domingo, 9 de marzo de 2025

LOS SIETE DOMINGOS DE SAN JOSÉ. Sexto Domingo


               En este tradicional septenario dedicado a Nuestro Padre y Señor San José, recordaremos sus principales siete Dolores y Gozos; en este año, 2025, comenzaremos el Domingo 2 de Febrero y concluiremos el Domingo 16 de Marzo. 

                El Papa Pío IX se dignó conceder el 1 de Febrero de 1847, una Indulgencia Plenaria para cada uno de los Siete Domingos de San José, si se observan las condiciones de Confesión, Comunión y visita en cualquier templo, rogando por las necesidades del Sumo Pontífice y/o de la Santa Iglesia. No hay época señalada para practicar la devoción de los Siete Domingos, pero sí se exige que sean seguidos, sin interrupción.



PREPARACIÓN

               Olvidáte por un momento de las preocupaciones cotidianas, deja a un lado todo aquello que te resta felicidad, sumérgete en el silencio interior e intenta adentrarte en espíritu en la humilde casa de Nazareth, y situado en medio de la Sagrada Familia, contempla la figura paternal de San José, que cuida al Niño, lo besa, lo educa, lo mima... ¿qué podrá negar Jesús Nuestro Señor al que así lo acunó en Su Santa Infancia?


...Y fue a vivir a una ciudad 
llamada Nazaret... 



INICIO

               Por la señal + de la Santa Cruz, etc.

               En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.

               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, (se golpea el pecho 2 veces) a mí me pesa, pésame, Señor, de todo corazón haberos ofendido; yo os propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos; confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

              Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como os lo suplico, así confío en Vuestra Divina Bondad y Misericordia infinita, me los perdonaréis, por los merecimientos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en Vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.


OFRECIMIENTO

               Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros Siete Dolores y Gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y Su Madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo. 


DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ

            Sexto Doloral regresar a su Nazaret por el miedo a Arquelao. 

"Él se levantó, tomó al niño y a su madre y regresó a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá" . (Evangelio de San Mateo, cap. 2, vers. 21-22).

          - Sexta Alegríaal regresar con Jesús de Egipto a Nazaret y la confianza establecida por el Ángel. 

"Y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los Profetas: será llamado Nazareno". (Evangelio de San Mateo, cap. 2, vers. 23)





ORACIÓN

                 Oh Ángel de la tierra, Glorioso San José, que pudisteis admirar al Rey de los Cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos; aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el Ángel, vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.

                Por este dolor y este gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, poseer la paz de conciencia, vivir seguros con Jesús y María y morir también asistidos por Ellos.

         Ahora, reza con piedad un Padrenuestro, un Avemaría, el Ave de San José y un Gloria, para terminar diciendo

         Jaculatoria: San José, Modelo y Patrono de aquellos que aman al Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.

        Y terminamos este ejercicio piadoso signándonos en el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.





sábado, 8 de marzo de 2025

EL AMOR DE LOS SAGRADOS CORAZONES


Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre 
que haga, en unión con todos los Obispos del mundo, 
la consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón,
 prometiendo salvarla por este medio. 
Tan numerosas son las almas que la Justicia de Dios 
condena por los pecados cometidos contra Mí, 
que he venido a pedir reparación. 
Sacrifícate y reza por esta intención 


Nuestra Señora a Sor Lucia de Fátima, el 13 de Junio de 1929, 
en la Capilla del Convento en Tuy, Pontevedra, España



               “Para que la devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús contribuya con mayor abundancia a todos los Cristianos, y más aún, a todo el género humano, procuren los Fieles que a esta devoción se una estrechamente el Inmaculado Corazón de la Madre de Dios… Es, pues, enteramente conveniente que el Pueblo Cristiano, que recibió de Cristo por María la Vida Divina, después de haber pagado su deuda de honor al Sacratísimo Corazón de Jesús, ofrezca también al amantísimo Corazón de su Madre Celestial los correspondientes actos de piedad, afecto, gratitud y expiación. Conforme enteramente a esta dulcísima y sapientísima disposición de la Divina Providencia es el memorable acto de consagración, con el que Nos mismo consagramos solemnemente la Santa Iglesia y el mundo entero al Corazón Inmaculado de la Bienaventurada Virgen María” 


Papa Pío XII 


FÓRMULA DE CONSAGRACIÓN 
DE LA IGLESIA Y DEL GÉNERO HUMANO 
AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


               ¡Oh Reina del Santísimo Rosario, Auxilio de los Cristianos, Refugio del género humano, Vencedora de todas las batallas de Dios! Ante Vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de Vuestro maternal Corazón.

               En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a Vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la Santa Iglesia, Cuerpo Místico de Vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.

               Que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales, tantos dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños inocentes; tantas vidas cortadas en flor, tantos cuerpos despedazados en la horrenda carnicería, tantas almas torturadas y agonizantes, tantas en peligro de perderse eternamente.

               Vos, oh Madre de Misericordia, impetradnos de Dios la Paz; y, ante todo, las gracias que pueden convertir en un momento los humanos corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la Paz. Reina de la Paz, rogad por nosotros y dad al mundo en guerra la Paz por que suspiran los pueblos, la Paz en la Verdad, en la Justicia, en la Caridad de Cristo. Dadle la Paz de las armas y la Paz de las almas, para que en la tranquilidad del orden se dilate el Reino de Dios.

              Conceded vuestra protección a los infieles y a cuantos yacen aún en las sombras de la muerte; concédeles la Paz y haced que brille para ellos el Sol de la Verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador del mundo: Gloria a Dios en las alturas y Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

              Dad la Paz a los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente a aquellos que os profesan singular devoción y en los cuales no había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada imagen, hoy quizá oculta y retirada para mejores tiempos, y haced que retornen al único redil de Cristo bajo el Único Verdadero Pastor.

               Obtened Paz y libertad completa para la Iglesia Santa de Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo, fomentad en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la Vida Cristiana y del celo apostólico, a fin de que aumente en méritos y en número el pueblo de los que sirven a Dios.

               Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de Vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en Él todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a Vuestro Inmaculado Corazón, para que Vuestro Amor y Patrocinio aceleren el Triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen Bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a otro de la tierra, el eterno Magníficat de Gloria, de Amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, en sólo el cual pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.




miércoles, 5 de marzo de 2025

INICIO DE LA SANTA CUARESMA

 

             Hoy, Miércoles de Ceniza, es el principio de las penitencias cuaresmales, a semejanza de los cuarenta días de ayuno que Nuestro Señor practicó antes de comenzar Su Vida Pública. La Santa Iglesia nos impresiona saludablemente imponiendo sobre nuestras cabezas la ceniza bendecida; nos recuerda que venimos del polvo y que nuestro cuerpo se deshará en ceniza después de la muerte.




             Para completar la lección sobre la nada de las glorias humanas, conviene saber que la ceniza de hoy se obtiene quemando los olivos, palmas y laureles bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior.

             Antiguamente, en el día de hoy, aquellos fieles que habían causado escándalo público, se postraban humildemente en tierra en presencia del resto de cristianos, cubriendo su cabeza con cenizas. Edificados por tal ejemplo de humilde arrepentimiento, muchos quisieron imitarles; al fin la Iglesia extendió esta imposición a los que quisieran; y esta práctica ha sustituido, a pesar de haber sido suprimida la penitencia pública que fue su origen ocasional.


LO QUE ENSEÑA EL CATECISMO TRADICIONAL 

SOBRE LA SANTA CUARESMA


¿Por qué el primer día de Cuaresma se llama día de CENIZA? 

               - El primer día de Cuaresma se llama día de Ceniza porque en este día pone la Iglesia sobre la cabeza de los fieles la sagrada Ceniza.

¿Por qué la Iglesia impone la sagrada Ceniza al principio de la Cuaresma? 

               - La Iglesia, al principio de la Cuaresma, acostumbra poner la sagrada Ceniza para recordarnos que somos compuestos de polvo y a polvo hemos de reducirnos con la muerte, y así nos humillemos y hagamos penitencia de nuestros pecados, mientras tenemos tiempo.

¿Con qué disposiciones hemos de recibir la sagrada Ceniza? 

               - Hemos de recibir la sagrada Ceniza con un corazón contrito y humillado, y con la santa resolución de pasar la Cuaresma en obras de penitencia.

¿Qué hemos de hacer para pasar bien la Cuaresma según la mente de la Iglesia? 

               - Para pasar bien la Cuaresma según la mente de la Iglesia hemos de hacer cuatro cosas: 1ª, guardar exactamente el ayuno y la abstinencia, y mortificarnos no sólo en las cosas ilícitas y peligrosas, sino también en cuanto podamos en las lícitas, como sería moderándonos en las recreaciones; 2ª, darnos a la oración y hacer limosnas y otras obras de cristiana piedad con el prójimo más que de ordinario, 3ª, oír la palabra de Dios, no ya por costumbre o curiosidad, sino con deseo de poner en práctica las verdades que se oyen; 4ª, andar con solicitud en prepararnos a la confesión para hacer más meritorio el ayuno y disponernos mejor a la Comunión pascual.


(Catecismo Mayor del Papa San Pío X )




NORMAS SOBRE EL AYUNO Y LA ABSTINENCIA 

CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO 

(pío-benedictino, de 1917)


Canon 1250 

                La ley de la abstinencia prohíbe comer carne y caldo de carne, pero no prohíbe comer huevos, lacticinios y cualesquiera condimentos, aunque sean de grasa de animales.

Canon 1251

               1 La ley del ayuno prescribe que no se haga sino una sola comida al día; pero no prohíbe tomar algún alimento por la mañana y por la tarde, con tal que se observe, respecto de la cantidad y la calidad, la costumbre aprobada en cada lugar.

               2 Tampoco está prohibido mezclar carne y pescado en la misma comida; ni cambiar la colación de la noche con la comida del mediodía.

Canon 1252

                1 La ley de sola la abstinencia se ha de observar TODOS los Viernes del año.

                2 Obliga la ley de la abstinencia con ayuno el Miércoles de Ceniza, los Viernes y Sábados de Cuaresma y los tres días de las Cuatro Témporas, las vigilias de Pentecostés, de la Asunción de la Madre de Dios, de la Fiesta de Todos los Santos y de la Natividad del Señor.

Canon 1253

                Estos cánones no cambiarán los indultos particulares, los votos de cualquier persona física o moral, las constituciones y reglas de cada religión o instituto aprobado, tanto de hombres como de mujeres, que lleven vida en común, incluso sin realizar votos).

Canon 1254

                1 Están obligados a guardar abstinencia cuantos hayan cumplido los siete años de edad.

                2 Obliga la ley del ayuno a todos desde que han cumplido veintiún años de edad hasta que hayan comenzado los sesenta.




martes, 4 de marzo de 2025

FESTIVIDAD DE LA SANTA FAZ DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO




               El abogado y fotógrafo aficionado, Secondo Pía, después de haber obtenido el permiso del Rey Vittorio Emanuele para realizar las primeras fotografías de la Sábana Santa de Turín, tuvo una gran sorpresa en el cuarto de revelado: el 28 de Mayo de 1898, comprobó que en la imagen en negativo de la Sábana Santa, aparecía majestuosamente una imagen en positivo, con extraordinaria claridad y detalle. Así entendió que la imagen representada en la tela constituye un auténtico negativo.

                Unos cincuenta años antes que el fotógrafo Pía viera el Rostro de la Sábana Santa, el mismo Jesucristo se manifestó en la ciudad francesa de Tours a una sencilla carmelita descalza, Sor María de San Pedro y de la Sagrada Familia, para manifestarle Su deseo de ser reparado y consolado en Su Santa Faz. Así, el 24 de Noviembre de 1843, Nuestro Señor le advierte:

               “La Tierra está repleta de crímenes. La violación de los primeros tres Mandamientos de Dios ha molestado a Mi Padre. El Santo Nombre de Dios ha sido blasfemado, y el Santo Día del Señor profanado, saturado de cantidad de iniquidades. Estos pecados se han acumulado hasta el Trono de Dios y han provocado Su Ira, la cual estallará pronto si Su Justicia no es apaciguada. Jamás han llegado estos crímenes a tal punto”.



