de Jesús, los católicos veneramos en estos Divinos Corazones los afectos, virtudes y méritos de Jesús y de María, las dos personas que más nos aman y a quienes debemos entregar todo nuestro amor.

                  No pocos fueron los Santos que abrazaron esta devoción y la propagaron, como Santa Matilde, Santa Gertrudis, Santa Brígida, San Bernardino de Siena, San Francisco de Sales y San Juan Eudes, que en el siglo XVII avivó la Devoción por los Sagrados Corazones; en los tiempos modernos, sería el gran San Antonio María Claret, el Apóstol y abanderado del Corazón de María, extendiendo este Amor por el Corazón de la Virgen en sus Misiones Populares, escritos y fundaciones.


EL CORAZÓN DE MARÍA ES INMACULADO Y VIRGINAL


                  Al Corazón de María le anteponemos muchas veces el adjetivo "Inmaculado" y no por mero adorno, sino porque María Nuestra Señora fue la única entre las criaturas de este mundo, que fue preservada del pecado original que todos heredamos de Adán; a esta prerrogativa habría que añadirle la que nos enseña otro artículo de la Fe: que concibió al Hijo de Dios siendo virgen, antes, durante y después del parto. Se desprende de ello que tal excelsa criatura estuviese dotada de un Inmaculado y Virginal Corazón, que por su especial naturaleza es capaz de amar casi tanto como el de Nuestro Señor Jesucristo.

                   Al venerar el Inmaculado Corazón de María, unimos en Él todas las otras devociones que podamos tener por la Virgen, pues en Su Purísimo Corazón se encierran todos los amores y gracias que esta Buena Madre nos regala; el rezo del Santo Rosario, el uso del Escapulario, el Voto de Esclavitud Mariana... el Venerable Pío XII hablaba del Escapulario del Carmen "como signo de consagración al Inmaculado Corazón de María"...todas estas hermosas prácticas se unen de una vez para siempre en el culto al Amor de María, en la ofrenda sincera de nuestro corazón hacia el Suyo.


NUESTRO SEÑOR QUIERE QUE VENEREMOS AL CORAZÓN DE MARÍA 


                  En el transcurso de la segunda Aparición de Nuestra Señora en Fátima, la Virgen manifestó la intención de Su Hijo, "Jesús quiere establecer en el mundo la Devoción a Mi Inmaculado Corazón...". Fijémonos bien que Nuestra Santa Madre sólo trasmite el deseo imperativo de Su Divino Hijo, "Jesús quiere", Nuestro Señor no lo ruega, lo dispone, y como en Evangelio, la Purísima Madre una vez más pide "haced lo que Él os dice" (Evangelio de San Juan, cap. 2, vers. 1-11)

                   Añadió la Virgen a Lucía sobre los beneficios espirituales de quienes se hicieran devotos de Su Corazón, asegurando que aquellas almas que practicasen esta Devoción "serán queridas por Dios como flores" puestas por Ella para adornar Su Trono. La Virgen misma es pues quien desea que la amemos fijándonos en su Inmaculado Corazón, en el que según el Evangelista Lucas, meditaba las gracias que recibía constantemente del Altísimo. Amar al Corazón de María, tener una imagen suya delante, nos ha de animar a contemplarla e imitarla en Sus virtudes, especialmente en la humildad y en la pureza.

                   Nuestra Señora seguiría manifestándose en privado a Lucía Dos Santos, a veces por medio de locuciones interiores y otras como la acontecida en Pontevedra (España), cuando la joven era una simple postulante de las Hermanas Doroteas; el 10 de Diciembre de 1925, Nuestra Señora se le manifestó con Su Corazón "traspasado de espinas que los hombres ingratos me clavan..." Ciertamente la Virgen no puede dejar de dolerse cuando las almas, en lugar de refugiarse en Ella para llegar a Dios, prefieren tomar caminos de perdición.



