viernes, 30 de abril de 2021

"HOY TE ENTREGO MI CORAZÓN..." mística unión entre Cristo y Santa Catalina de Siena


               El Beato Raimundo de Capua, dominico, confesor y biógrafo de Santa Catalina de Siena, recogió varios episodios en donde la Santa se vio envuelta en fenómenos místicos; eran tal sus éxtasis y arrobamientos que, en aquellos momentos de trance, parecía pertenecer más al Cielo que a la tierra. Así, encontramos una gracia mística, el intercambio de corazones, que se ha dado en muy pocos Santos, de elevada talla espiritual, como Santa Gertrudis de Helfta o Santa Verónica Giuliani. Leamos el relato completo:




              "Un día, en el fervor de su oración, Catalina dijo con el Profeta: «-Crea en mí, Señor, un corazón nuevo, etc.», y rogó a Dios que tuviese a bien sacarle el corazón y la voluntad. Parece ser que entonces su divino esposo se le presentó, abrió el costado izquierdo de la Santa, tomó su corazón y se lo arrancó. A partir de ese momento dejó de sentirlo en el pecho. 

               Esta visión fue extraordinaria y tan de acuerdo con la realidad que, cuando habló de ella a su Confesor, le aseguró que no tenía corazón. El Confesor se echó a reír al oírla y la reprendió por hacer una afirmación de esta naturaleza, pero ella insistió en lo que acababa de decir. «-Realmente, Padre -afirmó-, a juzgar por lo que siento dentro de mí misma, me parece que no tengo corazón. El Señor se me apareció, abrió mi costado izquierdo, me sacó el corazón y se lo llevó». Y como insistiese el Confesor en que era imposible vivir sin corazón, ella le contestó que para Dios no hay imposibles, afirmando de nuevo que ella no tenía corazón. 

               Algunos días más tarde se encontraba Catalina en la Capilla de la Iglesia de los Frailes Predicadores, donde solían reunirse las Hermanas de Penitencia. Habiendo quedado sola para proseguir sus oraciones, se disponía a volver a casa, cuando repentinamente se vio envuelta en una luz que venía del Cielo y el Salvador se le apareció teniendo en Sus Sagradas Manos un Corazón intensamente rojo, del que brotaba un fuego radiante. Hondamente impresionada por esta visión, se prosternó en el suelo. Entonces Nuestro Señor se acercó, le abrió el costado izquierdo y le colocó el Corazón que llevaba en la mano, diciéndole: «-Hija, el otro día me llevé tu corazón; hoy te entrego el Mío y de aquí en adelante lo tendrás para siempre». Dichas estas palabras le cerró el pecho, pero, como prueba del milagro, dejó en aquel lugar una cicatriz que sus compañeras me aseguraron más de una vez haber visto. Cuando yo la interrogué con respecto a este punto, ella me confesó que el incidente había ocurrido en realidad y que desde entonces había adoptado la siguiente manera de decir: «-Señor, te recomiendo mi corazón».

               Cuando Catalina hubo conseguido ese Corazón de una manera tan dulce y maravillosa, la abundancia de gracia que poseyó su alma hizo que sus actos externos fuesen más y más perfectos y que se multiplicasen las revelaciones divinas en su interior. Nunca se acercaba al Altar sin ver alguna visión superior a los sentidos, especialmente cuando recibía la Sagrada Comunión. Veía entonces con frecuencia en las manos del Sacerdote a un Infante recién nacido o a un joven de extraordinaria hermosura y muchas veces un horno de candente fuego en el que parecía penetrar el Sacerdote al consumir la Sagrada Forma. Por lo general percibía un aroma tan delicioso y penetrante cuando comulgaba que estuvo más de una vez a punto de perder los sentidos. 

               En el momento que Catalina se acercaba al Altar se producía en su alma una inefable alegría y su corazón latía con tanta violencia que las personas que se encontraban cerca podían percibir sus latidos. El ruido producido por los latidos de su corazón no tenía parecido alguno con los sonidos que pudiera ocasionar un órgano, sino que era algo singular y completamente sobrenatural, obrando tan sólo por el poder del Creador. ¿No dijo acaso el Profeta: «Mi corazón y mi carne exultarán en el Señor»? Cor meum met caro mea exultabunt in Deum vivum (Salmo 73, vers. 3). El Profeta se refiere y menciona al Dios vivo, porque la agitación, el temblor que proviene de él purifica al hombre en lugar de producirle la muerte.

              Después del maravilloso cambio de corazones anteriormente mencionado, Catalina dio muestras de haber sufrido un cambio extraordinario. «-Padre -le dijo a su Confesor-, ¿no se da Usted cuenta de que ya no soy la misma? Estoy completamente cambiada. ¡Oh, si Usted supiese lo que siento dentro de mí! Todo lo que yo experimento está fuera de la realidad y por consiguiente es incomprensible». Sin embargo trató de dar una idea acerca de ello. «-Mi alma -dijo- está tan embriagada de delicias y alegrías, que estoy asombrada de que todavía permanezca en el cuerpo. Su ardor es tan grande que el fuego exterior no puede compararse con él y estoy convencida de que ese fuego me refrescaría. Y este ardor obra en mí tal renovación de pureza y de humildad que pienso haber vuelto a la edad de cuatro años. El amor al prójimo ha aumentado en mí de tal modo que sería un gran placer para mí el morir por alguien». Esto se lo decía siempre en secreto a su Confesor, ocultándoselo a los demás tanto como le era posible..."




SANTA CATALINA DE SIENA, Mística y Patrona de Italia


              Santa Catalina nació en 1347 y fue la menor del prolífico hogar de Diego Benincasa. Allí crecía la niña en entendimiento, virtud y santidad. A la edad de cinco o seis años tuvo la primera Visión sobrenatural, que la inclinó definitivamente a la vida virtuosa: cruzaba una calle con su hermano Esteban, cuando vio al Señor rodeado de Ángeles; Jesús le sonreía le sonreía al tiempo que le impartía la bendición.




              Su padre, Jacobo, era tintorero de pieles, pensó casarla  con un hombre rico, pero la joven Catalina se negó en rotundo y manifestó que se había prometido a Dios cortándose el pelo y dejando atrás las vanidades de las jóvenes de su edad. Entonces, para hacerla desistir de su propósito, se la sometieron a los servicios más  humildes de la casa. Pero ella caía frecuentemente en éxtasis y todo le era fácil de sobrellevar.