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              En estos comunicados del Cielo, Nuestro Señor le pidió a Sor María de San Pedro hacer una Comunión de Reparación por la profanación dominical... Sor María de San Pedro escribe:

              “... Nuestro Señor me ordenó comulgar los Domingos por estas tres intenciones particulares:

             1) En espíritu de expiación por todas las tareas prohibidas que se hacen los domingos, que como día de observancia debe ser santificado.

             2) Para apaciguar la Justicia Divina que estaba a punto de descargarse a causa de la profanación de los días de guardar.

             3) Para implorar la conversión de aquellos pecadores que profanan los domingos, y para lograr la terminación del trabajo dominical prohibido”.

               El 11 de Octubre de 1845, Nuestro Señor insistió en la importancia de hacer reparación a Su Santa Faz. En ese día Nuestro Señor le dijo a Sor María de San Pedro:

               “Busco Verónicas para enjugar y venerar Mi Divina Faz, la cual tiene pocos adoradores

               La Fiesta de la Santa Faz se celebra hoy, Martes previo al Miércoles de Ceniza. Así lo pidió el Cielo y de esta manera lo confirmó el Papa Pío XII el 17 de Abril de 1958; autorizó además el Pontífice la Misa de la Santa Faz de Jesús, para todas las Diócesis y Órdenes Religiosas que pidiesen el Indulto de Roma para celebrarla.



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               En estos días, nunca faltan las burlas y ataques contra la Realeza de Jesús, la Inocencia misma, que será otra vez traicionado, en medio de un populacho blasfemo y que se jacta de su pecado; Jesús, volverá a ser Rey de burlas, una vez más, Su Santa Faz será escupida por aquellos que debieran besarlo... Sus virginales carnes, flageladas de nuevo sin piedad por los pecados de impureza, en medio de un falso canto a la libertad que no es más que un látigo que esclaviza al hombre y lo somete a sus más bajos instintos.

               Ahora, procura continuar a lo largo del día, en la intimidad con Jesús y duélete, no por besos traidores que seguro nunca le has querido dar, pero sí de tantos besos como debiste darle con más amor. Besa Su Santa Faz por tantos que no lo hacen y ni lo harán nunca; ámale por aquellos que no lo hacen y finalmente, promete a Jesús Nuestro Señor que seguirás consolándolo por todos los que andan apartados de Él.



lunes, 3 de marzo de 2025

LAS LÁGRIMAS DEL NIÑO JESÚS. Centenario de la Canonización de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, 1925-2025



               Fue también un Miércoles cuando vino a visitarnos el Sr. Ducellier. Cuando Victoria le dijo que no había nadie en casa, más que Teresita, entró a la cocina para verme, y estuvo mirando mis deberes. Me sentí muy orgullosa de recibir a mi Confesor, pues había hecho poco antes mi primera confesión. ¡Qué dulce recuerdo aquel...! ¡Con cuánto esmero me preparaste, Madre querida, diciéndome que no era a un hombre a quien iba a decir mis pecados, sino a Dios!. Estaba profundamente convencida de ello, por lo que me confesé con gran espíritu de fe, y hasta te pregunté si no tendría que decirle al Sr. Ducellier que lo amaba con todo el corazón, ya que era a Dios a quien le iba a hablar en su persona... 

               Bien instruida acerca de todo lo que tenía que decir y hacer, entré al confesonario y me puse de rodillas; pero al abrir la ventanilla, el Sr. Ducellier no vio a nadie: yo era tan pequeña, que mi cabeza quedaba por debajo de la tabla de apoyar las manos. Entonces me mandó ponerme de pie. Obedecí en seguida, me levanté y, poniéndome exactamente frente a él para verle bien, me confesé como una persona mayor, y recibí su bendición con gran fervor, pues tú me habías dicho que en esos momentos las lágrimas del Niño Jesús purificarían mi alma. 

               Recuerdo que en la primera exhortación que me hizo me invitó, sobre todo, a que tener devoción a la Santísima Virgen, y yo prometí redoblar mi ternura hacia ella. Al salir del confesonario, me sentía tan contenta y ligera, que nunca había sentido tanta alegría en mi alma. Después volví a confesarme en todas las fiestas importantes, y cada vez que lo hacía era para mí una verdadera fiesta. 


"Historia de un alma", autobiografía de Santa Teresita 
del Niño Jesús y de la Santa Faz



domingo, 2 de marzo de 2025

LOS SIETE DOMINGOS DE SAN JOSÉ. Quinto Domingo

     

               En este tradicional septenario dedicado a Nuestro Padre y Señor San José, recordaremos sus principales siete Dolores y Gozos; en este año, 2025, comenzaremos el Domingo 2 de Febrero y concluiremos el Domingo 16 de Marzo. 

                El Papa Pío IX se dignó conceder el 1 de Febrero de 1847, una Indulgencia Plenaria para cada uno de los Siete Domingos de San José, si se observan las condiciones de Confesión, Comunión y visita en cualquier templo, rogando por las necesidades del Sumo Pontífice y/o de la Santa Iglesia. No hay época señalada para practicar la devoción de los Siete Domingos, pero sí se exige que sean seguidos, sin interrupción.



PREPARACIÓN

               Olvidáte por un momento de las preocupaciones cotidianas, deja a un lado todo aquello que te resta felicidad, sumérgete en el silencio interior e intenta adentrarte en espíritu en la humilde casa de Nazareth, y situado en medio de la Sagrada Familia, contempla la figura paternal de San José, que cuida al Niño, lo besa, lo educa, lo mima... ¿qué podrá negar Jesús Nuestro Señor al que así lo acunó en Su Santa Infancia?


...Levántate, toma al Niño 
y a Su Madre, y huye a Egipto... 



