martes, 28 de febrero de 2012

CARTA A LOS AMIGOS DE LA CRUZ ( I )

¿QUÉ ES UN AMIGO DE LA CRUZ?

   Un Amigo de la Cruz es alguien a quien Dios elige entre diez mil personas que viven conforme a sus sentidos y caprichos. Es alguien a quien Dios hace partícipe de su misma vida y que, superándose a sí mismo y luchando contra los intereses terrenos, vive su existencia a la luz de una fe viva y con amor ardiente a la Cruz.

   El Amigo de la Cruz es un rey poderoso, un héroe que triunfa sobre el demonio, el mundo y la carne en sus tres concupiscencias (Ver 1Jn 2,16). Efectivamente, al amar las
humillaciones arrolla el orgullo de Satanás, al amar la pobreza, triunfa sobre la avaricia; al amar el sufrimiento,domina la sensualidad.


   El Amigo de la Cruz es un ser humano santo que trasciende todo lo visible. Su corazón se eleva sobre lo caduco y perecedero. Su conversación está en los cielos (Ver Flp 3,20). Vive en esta tierra como extranjero y peregrino (Ver 1Pe 2,11), y, sin apegarse a ella, la mira con indiferencia y la pisotea con desdén.

   El Amigo de la Cruz es una conquista excepcional de Jesús Crucificado y de su Madre Santísima. Es un Benjamín hijo del dolor y de la diestra (Ver Gén 35,18), concebido en el corazón doliente de Jesús, nacido de su costado lacerado y empapado en la púrpura de su sangre (Ver Jn 19,34). Hace honor a su origen sangriento y por ello sólo respira cruz, sangre y muerte a lo mundano, a lo carnal y pecaminoso (Rom 6,2.20; 1Pe 2,24...), a fin de vivir en la tierra oculto en Dios con Jesucristo (Ver Col 3,3).

   Finalmente, el verdadero Amigo de la Cruz es un verdadero portacristo o mejor, un Cristo viviente, que puede decir con toda verdad: Ya no vivo yo: Cristo vive en mí (Gál 2,20).

San Luis Mª. Grignión de Montfort

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lunes, 27 de febrero de 2012

SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, PASIONISTA



   Con gran alegría recordamos hoy la memoria de San Gabriel de la Dolorosa, uno de mis santos predilectos. Lejos de la imagen meliflua que muchas veces se nos ha presentado de este joven santo, verás que San Gabriel fue un joven como los demás, tentado de continuo por las diversiones y vanidades de este mundo, pero que luchó hasta el final contra el mundo y los enemigos de Dios; sabiendo bien de qué pasta estamos hechos, ofreció sus miserias a Aquél que todo lo puede y se santificó por ser valiente, sin complejos... 

   Seas tú joven o mayor, te invito a leer con buen ánimo esta breve semblanza al tiempo que te animo a imitar a este imitador de Cristo. Recuerda que caer en el pecado es fácil, pero levantarse y continuar, es sólo cosa de santos.

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   Vino al mundo el 1 de marzo de 1838, en la ciudad de Asís. Le pusieron por nombre Francisco; cuando tenía sólo cuatro años, murió su madre y así quedó huérfano, junto con sus doce hermanos, al cuidado de su padre, ejemplar y cristianísimo. Y a su padre debió una firme educación familiar, gracias a la cual pudo llegar a superar el obstáculo de un carácter propenso a la cólera, y que no dejaba de dar frecuentes muestras de terca obstinación.


   Realizó sus estudios primero con los hermanos de las Escuelas Cristianas, y después con los jesuitas de Spoleto, a donde se había trasladado su padre. Ya de escolar se iniciaron en él las luchas en torno a la vocación religiosa, que tanto habían de alargarse.


   A los dieciséis años, la pubertad logra enfriar algo sus fervores infantiles. Una enfermedad le sirve de advertencia, y él, vuelto hacia el Señor, le promete entrar en religión si se cura. Pero, recobrada la salud, no tarda en olvidar aquella promesa. Nuevo aviso, nueva enfermedad, más peligrosa aún que la anterior. Perdida casi toda la esperanza, se encomienda al entonces Beato San Andrés Bobola y renueva su promesa de entrar religioso. En efecto, al aplicarle la imagen de San Andrés, queda dormido y horas después se despierta completamente curado. Pero... el mundo tiraba de él con fuerza. Se encontraba en plena juventud, tenía éxito entre las muchachas de Spoleto y, por otra parte, la vida religiosa se hacía muy dura para su carácter independiente.


   Nuevo aviso del cielo: el cólera se lleva a una de sus hermanas, que él quería tiernamente. Parecía ya imposible desoír la voz de Dios. Y, en efecto, Francisco habla un día seriamente con su padre y le manifiesta que quiere entrar en religión. Cosa curiosa, su padre, tan cristiano, se niega. Le parece imposible que un muchacho tan frívolo pueda perseverar, y quiere probar antes aquella vocación que más le parece fruto de una impresión fuerte, la causada por la muerte de su hermana, que de una serena reflexión. Y hay un momento en que parece que todo le daba la razón. A pesar de haber manifestado tan seriamente su deseo de marchar del mundo, Francisco vuelve a su vida anterior, y, aun frecuentando los sacramentos, se muestra aficionado al teatro y se deja envolver por las vanidades del mundo.


   El golpe definitivo iba a llegar de la manera más inesperada. El día de la octava de la Asunción de 1856 Francisco está viendo pasar, como simple espectador, una procesión en la que se lleva una imagen de la Santísima Virgen de gran veneración en Spoleto: regalo de Federico Barbaroja a la villa, se decía que había sido pintada por San Lucas. De pronto el joven levanta su mirada al cuadro de la Virgen, y se siente sobrecogido al ver fijos en él los ojos de la imagen. Le parece escuchar una voz que dice: "Francisco, el mundo no es para ti. Tienes que entrar en religión".


   Se siente anonadado. Ya no hay que deliberar más. Lo que importa es poner cuánto antes por obra la decisión tomada. Pero su padre continúa oponiéndose. Y más cuando ve que el joven ha pedido su ingreso nada menos que en la austera congregación de los pasionistas. Buen cristiano, deja su padre el asunto en manos de dos eclesiásticos respetables. Los dos, al principio, se inclinan a pensar que Francisco no resistirá la vida pasionista. Los dos, después de haber escuchado al joven, se conciertan con él para eliminar las últimas dificultades. Y así el 21 de septiembre de 1856 Francisco cambiaba de hábito y de nombre. Pasaba a ser un novicio pasionista y a llamarse Gabriel de la Dolorosa. Había dejado su casa paterna y se encontraba en el retiro de Morrovalle.