              Para ayudarse a construir la morada interior, hizo de los fenómenos y personajes externos un camino hacia la Vida Espiritual: al ver y servir a su padre, se figuraría que servía a Dios; al ver y servir a su madre, tendría presente a María Nuestra Señora; y en el servicio a los hermanos, serviría a los Apóstoles.

               Finalmente, derrotados por su paciencia, cedieron sus padres y se la admitió en la Tercera Orden de Santo Domingo cuando apenas tenía dieciséis años. Sabía ayudar, curar, dar su tiempo y su bondad a los huérfanos, a los menesterosos y a los enfermos a quienes cuidó en las epidemias de la peste. En la terrible Peste Negra, conocida en la Historia con el nombre de "la gran mortandad", pereció más de la tercera parte de la población de Siena.

              A su alrededor muchas personas se agrupaban para escucharla. Ya a los veinticinco años de edad comienza su vida pública, como conciliadora de la paz entre los Soberanos y aconsejando a los Príncipes. Por su influjo, el Papa Gregorio XI dejó la sede de Avignon para retornar a Roma. Este Pontífice y Urbano VI se sirvieron de ella como embajadora en cuestiones gravísimas; Catalina supo hacer las cosas con prudencia, inteligencia y eficacia.

               Intensificó la oración y la penitencia realizada en la habitación que había convertido en una especie de eremitorio. Fueron tres años intensos de los que solo sabía, además de Dios que todo lo conoce, su confesor. Punzantes tentaciones contra la castidad que brotaban de su mente de mil formas distintas le produjeron gran turbación y desasosiego. A ello siguió una profunda oscuridad que constituyó para la Santa una prueba aún mayor. Le sostuvo su humildad y confianza en Dios. 

               Al final de este túnel, cuando vislumbró el rostro resplandeciente de Cristo, le preguntó: "¿Dónde estabas Tú, mi divino Esposo, mientras yacía en una condición tan abandonada y aterradora?". Él respondió: "Hija, estaba en tu corazón, fortificándote por la gracia". Cristo Crucificado le tendía los brazos y se esforzaba por asemejarse a Él. Este inefable amor fue singularmente correspondido en 1366, con su Místico Desposorio sellado con una alianza, que siempre era visible para ella pero no para el resto de mortales.

               A lo largo de su vida fue agraciada con numerosos éxtasis, así como dones de lágrimas, milagros y profecía. En una de sus visiones, narra su confesor y biógrafo san Raimundo de Capua, tuvo la impresión de que Dios se había llevado su corazón. Y pocos días más tarde, viéndose envuelta en una luz que provenía del cielo, se le apareció el Salvador portando en sus manos un rojo corazón del que emanaba intenso fulgor. Se acercó a ella y abrió su costado izquierdo introduciéndoselo, al tiempo que le decía: "Hija, el otro día me llevé tu corazón; hoy te entrego el Mío y de aquí en adelante lo tendrás para siempre".Le cerró el pecho, pero la cicatriz fue ostensible. A partir de entonces solía decir: "Señor, te recomiendo mi corazón".

              El Señor se le aparecía con frecuencia y estaba largo tiempo en su compañía llevando consigo algunas veces a Su Santa Madre, otras a Santo Domingo o a ambos juntos, a Santa María Magdalena, a San Juan Evangelista, a San Pablo y a otros santos, bien juntos, bien separados. Pero por lo general se aparecía solo y conversaba con ella como un amigo con otro en términos de la mayor intimidad.

              Aunque analfabeta, como gran parte de las mujeres y muchos hombres de su tiempo, Santa Catalina dictó un maravilloso libro titulado "Diálogo de la Divina Providencia", donde recoge las experiencias místicas por ella vividas y donde se enseñan los caminos para hallar la salvación. Sus trescientas setenta y cinco cartas son consideradas una obra clásica, de gran profundidad teológica, que expresan los pensamientos con vigorosas y originales imágenes. Se la considera una de las mujeres más ilustres de la Edad Media.

               Gracias a Santa Catalina, el Papa Gregorio XI tomó la determinación de que la sede de Pedro regresara a Roma tras unos años de exilio en Avignon; a la muerte de este Pontífice, Santa Catalina ayudó a afianzar la legítima Autoridad de su sucesor, el Papa Urbano VI. La Santa amaba profundamente el Papado, y al Romano Pontífice lo definía como "el Dulce Cristo en la tierra".

               Santa Catalina de Siena, murió a consecuencia de un ataque de apoplejía, a la temprana edad de treinta y tres años, el 29 de Abril de 1380, lo que no impidió reconocerla como la gran Mística del siglo XIV. El Papa Pío II la canonizó en 1461. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María sopra Minerva en Roma, donde se la venera como Patrona de la ciudad; es además, Patrona de Italia y Protectora del Pontificado. En 1939, el Papa Pío XII declara a Santa Catalina de Siena Patrona de Italia, junto a San Francisco de Asís.




jueves, 29 de abril de 2021

LA BEATIFICACIÓN DE TERESITA DE LISIEUX


               Conmemoramos hoy el Aniversario de la Beatificación de Santa Teresita de Lisieux, por el Papa Pío XI, el 29 de Abril de 1923.  Un mes antes, sus virginales restos habían sido exhumados del cementerio de Lisieux, para ser trasladados al Convento que la vio nacer al Cielo.



La Apoteosis de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz,
pintada por su propia hermana, Celine Martin


               Los dos milagros exigidos para la Beatificación de Teresita fueron recogidos y escrupulosamente analizados por peritos médicos y eclesiásticos; el primer milagro atribuido a la intercesión de Santa Teresita fue con la hermana Luisa de Saint Germain, religiosa de las Hijas de la Cruz, que sufría de una grave úlcera hemorrágica en el estómago. Al recurrir a la intercesión de Santa Teresa de Lisieux, obtuvo salud perfecta. A petición de la Sagrada Congregación de Ritos, tres médicos unánimemente declararon que estaba sana.