INICIO

               Por la señal + de la Santa Cruz, etc.

               En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.

               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, (se golpea el pecho 2 veces) a mí me pesa, pésame, Señor, de todo corazón haberos ofendido; yo os propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos; confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

              Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como os lo suplico, así confío en Vuestra Divina Bondad y Misericordia infinita, me los perdonaréis, por los merecimientos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en Vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.


OFRECIMIENTO

               Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros Siete Dolores y Gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y Su Madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo. 


DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ

           Quinto Dolor: en su afán de educar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en la huida a Egipto. 

"El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al Niño y a Su Madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo" (Evangelio de San Mateo, cap. 2, vers. 13).

          - Quinta Alegría:  al tener siempre con él a Dios mismo, y viendo la caída de los ídolos de Egipto. 

"De Egipto llamé a mi hijo" (Evangelio de San Mateo, cap. 2, vers. 15)





ORACIÓN

                 Oh Custodio vigilante, familiar íntimo del Hijo de Dios hecho hombre, Glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo del Altísimo, particularmente en vuestra huida a Egipto!, pero cuán grande fue también vuestra alegría teniendo siempre con Vos al mismo Dios y viendo derribados los ídolos de Egipto.

               Por este Dolor y este Gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al tirano infernal, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que, ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para Ellos y muramos gozosos en Su Amor.

         Ahora, reza con piedad un Padrenuestro, un Avemaría, el Ave de San José y un Gloria, para terminar diciendo

         Jaculatoria: San José, Modelo y Patrono de aquellos que aman al Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.

        Y terminamos este ejercicio piadoso signándonos en el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.





sábado, 1 de marzo de 2025

PRIMER SÁBADO, REPARAR AL DOLOROSO E INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 

               Dedicamos el Primer Sábado de cada mes a desagraviar al Inmaculado Corazón de María, siguiendo así el URGENTE PEDIDO de Nuestra Señora, que nos advierte, como Madre Nuestra, del mal camino que han tomado aquellos que viven en el peor de los pecados: la ingratitud a Dios. La Virgen María desea nuestro amor y también nuestro consuelo hacia Su Inmaculado Corazón, herido por el pecado del mundo.




              Transcurridos algunos años tras las Apariciones de Nuestra Señora en Fátima, Lucia, la única superviviente de los tres niños que contemplaron a la Virgen Santa, contaba con apenas 18 años cuando decidió irse con la Congregación de las Hermanas Doroteas; ingresó como postulante en el convento que la Orden tenía en Pontevedra (España) y en donde Nuestra Señora fue a revelarle la primera parte del plan de Dios para la salvación de los pecadores en nuestro tiempo de rebelión contra Dios: la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados de mes.

               Lucía, refiriéndose a ella misma, describe el encuentro en tercera persona:

               El día 10 de Diciembre de 1925, se le apareció la Santísima Virgen y al lado, suspenso en una nube luminosa, un Niño. La Santísima Virgen, poniéndole una mano en el hombro, le mostró al mismo tiempo un Corazón que tenía en la otra mano, cercado de espinas. Al mismo tiempo le dijo el Niño:

             "Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas que los hombres ingratos continuamente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para arrancárselas".

               Enseguida dijo la Santísima Virgen:

               "Mira, hija Mía, Mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos Me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer Sábado se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del Rosario y Me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los Misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, Yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas".


¿Por qué Cinco Sábados?


              Después de haber estado Sor Lucia en oración, Nuestro Señor le reveló la razón de los cinco sábados de reparación: "Hija mía, la razón es sencilla: se trata de 5 clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de María:

         Primer Sábado: Las blasfemias contra Su Pura e Inmaculada Concepción.

         Segundo Sábado: Las blasfemias Contra Su Virginidad.

         Tercer Sábado: Las blasfemias contra Su Maternidad Divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres.

         Cuarto Sábado: Los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada.

         Quinto Sábado: Los que la ultrajan directamente en Sus sagradas imágenes.


¿Cómo practicar la Devoción 
de los Cinco Primeros Sábados del Mes?


               1) Confesarse, dentro de los ocho días anteriores, con la intención de desagraviar las ofensas al Inmaculado Corazón de María. 

               2) Recibir la Comunión en el primer Sábado del mes, en gracia de Dios, con la misma intención de consolar y reparar al Doloroso Corazón de María. La Confesión y la Comunión deben repetirse durante cinco meses consecutivos, sin interrupción, de lo contrario se debe comenzar de nuevo.

               3) Rezar el Santo Rosario, al menos cinco Misterios, con la misma intención de desagraviar al Corazón de María.

               4) Hacer compañía a la Virgen durante quince minutos, meditando los Misterios del Rosario. Esto se puede hacer leyendo un pasaje de la Sagrada Escritura alusivo a los Misterios del Santo Rosario (por ejemplo la Anunciación del Arcángel San Gabriel a la Virgen Purísima). 


Todo ello debemos hacerlo con la clara INTENCIÓN 
de reparar al Doloroso e Inmaculado Corazón de María.
Hay que tomar en cuenta las ofensas que Su Corazón Inmaculado 
recibe actualmente de aquellos que rechazan Su intervención maternal 
y desprecian Sus prerrogativas. Se debe tener esta intención 
antes de llevar a cabo las peticiones de Nuestra Señora.





jueves, 27 de febrero de 2025

CREDO MARIANO, compuesto por San Gabriel de la Dolorosa

 

               Con la intención de propagar el culto a Nuestra Señora de los Dolores, San Gabriel Dolorosa decidió, con el visto bueno de su Director, realizar un voto especial a la Virgen. Inmediatamente después de emitir este voto, el Santo procedió a redactar el texto, probablemente a fines de 1861.

               "Había compuesto para sí un símbolo que llama Símbolo de la Virgen, símbolo que bien guardado, lo llevaba pendiente del cuello con protestas de devoción a su querida Reina y Señora. Si mal no recuerdo, cuando lo compuso y trataba de copiarlo para colgárselo al cuello, me suplicó e importunó para que le permitiese escribirlo con su propia sangre. No le concedí el permiso, por eso lo escribió con tinta..." Padre Norberto de Santa María, Director Espiritual de San Gabriel de la Dolorosa.