   Su vida religiosa iba a ser breve, pero intensísima. La adaptación le costó terriblemente. Acostumbrado al género de comidas propio de una casa acomodada, los toscos alimentos del pobre convento pasionista le causaban una repugnancia invencible. A pesar de las protestas de su naturaleza insistía en comer, hasta que los superiores, compadecidos, le permitieron temporalmente algún alivio. Lo mismo ocurría con todos los demás aspectos de la observancia. Sin querer aceptar la más mínima singularidad, seguía siempre al pie de la letra un horario y unos ejercicios que costaban mucho a su delicada complexión.


   En febrero de 1858 comienza sus estudios, que le llevan primero al convento de Preveterino, después al de Camerino y finalmente al de Isola. En todos estos conventos dejó el recuerdo de su ejemplar aplicación. Dicen que tenía siempre ante los ojos aquellas palabras que había escrito un glorioso santo de su misma congregación, San Vicente María Strambi: "Cuando tenéis que entregaros al estudio, imaginaos que estáis rodeados por una multitud innumerable de pobres pecadores privados de todo socorro y que os piden con vivas instancias el beneficio de la instrucción, el camino que conduce a la salvación". Esta era la única preocupación de Gabriel: prepararse para el sacerdocio, al que, sin embargo, por sabios designios de Dios no habría de llegar.


   De una parte estarían los trastornos políticos del reino de Nápoles. Y de otra parte lo impediría también su propia salud. Cuando ya empezaba a aproximarse la fecha de su ordenación sacerdotal, cuando ya, el 25 de mayo de 1861, había recibido las órdenes menores, la salud de Gabriel empezó a empeorar rápidamente. La tuberculosis se apoderó de él. Fue necesario recluirse en la enfermería y dedicarse de lleno a aceptar, con toda alegría y sumisión a la voluntad de Dios, aquel inmenso sufrimiento. De vómito de sangre en vómito de sangre, de ahogo en ahogo, vivirá así un año enteramente entregado a Dios, ofreciéndose a Él como holocausto y víctima.


   Había sido ejemplar mientras estuvo sano. Sus compañeros quedaban maravillados al contemplar la ejemplaridad de la observancia. A la meditación de la pasión, típica de la congregación en la que había ingresado, añadió siempre un amor entusiasta, ingenioso, encendido a la Santísima Virgen. Se podría sacar un tratado completo de devoción a ella, espigando detalles de la vida de San Gabriel. Desde lo intelectual, con el estudio continuo de lo que se refiere a la Santísima Virgen y la lectura repetida de Las Glorias de María, de San Alfonso, hasta lo mas menudo y cariñoso: todo un cúmulo de expresiones filiales que a cada paso surgen de sus labios y de su pluma. El amor a la Santísima Virgen fue ciertamente la palanca que le permitió subir rápidamente por el camino de la perfección.


   Ejemplar también en la práctica de las virtudes religiosas. Amante de la pobreza hasta en los más mínimos detalles. Obedientísimo siempre, con anécdotas que casi nos hacen pensar en el mismo escrúpulo. Y hasta su amor a la castidad, con el voto que hizo de no mirar nunca a la cara a mujer alguna.


   Y fue también muy ejemplar mientras estuvo enfermo. La presencia de Dios, que con tanta frecuencia solía él recordar, según es uso entre los pasionistas, en sus recreos, se hizo ya para él completamente actual durante todo el día. Solo en la enfermería, podía darse de lleno a tan santo ejercicio. Sus mismos padecimientos le daban ocasión de ejercitar su caridad para con sus hermanos a quienes, ni en lo más agudo de sus sufrimientos, quería nunca molestar. Así se constituyó en la admiración y el ejemplo de todos los estudiantes del convento.


   Hacia el fin de diciembre de 1861 un nuevo vómito de sangre puso en peligro su vida. Aún pudo asistir a una misa el día de Navidad. Su estado quedó estacionado hasta el domingo 16 de febrero. Nueva crisis, nuevos y más horribles dolores, nuevo vómito de sangre. Al fin se vio claro que aquello no tenía remedio humano. Cuando se lo dijeron, tuvo primero un ligero movimiento de sorpresa, e inmediatamente después una gran alegría. Recibió el viático, y pidió perdón públicamente a todos sus hermanos. Pero aún no era la hora.


   En este lecho de muerte, San Gabriel se confiaba continuamente a Nuestra Señora:
"María, mi dulce María, Tú bien sabes que te amo. 
Te lo he jurado, cumple Tú ahora Tu palabra". 


   Sosteniendo el crucifijo, al que no dejaba de besar repetía:
"Amado Jesús mío, amor por amor, dolor por dolores,
 sangre por sangre".


   Sólo el 26 de febrero se le dio la extremaunción. En la noche siguiente, tras de rechazar reiterados asaltos del enemigo, Gabriel pidió por última vez la absolución. Y habiéndola recibido, cruzadas las manos sobre el pecho, iluminado su rostro juvenil por una luz celestial, rindió su último suspiro suave y dulcemente. Había, comenzado el 27 de febrero de 1862.




   Se le hubiera creído dormido cuando, echado en tierra sobre una tabla, según el uso de los pasionistas, le pudieron contemplar los religiosos antes de proceder a la inhumación en la capilla del convento. Pero, pese a la sencillez de su vida, transcurrida sin contacto con el mundo, entre las paredes de las casas de estudio pasionistas, pronto corrió por todas partes la voz de su admirable santidad. En 1892 se hizo la exhumación de sus restos. Iban llegando de todas partes noticias de milagros obtenidos por su intervención.


   En 1908 San Pío X procedía a su beatificación. Años después, el 13 de mayo de 1926, Benedicto XV le canonizaba.


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sábado, 25 de febrero de 2012

NUESTRA SEÑORA, VIRGINAL SENO DE DIOS

   
   Dios hecho hombre ha encontrado su libertad en verse aprisionado en su seno; ha hecho aparecer su poder en dejarse mandar por esta Virgen bendita; ha hallado su gloria y la de su Padre en ocultar sus esplendores a todas las criaturas de la tierra para no revelarlos sino a María; ha glorificado su independencia y su majestad en depender de esta humilde Virgen en su Concepción, en su Nacimiento, en su Presentación en el templo, en su vida oculta de treinta años, hasta su muerte, en la que debía acompañarle, porque no quería menos que sacrificarse con Ella y ser inmolado con su beneplácito al Padre Eterno, como en otro tiempo Isaac, por la obediencia de Abraham, a la voluntad de Dios.


