domingo, 23 de octubre de 2011

SAN ANTONIO MARÍA CLARET

BREVE BIOGRAFÍA DE SAN ANTONIO MARÍA CLARET


INFANCIA Y JUVENTUD


   Antonio María Claret y Clará nació en Sallent (Barcelona, España) el 23 de diciembre de 1807. Desde muy niño, sintió la rudeza de lasdisputas humanas, como la guerra popular contra Napoleón, que había invadido España. Hasta los sacerdotes del pueblo se habían sumado a la lucha. En 1812 se promulgaba la nueva Constitución, conocida como "La Pepa".


   Mientras, Antonio crecía colaborando en los telares de sus padres, que se dedicaban al comercio textil. Pero a pesar de ser un niño como otro cualquiera, era sumamente piadoso; sus mayores devociones fueron la Sagrada Eucaristía y la Virgen Nuestra Señora. Ese amor profundo se palpaba en una atenta asistencia a la Santa Misa, en sus continuas visitas a Jesús en el Sagrario y en el rezo diario del Santísimo Rosario.


   Siendo un adolescente, consiguió de su padre ir a estudiar la maestría del arte textil en Barcelona; allí trabajaba de día y estudiaba por la noche, por lo que nuestro Santo supo muy pronto lo que costaba ganarse la vida. Sin embargo, esta experiencia, lejos de su familia, en medio de personas impías y mundanas, fue un duro golpe en el corazón candoroso del joven Antonio, que desilusionado, pensó entrar en la Cartuja.


   No obstante, la fama de piedad de San Antonio María Claret, que entonces tenía 21 años, llegó a oídos del Obispo de Vic, Mons. Pablo de Jesús Corcuera. Al cabo de un año, decidió ir a vivir a la Cartuja de Santa María de Montealegre, pero cuando iba de camino, una providencial tormenta de verano, le hizo retroceder de nuevo hacia Vic.


   Poco tiempo después, nuestro San Antonio pasó la prueba de fuego de la castidad en una tentación que le sobrevino un día en que yacía enfermo en la cama. Vio que la Virgen se le aparecía y, mostrándole una corona, le decía: "Antonio, esta corona será tuya si vences". De repente, todas las imágenes obsesivas desaparecieron de por vida. 


   Después de varias entrevistas con el Obispo de Vic, ingresó en el Seminario Diocesano, donde trabó una profunda amistad con Jaime Balmes. En esta época San Antonio entró en un profundo contacto con la Biblia, que le impulsaría a un insaciable espíritu apostólico y misionero.


SACERDOTE EN ÉPOCA DE PERSECUCIÓN


   A los 27 años, el 13 de junio de 1835, festividad de San Antonio de Padua,  el Obispo de Solsona, Fray Juan José de Tejada, le confería el Sagrado Orden, junto con otros compañeros seminaristas. Su primera Misa la celebró en la parroquia de Sallent el día 21 de junio; de hecho, éste fue su primer destino.


   La situación en España empeoraba: los constitucionales, imitadores de la Revolución Francesa, se habían adueñado del poder. En las Cortes de 1835 se aprobaba la supresión de todos los Institutos Religiosos. Se incautaron y subastaron los bienes de la Iglesia y se azuzó al pueblo para la quema de conventos y matanza de frailes. Contra este desorden pronto se levantaron las provincias de Navarra, Cataluña y el País Vasco, estallando la guerra civil entre carlistas e isabelinos.


   A pesar del espectro político español, San Antonio María Claret, joven sacerdote, con tan sólo 31 años, se entregaba en cuerpo y alma a su labor de pastor de almas. Sin embargo, sus ansias apostólicas le inspiraron ir a Roma, para inscribirse en "Propaganda Fide", con objeto de ir a predicar el Evangelio a tierras de infieles.


MISIONERO APOSTÓLICO EN CATALUÑA


   De esta forma, en 1841, con 33 años, recibió de Roma el título de Misionero Apostólico. A partir de entonces su trabajo fue misionar. En la provincia de Vic, siempre a pie, con un mapa de hule, su hatillo y su breviario, caminaba por la nieve o en medio de las tormentas, hundido entre barrancos y lodazales. Se juntaba con arrieros y comerciantes y les hablaba del Reino de Dios. Y los convertía. Sus huellas quedaron grabadas en todos los caminos. Las catedrales de Solsona, Gerona, Tarragona, Lérida, Barcelona y las iglesias de otras ciudades se abarrotaban de gente cuando hablaba el Padre Claret.


   Caminando hacia Golmes le invitaron a detenerse porque sudaba; él respondía con humor: "Yo soy como los perros, que sacan la lengua pero nunca se cansan".


"Padre, confiese a mi borrico" -le dijo un arriero con tono burlón. "Quien se ha de confesar eres tú -respondió Claret- que llevas 7 años sin hacerlo y te hace buena falta". Y aquel hombre se confesó.




MISIONERO APOSTÓLICO EN LAS ISLAS CANARIAS


    El 6 de marzo de 1848 salía de Cádiz para las Islas Canarias con el recién nombrado Obispo Buenaventura Codina ( en proceso de Beatificación ). Desde el Puerto de la Luz de Gran Canaria hasta los ásperos arenales de la isla de Lanzarote, resonó la convincente voz del Padre Claret. 


   Misionó en los pueblos de Telde, Agüimes, Arucas, Gáldar, Guía, Firgas, Teror, Moya ( 1 )... El Padre Claret tuvo que predicar en las plazas, sobre los tablados, al campo libre, entre multitudes que lo acosaban. A pesar de una pulmonía no cesó en su intenso trabajo. En Lanzarote da misiones en Teguise y Arrecife.


   Empleó quince meses de su vida en las Islas Canarias, y dejó atrás conversiones,  prodigios y profecías. Los canarios vieron partir con lágrimas en los ojos un día a su "Padrito", como cariñosamente lo habían apodado. Era en los últimos días de mayo de 1849. Aún hoy perdura su recuerdo.


  "Estos canarios me tienen robado el corazón... será para mí muy sensible el día en que los tendré que dejar para ir a misionar a otros lugares, según mi ministerio" (Carta al obispo de Vic, 27 de sept.). Por tales palabras, su corazón se encuentra en un hermoso relicario, en la Catedral de Santa Ana, regalo de los Claretianos a la ciudad que "robó el corazón" a su Santo Fundador.


   San Antonio María Claret por la profunda huella que dejó en estas islas, fue nombrado compatrón de la Diócesis de Canarias.