              El segundo milagro, determinante para la Beatificación de Santa Teresita, fue la curación de un joven seminarista llamado Charles Anne. Charles fue víctima de hemoptisis pulmonar. Invocó la ayuda de Santa Teresa de Lisieux y quedó perfectamente curado, según testificaron tres médicos. El prestigioso médico De Charles testificó: "Los pulmones destruidos y arrasados habían sido reemplazados por nuevos pulmones, llevando a cabo sus funciones normales…

               Ese mismo día de la Beatificación se obraría un tercer milagro; en el momento en que el Romano Pontífice elevaba a los altares a Teresita de Lisieux, en Baviera, Alemania, Teresa Neumann, mística estigmatizada, tendrá una particular aparición de la nueva Santa, que le devolverá la vista perdida a causa de una rara enfermedad. La relación de ambas se extendería en el tiempo y seguro que también en la eternidad.

               La Causa de Beatificación había sido presentada oficialmente el 10 de Junio de 1914, ante el Papa San Pío X, que calificó a Teresita como "la Santa más grande de los tiempos modernos...". El Papa Benedicto XV había firmado dos años antes el Decreto de Heroicidad de Virtudes de la entonces Sor Teresita.

               El Papa Pío XI, que tenía una devoción especial a la que él llamaba, entre otros apodos, "mi pequeña Santa", no solo la beatificó, sino que la canonizaría dos años después.

               Celine Martin, hermana de sangre y de religión de Teresita, había pintado en 1921 una pequeña Apoteosis, que sería usada como tapiz el día de la Beatificación.


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SANTA TERESITA REGRESA AL CONVENTO DE LISIEUX




SAN PEDRO DE VERONA, MÁRTIR DE LA FE


               San Pedro de Verona nació el 29 de Junio de 1205; pese a ser hijo de padres cátaros (también conocidos como "puros" o "albigenses") el joven supo siempre conservarse inmune de la herejía cátara. 

               Al llegar a la adolescencia, Pedro decidió abandonar a su familia, puesto que no se sentía a salvo, y decidió ingresar en la Orden de Frailes Predicadores de la mano de su Fundador, Santo Domingo. Desde ese momento comenzó su incesante lucha contra los infieles. Fue predicador incansable en Milán y Venecia, donde consiguió numerosas conversiones.




               Luchando contra las creencias cátaras, se consagró a la formación cristiana de laicos, a la difusión del culto a la Virgen y a la creación de instituciones para la defensa de la ortodoxia católica.

               En Florencia trabó nuevas amistades con los después también canonizados Alexis de Falconieri y los otros seis fundadores de la Orden de Siervos de María, los llamados Servitas, siendo su consejero.

               En 1251 gracias a sus numerosas virtudes, a ser un gran orador y predicador, a su gran conocimiento de la Biblia y a su severidad en su forma de vida, el papa Inocencio IV lo nombró Inquisidor de Lombardía y prior en Como. Desde que sus Superiores lo nombraron en su cargo, evangelizó por toda Italia, predicando en Roma, Florencia, Bolonia, Génova y Como. La gente acudía a verlo y lo seguía, siendo las conversiones numerosas.

               San Pedro, quien con sus predicaciones se había ganado el odio de sus adversarios, fue asesinado en 1252 en un bosque a medio camino entre Como y Milán. El crimen habría sido urdido por el Obispo hereje Daniele da Giussano y algunos señores milaneses, entre ellos Stefano Confalonieri. Su verdugo, Carino de Bálsamo, le asestó varios golpes en la cabeza con un alfanje, fracturándole el cráneo. Al caer el santo al suelo, su asesino lo abandonó creyendo que yacía muerto. Sin embargo, San Pedro logró incorporarse y escribir en el suelo, con su propia sangre, las palabras: Credo in Deum. Fue entonces cuando Carino dio media vuelta y le clavó un puñal en el pecho hasta la empuñadura. Mientras, el compañero de San Pedro de Verona, Fray Domingo, fue atravesado por una flecha al intentar huir del lugar de los hechos. 

               Tras haber cometido el asesinato, Carino de Bálsamo fue tocado por la gracia y mostrando arrepentimiento por la atrocidad del crimen cometido, decidió redimirse ingresando en la Orden de Predicadores. Fue acogido en el Convento de Forli por el hermano del proprio Mártir, quien se mostró misericordioso. Desde ese momento, el asesino de Pedro llevó una vida edificante y en la actualidad es venerado en la Orden Dominica como el Beato Carino Pietro da Balsamo.

               San Pedro de Verona sería canonizado el 9 de Marzo de 1253; el cuerpo del Protomártir Dominico fue exhumado y hallado incorrupto. Ante el milagroso descubrimiento, el Santo fue expuesto en la Plaza de San Eustorgio para que los fieles pudiesen contemplarlo, momento en el cual se optó por separar la cabeza del cuerpo para custodiarla aparte.

               El Papa Inocencio IV, en su Bula Magnis e Crebris, fechada el 29 de marzo de 1253, concedía una indulgencia a todos aquellos fieles que visitasen la tumba de San Pedro Mártir, en San Eustorgio de Milán, el día de su Festividad, fijada el 29 de Abril. Su cabeza fue traslada a la Iglesia de San Martin de Bálsamo el 28 de Abril de 1934.



miércoles, 28 de abril de 2021

SAN LUIS GRIGNIÓN DE MONTFORT, EL MISIONERO ESCLAVO DE MARÍA

   

              San Luis nació en Montfort, Francia el 31 de Enero de 1673 de una familia muy numerosa, siendo el mayor de 18 hermanos. Uno de ellos murió en su infancia, 3 fueron sacerdotes y 3 religiosos. San Luis sobresalía entre sus amigos por su habilidad y su extraordinaria fortaleza física. De carácter era más bien tímido y prefería la soledad.




              Desde joven, San Luis sentía una gran devoción a la Divina Eucaristía y a la Virgen María. Frecuentemente lo encontraban rezando por largo rato frente a una imagen de la Virgen. Cuando tenía suficiente edad, pidió permiso para asistir por las mañanas a la Santa Misa de la parroquia; como la Iglesia le quedaba a dos millas de su casa, tenía que levantarse muy temprano para llegar a tiempo.  Mientras estudiaba con los Jesuitas en Rennes siempre visitaba la iglesia antes y después de las clases. Participó en una sociedad de jóvenes que durante las vacaciones servían a los pobres y los enfermos incurables.