               Creo que sois la Madre de todos los hombres, a los que recibisteis como hijos, en la persona de Juan, según el deseo de Jesús.

               Creo que sois, como declarasteis a Santa Brígida, la Madre de los pecadores que quieren corregirse, y que intercedéis por toda alma pecadora ante el Trono de Dios, diciendo: Tened compasión de mí.

               Creo que sois nuestra Vida, y uniéndome a San Agustín, os aclamaré como única esperanza de los pecadores después de Dios.

               Creo que estáis, como os veía Santa Gertrudis, con el manto abierto, y que bajo él se refugian muchas fieras: leones, osos, tigres, etc. Y que Vos, en lugar de espantarlas, las acogéis con piedad y ternura.

               Creo que por Vos recibimos nosotros el Don de la Perseverancia: si os sigo, no me descarriaré; si acudo a Vos, no me desesperaré; si Vos me sostenéis, no caeré; si Vos me protegéis, no temeré; si os sigo a Vos, no me cansaré; si os alcanzo, me recibiréis con amor.

              Creo que Vos sois el soplo vivificante de los Cristianos, su ayuda y su refugio, en especial a la hora de la muerte, según dijisteis a Santa Brígida, pues no es vuestra costumbre abandonar a vuestros devotos en la hora de la muerte, como asegurasteis a San Juan de Dios.

               Creo que Vos sois la esperanza de todos, máxime de los pecadores; Vos sois la ciudad de refugio, en particular de quienes carecen de toda ayuda y socorro.

              Creo que sois la protectora de los condenados, la esperanza de los desesperados, y como oyó Santa Brígida que Jesús os decía, hasta para el mismo demonio obtendríais misericordia, si humildemente os la pidiera. Vos no rechazáis a ningún pecador, por cargado de culpas que se halle, si recurre a vuestra misericordia. Vos con vuestra mano maternal lo sacaríais del abismo de la desesperación, como dice San Bernardo.

               Creo que Vos ayudáis a cuantos os invocan y que más solicita sois para alcanzarnos Gracias, que nosotros para pedíroslas.

               Creo que, como dijisteis a Santa Gertrudis, acogéis bajo Vuestro manto a cuantos acuden a Vos, y que los Ángeles defienden a Vuestros devotos contra los ataques del infierno. Vos salís al encuentro de quien os busca y también, sin ser rogada, dispensáis muchas veces vuestra ayuda y creo que serán salvados los que vos queráis que se salven.

               Creo que, como revelasteis a Santa Brígida, los demonios huyen, al oír vuestro Nombre, dejando en paz al alma. Me asocio a San Jerónimo, Epifanio, Antonino y otros, para afirmar que vuestro Nombre bajó del Cielo, y os fue impuesto por orden de Dios.

               Declaro que siento con San Antonio de Padua las mismas dulzuras al pronunciar vuestro Nombre que las que San Bernardo sentía al pronunciar el de vuestro Hijo. Vuestro Nombre. ¡Oh María!, es melodías para el oído, miel para el paladar, júbilo para el corazón.

               Creo que no hay otro nombre, fuera del de Jesús, tan rebosante de Gracia, esperanza y suavidad para los que lo invocan. Estoy convencido con San Buenaventura de que Vuestro Nombre no se puede pronunciar sin algún fruto espiritual. Tengo por cierto que, como revelasteis a Santa Brígida, no hay en el mundo alma tan fría en su amor, ni tan alejada de Dios, que no se vea libre del demonio si invoca vuestro Santo Nombre.

               Creo que Vuestra intercesión es moralmente necesaria para salvarnos, y que todas las Gracias que Dios dispensa a los hombres pasan por vuestras manos, y que todas las Misericordias Divinas se obran por mediación vuestra, y que nadie puede entrar en el Cielo sin pasar por Vos, que sois la Puerta. Creo que Vuestra intercesión es, no solo útil, sino moralmente necesaria.

              Creo que Vos sois la Cooperadora de nuestra Justificación; la Reparadora de los hombres, Corredentora de todo el mundo. Creo que cuantos no se acojan con Vos, como Arca de Salvación, perecerán en el tempestuoso mar de este mundo. Nadie se salvará sin vuestra ayuda.

               Creo que Dios ha establecido no conceder Gracia alguna sino es por vuestro conducto; que nuestra Salvación está en vuestras manos y que quien pretende obtener Gracia de Dios sin recurrir a Vos, pretende volar sin alas. Creo que quien no es socorrido de Vos, recurre en vano a los demás Santos: lo que ellos pueden con Vos, Vos lo podéis sin ellos; si Vos calláis, ningún Santo intercederá; si Vos intercedéis, todos los Santos se unirán a Vos. Os proclamo con Santo Tomás como la única esperanza de mi vida, y creo con San Agustín que Vos sola sois solícita por nuestra eterna Salvación.

               Creo que sois la Tesorera de Jesús y que ninguno recibe nada de Dios, sino por Vuestra mediación: hallándoos a Vos se encuentra todo bien. Creo que uno de vuestros suspiros vale más que todos los ruegos de los Santos, y que sois capaz de salvar a todos los hombres. Creo que sois Abogada tan piadosa, que no rechazáis defender a los más infelices. Confieso con San Andrés cretense que sois la Reconciliadora Celestial de los hombres.

              Creo que sois la Pacificadora entre Dios y los hombres y que sois el Señuelo Divino para atraer a los pecadores al arrepentimiento, como Dios mismo reveló a Santa Catalina de Siena. Como el imán atrae el hierro, así atraéis Vos a los pecadores, según asegurasteis a Santa Brígida. Vos sois toda  ojos, y toda corazón para ver nuestras miserias, compadecemos y socorremos. Os llamaré pues, con San Epifanio: «La llena de ojos». Y esto confirma aquella visión de Santa Brígida, en la que Jesús os dijo: «Pedidme, Madre, lo que queráis». Y Vos le respondisteis: «Pido misericordia para los pecadores».