FUNDADOR


   Poco después, el 16 de julio de 1849, a las tres de la tarde en una celda del seminario de Vic fundaba San Antonio María Claret la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María. Tenía 41 años. Eran los Cofundadores los PP. Esteban Sala, José Xifré, Manuel Vilaró, Domingo Fábregas y Jaime Clotet.


   "Hoy comienza una gran obra" -dijo el Padre Claret.


¿Cómo serán los Hijos del Inmaculado Corazón de María?


  "Un hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad y que abrasa por donde pasa; que desea eficazmente y procura por todos los medios encender a todo el mundo en el fuego del divino amor. Nada le arredra; se goza en las privaciones; aborda los trabajos; abraza los sacrificios; se complace en las calumnias y se alegra en los tormentos. No piensa sino cómo seguirá e imitará a Jesucristo en trabajar, sufrir y en procurar siempre y únicamente la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas"


   Pero San Antonio María Claret, intervino en otras muchas fundaciones, como Director Espiritual de Santa Micaela del Santísimo Sacramento, Fundadora de las Adoratrices y Santa Joaquina de Vedruna, Fundadora de las Carmelitas de la Caridad. 


   Intervino además, directa o indirectamente en otras fundaciones: con Joaquím Masmitjà, fundador de las Hijas del Santísimo e Inmaculado Corazón de María, con D. Marcos y Dña. Gertrudis Castanyer fundadores de las Religiosas Filipenses, con María del Sagrado Corazón fundadora de las Siervas de Jesús, con Ana Mogas fundadora de las Franciscanas de la Divina Pastora. Le encontramos con Fracesc Coll fundador de las Dominicas de la Anunciata. También tuvo parte en la fundación de las Esclavas del Corazón de María, de la M. Esperanza González... 


ARZOBISPO DE SANTIAGO DE CUBA


  Por sus incontables méritos y su fama de santidad, el Padre Claret fue nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba el 4 de octubre de 1849 y el día 6 de octubre de 1850 era consagrado obispo en la catedral de Vic. Tenía 42 años. 


 Seis años gastaría nuestro Santo en la Diócesis de Santiago de Cuba, trabajando incansablemente, misionando, sembrando el amor y la justicia en aquella isla en la que la discriminación racial y la injusticia social reinaban por doquier.


   Fue un Arzobispo evangelizador por excelencia.  Renovó todos los aspectos de la vida de la Iglesia: sacerdotes, seminario, educación de niños, abolición de la esclavitud...  En cinco años realizó cuatro veces la visita pastoral  de la Diócesis.


  Se enfrentó a los capataces, les arrancó el látigo de las manos... Un día reprendió a un rico propietario que maltrataba a los pobres negros que trabajaban en su hacienda. Viendo que aquel hombre no estaba dispuesto a cambiar de conducta, el Arzobispo intentó darle una lección. Tomó dos trozos de papel, uno blanco y otro negro. Les prendió fuego y pulverizó las cenizas en la palma de su mano. "Señor, -le dijo- ¿podría decir qué diferencia hay entre las cenizas de estos dos papeles? Pues así de iguales somos los hombres ante Dios".


  Pero ni siquiera en Cuba le dejaron en paz sus enemigos; como Nuestro Señor, todos los Santos han sido perseguidos y calumniados. La tormenta de atentados llegó al cúlmen en Holguín, donde fue herido gravemente por un sicario a sueldo de sus enemigos, al que había sacado poco antes de la cárcel, cuando salía de la iglesia. Casi agonizando, pidió que perdonaran al criminal. A pesar de todo, sus enemigos siguieron sin perderle de vista.


CONFESOR DE LA REINA ISABEL DE ESPAÑA


   El 18 de marzo de 1857 fue nombrado Capellán de la Reina Isabel II de Borbón; San Antonio María Claret, aceptó receloso, pero poniendo tres condiciones: no vivir en palacio, no implicarle en política y no guardar antesalas teniendo libertad de acción apostólica.


   Tenía 49 años cuando regresó de Cuba. Pero el Obispo Claret no había nacido para cortesano. En los 11 años que permaneció en Madrid, su actividad apostólica en la Corte fue intensa y continuada. Pocas fueron las iglesias y conventos donde su voz no resonara con fuerza y convicción. Desde la iglesia de Italianos, situada en la actual ampliación de las Cortes y desde la iglesia de Montserrat, donde está situado actualmente el Teatro Monumental, desarrolló una imparable actividad. Principalmente se hizo notar en sus misiones al pueblo y en sus ejercicios al clero.


   Restauró El Escorial y organizó en él un centro de estudio.


   "Pero en la corte me sentía como un pájaro enjaulado... como perro atado... Tengo unos deseos tan grandes de salir de Madrid para ir a predicar por todo el mundo que no lo puedo explicar... Sólo Dios sabe lo que sufro... Cada día tengo que hacer actos de resignación conformándome a la voluntad de Dios..."


   "No tengo reposo, ni mi alma halla consuelo sino corriendo y predicando".


APÓSTOL DE LA PRENSA


   Siendo muy santo, pero amigo de los medios de la época, que como hoy sucede con internet, bien empleados pueden servir para predicar y dar mucha gloria a Dios, San Antonio María Claret usó de la imprenta para misionar.


   Así, escribió unas 96 obras propias (15 libros y 81 opúsculos) y otras 27 editadas, anotadas y a veces traducidas por él. Sólo si se tiene en cuenta su extrema laboriosidad y las fuerzas que Dios le daba, se puede comprender el hecho de que escribiera tanto llevando una dedicación tan intensa al ministerio apostólico. Claret no era solamente escritor. Era propagandista. Divulgó con profusión los libros y hojas sueltas. En cuanto a su difusión alcanzó cifras verdaderamente importantes.


   Jamás cobraba nada de la edición y venta de sus libros; al contrario, invertía en ello grandes sumas de dinero. ¿De dónde lo sacaba? De lo que obtenía por sus cargos y de los donativos.


   "No todos pueden escuchar sermones... pero todos pueden leer..."
   "El predicador se cansa... el libro siempre está a punto... Son los libros la comida del alma..."


   Entre el centenar de obras de todos tamaños que escribió, destacan: "Avisos" a toda clase de personas. "El Camino Recto", "El Catecismo explicado", "El colegial instruido".


DESTERRADO DE ESPAÑA


   El 18 de septiembre de 1868, la Revolución, ya en marcha, era incontenible. Aconteció el destronamiento de la Reina Isabel II. Con la derrota del Ejército isabelino en Alcolea caía Madrid, y la Revolución, como un reguero de pólvora, se extendió por toda España.