              Pero no todo en su juventud era de color de rosas. Su padre, Jean Grignion, tenía la fama de ser uno de los hombres más coléricos en toda la región de Rennes. Y como Luis era el hijo mayor, era quien sentía más el peso de la furia. Su padre constantemente lo incitaba a la ira. Ya por sí mismo Luis tenía un temperamento tan fuerte como el de su padre, lo cual le hacía aún más difícil soportar aquellas pruebas. Para evitar un enfrentamiento con su padre, y el mal que su ira podría traer, Luis salía corriendo. Así evitaba la ocasión de pecado. Era todo lo que Luis podía hacer para controlar su temperamento... sin quererlo, su padre le proporcionó un medio para entrar en la lucha por la santidad a una temprana edad.

              En 1693, a los 20 años, siente el llamado de consagrar su vida a Dios en el Sacerdocio. La primera reacción de su padre no era favorable, pero cuando vio la determinación de su hijo, le dio la bendición. Y así, a finales de ese año, San Luis sale de su casa hacia París.

              Su tiempo en el Seminario estuvo lleno de grandes pruebas: era poco comprendido por los demás. No sabían cómo lidiar con el, si tratarlo como a un santo o como a un fanático. Sus superiores, pensando que toda su vida estaba movida mas bien por el orgullo que por el celo de Dios, lo mortificaban día y noche. Lo humillaban y lo insultaban en frente de todos. Sus compañeros en el Seminario, viendo la actitud de los superiores, también lo maltrataban mucho. Se reían de él, lo rechazaban muy a menudo. Y todo esto San Luis lo recibió con gran paciencia y docilidad. Es mas, lo miraba todo como un gran regalo de Cristo quién le había dado a participar de Su Cruz

              El 5 de Junio de 1700, San Luis, de 27 años, fue ordenado sacerdote. Tras años de incomprensiones y ataques por parte del clero y parte del Episcopado francés, decide, en el año 1706, recurrir al Santo Padre, el Papa Clemente XI, que le imparte su Bendición y lo nombra Misionero Apostólico, quedando así bajo la protección directa del Papa.

              San Luis llegará a hacer 200 Misiones y retiros, especialmente en la región noroccidental de Francia: el Poitou,Vendée y en Bretaña.Con gran celo predicaba de pueblo en pueblo el Evangelio. Su lenguaje era sencillo pero lleno de fuego y amor a Dios.  Sus Misiones se caracterizaban por la presencia de María nuestra Señora, ya que siempre promovía el rezo del Santo Rosario y hacía procesiones y cánticos a la Virgen, por la que predicaba sin cesar la Esclavitud Mariana. Sus exhortaciones movían a los pobres a renovar sus corazones y, poco a poco, volver a Dios, a los sacramentos y al amor a Cristo Crucificado. Jamás cesaron los ataques, ni por parte del clero corrupto, ni de los jansenistas.

               El 1 de Abril de 1716 comenzó su última Misión en Saint-Laurent-sur-Sèvre. Presintiendo que su muerte estaba próxima, pidió que, cuando lo pusiesen en el ataúd, le fuesen mantenidas en el cuello, los brazos y los pies las cadenas que usaba como señal de Esclavitud de Amor a la Santísima Virgen. Murió en la tarde del 28 de Abril de 1716. Fue enterrado en Saint-Laurent-sur-Sèvre en la basílica que hoy lleva su nombre.

              San Luis regaló a la Iglesia las obras más grandes que se han escrito sobre la Virgen Santísima, siendo la mayor de todas "El Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen". Además escribió "El Secreto de la Virgen", y "El Secreto del Rosario". A estos se añade "A los Amigos de la Cruz".  La Iglesia ha reconocido sus libros como expresión auténtica de la Doctrina Eclesial; así, el Papa Pío XII, quién canonizó a San Luis dijo: "Son libros de enseñanza ardiente, sólida y autentica." 

               Años antes, el Papa San Pío X, el 27 de Diciembre 1908 , escribió una dedicatoria en una copia de "El Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen" con la que concedió la Bendición Apostólica a los lectores: "Estamos en gran medida de la verdadera Devoción a María, escrito de forma tan maravillosa por el Beato de Montfort, y con gran corazón otorgamos la Bendición Apostólica a todos los que lean este Tratado ".



LOS ESCLAVOS DE MARÍA, APÓSTOLES DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

 

               "Sí, Dios quiere que Su Madre Santísima, sea ahora más conocida, amada y honrada que nunca. Lo que sucederá sin duda, si los predestinados, con la gracia y luz del Espíritu Santo, entran y penetran en la práctica interior y perfecta de la Devoción que voy a manifestarles en seguida.

               Entonces verán, en cuanto lo permita la Fe, a esta hermosa Estrella del Mar y, guiados por Ella, llegarán a puerto seguro, a pesar de las tempestades y de los piratas.

               Entonces conocerán las grandezas de esta Soberana y se consagrarán enteramente a Su servicio como súbditos y Esclavos de Amor.




               Entonces saborearán Sus dulzuras y bondades maternales y la amarán tiernamente como sus hijos predilectos.

               Entonces experimentarán las misericordias en que Ella reboza y la necesidad en que están de Su socorro, recurrirán en todo a Ella, como a su querida Abogada y Medianera ante Jesucristo.

               Entonces sabrán que María es el medio más seguro, fácil, corto y perfecto para llegar hasta Jesucristo y se consagrarán a Ella en cuerpo y alma y sin reserva alguna, para pertenecer del mismo modo a Jesucristo.

               Pero, ¿qué serán estos servidores, esclavos a hijos de María? Serán fuego encendido, Ministros del Señor, que prenderán por todas partes el fuego del amor divino.

               Serán flechas agudas en la mano poderosa de María para atravesar a sus enemigos: como saetas en mano de un valiente (Sal. 127, 4).

               Serán hijos de Leví, bien purificados por el fuego de grandes tribulaciones y muy unidos a Dios. Llevarán en el corazón el fuego del Amor, el incienso de la oración en el espíritu y en el cuerpo la mirra de la mortificación.

               Serán en todas partes el buen olor de Jesucristo (2 Corintios, cap. 2, vers. 15-16) para los pobres y sencillos; pero para los grandes, los ricos y mundanos orgullosos serán olor de muerte.