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                   Años más tarde, Lucía abandonaría a las Hermanas Doroteas para convertirse en Carmelita Descalza; tomaría el hábito del Carmen en el Convento de Coimbra (Portugal). El 26 de Diciembre de 1957 recibió la visita del Postulador de la Causa de sus primos Francisco y Jacinta Marto, el Padre Agustín Fuentes, mexicano, en aras de recoger testimonio de la vidente que sirviese en algo a la causa de canonización de los niños. Durante dicha entrevista, Sor Lucía y el Padre Fuentes hablaron con respecto a temas diversos; en un momento determinado, la niña que un día viera a la Virgen en Fátima, muy preocupada manifestó al sacerdote que "...la Santísima Virgen me dijo, tanto a mis primos como a mí, que dos eran los últimos remedios que Dios daba al mundo; el Santo Rosario y la Devoción al Inmaculado Corazón de María; y , al ser los últimos remedios, quiere decir que son los últimos, que ya no va a haber otros".

                   En Fátima y luego en Pontevedra, Nuestra Santa Madre insiste en la Devoción a Su Inmaculado Corazón como remedio para los males del mundo y lo advierte como si ya no hubiese mucho tiempo para decidirnos a entregarnos a Ella; sólo basta ver la llamada reiterada de la Virgen que no se cansa de marcarnos el camino que nos llevará a la salvación eterna para decirnos desde hoy mismo, a empezar a ser devotos y propagadores del Inmaculado Corazón de María.


EL CORAZÓN DE MARÍA ES INSEPARABLE AL DE JESÚS


                  Tengamos presente que el Corazón de María se ha convertido en el Sagrario donde Jesús mismo vive y desea esparcir Su Misericordia, pero siempre será más benévolo y generoso si lo hacemos por mediación de Su Madre, si recurrimos a Su Corazón bondadoso que todo lo puede alcanzar de Su Hijo amado; el corazón de una madre siempre tiene espacio para la comprensión de nuestras debilidades, cuánto más el de la Virgen que es Nuestra Santa Madre, que nos ganó como hijos a los pies del Calvario, y que desde entonces, hasta nuestros días, no nos ha dejado ni por un instante, cuidando de sus devotos que acuden a Ella con la confianza de un hijo que se sabe escuchado.

                   Sea el Corazón de María nuestra Devoción predilecta por la Virgen; sea Su Corazón siempre venerado con el de Su Hijo Nuestro Señor y que ambos, formen nuestra mística bandera en la batalla contra los enemigos del alma.

                  Comienza esta batalla compartiendo este artículo, para mayor Gloria de Dios y de la Purísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra.



jueves, 21 de agosto de 2025

SÚPLICA AL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS




                     Jesús, bendito sea Tu Nombre. Jesús, eternamente yo Te ame. Jesús, a todas horas yo Te nombre. Jesús, en mis conflictos a Ti clame. Jesús, mi Verdadero Dios y Hombre. Jesús, mi corazón siempre Te llame. Jesús, medite en Ti mi entendimiento. Jesús, viva yo en Ti todo momento.

                   Jesús, que cuando enfermo me visitas. Jesús, que cuando caigo me levantas. Jesús, que mi remedio solicitas. Jesús, que al enemigo de mí espantas. Jesús de mis entrañas, yo Te ame y óyeme, Jesús cuando Te llame. 

                   Jesús, que al bien obrar siempre me incitas. Jesús, que en Tu gracia me adelantas. Jesús, por mí en la Cruz crucificado. Jesús, no viva yo ni muera en el pecado.

                   En amarte, Jesús, siempre me emplee. Mi Jesús, de adorarte nunca acabe. Jesús, siempre en nombrarte me recree. Jesús, toda criatura a Ti Te alabe. Jesús, sólo gozarte a Ti desee.

                   Jesús, ¿qué puede haber tan dulce y suave como decir Jesús de noche y día, y con Jesús, nombrarte a Ti, María?.

                   Dulce Jesús, si lenguas mil tuviera, Jesús, sólo con ellas pronunciara: Jesús, Jesús, Jesús, siempre dijera, dulcísimo Jesús, y no me hartara. 

                   Tantas veces, Jesús nombrando, hiciera que, a Ti toda rodilla se doblara, y que nadie, Jesús, Tu Nombre oyese, sin que en Tu Amor su pecho se encendiese.

                   Mi lengua a Ti, Jesús, siempre Te nombre; siempre mi corazón en Ti se emplee; arda en amor, Jesús, al oír Tu Nombre; verte, amado Jesús, sólo desee.

                   Te adore mi Fe como Dios y hombre. Sólo en Ti mi esperanza se recree. Tengo yo mis potencias y sentidos en Tu Amor, oh Jesús, siempre encendidos.