   El día 30, la familia real, con algunos adictos y su confesor, salía para el destierro en Francia. Primero hacia Pau, luego París. El Obispo Claret tenía 60 años entonces.


   Los desmanes y quema de iglesias se prodigaron, cumpliéndose otra de las profecías del P. Claret: la Congregación tendrá su primer mártir en esta revolución. En La Selva del Camp caía asesinado el P.Crusats.


   El 30 de marzo de 1869, San Antonio María Claret se separaba definitivamente de la Reina y se iba a Roma, donde participaría en el Concilio Vaticano I; con respecto a la infabilidad  Papal, uno de los temas más debatidos, el Santo Obispo dijo: "Llevo en mi cuerpo las señales de la Pasión de Cristo, -dijo, aludiendo a las heridas que sufrió en Cuba- ; ojalá pudiera yo, confesando la infalibilidad del Papa, derramar toda mi sangre de una vez".


ÚLTIMOS DÍAS


   En agosto de 1870 se refugió en el monasterio cisterciense de Fontfroide. En aquel cenobio, cerca de Narbona, fue acogido con gran alegría por sus moradores.


   "Me parece que ya he cumplido mi misión, en París y en Roma he predicado la ley de Dios... En París como capital del mundo, en Roma capital del catolicismo, lo he hecho de palabra y por escrito, he observado la santa pobreza...


   El día 4 de octubre tuvo un ataque de apoplejía. El día 8 recibió los últimos sacramentos e hizo la Profesión Religiosa como Hijo del Corazón de María, a manos del Padre Xifré.


   Llegó el día 24 de octubre por la mañana. Todos los religiosos se habían arrodillado alrededor de su lecho de muerte. Entre oraciones, San Antonio María Claret entregó su espíritu en manos del Creador. Eran las 8:45 de la mañana y tenía 62 años.


   Su cuerpo fue depositado en el cementerio monacal con una inscripción de Gregorio VII que rezaba: "Amé la justicia y odié la iniquidad, por eso muero en el destierro".


   El 7 de mayo de 1950 el Papa Pío XII lo proclamó SANTO. Estas fueron sus palabras aquel memorable día: "San Antonio María Claret fue un alma grande, nacida como para ensamblar contrastes: pudo ser humilde de origen y glorioso a los ojos del mundo. Pequeño de cuerpo, pero de espíritu gigante. De apariencia modesta, pero capacísimo de imponer respeto incluso a los grandes de la tierra. Fuerte de carácter, pero con la suave dulzura de quien conoce el freno de la austeridad y de la penitencia. Siempre en la presencia de Dios, aún en medio de su prodigiosa actividad exterior. Calumniado y admirado, festejado y perseguido. Y, entre tantas maravillas, como una luz suave que todo lo ilumina, su devoción a la Madre de Dios".


MILAGRO EUCARÍSTICO DE SAN ANTONIO MARÍA CLARET


   El amor al Santísimo Sacramento le devoró el corazón durante toda su vida. La vivencia de la presencia de Jesús en la Eucaristía, en la celebración del Santo Sacrificio de la Misa o en la adoración de Jesús Sacramentado, era tan profunda que no la sabía explicar. "Sentía y siento su presencia tan viva y cercana que me resulta violento separarme del Señor para continuar mis tareas ordinarias".


   Quizás por esto, porque le costaba separarse de Jesús Sacramentado, el Señor le concedió un privilegio incomparable: la conservación de las especies sacramentales de una comunión a otra durante nueve años. Así lo escribió en su Autobiografía:


   "El día 26 de agosto de 1861, hallándome en oración en la iglesia del Rosario de La Granja, a las siete de la tarde, el Señor me concedió la gracia grande de la conservación de las especies sacramentales, y tener siempre día y noche el Santísimo Sacramento en mi pecho. Desde entonces debía estar con mucho más devoción y recogimiento interior. También tenía que orar y hacer frente a todos los males de España, como así me lo manifestaba el Señor en otras oraciones."




( 1 )  PEQUEÑO MILAGRO EN LA VILLA DE MOYA; 
RELATO DE ANTOÑITA RODRÍGUEZ


   Este pequeño relato lo escuché varias veces de los labios de Antoñita Rodríguez, una santa mujer, que no sabía hacer otra cosa más que trabajar y rezar y de la que os prometo hablar con más calma, en otra ocasión. 


   Antoñita Rodríguez, que era natural de Moya, un pueblecito del norte de la isla de Gran Canaria, donde crecí y viví muchos años. Era devotísima de San Antonio Mª. Claret y siempre me inculcó ese amor por el “Padrito”, como le conocemos en Canarias. 


   Cuando un día, allá por 1998, le pregunté de dónde le venía semejante afición al Santo, sorprendida me respondió: - Pero cómo, mi niño, ¿tú no sabes que San Antonio María Claret le hizo un milagro a mi abuela cuando vino a predicar las misiones a Moya?. A mí se me alegró el alma; aquella nonagenaria, a pesar de estar casi ciega y algo limitada físicamente, tenía una mente clara y una memoria envidiable. Por eso, raudo le contesté : - Pues no, pero cuente, cuénteme Antoñita. 


   Entonces, ella, como siempre que me iba a contar algo importante, garraspeó suavemente y se irguió en el asiento.  -” Pues mira, mi niño: mi abuela, que vivía al lado mismo de esta casa, cuando se enteró que había llegado un Misionero a la iglesia para predicar, se arregló, dejó al niño, que era mi padre, acostado en su cunita y se fue rápida a escucharle.


   Iba algo apurada porque sabía que llegaba tarde. De hecho, cuando llegó a la iglesia, ya San Antonio María Claret estaba predicando desde el púlpito. Mi abuela se situó al final de la muchedumbre que llenaba la iglesia, pero, para su sorpresa, el Santo fijó sus ojos en ella y en voz alta advirtió: “ La señora que acaba de llegar, que vuelva rápida a su casa porque se le va a quemar.”