               Serán nubes tronantes y volantes, en el espacio, al menor soplo del Espíritu Santo. Sin apegarse a nada ni asustarse, ni inquietarse por nada, derramarán la lluvia de la Palabra de Dios y de la Vida Eterna, tronarán contra el pecado, lanzarán rayos contra el mundo del pecado, descargarán golpes contra el demonio y sus secuaces y con la espada de dos filos de la Palabra de Dios traspasarán a todos aquellos a quienes sean enviados de parte del Altísimo.

               Serán los Apóstoles auténticos de los Últimos Tiempos. A quienes el Señor de los Ejércitos dará la palabra y la fuerza necesarias para realizar maravillas y ganar gloriosos despojos sobre sus enemigos.

               Dormirán sin oro ni plata y, lo que más cuenta, sin preocupaciones en medio de los demás sacerdotes, eclesiásticos y clérigos (Salmo 68, vers. 14). Tendrán, sin embargo, las alas plateadas de la paloma, para volar con la pura intención de la Gloria de Dios y de la salvación de los hombres adonde los llame el Espíritu Santo. Y no dejarán en pos de sí en los lugares en donde prediquen sino el oro de la caridad, que es el cumplimiento de toda ley (Romanos, cap. 13, vers. 10).

               Por último, sabemos que serán verdaderos Discípulos de Jesucristo. Caminando sobre las huellas de Su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y Caridad evangélica, enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme al Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas, sin dar oídos ni escuchar ni temer a ningún mortal por poderoso que sea.

               Llevarán en la boca la espada de dos filos de la Palabra de Dios, sobre sus hombros el estandarte ensangrentado de la Cruz, en la mano derecha el Crucifijo, el Rosario en la izquierda, los Sagrados Nombres de Jesús y María en el corazón y en toda su conducta la modestia y mortificación de Jesucristo.

               Tales serán los grandes hombres que vendrán y a quienes María formará por orden del Altísimo para extender Su Imperio sobre el de los impíos, idólatras y mahometanos. Pero, ¿cuándo y cómo sucederá esto?... ¡Sólo Dios lo sabe! A nosotros toca callar, orar, suspirar y esperar: Yo esperaba con ansia (Salmo 40, vers. 2)."


San Luis María Grignon de Montfort, 
"Tratado de la Verdadera Devoción", puntos 55-59



EL COLLAR DE GLORIA QUE RECIBIÓ SANTA TERESA


              Cuando Santa Teresa fundó el primer Convento de la Reforma del Carmelo, le dijo Nuestro Señor: "Deseo que sea dedicado a San José y lleve su nombre. Este Santo guardará una de las puertas y la Santísima Virgen la otra y Yo estaré entre vosotras..."




               Otra vez, se encontraba Santa Teresa en la ermita de los Padres Dominicos, era el día de la Asunción de Nuestra Señora; sumergida en la oración sintió que alguien le colocaba sobre los hombros un hermosísimo manto. Durante unos instantes, no vio quién se lo ponía, pero poco después reconoció a la Santísima Virgen y a Su Bendito Esposo San José. Ambos le explicaron que aquel manto blanco era símbolo de la pureza frente al pecado.

               La Santa experimentó en su corazón una gran alegría. Nuestra Señora le habló de nuevo con cariño y mientras Santa Teresa escuchaba esa voz celestial, tuvo la impresión de apretar en su mano la de la Virgen. "Estoy tan satisfecha -le dijo la Virgen María- de que hayas consagrado a San José este primer convento que puedes pedir lo que quieras para su Comunidad, con la certeza absoluta de que lo recibirás." 

               Los dos Santos Esposos colocaron entonces en las manos de Teresa una piedra preciosa de gran valor y dejaron a la Santa inundada de la más pura alegría y del más ardiente deseo de ser enteramente consumida por la fuerza del amor divino. A continuación, la Virgen y San José colocaron alrededor del cuello de la Santa un precioso collar del cual pendía una cruz. Aún en éxtasis, Santa Teresa contempló como la Divina Pareja se elevaba gloriosa al Cielo, escoltada por una inmensidad de Ángeles. 

 

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martes, 27 de abril de 2021

EL ÁNGEL CUSTODIO EN LA VIDA DEL PADRE PÍO




               Desde su infancia, el Padre Pío fue agraciado con el don de ver a su Ángel Custodio; su trato íntimo le resultaba tan natural, que en su inocencia llegó a pensar que todos podían ver a su propio Ángel; a lo largo de su vida este Custodio no solo le seguiría acompañando sino que además le serviría con fidelidad en su doble Misión: como Sacerdote primero, como Víctima después, cuando recibió los Santos Estigmas de la Pasión de Cristo. Tal vez por esta confianza certera que tenía el Padre Pío en su Ángel, jamás se cansó de recomendar a sus hijos espirituales, que tuvieran particular devoción al Ángel que la Providencia les había asignado.

               Si ahondamos en el día a día del Fraile de los Estigmas, encontramos numerosos capítulos donde el buen Sacerdote era auxiliado por su Custodio, como cuando el demonio manchaba con borrones las cartas que le llegaban de su confesor y siguiendo el consejo de su Ángel Custodio, el Padre Pío rociaba con agua bendita las misivas antes de abrirlas y así podía leerlas.

               Si en el Convento de San Giovanni Rotondo recibían alguna carta escrita en francés, estaban ciertos que iba dirigida al Padre Pío, pero ningún fraile se preocupaba: el Ángel le hacía de traductor. Así lo atestiguó el mismo Padre Pío en una misiva: "...si la misión de nuestro Ángel Custodio es importante, la del mío es ciertamente más amplia, porque debe hacer también de maestro en la traducción de otras lenguas."

