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miércoles, 2 de julio de 2025

PRIMERA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN en la aldea de San Sebastián de Garabandal


...se puso en camino María 
y se fue con prontitud 
a la región montañosa...

Evangelio de San Lucas, cap. 1, vers. 39




               El Domingo 2 de Julio de 1961 marcaría un antes y un después en la vida de unas sencillas niñas: Conchita González, Jacinta González, Mari Loli Mazón (las tres de 12 años) y Mari Cruz González (de 11 años), todas naturales y residentes en la aldea santanderina de San Sebastián de Garabandal, al norte de España. 

               El día anterior, el Sábado 1 de Julio, el Arcángel San Miguel había anunciado a las niñas la visita de la Virgen, y que Ésta vendría bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen. Deseosas de verla, la respuesta de las niñas fue: "¡Que venga pronto!".

               Acudimos ahora al relato oficial, escrito por Conchita en su "Diario":

               "Nos fuimos a la Calleja a rezar el Rosario. Sin [antes de] llegar allá, se nos apareció la Virgen con un ángel a cada lado. Venían con Ella dos Ángeles, uno era San Miguel y el otro, no sabemos. Venía vestido igual que San Miguel, parecían mellizos. Al lado del Ángel de la derecha, a la altura de la Virgen, veíamos un ojo de estatura [tamaño] muy grande. Parecía el ojo de Dios.

               Ese día hablamos con la Virgen mucho y Ella con nosotras. Le decíamos todo: que íbamos todos los días al prao [prado], que estábamos negras, que teníamos la hierba en morunos, etc. Ella se sonreía... ¡Como le decíamos tantas cosas...!".

               Cuando la Virgen dijo que se tenía que marchar, las pequeñas le insistían para que no se fuera. Ella, para consolarlas, les prometió volver al día siguiente.

               Y volvería aún, no sólo al día siguiente, sino en centenares de encuentros, en ocasiones varias veces a lo largo del día y de la noche. (1)

               Esta fue la primera de muchas Apariciones de la Virgen en Garabandal, que se prolongarían hasta finales de 1965.



LA DESCRIPCIÓN DE LA VIRGEN
según el relato de Conchita González


               "La Virgen viene con un vestido blanco, manto azul, corona de estrellucas doradas, no se le ven los pies, las manos estiradas con el Escapulario en la derecha.

               El Escapulario es marrón, el pelo largo color castaño oscuro ondulado, la raya en el medio, la cara alargada, la nariz alargada fina, la boca muy bonita con los labios un poquito gruesos, el color de la cara es trigueño, más claro que el del Ángel, diferente a la vez, muy bonita, una voz muy rara, no sé explicarla, no hay ninguna mujer que se parezca a la Virgen ni en la voz ni en nada (Es interesante comparar esta forma de escribir con otras que corresponden a experiencias místicas. Se suceden afirmaciones y negaciones, como dando a entender que lo dicho no se ajusta exactamente a lo que se ha vivido, ya que es algo que no puede explicarse con palabras). Continúa Conchita Algunas veces trae al Niño en brazos (la Visión ha dejado en repetidas ocasiones el Niño Jesús en brazos de las videntes; ellas dicen que sienten el peso del Niño, pero que en cierto modo es como si no lo tocaran) muy chiquitín como un nene recién nacido, una carita redonda, parece el color como el de la Virgen, una boquita pequeña, el pelín un poco largo, rubio, unas manos pequeñas, un vestido como una túnica azul".


NOTA

               1) Las niñas sabían perfectamente cuándo iban a tener una aparición de la Virgen, gracias a lo que ellas mismas denominaban "las llamadas". Antes de contemplar a Nuestra Santa Madre, las jóvenes videntes recibían tres "llamadas", que consistían en una alegría creciente que precedía y anunciaba la aparición. A la tercera "llamada", la alegría era tan grande que salían corriendo desde donde estuvieran, al mismo momento, hacia el lugar de la aparición, llegando casi simultáneamente y en donde caían repentinamente de rodillas y en trance extático.




lunes, 13 de mayo de 2024

REZAD EL ROSARIO TODOS LOS DÍAS, la primera Aparición de Nuestra Señora en Fátima

 


                  Mientras que Europa y medio mundo vivían sumergidos en medio de la Gran Guerra, Nuestra Señora quiso manifestarse a tres niños, naturales de una aldehuela portuguesa llamada Aljustrel, en la región de Fátima; eran dos hermanos,  Jacinta (7 años) y Francisco Marto (8 años), y su prima Lucía Dos Santos (10 años). De familias sumamente humildes pero muy cristianas, los niños eran analfabetos y pese a su corta edad y a fin de paliar las necesidades de la maltrecha economía familiar, ejercían como pastores.