               Creo que la Misericordia Divina que tuvisteis con los hombres cuando vivíais en la tierra, innata en Vos, ahora en el Cielo se os ha aumentado en la misma proporción de que el sol es mayor que la luna, como opina San Buenaventura. Y que, así como no hay en el firmamento y en la tierra cuerpo que no reciba alguna luz del sol, tampoco hay en el Cielo ni en la tierra alma que no participe de vuestra Misericordia. Creo también con San Buenaventura, que no sólo os ofenden los que os injurian, sino también los que no os piden Gracias. Quien os obsequia, no se perderá, por pecador que sea, al contrario, como asegura San Buenaventura, quien no es devoto vuestro, perecerá inevitablemente. Vuestra Devoción es el billete del Cielo, diré con Efrén.

               Creo que, como revelasteis a Santa Brígida, sois la Madre de las Almas del Purgatorio, y que sus penas son mitigadas por Vuestras oraciones. Por tanto afirmo con San Alfonso que son muy afortunados Vuestros devotos y con San Bernardino que Vos libráis a Vuestros devotos de las llamas del Purgatorio. Creo que Vos, cuando subíais al Cielo, pedisteis, y lo obtuvisteis sin ninguna duda, llevar con Vos al Cielo todas las Almas que entonces se hallaban en el Purgatorio.

                Creo también que, como prometisteis al Papa Juan XXII, libráis del Purgatorio el Sábado siguiente a su muerte a cuantos lleven vuestro Escapulario del Carmen. Pero Vuestro Poder introduciendo en el Cielo a cuantos queráis. Por Vos se llena el Cielo y queda vacío el Infierno.

               Creo que los que se apoyan en Vos no caerán en pecado, que quienes os honran alcanzarán la Vida Eterna. Vos sois el Piloto Celestial, que conducís al puerto de la Gloria a vuestro devotos en la barquilla de Vuestra Protección, como dijisteis a Santa María Magdalena de Pazzis. Afirmo lo que asegura San Bernardo: el profesaros devoción es señal cierta de predestinación, y también lo del Abad Guerrico: Quien os tiene un amor sincero, puede estar tan cierto de ir al Cielo, como si ya estuviese en él.

               Creo con San Antonio, que no hay Santo tan compasivo como Vos: dais más de lo que se os pide; vais en busca del necesitado, buscáis a quien salvar: Muchas veces salváis a los mismos que la Justicia de vuestro Hijo está a punto de condenar, como enseña el Abad de Celles. Por tanto, estoy convencido de la Verdad que se contiene en la visión que tuvo Santa Brígida: Jesús os decía «Si no se interpusieran vuestras oraciones, no habría en este caso ni esperanza, ni misericordia». Opino también con San Fulgencio, que si no hubiera sido por Vos, la tierra y el Cielo habrían sido destruidos por Dios.

               Creo, como revelasteis a Santa Matilde, que erais tan humilde que, a pesar de veros enriquecida de Dones y Gracias celestiales sin número, no os preferirías a nadie. Y que, como dijisteis a Santa Isabel, benedictina, os juzgabais vilísima Sierva de Dios e indigna de Su Gracia.

               Creo que por vuestra humildad, ocultasteis a San José vuestra Maternidad, aunque aparentemente pareciera necesario manifestárselo, y que servisteis a Santa Isabel y que en la tierra buscasteis siempre el último puesto. Creo que, como revelasteis a Santa Brígida, tuvisteis tan bajo concepto de Vos misma porque sabíais que todo lo habíais recibido de Dios, por ello en nada buscasteis Vuestra Gloria, sino la de Dios únicamente. Creo con San Bernardo que ninguna criatura del mundo es comparable con Vos en la humildad.

               Creo que el fuego del amor, que ardía en vuestro Corazón para con Dios, era de tantas calorías, que al instante hubiera encendido y consumido el cielo y la tierra, y que en comparación de vuestro Amor, el de los Santos era frío. Creo que cumplisteis a la perfección el Precepto del Señor «Ama a Dios», y que desde el primer instante de vuestra existencia, vuestro Amor a Dios fue superior al de todos los Ángeles y Serafines. Creo que debido a este intenso Amor vuestro a Dios, jamás fuisteis tentada, y que nunca tuvisteis un pensamiento que no fuera para Dios, ni dijisteis palabra que no fuera dirigida a Dios.

               Creo con Suárez, Ruperto, San Bernardino y San Ambrosio, que vuestro Corazón amaba a Dios, aun cuando vuestro cuerpo reposaba, de manera que se os puede aplicar lo que dice la Sagrada Escritura: «yo duermo, pero Mi Corazón vela», y que mientras vivíais en la tierra, vuestro Amor a Dios nunca fue interrumpido.

               Creo que amasteis al prójimo con tal perfección, que no habrá quien lo haya amado más, exceptuando vuestro Hijo. Y que aunque se reuniera el amor de todas las madres para con sus hijos, de los esposos y esposas entre sí, de todos los Santos y Ángeles del Cielo, sería este Amor inferior al que Vos profesáis a una sola alma.

              Creo que tuvisteis, como dice Suárez, más Fe que todos lo Ángeles y Santos juntos: aun cuando dudaron los Apóstoles, Vos no vacilasteis. Os llamaré pues, con San Cirilo «Centro de la Fe ortodoxa».

              Creo que sois la Madre de la Santa Esperanza y modelo perfecto de confianza en Dios. Que fuisteis mortificadísima, tanto que, como dicen San Epifanio y San Juan Damasceno, tuvisteis siempre los ojos bajos, sin fijarlos jamás en persona alguna.

              Creo lo que dijisteis a Santa Isabel, benedictina: que no tuvisteis ninguna Virtud sin haber trabajado para poseerla, y con Santa Brígida creo que todas vuestras cosas dábais entre los pobres, sin reservaros para Vos más que lo estrictamente necesario. Creo despreciabais las riquezas mundanas. Creo que hicisteis voto de pobreza.