               Como enseña nuestra Santa Religión, el Ángel Custodio nos alienta y ayuda para alcanzar la Santidad; en la vida terrenal del Padre Pío su Ángel actuó siempre en este orden, hasta el punto que no pocas veces lo despertaba para que acudiera a rezar con la Comunidad, como lo dejó patente en otra carta: "Por la noche, al cerrárseme los ojos, veo bajarse el velo y abrirse delante el Paraíso; y, confortado con esta visión, duermo con una sonrisa de dulce felicidad en los labios y con una gran tranquilidad en la frente, en espera de que mi pequeño compañero de mi infancia venga a despertarme y, de esta forma, elevar juntos las Laudes matutinas al Amado de nuestros corazones."



lunes, 26 de abril de 2021

NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO

 



               El Calendario propio de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios nos recuerda que hoy, día 26 de Abril se celebra el día de la Virgen del Buen Consejo. El culto de la Virgen bajo esta advocación fue concedido a la Orden Hospitalaria por el Papa Pío VI el 9 de Junio de 1787 tras haberlo solicitado el Superior General de la época, el Hermano Vincenzo María Salerno. 

               Otro Hermano de San Juan de Dios, Giovanni Battista Orsenigo (1837-1904)  fue un incansable propagador de esta devoción mariana, tanto es así que desde el 1871 promovió su celebración de forma solemne. En dicha fiesta solía exhibir un cuadro que había sido bendecido por el Papa Pío IX durante una Audiencia Privada con la que se hizo retratar sucesivamente. Durante la Novena a la Virgen del Buen Consejo, el Hermano Orsenigo solía concluir el canto de las Letanías Lauretanas con la invocación Mater Boni Consilii, que gracias a él fue incluida oficialmente en las Letanías Lauretanas con el Decreto “Ex quo Beatissima Virgo” de la Congregación para los Ritos, promulgado por el Papa León XIII el 22 de Abril de 1903.

          En las lejanas tierras de Albania, más allá del Adriático, se encuentra la pequeña ciudad de Scútari. Edificada en una escarpada colina a cuyos pies fluyen los ríos Drina y Bojana, desde el siglo XIII tenía en su poder un precioso tesoro: la hermosa imagen de “Santa María de Scútari”. El santuario que la albergaba era el centro de peregrinación más concurrido del país, un importante punto de referencia para los albaneses en materia de gracias y consuelo espiritual. La imagen es una pintura realizada sobre una delgada capa de estuco, de 31 cm. de ancho por 42,5 cm. de largo. Una penumbra de misterio y milagro cubre los orígenes del sagrado fresco: nadie sabe cuándo ni por quién fue pintado.

Intimidad y unión de alma

          Detengámonos un poco a contemplar esta maravillosa pintura. Representa a la Santísima Virgen con inefable afecto maternal, amparando en sus brazos al Niño Jesús bajo un sencillo arco iris. Los colores son suaves, y finos los trazos de los admirables semblantes. El Niño Jesús refleja el candor de su corta edad y la sabiduría de quien observa toda la obra de la creación como Señor del pasado, del presente y del futuro. Con indescriptible cariño, el Divino Infante presiona ligeramente su rostro contra el de su Madre. Entre ambos existe una atractiva intimidad; la unión de almas se trasluce en el intercambio de miradas. La Virgen, en altísimo acto de adoración, parece es tar ocupada en adivinar lo que sucede en lo íntimo del Hijo. Al mismo tiempo, toma en consideración al fiel que se arrodilla afligido a sus pies, haciéndolo partícipe, de alguna manera, en la celestial convivencia que el cuadro nos ofrece. No hace falta decir nada; basta con que el necesitado se aproxime, y sentirá producirse en su alma una acción balsámica.



Skanderbeg, varón providencial

          A mediados del siglo XIV Albania atravesaba grandes dificultades. Después de ser disputada durante siglos entre los pueblos vecinos, era invadida entonces por el poderoso imperio turco. Sin estructura militar capaz de oponerse al enérgico adversario, el pueblo rezaba con angustia, confiándose al auxilio del cielo. La respuesta a tales oraciones no se hizo esperar: en la emergencia surgió un varón de Dios, de noble estirpe y devotísimo de María, decidido a luchar por la Patrona y por la libertad de su país. Su nombre fue Jorge Castriota, conocido en Albania como Skanderbeg.

          A costa de inmensos esfuerzos bélicos, logró mantener la unidad y la fe de su pueblo. Las crónicas de su tiempo exaltan las hazañas realizadas por él y por los valerosos albaneses que lu charon a su lado estimulados por su ardor.

          Cuando los combates les daban tregua, se arrodillaban todos a los pies de “Santa María de Scútari”, de donde salían fortalecidos y obtenían portentosas y decisivas victorias contra el enemigo de la fe. En eso reluce una característica de aquella que el mundo co­nocería en el futuro como Madre del Buen Consejo: fortalecer a todos los que, combatiendo el buen combate, se le aproximan buscando aliento y valor.

          Sin embargo… al cabo de 23 años de luchas, Skanderbeg fue llevado de esta vida. La falta del piadoso líder era irreparable. Todos presentían que la derrota estaba próxima. El pueblo se encontraba ante la trágica encrucijada de abandonar la patria o someterse a la esclavitud turca.

Envuelta en una nube luminosa

          En esa situación de perplejidad, la Virgen del fresco se aparece en sueños a dos valientes soldados de Skanderbeg, llamados Georgis y De Sclavis, para ordenarles que la sigan en un largo viaje. La imagen les inspiraba una gran confianza y arrodillarse a sus pies era motivo de gran consuelo para ellos. Cierta mañana estando ambos sumidos en fervorosa oración, ven el más grande milagro de sus vidas.

          El maravilloso fresco se desprende de la pared y, llevado por ángeles, envuelto en una blanca y luminosa nube, va retirándose suavemente del recinto. ¡Resulta fácil imaginar la reacción de los buenos hombres! Atónitos, siguen a la Virgen que avanza por los cielos de Scútari. Cuando se dan cuenta, están a orillas del Mar Adriático. ¡Habían recorrido treinta kilómetros sin sentir cansancio!




          Siempre rodeada por la blanca nube, la milagrosa imagen avanza mar adentro. Perplejos, Georgis y De Sclavis no quieren dejarla; y entonces verifican, estupefactos y eufóricos, que bajo sus pies las aguas se convierten en sólidos diamantes, regresando al estado líquido tras su paso. ¡Qué milagro! Tal como san Pedro en el lago de Genezaret, estos dos hombres ca minan sobre el Adriático guiados por la propia “Estrella del Mar”.