   Sin pensarlo, mi abuela corrió de nuevo hacia la casa; la idea de tener a su niño en la cuna y que la casa se incendiase casi la ahoga; al llegar, vio que las piñas de millo (mazorcas) que tenía secándose en la fachada de la casa, estaban ardiendo… gracias a San Antonio María Claret, llegó a tiempo de sofocar el fuego y evitar que su hijo muriese”.







sábado, 22 de octubre de 2011

ESCLAVITUD MARIANA: MEDIO PARA DAR GLORIA A JESUCRISTO ( II )


Razones que nos ayudan a dar gloria a Dios siendo Esclavos de María


   2ª Razón: Porque por esta práctica, el alma, como quiera que no estima en nada cuanto piensa o hace de suyo, y no se apoya ni se complace sino en los méritos de María para acercarse a Jesucristo y aún para hablarle, ejercita la humildad mucho más que las almas que obran por sí, las cuales, aún sin darse cuenta, se apoyan y confían en sus disposiciones; y, por consiguiente, glorifica más perfectamente a Dios, el cual nunca es tan altamente glorificado, como cuando lo es por los sencillos y humildes de corazón.

( San Luis Mª. Grignión de Montfort, “Tratado de la Verdadera Devoción”, Cap.VII, Artículo VII )

jueves, 20 de octubre de 2011

CON DIOS A SOLAS ( XIV ) por el Padre Valentín de San José, Carmelita Descalzo.


- A vivir en Ti mismo para comunicarme y darme vida tuya -


   En un momento difícil de la persecución, que padece de los grandes de la tierra, mi Padre San Elías, siente pesada e intolerable la vida; siente tedio abrumador y el peso de su miseria natural, por lo cual dice a Dios: “Básteme ya, Señor, de vivir; llévate mi alma porque no soy d mejor condición que mis padres”. Era ésta la expresión del desaliento que sentía. Dios le mandaba subir a la soledad y al silencio y en la luz de Dios. Elías no habla, sino escucha, mira atiende a Dios en el silencio y en el olvido de las criaturas y siente la presencia y la mirada de Dios.


   En esa mirada de amor se le comunica y da sabiduría de divino conocimiento; toda la sabiduría y toda la ciencia de las criaturas es oscuridad e ignorancia comparadas con este conocimiento. Junto con este conocimiento recibió en su alma la fortaleza del espíritu y la vida de Dios, que es vida eterna de luz, de verdad y de todo bien. 


   Como a Moisés y como a Elías me has llamado y traído, Señor, a mí a la Religión, y ahora a esta soledad y recogimiento, no a morir ni a tristezas, ni a ruidos ni esparcimientos con las criaturas, no a descansar, sino a tu casa de silencio y santidad,  a vivir en Ti mismo para comunicarme y darme vida tuya y alegrías y luces de espíritu;  he venido a vivir en Tu misma vida.


   Que te conozca a Ti y te ame, Dios mío. Quieres darme una vida sobrenatural llenísima. Que prepare yo mi alma con virtudes y con el continuo trato Contigo en la oración y silencio para que pueda crecer y desarrollarse continuamente más esta vida tuya en mí. Me das Tu misma vida. ¿Cómo corresponderé a tanto bien?.

miércoles, 19 de octubre de 2011

SAN JOSÉ, BREVE REFLEXIÓN DE SAN ALFONSO Mª. DE LIGORIO

   "¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos."
Oración de los trabajadores al Patriarca San José.




   Glorioso San José, modelo de cuanto deben trabajar con el sudor de su frente, conseguidme la gracia de considerar el trabajo como expiación, para satisfacer tantos pecados. Hacedme trabajar en conciencia, prefiriendo el fiel cumplimiento de mis deberes a mis inclinaciones caprichosas; haced que trabaje con agradecimiento y alegría, poniendo todo mi empeño y honor en aprovechar y desarrollar, por medio del trabajo, todos los talentos que he recibido de Dios. Mandadme trabajar con tranquilidad, moderación y paciencia sin que me atemoricen el cansancio y las dificultades. Inspiradme a menudo pensamientos en la muerte y en la cuenta que he de rendir del tiempo perdido, de los talentos malgastados, de las omisiones y de toda vana complacencia en éxitos obtenidos, tan contraria al honor de Dios. ¡Todo según vuestro ejemplo, oh Patriarca San José.

lunes, 17 de octubre de 2011

LAS ALMAS DEL PURGATORIO Y SAN NICOLÁS DE TOLENTINO

De cómo San Nicolás de Tolentino sacó muchas Almas del Pugatorio y libró a otras de mayores penas

    Hallándose San Nicolás en el Monasterio de Villazanes, junto a la Ciudad de Pesaro, y retirado en su celda, después de maitines, oyó una gran voz, que por lamentable, y eficaz, parecía salir del corazón dolorido de quien se quejaba atormentado, que le decía: Fray Nicolás, siervo de Dios, óyeme por tu amor infinito. Y el Santo le dijo: ¿Quién eres tú, que a estas horas me llamas? Soy el alma -dijo-  de Fray Peregrino de Osmo, a quien tu conociste, que por los merecimientos de Cristo me hallo libre de las penas del Infierno; pero atormentado cruelmente de las del Purgatorio, porque aunque merecía las eternas; Dios, por su infinita clemencia, no me condenó a ellas: y para purgar mis culpas, padezco las del Purgatorio; y pues fuimos tan amigos, muestra, por quien Dios es, tu amistad, para que por medio de tus oraciones, penitencias, y sacrificios, salgo yo de tan ardiente abismo.

   Le oyó el Santo compasivo y le dijo: Líbrete, hermano mío muy amado, nuestro Señor Jesucristo, que con su preciosa Sangre nos redimió a todos; pues yo tengo a mi cargo esta semana celebrar la Misa Mayor, por ser Hebdomadario, y habiendo de dar mañana Domingo principio a esta mi obligación, no podré en toda la semana aplicarte alguno de mis Sacrificios.

   Oído esto, Fray Peregrino le replicó diciendo: Padre mío, por tu gran piedad socorreme en necesidad tan grave, porque si tu no me favoreces, a quien podré acudir para mi alivio? A todos consuelas, ninguno sale de tu presencia sin remedio; y yo, siendo tu amigo, he de experimentar nuevo dolor sobre los que padezco acervísimo, viéndome destituído de tus socorros espirituales? Pero para que no me cierres la puerta a mis ruegos, te pido me acompañes, y verás que no te pido para mi solo, sino para otras muchas almas, que padecen las mismas penas, que yo tolero.

   Consintió en ello el Santo, y siguiendo al alma de Fray Peregrino, llegó a un campo yermo, que está a la otra parte del Convento, nombrado Valmanente, y en él vio infinidad de Almas de diversos sexos y estados, que levantaron á vna voz el grito, diciendo : Oh Padre Fray Nicolás, misericordia, misericordia. Mira que todas estamos esperando tu socorro porque si te inclinares a ofrecer el Sacrificio de la Misa por nosotras, creemos, que seremos libres de tan actiVo fuego, que nos abraza por nuestras culpas.