               Creo que vuestra dignidad es superior a todos los Ángeles y Santos y que es tanta vuestra perfección, que solo Dios puede conocerla. Creo que después de Dios, es ser Madre de Dios, y que por tanto no pudisteis estar más unida a Dios sin ser el mismo Dios, como decía San Alberto.

               Creo que la Dignidad de Madre de Dios es infinita y única en su género y que ninguna criatura puede subir más alto. Dios pudo haber creado un mundo mayor, pero no pudo haber formado criatura más perfecta que Vos.

               Creo que Dios os ha enriquecido con todas las Gracias y Dones generales y particulares que ha conferido a todas las demás criaturas juntas. Creo que vuestra belleza sobrepasa a la de todos los hombres y los Ángeles, como reveló el Señor a Santa Brígida. Creo que vuestra belleza ahuyentaba todo movimiento de impureza e inspiraba pensamientos castos.

               Creo que fuisteis Niña, pero de Niña sólo tuvisteis la inocencia, no los defectos de la niñez. Creo que fuisteis Virgen antes del parto, en el parto y después del parto; fuisteis Madre sin la esterilidad de la virgen, sin dejar por ello de ser Virgen, trabajabais, pero sin que la acción distrajera; orabais, pero sin descuidar vuestras ocupaciones. Moristeis, pero sin angustia, ni dolor ni corrupción de vuestro cuerpo.

               Creo que, como enseña San Alberto, fuisteis la primera en ofrecer, sin consejo de nadie, vuestra virginidad, dando ejemplo a todas las vírgenes, que os han imitado, y que Vos, delante de todas, lleváis el estandarte de esta Virtud. Por Vos se mantuvo virgen vuestro castísimo esposo San José. Creo también que estabais resuelta a renunciar a la dignidad de Madre de Dios, antes que perder vuestra virginidad.


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de San Gabriel de la Dolorosa



lunes, 24 de febrero de 2025

LAS ROSAS DE SANTA TERESITA: ALMAS VÍCTIMAS, HIJAS ESPIRITUALES DE LA SANTA CARMELITA DE LISIEUX. MARIE ROSE FERRON

   


               Marie Rose Ferron nació el 24 de Mayo de 1902 en Saint Germain de Grantham, Quebec (Canadá), siendo la décima hija de una familia de quince hijos. En 1906, cuando Rose tenía 4 años, su familia se mudó a Fall River, Massachusetts (Estados Unidos de América). En Mayo de 1925, la familia se muda otra vez, a Woonsocket, en el estado americano de Rhode Island, donde pasaría el resto de su vida.

               Desde muy pequeña destacó en la Piedad Cristiana; así, cuando tenía seis años, Marie Rose tuvo una Visión del Niño Jesús. "Lo vi con una cruz" , dijo, "y me miraba con tristeza a los ojos". Tal vez sería aquella aparición como el prólogo de la vida de sacrificio que Nuestro Señor le brindaría más adelante.

               Cuando tenía siete años, Jesús le enseñó una oración que Marie Rose recitaría a diario:

          "Señor Jesús, cuando reflexiono sobre las palabras que pronunciaste, "Muchos son llamados, pero pocos son escogidos", comienzo a temblar por aquellos a quienes amo; Te ruego los mires con Misericordia: y he aquí que, con infinita ternura, colocas su salvación en mis manos, por así decirlo, porque todo se le promete a aquel que sabe cómo sufrir Contigo y por Ti. Mi corazón sangra bajo el peso de la aflicción, pero mi voluntad permanece unida a la Tuya, y clamo a Ti: '¡Señor, es por ellos que quiero sufrir!' ¡Quiero mezclar mis lágrimas con Tu Sangre para la salvación de aquellos a quienes amo! No harás oídos sordos a mi grito de tristeza y los salvarás"

                Desde muy temprana edad tuvo que ayudar a sus padres en la faena; sufre un accidente con apenas 13 años, que le obligará a llevar muletas para andar, por eso es comprensible que Marie Rose se viera destinada a estar discapacitada de por vida, y así un aire de tristeza y soledad dominara su niñez. La deformidad de su pie izquierdo se acrecentaría con el tiempo, obligándola a permanecer en la cama. Debido a que sus músculos a veces se contraían dolorosamente, lo que hacía muy difícil enderezarlos una vez más, se colocaba una tabla plana en su cama, tabla en la que Marie Rose era rígidamente atada.

                Otra aflicción que afectó profundamente a Marie Rose fue su incapacidad para asistir a la escuela. "Me sentí como si estuviera ciega, a tientas en la oscuridad" , anotó en su diario. "No tenía nada que esperar, ninguna esperanza de mejorar mi condición. Contemplé mi ignorancia ante mis ojos, y eso me desanimó más que mis enfermedades. El tiempo, que suaviza todo, incluso los sufrimientos, aumentó el mío: me rompieron corazón." 

                Y es que ser Alma Víctima era sin duda la misión de Marie Rose. La madre de Marie Rose, Delima Mathieu Ferron, era de una rara virtud. Desde su primer embarazo, dedicó a cada uno de sus hijos recién nacidos a un Misterio del Rosario; al tener quince hijos, completó los quince Misterios que componen el Santo Rosario. Providencialmente, Marie-Rose, estaba dedicada al décimo Misterio, la Crucifixión de Nuestro Señor.

                Lo que es aún más notable es que a partir de entonces, Rose no participó de más alimentos sólidos. Durante once años, hasta su muerte, Rose tomó sólo alimentos líquidos e incluso esto a veces no pudo mantener. Al darse cuenta de que podía recibir la Sagrada Comunión, un Sacerdote una vez le dio algunas pequeñas partículas no consagradas. Inmediatamente la enfermaron. Además, cuatro años antes de su muerte, ni siquiera bebió agua durante un período de tres meses.