          Sin saber decir cuánto tiempo caminaron, ni cuántos kilómetros dejaron atrás, los buenos devotos ven nuevas playas. ¡Estaban en la penínsu la itálica! Pero… ¿dónde estaba Santa María de Scútari? Miran a uno y otro lado, escuchan otro idioma, sienten un ambiente tan diferente a su Albania, pero ya no ven a la Señora de la luminosa nube. Había desaparecido. ¡Qué gran prueba! Comenzaron entonces una búsqueda infatigable. ¿Dónde estaría Ella.

Petruccia, una mujer de fe

          En esa misma época, en la pequeña ciudad de Genazzano, no lejos de Roma, vivía una piadosa viuda llamada Petruccia de Nocera. Para entonces ya era una octogenaria mujer de mucha rectitud, terciaria de la orden agustina, y cuya modesta herencia apenas le alcanzaba para vivir. Petruccia era muy d vota de la Madre del Buen Consejo, venerada en una vieja iglesia de Genazzano. La piadosa señora recibió del Espíritu Santo la siguiente revelación: “María Santísima, en su imagen de Scútari, desea salir de Albania”.

          Si la comunicación sobrenatural la sorprendió, todavía más asombro causó en ella recibir de la Virgen misma la orden expresa de levantar el templo que debería recibir su fresco, así como la promesa de ser ayudada en el tiempo oportuno. Comenzó, pues, Petruccia la construcción de la pequeña iglesia. Empleó todos sus recursos… que se terminaron cuando las paredes sólo llegaban al metro de altura. Los escépticos habitantes de la pequeña ciudad convirtieron a la viuda en blanco favorito de sus burlas y sarcasmos, llamándola loca, visionaria, imprudente y anticuada. Pero ella atravesó confiada esta prueba tal como Noé, de quien se mofaban todos mientras construía el arca.

“¡Un milagro! ¡Un milagro!”

          Era el día 25 de Abril de 1467, fiesta de San Marcos, Patrono de Genazzano. A las dos de la tarde, Petruccia parte camino a la iglesia, pasando por la bulliciosa feria donde se ofrece desde tejidos de Génova y Venecia hasta un elixir de eterna juventud o un “poderosísimo” licor contra cualquier tipo de fiebre. En medio del vocerío, el pueblo siente una melodía de singular belleza venida del cielo. Se impone el silencio. Todos notan que la música proviene de una nubecita blanca, tan luminosa que ofusca los propios rayos del sol, la cual baja gradualmente hacia la pared inconclusa de una capilla lateral. La muchedumbre acude estupefacta, ocupa el pequeño recinto y ve deshacerse la nube. Ahí estaba suspendido en el aire, sin ningún soporte visible el sagrado fresco, la Señora del Buen Consejo.“¡Un milagro, un milagro!”, gritan todos. ¡Qué alegría para Petruccia y qué consuelo para Georgis y De Sclavis cuando pudieran llegar allá! Se confirmaba el superior designio de la construcción iniciada, y empezaba en Genazzano un largo e ininterrumpido desfile de milagros y gracias obrados por la Virgen.

          El Papa Pablo II, tan pronto como supo de los hechos, envió a dos prelados de confianza para investigarlos. Éstos confirmaron la veracidad de lo que se decía, y atestiguaron diariamente innumerables curaciones, conversiones y prodigios realizados por la Madre del Buen Consejo. En los primeros 110 días después de la llegada, se registraron 161 milagros.

Consejo, corrección, orientación: grandes favores

          Entre sus grandes devotos se destacan los Papas San Pío V, León XIII –que introdujo a la Madre del Buen Consejo en la Letanía Lauretana–, San Pío X; y también numerosos Santos como San Pablo de la Cruz, San Juan Bosco o San Alfonso de Ligorio.

          Los milagros más grandes María los realiza en el interior del alma, aconsejando, corrigiendo, orientando. Quien pueda venerar el milagroso cuadro de la Madre del Buen Consejo en Genazzano comprobará personalmente el torrente de gracias que brota de su semblante celestial, y comprenderá por qué razón quien haya estado alguna vez allá, sueña con regresar un día a esa sublime intimidad…




domingo, 25 de abril de 2021

XXX Aniversario de Monseñor Castro Mayer



               "No hay oposición entre nosotros y la Roma de los Apóstoles. Bastaría con que las Autoridades de la Iglesia se reconciliaran con la Tradición infalible de Roma, condenando las desviaciones del Concilio Vaticano II y las locuras del llamado "Espíritu del Concilio" y la reconciliación será automática, ipso facto. [...]. Pedir perdón significaría ir contra un deber de conciencia, sería condenar todo lo que hice por el bien de la Iglesia y la salvación de las almas, sería abandonar la causa por la cual luché la causa de la Tradición Apostólica..."


(De una entrevista de Monseñor Castro Mayer 
a un periódico brasileño, el 29 de Septiembre de 1989)




RECOMENDACIONES PRÁCTICAS PARA TODOS AQUELLOS CATÓLICOS que no pueden cumplir con el precepto de escuchar la Santa Misa los Domingos

 




   1 LA ORACIÓN

              "Quien reza se salva, quien no reza se condena"(San Alfonso María de Ligorio). Si no podemos escuchar la Santa Misa Dominical, toca rezar más que nunca, con más respeto y devoción, a fin de conseguir de Dios Misericordia y Piedad por este mundo que camina de espaldas a Él. 

               Ahora te presento las Oraciones más necesarias y a las que más debieras aferrarte; la Piedad contiene la Doctrina, por eso al rezar, no solo dirigimos súplicas al Todopoderoso, sino que además alimentamos el alma y el entendimiento en las Verdades de Fe.

                    -La recitación diaria del Santo Rosario...https://sicutoves.blogspot.com/2018/05/tradicional-metodo-de-rezar-el-santo.html?m=0

                    -El Vía Crucis (al menos los Viernes)...https://sicutoves.blogspot.com/search/label/V%C3%ADa%20Crucis?m=0

                    -La Meditación de la Pasión...https://sicutoves.blogspot.com/2020/02/devocionario-catolico-la-necesaria.html?m=0

                   -Encomendarse con frecuencia a San José...https://sicutoves.blogspot.com/2020/01/nuestro-padre-y-senor-san-jose-modelo-y.html?m=0


   2 ACTO DE CONTRICIÓN 

              Si no tienes cerca a un Sacerdote válidamente ordenado para realizar la Confesión Sacramental, recuerda que puedes obtener la remisión de los pecados, incluso de los pecados graves, con la CONTRICIÓN PERFECTA, es decir, con el dolor de nuestros pecados y el firme sobre no pecar, no sólo por miedo a los castigos divinos sino por amor de Dios infinitamente Bueno; recuerda que aquí te hablo de CASOS EXCEPCIONALES, en los que no se puede contar con un Sacerdote: si tenemos la posibilidad de confesar con un Ministro de Dios, debemos hacer TODO LO POSIBLE para realizar la confesión al menos UNA VEZ AL MES. 