   Ella es quien le ha amamantado, alimentado, cuidado, y podríamos añadir, sacrificado por nosotros.


   ¡Oh admirable e incomprensible dependencia de un Dios! El Espíritu Santo, para demostrarnos todo su valor, no ha podido pasarla en silencio en el Evangelio, por más que nos haya ocultado casi todas las cosas admirables que esta Sabiduría encarnada ha hecho en su vida oculta. Jesucristo ha dado más gloria a Dios, su Padre, por la sumisión que ha tenido a María durante treinta años, que la que le hubiera proporcionado convirtiendo al mundo entero por obra de sus mayores maravillas. ¡Oh, cuán altamente se glorifica a Dios desde el momento en que para complacerlo se somete uno a María, a imitación de Jesucristo, nuestro único modelo!


   Si examinamos de cerca el resto de la vida de Jesucristo, encontraremos que ha querido inaugurar sus milagros por María. Santificó a San Juan en el seno de su madre Santa Isabel por la palabra de María, porque apenas habló la Virgen, Juan fue santificado, y ese es el primero y mayor milagro de la gracia. Bastó el humilde ruego de María para que en las bodas de Caná cambiase el agua en vino, y ese es su primer milagro sobre la naturaleza. Ha principiado y seguido sus milagros por María, y los continuará por María hasta la consumación de los siglos.


San Luis Mª. Grignión de Montfort
Tratado de la Verdadera Devoción

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viernes, 24 de febrero de 2012

EL AMOR DEL ALMA ( II ) Meditaciones de la Pasión de Jesucristo, por San Alfonso Mª. de Ligorio

   El Amador de las almas, nuestro adorable Redentor, declaró que había bajado del Cielo a la tierra para encender en el corazón de los hombres el fuego de Su Santo Amor. “Fuego vine a traer a la tierra”, dice San Lucas, “¿y qué he de querer sino que arda? (1) .¡Ah! ¡y qué incendios de caridad no ha levantado en muchas almas, especialmente al patentizar por los dolores de Su Pasión y Muerte el amor inmenso que nos tiene!.




   ¡Cuántos enamorados corazones ha habido en las Llagas de Cristo, como en hogueras de amor, se han inflamado de tal suerte, que para corresponderle con el suyo no titubearon en consagrarle sus bienes, su vida y todas sus cosas, superando con gran entereza de ánimo todas las dificultades que les salían al paso para estorbarles el cumplimiento de la ley divina, guiados por el amor de Jesús, que no obstante ser Dios, quiso padecer tanto por amor nuestro!.


   Por esto el enamorado San Agustín, contemplando a Jesús Crucificado y cubierto de llagas, exclama: “Graba, Señor, Tus Llagas en mi corazón, para que me sirvan de libro donde pueda leer Tu dolor y Tu Amor; Tu dolor, para soportar por Ti toda suerte de dolores; Tu Amor, para menospreciar por el tuyo todos los demás amores.”


   Porque teniendo ante mis ojos el retablo de los muchos trabajos que por mí, Dios Santo has padecido, sufriré con paz y alegría todas las penas que me sobrevengan, y en presencia de las pruebas de infinito amor que en la Cruz me diste, ya nada amaré ni podré amar fuera de Ti. 


(1) Luc. 12, 49


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jueves, 23 de febrero de 2012

LA SAGRADA COMUNIÓN, DE RODILLAS Y EN LA LENGUA

   
   Tomo la noticia de la página UNA VOCE COSTA RICA, dirigida por mi gran amigo Daniel Vargas, un joven enamorado de la Santa Misa Tradicional y de las Sagradas Reliquias.

Nuncio Apostólico y la Comunión de Rodillas en Costa Rica



   Es con una gran alegría que compartimos la siguiente noticia: Su Excelencia Reverendísima Monseñor Pierre Nguyen van Tot, Nuncio Apostólico de su Santidad Benedicto XVI para Costa Rica, publicó un texto de recomendaciones litúrgicas titulado "Sobre el recto desempeño del servicio pastoral" con fecha 02 de Febrero de 2012. 


   Entre las diferentes observaciones que el Señor Obispo hace al clero nacional, destaca la mención a la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR) de volver a comulgar de rodillas y en la boca. A continuación presentamos el texto (documento completo aquí).


--- Copia fiel del documento, pgs. 29-30 ---


   Una postura corporal acorde con la grandeza del Misterio Eucarístico; ya
que, como lo hemos explicado antes, es necesario asegurarse que la fe profesada
se exprese y transmita adecuadamente en las acciones litúrgicas. Y esto resulta
particularmente urgente en el contexto que estamos viviendo; pues es imperiosa
la necesidad de contrarrestar con especial fuerza el ya mencionado materialismo y relativismo de nuestros días. Por lo que, sin dejar de valorar cuanto hasta ahora se ha hecho, estoy convencido de que es necesario tomar medidas nuevas que respondan a esas circunstancias apremiantes en las que vivimos.


   Éste es el momento propicio para que, atendiendo al espíritu eclesial maravillosamente reflejado en el canon setecientos cincuenta y dos, prestemos oído a las recomendaciones que -aunque no hayan sido dadas con carácter de enseñanza definitiva- son fruto de la más ferviente solicitud pastoral por todas las Iglesias. En efecto, tanto el Papa Juan Pablo II como nuestro actual Sumo Pontífice, han marcado un camino de testimonio y enseñanza que podríamos fácilmente resumir con las palabras de Benedicto XVI:


(...) al hacer ahora que se reciba la comunión de rodillas y al darla en la boca he querido colocar una señal de respeto y llamar la atención hacia la presencia real (...) he querido establecer un signo claro. Debe verse con claridad que allí hay algo especial. Aquí está presente Él, ante quien se cae de rodillas. ¡Prestad atención!


Su Eminencia, el Cardenal Antonio Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos también se ha hecho eco de esta voz de alerta, haciéndonos ver la conveniencia de asumir dicha recomendación


En consecuencia con esto, y tomando en cuenta la necesidad que experimentamos también en las diócesis de este país, solicito formalmente a la Conferencia Episcopal de Costa Rica que, asumiendo las normas universalmente constituidas, en esta Provincia Eclesiástica se vuelva a distribuir la comunión a los fieles en la boca, estando éstos de rodillas. Al hacerlo, estaremos dando un importante apoyo para la recta comprensión de la grandeza inmensurable del Sacramento Eucarístico.