   Con tan lamentable visión,no pudo el Santo dejar de enternecerse, inclinandose su corazón, como piadoso, a favorecer á tanto necesitado como le pedía alivio. Para implorarle de la Divina Clemencia, se ocupó lo restante de la noche en orar, y llorar, pidiendo a Dios con gran fervor, librase aquellas almas de las penas que padecían; y luego que amaneció, puesto de rodillas delante del Prior, le rogó con mucha humildad le concediese licencia para celebrar aquella semana por las Ánimas del Purgatorio, expresándole la visión, para que no se resistiese a su petición.

   Entendida la necesidad por el Prelado, encomendó a otro el cargo de las Misas Conventuales, y dio licencia al Santo, para que aplicase las suyas por las Ánimas. Ejecutolo San Nicolás con suma devoción, y se empleó toda aquella semana en los ejercicios de orar, ayunar, llorar y disciplinarse, para que tan devotos actos sirviesen de alivio a las Animas, y de disposición para sus Sacrificios fuesen más aceptos a Dios.

  Pasados los ocho días volvió a aparecerse el alma de Fray Peregrino, y muchas de las que la acompañaban en las penas, y resplandecientes, y alegres le dieron las gracias, por hallarse ya libres de las penas del Purgatorio por sus oraciones, y Sacrificios. En cuya memoria se fundaron en la cristiandad muchas cofradías, para alivio de las Ánimas del Purgatorio, dedicándolas al Glorioso San Nicolas”.


ORACIÓN A SAN NICOLÁS DE TOLENTINO

¡Oh glorioso Protector de las Almas del Purgatorio, San Nicolás de Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas Almas benditas, consiguiendo de la Divina Clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el Cielo de la Visión Beatífica de Dios. Y a mi, tu devoto siervo, alcánzame, ¡oh gran santo!, la más viva compasión y la más ardiente caridad hacia aquellas Almas queridas. Amén.

(Hermana Úrsula, de la Tercera Orden de San Francisco) 

domingo, 16 de octubre de 2011

SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

REVELACIONES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS 
A SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE


-PRIMERA GRAN REVELACIÓN:

  El 27 de diciembre de 1673, día de San Juan el Apóstol, Margarita María, que tenía solo 14 meses de profesa y 26 años de edad, estaba como de costumbre arrodillada ante el Señor en el Santísimo Sacramento expuesto en la capilla. Era el momento de la primera gran revelación del Señor. Ella lo cuenta así:

   "Estando yo delante del Santísimo Sacramento me encontré toda penetrada por Su divina presencia. El Señor me hizo reposar por muy largo tiempo sobre su pecho divino, en el cual me descubrió todas las maravillas de su amor y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado. Él me dijo:

   "Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres, en particular hacia ti, que, no pudiendo contener en el las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo  los cuales contienen las gracias santificantes y saludables necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he elegido como un abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea todo obra mía."

   "Luego, me pidió el corazón, el cual yo le suplicaba tomara y lo cual hizo, poniéndome entonces en el suyo adorable, desde el cual me lo hizo ver como un pequeño átomo que se consumía en el horno encendido del suyo, de donde lo sacó como llama encendida en forma de corazón, poniéndolo a continuación en el lugar de donde lo había tomado, diciéndome al propio tiempo: "He ahí, mi bien amada, una preciosa prenda de mi amor, que encierra en tu costado una chispa de sus mas vivas llamas, para que te sirva de corazón y te consumas hasta el último instante y cuyo ardor no se extinguirá ni enfriará. De tal forma te marcaré con la Sangre de mi Cruz, que te reportará más humillaciones que consuelos. Y como prueba de que la gracia que te acabo de conceder no es nada imaginario, aunque he cerrado la llaga de tu costado, te quedará para siempre su dolor y, si hasta el presente solo has tomado el nombre de esclava mía, ahora te doy el de discípula muy amada de mi Sagrado Corazón."

   A partir de esta Primera Gran Revelación, Margarita sufriría todos los primeros viernes de mes una reproducción de la misteriosa Llaga del Costado, cosa que le sucedería hasta su muerte.

   Entre estas visitas le decía el Señor, "Busco una víctima para mi Corazón, que quiera sacrificarse como hostia de inmolación en el cumplimiento de mis designios." En su gran humildad, Margarita le presentó varias almas que, según ella corresponderían más fielmente. Pero el Señor le respondió que era ella a quien había escogido. Esto no era sino ocasión de confusión para Margarita pues su temor era que llegasen a atribuir a ella las gracias que del Señor recibía.

-SEGUNDA GRAN REVELACIÓN

   Unos meses después, se produjo la Segunda Gran Revelación. Así lo dejó escrito Santa Margarita:

"El Divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, mas brillante que el sol, y  transparente como el cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte superior...

...la cual significaba que, desde los primeros instantes de su Encarnación, es decir, desde que se formó el Sagrado Corazón, quedó plantado en el la cruz, quedando lleno, desde el primer momento, de todas las amarguras que debían producirle las humillaciones, la pobreza, el dolor, y el menosprecio que su Sagrada Humanidad iba a sufrir durante todo el curso de su vida y en Su Santa Pasión."

"Me hizo ver, que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios, cuya fuente es, al que se ha de honrar bajo la figura de su Corazón de carne, cuya imagen quería ver expuesta y llevada por mi sobre el corazón, para grabar en el, su amor y llenarlo de los dones de que está repleto, y para destruir en él todos los movimientos desordenados. Que esparciría sus gracias y bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su santa imagen para tributarle honores, y que tal bendición sería como un último esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redención amorosa, a fin de apartarlos del imperio de Satanás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del imperio de su amor, que quiere restablecer en el corazón de todos los que se decidan a abrazar esta devoción."

-TERCERA GRAN REVELACIÓN

   Tuvo lugar el primer viernes de junio de 1674, fiesta de Corpus Christi.

    Escribe Santa Margarita, que "se hallaba expuesto el Santísimo Sacramento; después de sentirme retirada en mi interior por un recogimiento extraordinario de todos mis sentidos y potencias, Jesucristo mi Amado se presentó delante de mi todo resplandeciente de Gloria, con sus cinco llagas brillantes, como cinco soles y despidiendo de su sagrada humanidad rayos de luz de todas partes pero sobre todo de su adorable pecho, que parecía un horno encendido; y, habiéndose abierto, me descubrió su amante y amable Corazón."