               En caso de caer en pecado grave y no poder confesar, será muy necesario recitar, con verdadero arrepentimiento un acto de contrición perfecta. Naturalmente, hay que tener la intención de confesar las faltas graves a través de una Confesión con un Sacerdote, tan pronto como sea posible...http://practicasdepiedad.blogspot.com/2017/09/acto-de-contricion-senor-mio-jesucristo.html?m=0


   3 LA COMUNIÓN ESPIRITUAL

                El Cuerpo y la Sangre de Cristo son necesarios para la salvación eterna. Privados de la Sagrada Comunión es necesario hacer Comuniones Espirituales con frecuencia, y así, aumentar en nuestra alma el deseo de recibir a Jesús Sacramentado; aprovecha y procura hacer Comuniones Espirituales POR TODAS AQUELLAS ALMAS que no comulgan o lo hacen mal ...https://sicutoves.blogspot.com/2019/09/la-comunion-espiritual-amoroso-abrazo.html?m=0


   4 LA SANTA MISA Y LA SANTIFICACIÓN DEL DOMINGO

              Ante la imposibilidad de asistir la Santa Misa, usando un misalito, es recomendable leer el texto de la Santa Misa que corresponda, como si estuvieses asistiendo a la misma.

              Como el Rito Católico Romano se reza en latín, puedes unirte a la Santa Misa a través de internet, sin importar el país en donde se celebre, pues la Liturgia es la misma; te recomiendo este enlace de la Congregación de María Reina Inmaculada, en los Estados Unidos de América ...https://www.youtube.com/channel/UClH4pw1AGwgC_jT0kYRQv7Q


   5 EL AYUNO Y LA PENITENCIA 

               Dios salvó a los ninivitas del castigo anunciado en Su Nombre por el Profeta Jonás, porque estos paganos hicieron penitencia y ayunaron. El ayuno (al menos una vez por semana) tiene un sentido especial en estos días de Apostasía, en que la Fe y las Costumbres Cristianas se han relajado como nunca antes.


   6 USO DE SACRAMENTALES

               No olvides que la Santa Madre Iglesia ha aprobado diferentes medios materiales, Sacramentales, por los que podemos alcanzar méritos, indulgencias y también PROTECCIÓN frente a los enemigos del alma y del cuerpo. NO SON AMULETOS, sino que precisan que usemos de ellos con Fe sincera y según estipula la Iglesia, siempre con un propósito claro de llevar una vida cristiana ejemplar. Para conocer los Sacramentales más importantes, toca AQUÍ.


   EL BAUTISMO 

               El Santo Bautismo es necesario para la Vida Eterna. Recordamos que si la situación actual de pandemia se prolonga y existe algún peligro, para el niño o la persona que debe ser bautizada, sin Sacerdote que pueda asistir, DE FORMA EXCEPCIONAL es posible que un laico administre el Bautismo derramando el agua en la cabeza de la persona a Bautizar, pronunciando al mismo tiempo las palabras: (Nombre del niño) "... yo te bautizo en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo". Si hay un Sacerdote disponible para realizar el Bautismo debemos acudir a él, de otra manera el Sacramento no sería válido.


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TERCER DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA

 

Os ruego que, como extranjeros y peregrinos, 
os abstengáis de los deseos carnales, que militan 
contra el alma, viviendo honradamente entre las gentes, 
para que, ya que os consideran malhechores, 
al ver vuestras buenas obras, glorifiquen a Dios 
el día de la visitación. 


I Carta de San Pedro, cap. 2, vers. 11-19



               Han pasado tres semanas de alegría. Ahora la resurrección marcha rápida hacia la definitiva exaltación de Cristo, hacia la Ascensión... Hoy empezamos a pensar a pensar ya en la separación, y nuestra alegría se empaña con un halo de suave melancolía. 

                Comenzamos levantando al Cielo gritos de júbilo: "Ensalzad al Señor, todos los que habitáis la tierra." Per San Pablo nos recuerda luego que somos huéspedes y peregrinos, que todavía no hemos llegado a la Patria conquistada por la Sangre de Cristo, y que, por tanto, debemos trabajar, caminar y vivir con el espíritu de los que se han revestido de Cristo. 

               Reconociendo nuestra debilidad, pedimos a Dios que nos conceda, a todos los que llevamos el nombre de Cristianos, la gracia de rechazar cuanto se oponga a este nombre y de seguir cuanto con él conviene. El primer peregrino es el mismo Cristo, que nos habla ya en el Evangelio de su próxima partida. Pronto va a privarnos de Su Presencia, para poder enviarnos el Espíritu Santo, en el cual encontrarán los Apóstoles, y todos los nacidos y resucitados en Cristo, el valor necesario para llevar dignamente el nombre Cristiano.


EL EVANGELIO DE HOY


               "Dijo Jesús a Sus Discípulos: Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis.» Entonces algunos de Sus Discípulos se dijeron unos a otros: «¿Qué es esto que nos dice: “Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis”; y también: “Porque Yo voy al Padre”?» Así que decían: «¿Qué es esto de “Todavía un poco”? ¡No sabemos de qué habla!» Jesús se dio cuenta de que querían preguntarle, así que les dijo: «¿Os preguntáis vosotros acerca de que dije: “Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis”? 

               De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, mientras que el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. 

               Cuando la mujer da a luz, siente dolor porque ha llegado su hora; pero después de que ha dado a luz al niño, ni se acuerda de la angustia, por la alegría de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora estáis tristes; pero Yo os volveré a ver, y vuestro corazón se alegrará, y nadie os arrebatará vuestra alegría."


San Juan, cap. 16, vers. 16-22