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A pesar de vivir en medio del Misterio de Iniquidad que nos envuelve, el Divino Espíritu Santo parece iluminar a Obispos valientes, como Monseñor Pierre Nguyen van Tot, para dar cumplimiento de la Promesa de Nuestro Señor con respecto al Triunfo de la Santa Iglesia Católica : "y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella" 

miércoles, 22 de febrero de 2012

MIÉRCOLES DE CENIZA



   Hoy es el principio de las penitencias cuaresmales, a semejanza de los cuarenta días de ayuno que Nuestro Señor practicó antes de comenzar su vida pública. La Santa Iglesia nos impresiona saludablemente imponiendo sobre nuestras cabezas la ceniza bendecida; nos recuerda que venimos del polvo y que nuestro cuerpo se deshará en ceniza después de la muerte.


   Para completar la lección sobre la nada de las glorias humanas, conviene saber que la ceniza de hoy se obtiene quemando los olivos, palmas y laureles bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior.


   Antiguamente, en el día de hoy, aquellos fieles que habían causado escándalo público, se postraban humildemente en tierra en presencia del resto de cristianos, cubriendo su cabeza con cenizas. Edificados por tal ejemplo de humilde arrepentimiento, muchos quisieron imitarles; al fin la Iglesia extendió esta imposición a los que quisieran; y esta práctica ha sustituido, a pesar de haber sido suprimida la penitencia pública que fue su origen ocasional.


LO QUE ENSEÑA EL CATECISMO TRADICIONAL
 SOBRE LA SANTA CUARESMA


39. ¿Por qué el primer día de Cuaresma se llama día de CENIZA? - El primer día de Cuaresma se llama día de Ceniza porque en este día pone la Iglesia sobre la cabeza de los fieles la sagrada Ceniza.


40. ¿Por qué la Iglesia impone la sagrada Ceniza al principio de la Cuaresma? - La Iglesia, al principio de la Cuaresma, acostumbra poner la sagrada Ceniza para recordarnos que somos compuestos de polvo y a polvo hemos de reducirnos con la muerte, y así nos humillemos y hagamos penitencia de nuestros pecados, mientras tenemos tiempo.


41. ¿Con qué disposiciones hemos de recibir la sagrada Ceniza? - Hemos de recibir la sagrada Ceniza con un corazón contrito y humillado, y con la santa resolución de pasar la Cuaresma en obras de penitencia.


42. ¿Qué hemos de hacer para pasar bien la Cuaresma según la mente de la Iglesia? - Para pasar bien la Cuaresma según la mente de la Iglesia hemos de hacer cuatro cosas: 1ª, guardar exactamente el ayuno y la abstinencia, y mortificarnos no sólo en las cosas ilícitas y peligrosas, sino también en cuanto podamos en las lícitas, como sería moderándonos en las recreaciones; 2ª, darnos a la oración y hacer limosnas y otras obras de cristiana piedad con el prójimo más que de ordinario, 3ª, oír la palabra de Dios, no ya por costumbre o curiosidad, sino con deseo de poner en práctica las verdades que se oyen; 4ª, andar con solicitud en prepararnos a la confesión para hacer más meritorio el ayuno y disponernos mejor a la Comunión pascual.


( CATECISMO MAYOR DEL PAPA SAN PÍO X  )

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martes, 21 de febrero de 2012

FESTIVIDAD DE LA SANTA FAZ DE NUESTRO SEÑOR



   La Santa Faz fue la devoción predilecta y la que con mayor caridad promoviera Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz. Para la Santa de Lisieux, las enormes gracias concedidas a través de esta devoción no son sino el cumplimiento de las promesas dadas por Nuestro Señor a Santa Gertrudis y a Santa Mectildis en el pasado.


   “La saludable reparación a la Santa Faz es una obra divina, destinada a salvar a la sociedad moderna“, afirmará posteriormente el Beato Papa Pío IX a instancias de la Venerable Sor María de San Pedro, Carmelita Descalza.


   Le dijo Nuestro Señor a esta religiosa: 


“Quien mira mi Rostro ya me está consolando“


   Entre las promesas que fueron dadas por el Dulce Redentor a tan enormes santas y a la Carmelita de Tours, figuran:


1. Les concederé una contrición tan perfecta que sus pecados se cambiarán a Mi vista en joyas de oro precioso. Según el cuidado que tengan de reparar mi Rostro desfigurado por los blasfemos, el mismo tendré Yo del suyo que ha sido desfigurado por el pecado, transformándole en tan hermoso como si acabase de salir de las aguas del Bautismo.


2. Ninguna de esas personas será jamás separada de Mí.


3. Ofreciendo Mi Rostro a Mi Padre, apaciguarán Su enojo y comprarán con moneda celestial el perdón para los pecadores. Por esta ofrenda, nada les será negado.


4. Abogaré ante Mi Padre para conceder todas las peticiones que me presenten. Por Mi santo Rostro harán prodigios.


5. Los iluminaré con Mi Luz. Los consumiré con Mi Amor y los haré fructíferos de buenas obras.


6. Ellos llorarán, como la piadosa Verónica, por Mi adorable Rostro ultrajado por el pecado, y yo imprimiré Mis divinas facciones en sus almas.


7. Por resemblanza de Mi Rostro, brillarán más que otros en la vida eterna y el brillo de Mi Rostro les llenará de alegría.


8. Todos los que defiendan esta causa de reparación, por palabras, por oraciones o por escrito, recibirán defensa también en sus causas delante de Dios Padre a la hora de la muerte. Yo enjugaré la faz de sus almas, limpiando las manchas del pecado y devolviéndoles su primitiva hermosura.




ORACIÓN A LA SANTA FAZ
ESCRITA POR SANTA TERESITA

   “¡Jesús! Tu imagen inefable es el astro que guía mis pasos. Tú lo sabes bien. Tu dulce rostro es aquí en la tierra mi paraíso. Mi amor descubre los encantos de tus ojos embellecidos por el llanto. 


   Cuando contemplo tus dolores sonrío a través de mis lágrimas. Deseo vivir ignorada y solitaria para consolar tu belleza; esa belleza que se oculta en tu Faz bajo el misterio del dolor y que tan fuertemente me atrae a Ti. 


   Tu faz es mi sola patria; ella es mi reino de amor, mi prado risueño, mi dulce sol de cada día. Ella es el lirio del valle, cuyo perfume misterioso consuela mi afligida alma y le hace gustar la paz de los cielos.