   Entonces Jesús le dirige las siguientes peticiones:

   "Primeramente me recibirás en el Santísimo Sacramento tanto como la obediencia tenga a bien permitírtelo; algunas mortificaciones y humillaciones por ello habrán de producirse y que recibirás como gajes de mi amor.

   Comulgarás, además, todos los primeros viernes de mes, y en la noche del jueves al viernes, te haré participe de la mortal tristeza que quise sentir en el huerto de los Olivos, cuya tristeza te reducirá, sin que logres comprenderlo, a una especie de agonía más difícil de soportar que la muerte.

   Para acompañarme en la humilde plegaria que elevé entonces a mi Padre, en medio de todas tus angustias, te levantarás entre las once y las doce de la noche para postrarte conmigo durante una hora, con la cara en el suelo, tanto para apaciguar la cólera divina, pidiendo por los pecadores, como para endulzar de algún modo la amargura que sentía por el abandono de mis apóstoles, lo cual me llevó a reprocharles que no habían podido velar una hora conmigo. Durante esa hora harás lo que te diga. Pero, oye hija mía, no creas a la ligera todo espíritu, ni te fíes, porque Satanás está rabiando por engañarte. Por eso, no hagas nada sin permiso de los que te guían, a fin de que, contando con la autoridad de la obediencia, él no pueda engañarte, ya que no tiene poder alguno sobre los obedientes."

   "Yo seré tu fortaleza, nada temas, solo has de estar atenta a mi voz y a lo que exija de ti con el fin de prepararte para la realización de mis designios."


-CUARTA GRAN REVELACIÓN

   Sucedió esta revelación en el curso de la octava del Corpus Christi del año 1675, o sea entre el 13 y el 20 de junio. Santa Margarita nos la narra así:

   Estando ante el Santísimo Sacramento un día de su octava, y queriendo tributarle amor por Su tan gran amor, me dijo el Señor:

   "No puedes tributarme ninguno mayor que haciendo lo que tantas veces te he pedido ya."

   Entonces el Señor le descubrió su Corazón y le dijo: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres y que no ha escatimado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Y en compensación, sólo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento de amor.

   Pero lo que más me duele es que se porten así los corazones que se me han consagrado. Por eso te pido que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta especial para honrar a mi Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los ultrajes por él recibidos durante el tiempo que ha permanecido expuesto en los altares. También te prometo que mi Corazón se dilatará para esparcir en abundancia las influencias de su divino amor sobre quienes le hagan ese honor y procuren que se le tribute."

sábado, 15 de octubre de 2011

SANTA TERESA DE JESÚS, DOCTORA DE LA IGLESIA

   
   Su vida, tan rica y llena de gracias, es imposible recoger en forma alguna, por eso, os comparto esta breve biografía.

NACIMIENTO E INFANCIA

   Nació en la ciudad española de Ávila, el 28 de Marzo de 1515. Sus padres eran Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila de Ahumada. 

   A los siete años era muy devota de leer vidas de santos, en especial de mártires, cosa que la motivó a "huir" de la casa paterna, junto a su hermano Rodrigo, para irse a tierra de misión y ser mártires de la Fe, pero la aventura les duró poco: un tío les encontró y los devolvió a los brazos de su madre. Cuando fueron reprendidos, Rodrigó acusó a Teresa como inventora de la idea del martirio.


   Después de aquél martirio frustrado, los piadosos hermanos resolvieron convertirse en ermitaños, por lo que empezaron a construir una celda en el jardín de la casa. En su habitación, la cándida Teresa, tenía un cuadro que representaba a Nuestro Señor hablando con la Samaritana; lo contemplaba con fervor y le repetía frecuentemente: "Señor, dame de beber para que nunca más tenga sed".


   Con apenas catorce años, sufrió la pérdida de su madre; inmersa en inmensa tristeza, acudió ante una imagen de Nuestra Señora y, como nos cuenta la misma Santa, " le rogué con muchas lágrimas, que me tomase por hija suya". Así, teniendo a la Madre de Dios como Madre y Señora, nunca se volvería a sentir huérfana, ni de carne, ni de espíritu.



   Fue por aquél entonces que Teresa y su hermanito Rodrigo se aficionaron por las lecturas de novelas caballerescas; en su autobiografía, la Santa reconocería cuánto mal le produjo: “Aquellos libros no dejaron de enfriar mis buenos deseos y me hicieron caer insensiblemente en otras faltas. Poco a poco empecé a interesarme por la moda, a tomar gusto por vestirme bien, a preocuparme mucho por el cuidado de mis manos, a usar perfumes y a emplear todas las vanidades que el mundo aconsejaba a las personas de mi condición.” Este cambio preocupó mucho a su padre, que decidió enviarla a estudiar con las agustinas de Ávila, con apenas quince años.

   Al poco tiempo, Teresa se enfermó y tuvo que volver a la casa paterna; fue allí donde reflexionó y se resolvió a hacerse religiosa carmelita en el Convento de la Encarnación, donde tenía un a buena amigo, Juana Suárez. Su padre, que al principio no aceptó la decisión de su hija, como la viese tan feliz y decidida, permitió que siguiese su camino como esposa de Cristo. Sin embargo, la delicada salud de Santa Teresa, la obligó a ponerse en manos de médicos y curanderas que no acertaban con los remedios necesarios. Tras tres largos años de padecimientos, recobraría su maltrecha salud.

EN EL CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN

Por aquél entonces, la mayoría de los conventos, vivían de forma algo disipada; en la mayoría de ellos, se podía recibir a cualquier visita. Nuestra Santa, viendo aquello como normal, pasaba muchas horas de coloquio con los hombres, descuidando el diálogo amoroso de la oración; no pocas veces se excusaba a sí misma poniendo como pretexto su delicada salud. Años más tarde, consciente de la ligereza de su juventud, Santa teresa escribiría: “El pretexto de mi debilidad corporal no era suficiente para justificar el abandono de un bien tan grande, en el que el amor y la costumbre, son más importantes que las fuerzas. En medio de las peores enfermedades se puede hacer la mejor oración, y es un error pensar que sólo se puede orar en la soledad”.


   Pero aquella pérdida de tiempo en charlas sin sentido, quedó atrás cuando la Santa, que era muy devota de las imágenes de Nuestro Señor representado en Su Pasión, se detuvo un día ante un crucificado muy sangrante; piadosamente le preguntó: “¿Señor, quién te puso así?”. Entonces, cuenta ella misma que sintió una voz que le respondía : “Tus charlas en la sala de visitas, esas fueron las que me pusieron así, Teresa”. Desde aquél momento, abandonó las conversaciones vanas y se dedicó con empero a la oración y el recogimiento.