                Su abstinencia de comida y bebida fue solo el comienzo de muchos fenómenos místicos extraordinarios y de profundo sufrimiento. A lo largo de todo este tiempo permaneció dócil a la autoridad, tanto médica como espiritual, y con delicada discreción intentó alguna vez evitar la publicidad.                          

                Durante los éxtasis que experimentaría en el lecho del dolor, no podía ser levantada, incluso por 4 hombres adultos, aunque no pesaba más de cincuenta kilos. 

               El Obispo Diocesano, Mons. William Augustine  Hickey, autorizó un oratorio privado al lado de la habitación de Marie Rose. Cuando se decía allí la Santa Misa, especialmente en las Fiestas de la Santísima Virgen, Rose entraba en éxtasis en las oraciones iniciales, pero siempre volvía al estado normal en el momento de la Comunión. En general, en el instante en que recibía la Sagrada Hostia, su cabeza caía hacia atrás y nuevamente se sumía en un dulce éxtasis. De hecho, el amor de Marie Rose por la Sagrada Eucaristía fue intenso y durante años tan sólo se alimentaba del Pan Eucarístico; cualquier otro alimento le causaría severos trastornos digestivos. 

               A partir de Marzo de 1926, Marie Rose comenzó a sufrir los Sagrados Estigmas de la Pasión; padeció las heridas de los azotes de la Flagelación; a partir de 1927, sufriría cada Viernes la Pasión de Jesús en su débil cuerpo. Un Sacerdote cercano a la estigmatizada, examinó las sagradas heridas en 1930, y dejó escrito:  "La sangre me olía a un olor dulce, algo parecido a un perfume, mis manos se saturaron con él... No era un olor transitorio, ya que el olor persistía hasta la mañana siguiente."

               Los estigmas del corazón comenzaron durante la época de Cuaresma de 1929. Trajeron dolores tan agudos a Marie Rose que no pocas veces se desmayó hasta el punto de perder la inconsciencia. Ella dijo que el dolor interior era "espantoso". A veces el dolor se sentía intensamente en su espalda, "donde la lanza parece haberse detenido". 

               En el mes de Agosto de 1929, sus ojos derramaron lágrimas de sangre. A partir de entonces, cada Viernes, su rostro se transfiguraba para asemejarse a la Santa Faz de Nuestro Señor. En 1930, durante el mes de Julio, mes dedicado a la Preciosa Sangre, se repetía todos los días el fenómeno de la Santa Faz. 

              Las heridas de la Corona de Espinas se asemejaban, en palabras de la madre, a "dos cuerdas pesadas que rodean su cabeza". Los agujeros hechos por las espinas hicieron que Rose sintiera "como si su cabeza se estuviera abriendo". Estos estigmas espinosos nunca desaparecieron por completo, incluso fueron visibles después de su muerte, como consta en varias fotografías postmortem. 

                Configurada con Cristo a través del dolor, Marie Rose Ferrón sabía que estaba siendo torturada en el lugar de los demás y aceptó su vocación de llevar en su propio cuerpo el dolor físico que los libraba, pareciéndose así a su Maestro, cuyo amor lo impulsó a soportar el castigo de la Humanidad.

               Durante sus últimos cinco años en la tierra, los estigmas de Marie Rose desaparecieron, excepto los de la cabeza. Pero sus sufrimientos no cesaron: todos los Viernes, la sangre corría por los miembros que antes habían soportado los estigmas y causaban un dolor aún mayor que antes. 

               Mientras estaba en éxtasis el 13 de Abril de 1929, en presencia de seis visitantes, Marie Rose le preguntó a su Salvador cuánto tiempo aún tenía que sufrir, y luego repitió en voz alta la respuesta:"¡Siete años!" Comenzó a contar la edad que tendría después de siete años más, y se detuvo a los treinta y tres. Cristo pareció preguntarle si eso era demasiado largo, porque ella dijo con gran entusiasmo:"¡Oh, no! Ven a buscarme cuando quieras. Estoy lista para sufrir cien años, si lo deseas. Es mi sacrificio para permanecer."

               Como se le reveló previamente, Marie Rose Ferron murió en 1936 a la edad de treinta y tres años. La muerte la liberó del sufrimiento que la perseguía día tras día. "Dios y las víctimas son los únicos que saben lo que significa la palabra Cruz" , había comentado, y sus últimas dos semanas se llenaron con la abrumadora realización de la verdad de esta afirmación. Marie Rose ya no podía ver; sufría tantos dolores en la cabeza que el menor sonido era como un golpe y cualquier ruido hacía que se desmayara. El último día de Abril de 1936, perdió completamente la audición y el habla.

               El 6 de Mayo, el Padre Boyer se personó en casa de Marie Rose a la una de la madrugada. Cuenta el Sacerdote: "Entré a la habitación" , escribió en su biografía, "y cuando vi la condición en la que estaba, me conmoví. No podía reconocerla, estaba tan cambiada, su rostro no solo estaba desfigurado, sino también deformado. Tenía los ojos medio cerrados y en en sus esquinas se acumulaba sangre espesa, su tez era de color rojo cobre y su piel parecía áspera e hinchada, su respiración era dolorosa, su boca estaba abierta y retorcida con una expresión desgarradora. Era como un crucifijo moribundo, esperando la consumación de su martirio..."

               Marie Rose vivió cinco días más. Después de un intenso período de sufrimiento en unión con Jesús por la conversión de los pecadores, Marie Rose Ferron tomó vuelo al Cielo el 11 de Mayo de 1936, a los 33 años, tal como Jesús le dijo en éxtasis unos siete años antes.

               En la muerte todavía tenía "la expresión de angustia incrustada en su rostro". Pero mientras las mujeres, a quienes ella misma había designado para preparar su cuerpo para el ataúd, le lavaban la cara, sus espantosas distorsiones desaparecieron. Un cambio vino sobre sus rasgos con cada golpe de la toalla. Su rostro apareció envuelto en una encantadora sonrisa. Era tan natural que un médico fue llamado específicamente para determinar su muerte. Seguramente era la belleza interior de sus virtudes la que irradiaba en su virginal rostro.