   Ella es mi reposo, mi dulzura y mi melodiosa lira. Tu rostro, dulce Salvador, es el divino ramillete de mirra que yo quiero guardar en mi corazón. Tu Faz es mi sola riqueza, no quiero nada fuera de ella. Jesús yo me asemejaré a Ti, y oculta entre los pliegues del velo de la Verónica, atravesaré la vida desapercibida de las criaturas.


   Deja en mi la divina impresión de tus besos, llenos de dulzura, y pronto llegaré a ser santa y atraeré a Ti todos los corazones. Cuando tus labios adorados impriman en mi el beso eterno, haz que me abrase de amor, y que este amor levante en el campo de la Iglesia una hermosa cosecha de almas santas”.




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lunes, 20 de febrero de 2012

PRUEBA DE LA EXISTENCIA DEL PURGATORIO


El día 4 de Noviembre de 1859 murió de apoplejía fulminante, en el Convento de Terciarias Franciscanas de Foligno, una buena hermana llamada Teresa Margarita Gesta, que era hace muchos años maestra de las novicias y a la vez encargada de la pobre ropería del monasterio. Había nacido en Córcega, en Bastia, en 1797 y había entrado en el Monasterio en febrero de 1826. 

   Doce días después de la muerte de Sor Teresa, el 17 de Noviembre, la hermana Ana Felicia, que la había ayudado en su empleo y que la reemplazó después de su muerte, iba a entrar en la ropería, cuando oye gemidos que  parecían salir del interior del aposento. Algo azorada, se apresuró a abrir la puerta: no había nadie. Mas dejándose oír nuevos gemidos acentuados, ella, a pesar de su ordinario valor, sintió miedo.

   "¡Jesús, María!; -exclamó - ¿qué es esto?".

   Aún no había concluido, cuando oyó una voz lastimera, acompañada de este doloroso suspiro:

   "¡Oh, Dios mío! ¡cuánto sufro! Oh Dios! que peno tanto!".

   La hermana, estupefacta, reconoció pronto la voz de la pobre sor Teresa. Se repone como puede, y le pregunta:

   "¿Y por qué?"

   "A causa de la pobreza", responde sor Teresa.

   "¡Cómo!... - replica la hermana - ¡vos que erais tan pobre!"

   "No es por mí misma, sino por las hermanas, a quienes he dejado demasiada libertad en este punto. Y tú ten cuidado de ti misma".

   Y al mismo instante la sala se llenó de un espeso humo, y la sombra de sor Teresa apareció dirigiéndose hacia la puerta, deslizándose a lo largo de la pared. Llegando cerca de la puerta, exclamó con fuerza:

   "He aquí un testimonio de la Misericordia de Dios".

   Y diciendo esto tocó el tablero superior de la puerta, dejando perfectamente estampada en la madera calcinada su mano derecha, y desapareciendo en seguida.




   La pobre sor Ana Felicia se había quedado casi muerta de miedo. Se puso a gritar y pedir auxilio. Llega una de sus compañeras, luego otra y después toda la Comunidad; la rodean y se admiran todas de percibir un olor a madera quemada. Buscan, miran y observan en la puerta la terrible marca, reconociendo pronto la forma de la mano de Sor Teresa, que era notablemente pequeña. Espantadas, huyen, corren al coro, se ponen en oración, y olvidando las necesidades de su cuerpo, se pasan toda la noche orando, sollozando y haciendo penitencia por la pobre difunta, y comulgando todas por ella al día siguiente.

   La noticia se difundió más allá de los muros del Convento; los Religiosos Menores, los buenos sacerdotes amigos del Monasterio y todas las comunidades de la población unen sus oraciones y súplicas a las de las Franciscanas. Este rasgo de caridad tenía algo de sobrenatural y de todo punto insólito.

   Sin embargo, la Hermana Ana Felicia, aun no repuesta de tantas emociones, recibió la orden formal de ir a descansar. Obedece, decidida a hacer desaparecer a toda costa en la mañana siguiente la marca carbonizada que había causado el espanto de todo Foligno. Mas, he aquí que Sor Teresa Margarita se le aparece de nuevo.

   "Sé lo que quieres hacer -le dice con severidad -; quieres borrar la señal que he dejado impresa. Sabe que no está en tu mano hacerlo, siendo ordenado por Dios este prodigio para enseñanza y enmienda de todos. Por su justo y tremendo juicio he sido condenada a sufrir durante cuarenta años las espantosas llamas del purgatorio, a causa de las debilidades que he tenido a menudo con algunas de nuestras hermanas. Te agradezco a ti y a tus compañeras tantas oraciones, que en su bondad el Señor se ha dignado aplicar exclusivamente a mi pobre alma; y en particular los siete salmos penitenciales, que me han sido de un gran alivio".

Después, con apacible rostro, añadió:

   "¡Oh, dichosa pobreza, que proporciona tan gran alegría a todos los que verdaderamente la observan!".

   Y desapareció.

   Por fin, al siguiente día, 19, Sor Ana Felicia, habiéndose acostado y dormido, a la hora acostumbrada, oye que la llaman de nuevo por su nombre, despiértase sobresaltada, y queda clavada en su postura sin poder articular una palabra. Esta vez reconoció también la voz de la difunta Sor Teresa, y al mismo instante se le apareció un globo de luz muy resplandeciente al pie de su cama, iluminando la celda como en pleno día, y oyó que Sor Teresa con voz alegre y de triunfo, decía estas palabras:

"Fallecí un viernes, día de la Pasión y otro viernes me voy a la Gloria... ¡Llevad con, fortaleza la  cruz!... ¡Sufrid con valor!". 

Y añadió con dulzura: "¡Adiós! ¡adiós! ¡adiós!...

Se transfigura en una nube ligera, blanca, deslumbrante, y volando al cielo desaparece.

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sábado, 18 de febrero de 2012

NUESTRA SEÑORA, PRINCIPIO Y FIN DE LAS OBRAS DE DIOS

   
   El corazón me ha dictado cuanto acabo de escribir con alegría particular, para demostrar que la excelsa María, ha permanecido hasta ahora desconocida y que ésta, es una de las razones de que Jesucristo no sea todavía conocido como debe serlo. De suerte que si el conocimiento y reinado de Jesucristo han de dilatarse en el mundo como ciertamente sucederá esto acontecerá como consecuencia necesaria del conocimiento y reinado de la Santísima Virgen, quien lo trajo al mundo la primera vez y lo hará resplandecer, la segunda.