                   Jesús, que cuando eliges para Madre a María, nos la das por Protectora; Jesús, que, si a San José llamas de Padre, es porque nos ampare en esta hora.

                   Jesús, que a Tu Piedad nada hay que cuadre, más que aquel que a Tu Padre fiel implora. ¡Oh si en mi corazón, Jesús Bendito, Jesús, María y José tuviera escrito!.

                   Jesús me ampare, Jesús me defienda ahora, en la hora de mi muerte y en todas mis necesidades. En Tus manos, ¡oh Dulcísimo Jesús!, encomiendo mi espíritu. Amén.


Mons. Fray Manuel María de Sanlúcar Díaz de Bedoya, 
Capuchino, Obispo auxiliar de Santiago de Compostela 
(España), en su "Breve Manual Cristiano" 



miércoles, 20 de agosto de 2025

SAN BERNARDO DE CLARAVAL, Doctor de la Iglesia, Fundador del Císter



                      San Bernardo (Bernardo Fontaine) nace aproximadamente en 1090 en el castillo de Fontaine-lès-Dijon, (Borgoña). Hijo de un caballero que formaba parte del círculo del Duque de Borgoña, Bernardo nació perteneciendo al estamento nobiliario, al igual que su progenitor, aunque no a sus rangos más altos.

                     Era el tercer hijo de los siete que tuvo el matrimonio. Ambos padres, aunque se cuenta que especialmente su madre, pronto advirtieron las extraordinarias cualidades intelectuales de su hijo y, por ese motivo, decidieron eximirlo de continuar la tradición familiar del oficio de las armas y hacer que se encaminara hacia una vida de estudio. Por ello, ingresó en la escuela de canónigos regulares de Châtillon-sur-Seine.

                      En el año 1112 o 1113 ingresaría formalmente en la Orden del Císter, fundada bajo la Regla de San Benito, acompañado de varios de sus hermanos y otras personas que siguen su fervoroso ejemplo.

                      Tan sólo dos años después de su ingreso en la Orden; en 1115, se fundan dos monasterios bajo los auspicios del Císter. Su fuerte personalidad llevó al Abad Esteban a encargarle la fundación del Monasterio de Claraval (Clairvaux). El Obispo de Chalons-sur-Marne, Guillermo de Champeaux quien le ordenó Sacerdote el 15 de Agosto del mismo año y le nombró Abad.

                      A partir del año 1119, el Císter inicia su expansión por Francia y otras áreas del continente europeo. A lo largo de su vida veremos como Bernardo combina armónicamente su faceta mística y la participación en la vida pública de la Iglesia, pues, pese a su deseo de llevar una vida de retiro espiritual, constantemente será reclamado como mediador, y su consejo se tornará imprescindible gracias a su sólida y esmerada formación teológica, además de ser el Predicador principal de la Segunda Cruzada.

                      Uno de sus monjes, llegaría a ser Papa y reinó con el el nombre de Honorio III. Aprovechando su amistad con San Bernardo, le solicitó al Santo que escribiese un tratado con las obligaciones de los Papas; el Santo Abad escribió varios libros al respecto llamados "De consideratione", obra que fue consultada con posterioridad por muchos Pontífices. En 1142 estableció la gran Abadía de Mellifont. En 1148 recibió a su amigo el Arzobispo San Malaquías, que cayó enfermo y falleció en los brazos de San Bernardo.

                     El Santo Abad Bernardo entregó su alma a Dios en su Abadía  de Claraval, el 20 de Agosto de 1153, cuando contaba 63 años de edad. No tardó en ser canonizado, en 1174, por el Papa Alejandro III; sería proclamado Doctor de la Iglesia por Pío VIII en 1830.

                     El amor que San Bernardo sentía por María Nuestra Señora quedó plasmado en aquellos versos que ya forman parte de la Piedad Tradicional "oh Clemente, oh Piadosa, oh Dulce Virgen María..." además de componer el conocido "Memorare", la súplica de los Esclavos de María.


EL DON DE LA MATERNIDAD DIVINA


                    "El único nacimiento digno de Dios era el procedente de la Virgen; asimismo, la dignidad de la Virgen demandaba que quien naciere de Ella no fuere otro que el mismo Dios. Por esto, el Hacedor del hombre, al hacerse hombre, naciendo de la raza humana, tuvo que elegir, mejor dicho, que formar para Sí, entre todas, una madre tal cual Él sabía que había de serle conveniente y agradable.