                  Aunque los tres fueron propiamente videntes -ya que vislumbraron a Nuestra Señora como gracia espiritual- tan sólo Lucía conversaba con Ella; la pequeña Jacinta la veía y la podía escuchar pero no era capaz de hablarle, al tiempo que su hermano Francisco, tenía que conformarse con la contemplación de la bella Señora, pero no la escuchaba, ni podía tampoco hablar con Ella, por lo que Lucía destacaría como la principal interlocutora y testigo fiel de aquellas celestiales revelaciones.


DEL RELATO DE LAS APARICIONES
según las "Memorias" de Sor Lucía Dos Santos


PRIMERA APARICIÓN DEL ÁNGEL (en la Primavera de 1916)

               Por este tiempo, Francisco y Jacinta pidieron y obtuvieron permiso de sus padres para comenzar a guardar sus rebaños. Entonces acordamos pastorear nuestros rebaños en las propiedades de mis tíos y de mis padres, para no juntarnos en la sierra con los otros pastores.

               Un bello día fuimos con nuestras ovejas a una propiedad de mis padres, situada al fondo de dicho monte, mirando al saliente. Esa propiedad se llama «Chousa Velha». Alrededor de media mañana comenzó a caer una lluvia fina, algo más que orvallo. Subimos la falda del monte seguidas por nuestras ovejas, buscando un resguardo que nos sirviese de abrigo.

               Allí pasamos el día, a pesar de que la lluvia había cesado y el sol había aparecido, hermoso y claro. Comimos nuestra merienda, rezamos nuestro Rosario, y no recuerdo si no fue uno de aquellos Rosarios que solíamos rezar, cuando teníamos ganas de jugar, pasando las cuentas y diciendo solamente las palabras: "Padre nuestro y Ave María". Terminado nuestro rezo, comenzamos a jugar a las chinas. Hacía poco tiempo que jugábamos, cuando un viento fuerte sacudió los árboles y nos hizo levantar la vista para ver lo que pasaba, pues el día estaba sereno. Vemos, entonces, que, desde el olivar  se dirige hacia nosotros un joven de unos 14 ó 15 años, más blanco que la nieve, el sol lo hacía transparente, como si fuera de cristal, y de una gran belleza. Al llegar junto a nosotros, dijo: 

               – ¡No temáis!. Soy el Ángel de la Paz. Rezad conmigo.

               Y arrodillándose en tierra, dobló la frente hasta el suelo y nos hizo repetir por tres veces estas palabras: 

               – ¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y Te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Te aman

              Después, levantándose, dijo: 

              – Rezad así. Los Corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras súplicas

              Sus palabras se grabaron de tal forma en nuestras mentes, que jamás se nos olvidaron. Y, desde entonces, pasábamos largos ratos así, postrados, repitiéndolas muchas veces, hasta caer cansados. Nadie pensó hablar de esta Aparición, ni recomendar secreto a los demás; el silencio se imponía por sí mismo. Era una gracia tan íntima, que no era fácil decir de ella la menor palabra.


SEGUNDA APARICIÓN DEL ÁNGEL (en el Verano de 1916)

              Pasado bastante tiempo, en un día de verano, en que habíamos ido a pasar el tiempo de siesta a casa, jugábamos al lado de un pozo que tenía mi padre en la huerta. De repente vimos junto a nosotros la misma figura o Ángel, como me parece que era, y dijo: 

               – ¿Qué hacéis? Rezad, rezad mucho. Los Sangrados Corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de Misericordia. Ofreced constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios

               – ¿Cómo nos hemos de sacrificar? – le pregunté. 

               – En todo lo que podáis, ofreced a Dios un sacrificio como acto de reparación por los pecados con que El es ofendido y como súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así sobre vuestra Patria la paz. Yo soy el Ángel de su guarda, el Ángel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad, con sumisión, el sufrimiento que el Señor os envíe



TERCERA APARICIÓN DEL ÁNGEL (entre Septiembre u Octubre de 1916)

              Pasó bastante tiempo y fuimos a pastorear nuestros rebaños a una propiedad de mis padres, que queda en la falda del mencionado monte, un poco más arriba que los Valinhos. Es un olivar al que llamábamos «Pregueira». Después de haber merendado, acordamos ir a rezar a la gruta que queda al otro lado del monte; para lo cual, dimos una vuelta por la cuesta y tuvimos que subir un roquedal que queda en lo alto de la «Pregueira». Las ovejas consiguieron pasar con muchas dificultades. 