   Confieso con toda la Iglesia que siendo María una simple creatura salida de las manos del Altísimo, comparada con tan infinita Majestad es menos que un átomo, o, mejor, es nada, porque sólo Él es EL QUE ES. Por consiguiente, este Gran Señor siempre independiente y suficiente a Sí mismo, no tiene ni ha tenido absoluta necesidad de la Santísima Virgen para realizar su voluntad y manifestar su gloria. Le basta querer para hacerlo todo.




   Afirmo, sin embargo, que dadas las cosas como son habiendo querido Dios comenzar y acabar sus mayores obras por medio de la Santísima Virgen desde que la formó, es de creer que no cambiará jamás de proceder: es Dios y no cambia ni en sus sentimientos ni en su manera de obrar.



   Dios Padre entregó su Unigénito al mundo solamente por medio de María. Por más suspiros que hayan exhalado los patriarcas, por más ruegos que hayan elevado los profetas y santos de la antigua ley durante cuatro mil años a fin de obtener dicho Tesoro, solamente María lo ha merecido y ha hallado gracia delante de Dios por la fuerza de su plegaria y la elevación de sus virtudes. El mundo era indigno dice San Agustín de recibir al Hijo de Dios inmediatamente de manos al Padre, quien lo entregó a María para que el mundo lo recibiera por medio de Ella.


   Dios Hijo se hizo hombre para nuestra salvación, pero en María y por María. Dios Espíritu Santo formó a Jesucristo en María, pero después de haberle pedido consentimiento por medio de los primeros ministros de su corte.


   Dios Padre comunicó a María su fecundidad, en cuanto una pura creatura era capaz de recibirla para que pudiera engendrar a su Hijo y a todos los miembros de su Cuerpo Místico.


   Dios Hijo descendió al seno virginal de María como nuevo Adán a su paraíso terrestre, para complacerse y realizar allí secretamente maravillas de gracia.


San Luis Mª. Grignión de Montfort
"Tratado de la Verdadera Devoción"

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viernes, 17 de febrero de 2012

EL AMOR DEL ALMA ( I ) Meditaciones de la Pasión de Jesucristo, por San Alfonso Mª. de Ligorio


   La semana que viene comenzará la Santa Cuaresma con el Miércoles de Ceniza; es un tiempo propicio para la oración, la meditación y sobre todo, buscar buenos momentos de recogimiento interior; apaga la   televisión, no uses tanto el teléfono, sé moderado en las comidas, teniendo en cuenta las normas de ayuno y abstinencia de la carne que nos enseña la Santa Madre Iglesia.

   Pero sobre todo, medita los dolores y sufrimientos que Nuestro Señor padeció por ti y por mí, por nuestro amor.  Para ayudarte, quiero traerte cada viernes de Cuaresma - y si es posible, algún otro día - extractos del libro "EL AMOR DEL ALMA", de San Alfonso Mª. de Ligorio.

   Es un libro piadosísimo que me enseñó a amar la Pasión de Cristo, porque gracias a su lectura entendí que toda la  vida de Nuestro Señor fue Calvario. Pido a Dios y a la Virgen Santa, que estas breves reflexiones te conmuevan a ti también y te ayuden a difundir el Amor que Jesucristo nos demostró mediante Su Dolorosa Pasión.



   Confío que te ha de agradar esta mi obrita, por tener recopilados y en buen orden los principales pasajes de las Santas Escrituras que tratan del amor que Jesucristo nos manifestó en el decurso de Su Pasión; pues no hay cosa más mueva al cristiano al amor divino como las mismas palabras de Dios entresacadas de los libros santos.


   Amemos, pues, con todo corazón a Jesucristo, por ser Nuestro Dios, Nuestro Salvador y todo Nuestro Bien; por eso te convido a meditar todos los días sobre Su Dolorosa Pasión, porque en ella encontrarás todos los motivos que te puedan mover a esperar la vida eterna y alcanzar el amor de Dios, en lo cual está cifrada nuestra salvación.


   Todos los santos tuvieron especial devoción a Jesucristo y a Su Pasión, y por este camino llegaron a muy subida santidad. El Padre Baltasar Álvarez decía, como se lee en su vida, “que nadie pensase haber hecho cosa de provecho si no llegaba a grabar en su corazón la imagen de Jesús crucificado"; y por eso, su meditación más frecuente y regalada era ponerse a los pies del Crucificado, y allí se recreaba meditando de modo especial tres cosas: la pobreza, los desprecios y los dolores de Jesucristo, y se entretenía escuchando las lecciones que Jesús le daba desde la Cátedra de la Cruz.


   También tú puedes confiadamente llegar a la santidad si, a ejemplo de los Santos, procuras meditar con frecuencia lo que hizo y padeció tu adorable Redentor. Pídele que te inflame en Su Santo Amor, y pídeselo también a María, tu Reina y Señora, que se llama la Madre del Amor Hermoso.


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miércoles, 15 de febrero de 2012

NUESTROS PASTORES ( III ) FRAY JOSÉ CUETO Y DÍEZ DE LA MAZA, OBISPO DE CANARIAS

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   Fray José Cueto y Díez de la Maza, nació en Riocorvo, Santander (España) en 1839, en el seno de una familia profundamente cristiana. A los 17 años ingresa en el Convento de los Frailes Dominicos de Ocaña. 

   Su vida como religioso dominico transcurrió entre Ocaña, Filipinas, Ávila y Canarias. Itinerario geográfico y espiritual, enriquecido con su elocuente predicación, producción literaria -obtuvo diversos premios, entre otros, por sus obras "La Fe y la Razón" y "Breve estudio sobre el dogma y la libertad"-,  su sabiduría en la cátedra como Profesor de Teología y de Derecho Canónico, y como santo y solícito Pastor en la Diócesis de Canarias, de la que fue Obispo durante 17 años.

   Resaltó en él, de manera llamativa, la virtud de la Caridad, expresada en su amor y solicitud hacia los pobres, los enfermos, los presos y necesitados de Dios. Las numerosas obras sociales que se crearon durante su pontificado en la Diócesis de Canarias, por iniciativa suya, dan testimonio de ello. Y así lo percibió el pueblo resumiendo su paso por las islas con estas palabras:

“El Padre Cueto era antes que nada un gran corazón. 
Su corazón nos explica todas las acciones de su vida”.

   El 12 de Junio de 1895, junto con la Madre Pilar Prieto, funda la Congregación de las Dominicas de la Sagrada Familia, dedicada a la educación de la juventud y a la caridad, mediante la predicación de la Palabra de Dios, en íntima unión con el espíritu dominicano.