                    Quiso, pues, nacer de una virgen inmaculada, Él, el inmaculado, que venía a limpiar las máculas de todos.

                    Quiso que Su madre fuese humilde, ya que Él, manso y humilde de corazón, había de dar a todos el ejemplo necesario y saludable de estas virtudes. Y el mismo que ya antes había inspirado a la Virgen el propósito de la virginidad y la había enriquecido con el don de la humildad le otorgó también el don de la Maternidad Divina.



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                    De otro modo, ¿cómo el Ángel hubiese podido saludarla después como llena de gracia, si hubiera habido en Ella algo, por poco que fuese, que no poseyera por gracia?. Así, pues, la que había de concebir y dar a luz al Santo de los Santos recibió el don de la virginidad para que fuese santa en el cuerpo, el don de la humildad para que fuese santa en el espíritu.

                    Así, engalanada con las joyas de estas virtudes, resplandeciente con la doble hermosura de Su Alma y de Su cuerpo, conocida en los Cielos por Su belleza y atractivo, la Virgen regia atrajo sobre Sí las miradas de los que allí habitan, hasta el punto de enamorar al mismo Rey y de hacer venir al Mensajero celestial.

                    Fue enviado el Ángel, dice el Evangelio, a la Virgen. Virgen en Su cuerpo, virgen en Su Alma, virgen por Su decisión, virgen, finalmente, tal cual la describe el Apóstol, santa en el cuerpo y en el alma; no hallada recientemente y por casualidad, sino elegida desde la Eternidad, predestinada y preparada por el Altísimo para Él mismo, guardada por los Ángeles, designada anticipadamente por los Padres antiguos, prometida por los Profetas".


San Bernardo de Claraval
"Homilías sobre las excelencias de la Virgen Madre"


martes, 19 de agosto de 2025

SAN JUAN EUDES, APÓSTOL DE LA DEVOCIÓN A LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA

  

"No debemos separar lo que Dios 
ha unido tan perfectamente. 
Quien ve a Jesús ve a María, 
quien ama a Jesús ama a María. 
No es verdaderamente Cristiano 
el que no tiene devoción 
a la Madre de Jesucristo 
y de todos los Cristianos"




                   San Juan Eudes nació el 14 de Noviembre de 1601. Vino a este mundo en una granja cerca de la villa de Ri, en Francia. Fue uno de los siete hijos del matrimonio formado por Isaac Eudes y Marta Corbin, humildes granjeros. 

                  A los catorce años, Juan ingresó en el colegio de los Jesuitas de Caén. Sus padres deseaban que se casara y siguiera trabajando la granja de la familia, pero Juan, que había hecho voto de virginidad, recibió las Órdenes Menores en 1621 y estudió Teología en Caén con la intención de ser Sacerdote. Sin embargo, poco después determinó ingresar en la Congregación del Oratorio, que había sido fundada en 1611 por el futuro Cardenal Pedro de Bérulle. Tras de recabar con gran dificultad el permiso paterno, fue recibido en París por el Superior General en 1623.

                 Dos años más tarde, se desató en Normandía una violenta epidemia de peste, y Juan se ofreció para asistir a sus compatriotas. Bérulle le envió al Obispo de Séez con una carta de presentación, en la que decía: "La caridad exige que emplee sus grandes dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las Órdenes Sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida".  Fue ordenado Sacerdote el 20 de Diciembre de 1625 y celebró su primera Misa el día de Navidad. El Padre Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caén, donde permaneció hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento.

                  Pasó los diez años siguientes en la prédica de misiones al pueblo, preparándose así para la tarea a la que Dios le tenía destinado. En aquella época empezaron a organizarse las misiones populares en su forma actual. San Juan Eudes se distinguió entre todos los misioneros. En cuanto acababa de predicar, se sentaba a oír confesiones, ya que, según él, "el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que caza los pájaros". Mons. Le Camus, amigo de San Francisco de Sales, dijo refiriéndose al P. Eudes: "Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y os aseguro que ninguno de ellos mueve tanto a las gentes como este buen padre". San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones.

                 Una de las experiencias que adquirió durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil. Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas provisionalmente en las casas de las familias piadosas, pero cayó en la cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy, una mujer de humilde origen, que había dado albergue a varias convertidas, dijo un día al Santo: "Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber. No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano".