EXPERIENCIAS MÍSTICAS

   Desde que Santa Teresa se retirase a la vida de oración, el Señor la bendijo con la gracia de múltiples apariciones, que a pesar de estar convencida de ser ciertas, algunos sacerdotes trataron de disuadirla de que eran engaños del demonio. Sin embargo, el Señor quiso poner en su camino al Padre Baltasar Álvarez, que le explicó que aquellas manifestaciones eran ciertamente divinas y no obra del maligno; le aconsejó que diariamente recitase el  himno “Veni Creator Spiritus”, a fin de pedir el auxilio del Espíritu Santo y hacer siempre lo que fuese más agradable a Dios. Precisamente cuando recitaba un día esta oración, fue arrobada en éxtasis y escuchó, en el hondo de su alma, que el Señor le pedía “No quiero que converses con  hombres, sino con los ángeles”.


   Sin embargo, todos esos consuelos y gracias espirituales, fueron motivo de recelos y persecuciones aún por parte de aquellos que compartían con Teresa el hábito del Carmen. Por desgracia, su confesor el Padre Álvarez, era un hombre cobarde, que si bien no dejó de confesarla, jamás la defendió ante quienes la atacaban con saña. Pese a todo, el Señor no quiso dejarla sola, por eso, en 1557, San Pedro de Alcántara, la visitó en Ávila y dio testimonio de la veracidad de las gracias sobrenaturales con que Dios bendecía a Santa Teresa, aunque le advirtió que la persecución no cesaría en los años venideros.

LA TRANSVERBERACIÓN

   Uno de los momentos más cruciales en la vida de Santa Teresa tuvo lugar cuando fue transverberada  en 1559. Escuchemos el episodio que ella mismo escribió: “Vi a mi lado un ángel que se hallaba a mi izquierda, en forma humana. El ángel era de corta estatura y muy hermoso; su rostro estaba encendido, como si fuese uno de los ángeles más altos, que son todo de fuego. Debía ser uno de los que llamamos querubines. Llevaba en la mano una larga espada de oro, cuya punta parecía un ascua encendida. Me parecía que por momentos hundía la espada en mi corazón y me traspasaba las entrañas y, cuando sacaba la espada, me parecía que las entrañas se me escapaban con ella y me sentía arder en el más grande amor de Dios. El dolor era tan intenso, que me hacía gemir, pero al mismo tiempo, la dulcedumbre de aquella pena excesiva era tan extraordinaria, que no hubiese yo querido verme libre de ella.”


 Al año siguiente, en 1560, Santa Teresa, recordando la gracia de la transverberación, hizo el voto de hacer siempre lo que le pareciese más perfecto y agradable a Dios. Es de justicia reseñar aquí, que tras su muerte, cuando se hizo la autopsia al cuerpo de la Santa, se constató que su corazón tenía la cicatriz de una herida larga y profunda.

INICIA LA REFORMA DEL CARMELO

   Como ya dijimos más arriba, en pleno siglo XVI la mayoría de los conventos vivían de forma relajada; la Orden del Carmen no era la excepción, por eso vemos que el Convento de la Encarnación, las monjas salían de la clausura con cualquier pretexto, pasaban horas en la sala de reuniones, algunas monjas tenían doncellas a su servicio… para colmo, el elevado número de monjas ( casi 140 ) no ayudaba a crear un espíritu de recogimiento.

   Santa Teresa llevaba veinticinco años viviendo en la Encarnación, cuando una sobrina suya, que también era monja del mismo convento, le sugirió crear un convento más pequeño, con un número reducido de monjas. La Santa entendió en aquellas palabras que el Señor la llamaba a volver a la Primitiva Regla Carmelitana y por eso se puso a la labor de fundar un convento reformado. Tuvo el apoyo espiritual de San Pedro de Alcántara, de San Luis Beltrán y del Obispo de Ávila; ante semejantes amigos, el Padre Gregorio Fernández, Provincial de los Carmelitas, dio su consentimiento para la fundación del nuevo convento, pero ante las presiones que se generaron a raíz de la idea reformadora de Santa Teresa, retiró el permiso poco tiempo después.

   Pese a las negativas, el Padre Ibáñez, dominico, alentó a Santa Teresa a continuar con la Reforma del Carmelo; una piadosa viuda, Doña Guiomar, ofreció su ayuda económica y Doña Juana de Ahumada, hermana de la Santa, comenzó a construir un convento en Ávila, con la excusa de que sería una casa para su retiro. Por ese mismo entonces, llegó de Roma el permiso para fundar, lo que valió a San Pedro de Alcántara, a Francisco de Salcedo y al Dr. Daza para conseguir el favor del Obispo de Ávila, que de nuevo ofreció su apoyo a Santa Teresa. 


   El nuevo convento quedó fundado el día de San Bartolomé de 1562; durante la Misa que se celebró por primera vez en la capilla, tomaron el velo de novicias la sobrina de la Santa y tres jóvenes más. Pero a los pocos días, la Superiora de la Encarnación, mandó a llamar a Santa Teresa y allí la retuvo con la autoridad del Provincial. Es entonces cuando Francisco de Salcedo y otros seglares que apoyaban el proyecto de la Reforma, enviaron a un sacerdote ante el Rey para que mediase por Santa Teresa, al tiempo que los Padres Dominicos Ibáñez y Báñez, ganaron el favor del Obispo de Ávila y del Provincial Carmelita. Gracias a estas gestiones, la Santa Fundadora pudo regresar al Convento de San José, pero esta vez, se le unieron otras cuatro religiosas del Convento de la Encarnación.

   Fue precisamente este primer convento de la Reforma Descalza, el que sería baluarte y señal del espíritu de Santa Teresa: estableció una estricta clausura y un silencio casi perpetuo; el convento carecería de rentas y en él reinaría la más estricta pobreza. Usarían sandalias en lugar de zapatos ( de ahí que fuesen conocidas como “Descalzas”) y sólo comerían carne las enfermas. La Santa Fundadora dispuso que como mucho, cada convento sólo admitiría 21 monjas.

   En muy poco tiempo, la Reforma del Carmelo se extendió por toda España; la Santa, calificada por el Nuncio como “mujer inquieta y andariega”, obtuvo del Padre Juan Bautista Rubio, Superior General de los Carmelitas, licencia para fundar en Castilla dos conventos para la rama masculina, conocidos como Carmelitas Contemplativos. Pese a la gran labor que se le encomendó, Santa Teresa nunca dejó de desempeñar las labores más humildes, como las de limpieza o en la cocina.