   Falleció en Las Palmas de Gran Canaria, en olor de santidad, el 17 de agosto de 1908. Sus restos reposan en la Capilla de la Comunidad de San José, Las Palmas.


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SAN JOSÉ, PADRE ADOPTIVO DE NUESTRO SEÑOR


   (...) Las razones por las que el Bienaventurado José debe ser considerado especial Patrono de la Iglesia, y por las que a su vez la Iglesia espera muchísimo de su tutela y patrocinio, nacen principalmente del hecho de que él es el Esposo de María y Padre Putativo de Jesús. De estas fuentes ha manado su dignidad, su santidad, su gloria. 


   Es cierto que la dignidad de Madre de Dios llega tan alto que nada puede existir más sublime Más, porque entre la Beatísima Virgen y José se estrechó un lazo conyugal, no hay duda de que a aquella altísima dignidad, por la que la Madre de Dios supera con mucho a todas las criaturas, él se acercó más que ningún otro. Ya que el matrimonio es el máximo consorcio y amistad -al que de por sí va unida la comunión de bienes- se sigue que, si Dios ha dado a José como Esposo a la Virgen, se lo ha dado no sólo como compañero de vida, testigo de la virginidad y tutor de la honestidad, sino también para que participase, por medio del pacto conyugal, en la excelsa grandeza de ella.


   Él se impone entre todos por su augusta dignidad, dado que por disposición divina fue custodio y, en la creencia de los hombres, padre del Hijo de Dios. De donde se seguía que el Verbo de Dios se sometiera a José, le obedeciera y le diera aquel honor y aquella reverencia que los hijos deben a sus propios padres.


   De esta doble dignidad se siguió la obligación que la naturaleza pone en la cabeza de las familias, de modo que José, en su momento, fue el custodio legítimo y natural, cabeza y defensor de la Sagrada Familia. Y durante el curso entero de su vida cumplió plenamente con esos cargos y esas responsabilidades. Él se dedicó con gran amor y diaria solicitud a proteger a su esposa y al Divino Niño. Regularmente por medio de su trabajo consiguió lo que era necesario para la alimentación y el vestido de ambos, protegió al Niño de la muerte cuando era amenazado por los celos de un monarca, y le encontró un refugio. En las miserias del viaje y en la amargura del exilio fue siempre la compañía, la ayuda y el apoyo de la Virgen y de Jesús.

ENCÍCLICA "QUAMQUAM PLURIES"
 DE S. S. LEÓN XIII

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lunes, 13 de febrero de 2012

BIENES DE LA DEVOCIÓN A LAS ALMAS DEL PURGATORIO



   Para conseguir muchos favores, según Santa Catalina de Bolonia, suele ser más poderosa la intercesión de un alma del Purgatorio que la de los bienaventurados del Cielo.


   Cuando se ruega a un alma del Purgatorio, suplicándole una gracia, son dos los beneficiados; el mortaal que consigue lo que ha pedido y el alma que purgaba, que pasa a ser ciudadano del Cielo.


   En el Purgatorio hay almas tan santas como en el Cielo. La santidad se basa en el aumento de gracia y de ésta nacen todas las virtudes; muchas de esas almas acaudalaron más gracia y virtud que muchos bienaventurados, por lo que son más gratos a los ojos de Dios.


   Dios desea con vehemencia la libertad de las Almas del Purgatorio, ya que son redimidas con el precio de la Sangre de Su Hijo. Seamos pues corredentores con Jesús, cooperando con Él en la salvación de las Almas que esperan nuestras oraciones y sacrificios para gozar eternamente de Dios.


   Escuha a las Almas que te ruegan: "Cristianos buenos que queréis dar gloria a Dios, la devoción hacia nosotras es el atajo para conseguir muchas gracias en favor vuestro, tanto material como espiritualmente. No dejéis de favorecernos todos los días, aunque sea brevemente, por ello recibiréis grandes beneficios."


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domingo, 12 de febrero de 2012

NUESTROS GLORIOSOS MÁRTIRES ( XIV ) SAN PEDRO DE JESÚS MALDONADO



   Nació en Sacramento, Chihuahua, el 8 de Junio de 1892, hijo de Apolinar Maldonado y de Micaela Lucero.

   Tenía 17 años cuando sintió la vocación y, por los consejos de sus maestros, ingresó al Seminario Conciliar de Chihuahua. Las condiciones de pobreza por las que atraviesa el Seminario, en especial la deficiente alimentación, fueron la causa de que se desarrollara débil y enfermizo.

   En 1918 fue enviado a El Paso, Texas, para recibir las órdenes sagradas, pues el Señor Obispo de Chihuahua estaba enfermo. Le fue conferida la ordenación sacerdotal por el Obispo Don Jesús Schuler, S. J., la mañana del 25 de enero de 1918, en la Catedral de San Patricio.  Celebró su Primera Misa en la Parroquia de la Sagrada Familia, Chihuahua, el 11 de febrero, Festividad de la Virgen de Lourdes.




   Su salud no fue muy buena ya que incluso por ese motivo tuvo que renunciar al encargo de su Parroquia de Jiménez; posteriormente, el 1° de enero de 1924, fue nombrado Párroco de Santa Isabel, en donde permaneció hasta su muerte, en 1937.

   Encendió el entusiasmo y la piedad en sus feligreses. Se incrementaron sobremanera la Adoración Nocturna y la adoración perpetua al Santísimo Sacramento. Fomentó el amor y devoción a la Santísima Virgen María en sus diversas advocaciones.

   En 1926 se desató en México la persecución religiosa, se suspendió el culto público, se cerraron templos, seminarios y escuelas; sin embargo, hasta 1929 no se registraron mayores conflictos debido a la sensatez de las autoridades de Chihuahua; fue hasta 1931-1932, cuando se desató una nueva persecución en Chihuahua, se persiguió y desterró a sacerdotes, se cerraron templos, se obligó a maestros a firmar declaraciones y adhesiones impías, se prohibieron manifestaciones de protesta.

   En 1934, el Padre Maldonado fue preso y desterrado a El Paso, Texas, en donde no permaneció mucho tiempo y en cuanto regresó a Santa Isabel. De allí se dirigió al rancho “El Pino”, en donde permaneció un año, hasta que en 1936 decidió quedarse en un poblado cerca de Santa Isabel, “La Boquilla del Río”, donde una heroica familia cristiana convirtió su casa en oratorio, en que casi públicamente celebraba los actos de culto.