                  Estas palabras produjeron profunda impresión en San Juan Eudes, quien alquiló en 1671, una casa para las mujeres arrepentidas; en la que podían albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Viendo que la obra necesitaba la atención de religiosas, el Santo la ofreció a las visitandinas, quienes se apresuraron a aceptarla.

                  Después de mucho orar, reflexionar y consultar, San Juan Eudes abandonó la Congregación del Oratorio en 1643. La experiencia le enseñó que el Clero necesitaba reformarse antes que los Fieles y que la Congregación sólo podría conseguir su fin mediante la fundación de seminarios. El Padre Condren, que había sido nombrado Superior General, estaba de acuerdo con el Santo; pero su sucesor, el Padre Bourgoing, se negó a aprobar el proyecto de la fundación de un Seminario en Caén.

                 Entonces el Padre Eudes decidió formar una asociación de sacerdotes diocesanos, cuyo fin principal sería la creación de seminarios con miras a la formación de un Clero celoso. La nueva asociación quedó fundada el día de la Anunciación de 1643, en Caén, con el nombre de "Congregación de Jesús y María". Sus miembros, como los del Oratorio, eran Sacerdotes diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. San Juan Eudes y sus cinco primeros compañeros se consagraron a "la Santísima Trinidad, que es el primer principio y el último fin de la Santidad del Sacerdocio". El distintivo de la Congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido místicamente el de la Purísima María, como símbolo del amor eterno de Jesús por los hombres.

                 La Congregación encontró gran oposición, sobre todo por parte de los jansenistas y de los Padres del Oratorio. En 1646, el Padre Eudes envió a Roma al Padre Manoury para que recabase la aprobación pontificia para la congregación, pero la oposición era tan fuerte, que la empresa fracasó.

                 En 1650, el Obispo de Coutances pidió a San Juan que fundase un seminario en dicha ciudad. El año siguiente, Monseñor Oliver, que consideraba al Santo como "la maravilla de su época", le invitó a predicar una misión de diez semanas en la iglesia de, San Sulpicio de París. Mientras se hallaba en esa misión, el Padre Eudes recibió la noticia de que el Obispo de Bayeux acababa de aprobar la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, formada por las religiosas que atendían a las mujeres arrepentidas de Caén. En 1653, San Juan fundó en Lisieux un seminario, al que siguió otro en Rouén en 1659. 

                 Un año después, una bula del Papa Alejandro VII aprobó la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio. Ese fue el coronamiento de la obra que el Padre Eudes y Magdalena Larny habían emprendido treinta años antes en favor de las pecadoras arrepentidas. San Juan siguió predicando misiones con gran éxito; en 1666, fundó un seminario en Evreux y, en 1670, otro en Rennes.

                  Al año siguiente, publicó un libro titulado "La Devoción al Adorable Corazón de Jesús". Ya antes, el Santo había instituido en su Congregación una Fiesta del Santísimo Corazón de María. En su libro incluyó el propio de una misa y un oficio del Sagrado Corazón de Jesús. El 31 de Agosto de 1670, se celebró por primera vez dicha Fiesta en la Capilla del Seminario de Rennes y pronto se extendió a otras diócesis. Así pues, aunque San Juan Eudes no haya sido el primer Apóstol de la Devoción al Sagrado Corazón en su forma actual, fue sin embargo él "quien introdujo el culto del Sagrado Corazón de Jesús y del Santo Corazón de María", como lo dijo el Papa León XIII en 1903. El Decreto de Beatificación añadía: "El fue el primero que, por divina inspiración les tributó un culto litúrgico."

                 El Papa Clemente X publicó seis breves por los que concedía indulgencias a las Cofradías de los Sagrados Corazones de Jesús y María, instituidas en los seminarios de San Juan Eudes.

                 Durante los últimos años de su vida, el Santo escribió su tratado sobre "el Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios"; trabajó en la obra mucho tiempo y la terminó un mes antes de morir. Su última misión fue la que predicó en Sain-Lö, en 1675, en plena plaza pública, con un frío glacial. La misión duró nueve semanas. El esfuerzo enorme acabó con su salud y a partir de entonces se retiró prácticamente de la vida activa.

                 Entregó a Dios su alma de apóstol el 19 de Agosto de 1680, a las tres de la tarde. Fue canonizado por el Papa Pío XI en 1925.