FUNDACIONES

En Agosto de 1567, se trasladó a Medina del Campo, donde fundaría el segundo convento de Carmelitas Descalzas. Después, a petición de la Condesa de la Cerda, fundó el de Malagón, al que siguieron los de Valladolid y Toledo.


   Cuando en Medina del Campo, Santa Teresa conoció a Juan de Yepes ( San Juan de la Cruz ), fundó para los Padres Carmelitas el Convento de Duruelo y el de Pastrana; el resto de las fundaciones masculinas las llevaría a cabo San Juan de la Cruz, fiel hijo y hermano del espíritu de la Santa.

En 1570 se fundarían nuevos conventos en Segovia y Salamanca.

El Papa San Pío V, enterado de la Reforma Descalza, nombró a Santa Teresa priora del Convento de la Encarnación; la Santa obedeció pese a la natural repugnancia que le conllevaba por ser aquél lugar de donde más ataques recibía. Poco a poco, las religiosas de La Encarnación la fueron aceptando, a ella y su Reforma Descalza.

   En Veas, Santa Teresa conoció al Padre Gracián, fraile de la Reforma, que la convenció para que fundase un nuevo convento en Sevilla; éste sería, junto con el San José, el que causaría enormes problemas a la Santa, y es que una novicia que finalmente fue despedida del convento de Sevilla, denunció a Santa Teresa por “iluminadas” y otras horribles calumnias.

SEPARACIÓN ENTRE CARMELITAS CALZADOS Y DESCALZOS

   Por desgracia, hasta entre los que aman a Dios, se dan las miserias humanas más crueles; en la vida de Santa Teresa no faltaron las persecuciones, calumnias y difamaciones. Así, los carmelitas de Italia y los que en España no habían sido reformados, estaban recelosos de la Reforma iniciada por la Santa, por eso instigaron a las autoridades eclesiásticas y civiles para frenarla.

   Esas presiones contra Santa Teresa y su Reforma se plasmaron en un capítulo de la Orden Carmelita, donde se tomaron medidas para evitar que se siguiese extendiendo la obra de la Fundadora del Carmelo Descalzo. Al tiempo, el Nuncio Felipe de Sega, destituyó al Padre Gracián como visitador de los Carmelitas Descalzos y mandó a encarcelar a San Juan de la Cruz en Toledo, mientras que ordenó a Santa Teresa que se retirase al convento que ella eligiese y que no fundase más.

   Sin embargo, Santa Teresa, que era perseguida por aquellos que más debieran amarla, gozaba de la simpatía y hasta de la devoción de muchos seglares, que consiguieron que el propio Rey Felipe II intercediese a su favor.

   Por fin, en 1580, obtuvo una orden de Roma que segregaba a los Carmelitas Descalzos de los Calzados; la misma Santa dejó escrito: “ Esa separación fue uno de los mayores gozos y consolaciones de mi vida, pues en aquellos veinticinco años nuestra Orden había sufrido más persecuciones y pruebas de las que yo podía escribir en un libro. Ahora estábamos por fin en paz, calzados y descalzos, y nada iba a distraernos del servicio de Dios.”

ÚLTIMOS AÑOS DE VIDA

   Cuando se consumó la separación de los carmelitas, Santa Teresa contaba ya con sesenta y cinco años y se encontraba sumamente débil a consecuencia de las múltiples fundaciones, que en total fueron diecisiete. 

   El Señor no la dejó de bendecir con la Cruz bendita del dolor ni en estos últimos días; su propia sobrina, que era priora del convento de Valladolid, fundado por la Santa, no la quiso recibir en él por motivos de herencia tras la muerte de su padre, Don Lorenzo, hermano de Santa Teresa. Uno de los abogados de la familia, trató con cierta crueldad a la Fundadora, que con sagacidad le respondió: “Quiera Dios trataros con la cortesía que vos me habéis tratado a mí”.


   Tras la fundación del convento de Burgos, que fue la última que hizo, Santa Teresa se dispuso a volver a Ávila, pero tuvo que cambiar el itinerario hacia Alba de Tormes, llamada por la Duquesa María Henríquez. Nada más llegar al convento, tuvo que guardar cama debido a su delicadísimo estado. La Beata Ana de San Bartolomé, fidelísima hija y acompañante en sus fundaciones, refiere que la Santa le dijo: “ Por fin hija mía, ha llegado la hora de mi muerte”. El Padre Antonio de Heredia, le dio los últimos sacramentos y aprovechó para preguntarle dónde quería ser sepultada. Santa Teresa, que en estos últimos años había padecido la incomprensión y hasta el desprecio por parte de algunos hijos, respondió: “¿Tengo que decidirlo yo?, ¿me van a negar aquí un agujero para mi cuerpo?”.

   Cuando el mismo Padre de Heredia le dio la Sagrada Comunión como viático, la Santa se pudo incorporar en la cama y exclamó: “Oh Señor, por fin ha llegado el momento de veros cara a cara”. Así, llena del Amor de Dios, murió en los brazos de la Beata Ana de San Bartolomé, a las nueve de la noche del 4 de Octubre de 1582.


   Como al día siguiente entraba en vigor la reforma del calendario gregoriano, su fiesta quedó fijada para el 15 de Octubre. 

   Fue sepultada en Alba de Tormes, aunque una buena parte de sus restos han sido repartidos, como preciosas reliquias, por todo el Orbe Católico.

   Canonizada en 1622, fue declarada Doctora de la Iglesia en 1970.





miércoles, 12 de octubre de 2011

NUESTRA SEÑORA DEL PILAR




“Tenemos por guía la columna que nunca se aparta del pueblo, de día ni de noche” (Sal. 98, 6-7)

“ Me puso en alto sobre su roca, y luego alzó mi cabeza sobre mis enemigos. Afirmó mis pies sobre piedra y aseguró mis pasos” (Sal. 26, 6) 
 
    Virgen Santa, Madre mía, Luz hermosa, claro día, que la tierra aragonesa te dignaste visitar. Este pueblo que te adora, de Tu amor favor implora y te aclama y te bendice abrazado a tu Pilar.


   Pilar Sagrado, faro esplendente, rico presente de caridad; Pilar Bendito, Trono de Gloria, tú a la victoria nos llevarás.

Virgen del Pilar, bendice a España.
Virgen del Pilar, bendice y protege a Hispanoamérica.
Virgen del Pilar, bendice, protege y defiende a la Santa Iglesia.