   La Semana Santa de 1936 la celebró con especial solemnidad. El Viernes Santo realizó los oficios divinos. Terminando el sermón del pésame, una persona lo llamó para que fuera a confesar a unos enfermos en un lugar peligroso de la parroquia. Al regreso fueron sorprendidos a balazos, que les llovían por todos lados.

   El 10 de febrero de 1937, Miércoles de Ceniza, se dedicó a confesar e imponer ceniza, cuando se presentaron un grupo de hombres armados y alcoholizados, que iban a aprehender al Padre, y aunque los pobladores quisieron ocultarlo, finalmente fue arrestado. Echaron al Padre andando por delante de los caballos, descalzo; y seguido por algunas personas, tomaron el camino a Santa Isabel. El Padre comenzó a rezar el rosario y todos contestaban, menos los esbirros, que en ocasiones trataban de echarle el caballo encima. Así recorrió casi tres kilómetros, hasta llegar a Santa Isabel.

   Llegaron a la Presidencia y sólo el Padre Maldonado pasó la puerta de entrada; el Presidente Municipal lo tomó de los cabellos y le propinó un golpe. Al llegar al segundo piso, Andrés Rivera, cacique de los políticos de la región, lo recibió con un tremendo pistolazo en la frente, quebrándole el cráneo en círculo y saltándole casi el ojo izquierdo. De allí, los esbirros, siguieron golpeando al indefenso sacerdote con las culatas de los rifles, arrastrándole por la escalera hasta el segundo piso. Allí quedo tirado, inconsciente, bañado en su sangre inocente y, apretando el relicario sobre su pecho, permaneció hasta el momento de su muerte. Los malhechores se dispersaron.

   Aún con vida fue socorrido por unas mujeres que lo llevaron a Chihuahua al Hospital Civil, en donde recibió la absolución, la santa unción y la bendición papal. En la madrugada del día siguiente murió. El cadáver fue llevado a la casa episcopal y ataviado con todas las vestiduras sacerdotales; en un sencillo ataúd fue colocado en la capilla ardiente que se improvisó en la sala Cementerio de Dolores, para después ser llevado al Cementerio de Dolores, en el lote de la familia Enríquez. Se hizo el diseño de un sencillo monumento, y en él la inscripción; “TÚ ERES SACERDOTE”.       

   El sangriento asesinato del padre Maldonado provocó la molestia de la población, que pese a las amenazas, se movilizó en una manifestación pidiendo el respeto y la libertad de culto.


Reliquia que obtuve a través de un buen amigo de México
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SAN PEDRO DE JESÚS MALDONADO, MÁRTIR DE LA FE, RUEGA POR NOSOTROS

¡¡¡ VIVA CRISTO REY !!!

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sábado, 11 de febrero de 2012

"YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN", NUESTRA SEÑORA DE LOURDES


   El 11 de febrero de 1858, Bernadette, una niña de catorce años, recogía leña en Massbielle, en las afueras de Lourdes, cuando acercándose a una gruta, vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenia una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario.


   Bernadette al principio se asustó, pero luego comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo, al mismo tiempo que la niña, la Señora pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos, al finalizar, la Virgen María retrocedió hacia la Gruta y desapareció. Estas apariciones se repitieron 18 veces, hasta el día 16 de julio.


   El 18 de febrero en la tercera aparición la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".


   La noticia de las apariciones se corrió por toda la comarca, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, otros se burlaban. En la novena aparición, el 25 de febrero, la Señora mandó a Santa Bernadette a beber y lavarse los pies en el agua de una fuente, señalándole el fondo de la gruta. La niña no la encontró, pero obedeció la solicitud de la Virgen, y escarbó en el suelo, produciéndose el primer brote del milagroso manantial de Lourdes.




   En las apariciones, la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, manifestó el deseo de que en el lugar sea erigida una capilla y mando a Bernadette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros, el pueblo presente en el lugar también la imito y hasta el día de hoy, esta práctica continúa.


   El 25 de marzo, a pedido del párroco del lugar, la niña pregunta a la Señora ¿Quien eres?, y ella le responde: "Yo soy la Inmaculada Concepción".


   Bernadette fue a contar lo sucedido a su párroco, pero éste dudó de que una simple jovencita analfabeta pudiese saber sobre el dogma de la Inmaculada Concepción, declarado por el Papa Pío IX en 1854.


   El 16 de julio de 1858, la Virgen María aparece por última vez y se despide de Bernadette.


   En el lugar se comenzó a construirse un Santuario, el Papa Pío IX le dio el titulo de Basílica en 1874. Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de Enero 1862.


   El mensaje de la Virgen en Lourdes, viene a ser un agradecimiento del Cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.


   Al tiempo es una exaltación a la virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje.


   La Virgen hace un llamado urgente a la oración, en especial a la recitación diaria del Santo Rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos. 



viernes, 10 de febrero de 2012

OFRECIMIENTO POR LOS PECADORES

   En la Semana del Buen Cristiano dedicamos el viernes al Sacratísimo Corazón de Jesús; si es posible, asistamos devotamente a la Santa Misa, ofreciendo la Sagrada Comunión para desagraviarle por tantos pecados como se cometen contra Él, en especial , como desagravio por la sacrílega práctica de la comunión en la mano. 




   Ahondemos en los sentimientos de agonía de Jesús en su oración en Getsemaní; acompañemosle en sus afrentas en el Sanedrín; contemplemos con dolor y contricción la crueldad de sus verdugos flagelándole...¿cómo no conmovernos con tal injusticia?. Deberíamos ser nosotros quienes padeciésemos semejantes penas por nuestros pecados.


   Permítanme traerles una vez más las Revelaciones de Nuestro Señor a Sor Josefa Menéndez; en este breve extracto de las mismas, el Sagrado Corazón se queja a la humilde monja de lo miserables y apegados que podemos ser aquéllos que más debiéramos amarle: 

    “Hay almas cristianas y muy piadosas, detenidas por un afectillo, un apego, que les impide correr por el camino de la perfección. Si otra alma ofrece sus obras y sacrificios, uniéndolos a mis méritos infinitos, les alcanza que salgan del estado en que están y adelanten en la virtud”.


   “Otras almas viven en la indiferencia o en el pecado, ayudadas del mismo modo, recobran la gracia, y se salvan. Otras, y no tan pocas, viven obstinadas en el mal y ciegas en su error. Se condenarían, pero las súplicas de un alma fiel consiguen que la gracia toque, al fin, su corazón. Y si su flaqueza es tan grande que han de volver a caer en su vida de pecado, me las llevo a la eternidad, y así las salvo”.

"Un Llamamiento al Amor"
23 de Marzo de 1921

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