               Después que llegamos, de rodillas, con los rostros en tierra, comenzamos a repetir la oración del Ángel: ¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo, etc. No sé cuántas veces habíamos repetido esta oración, cuando vimos que sobre nosotros brillaba una luz desconocida. Nos levantamos para ver lo que pasaba y vimos al Ángel, que tenía en la mano izquierda un Cáliz, sobre el cual había suspendida una Hostia, de la que caían unas gotas de Sangre dentro del Cáliz. El Ángel dejó suspendido en el aire el Cáliz, se arrodilló junto a nosotros, y nos hizo repetir tres veces: 

               Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios de la tierra, en reparación por las iniquidades, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de Su Sacratísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.

              Después se levanta, toma en sus manos el Cáliz y la Hostia. Me da la Sagrada Hostia a mí y la Sangre del Cáliz la divide entre Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo: 

               – Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios

              Y, postrándose de nuevo en tierra, repitió con nosotros otras tres veces la misma oración: "Santísima Trinidad... etc.", y desapareció. Nosotros permanecimos en la misma actitud, repitiendo siempre las mismas palabras; y cuando nos levantamos, vimos que era de noche y, por tanto, hora de irnos a casa.


LA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA, DOMINGO 13 DE MAYO DE 1917

               Estando jugando con Jacinta y Francisco encima de la pendiente de Cova de Iría, haciendo una pared alrededor de una mata, vimos, de repente, como un relámpago. 

             – Es mejor irnos ahora para casa –dije a mis primos–, hay relámpagos; puede venir tormenta. – Pues sí. Y comenzamos a descender la ladera, llevando las ovejas en dirección del camino. 

              Al llegar poco más o menos a la mitad de la ladera, muy cerca de una encina grande que allí había, vimos otro relámpago; y, dados algunos pasos más adelante, vimos sobre una carrasca una Señora, vestida toda de blanco, más brillante que el sol, irradiando una luz más clara e intensa que un vaso de cristal, lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos del sol más ardiente. Nos detuvimos sorprendidos por la aparición. Estábamos tan cerca que nos quedábamos dentro de la luz que la cercaba, o que Ella irradiaba. Tal vez a metro y medio de distancia más o menos. Entonces Nuestra Señora nos dijo: 

              – No tengáis miedo. No os voy a hacer daño.

              – ¿De dónde es Vd.? – le pregunté.

              – Soy del Cielo.

              – ¿Y qué es lo que Vd. quiere?

              – Vengo a pediros que vengáis aquí seis meses seguidos, el día 13 a esta misma hora. Después os diré quién soy y lo que quiero. Después volveré aquí aún una séptima vez (1).

               – Y yo, ¿también voy al Cielo?

               – Sí, vas.

               – Y, ¿Jacinta?

               – También.

               – Y ¿Francisco?

               – También; pero tiene que rezar muchos Rosarios.

               Entonces me acordé de preguntar por dos muchachas que habían muerto hacía poco. Eran amigas mías e iban a mi casa a aprender a tejer con mi hermana mayor.

                – ¿María de las Nieves ya está en el Cielo?

                – Sí, está. (Me parece que debía de tener unos dieciséis años).

                – Y, ¿Amelia?

                – Estará en el Purgatorio hasta el Fin del Mundo. (Me parece que debía de tener de dieciocho a veinte años).

               –¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros, en acto de desagravio por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?

               – Sí, queremos.

               – Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la Gracia de Dios será vuestra fortaleza.



               Fue al pronunciar estas últimas palabras (la gracia de Dios, etc...) cuando abrió por primera vez las manos comunicándonos una luz tan intensa como un reflejo que de ellas se irradiaba, que nos penetraba en el pecho y en lo más íntimo del alma, haciéndonos ver a nosotros mismos en Dios que era esa luz, más claramente que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces por un impulso íntimo, también comunicado, caímos de rodillas y repetíamos íntimamente: 

               – Oh Santísima Trinidad, yo os adoro. Dios mío, yo Te amo en el Santísimo Sacramento. 

               Pasados los primeros momentos, Nuestra Señora añadió: 

             – Rezad el Rosario todos los días, para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra

               Enseguida comenzó a elevarse suavemente, subiendo en dirección al naciente, hasta desaparecer en la inmensidad de la lejanía. La luz que la rodeaba iba como abriendo camino en la bóveda de los astros, motivo por el cual alguna vez dijimos que habíamos visto abrirse el Cielo...


NOTAS ACLARATORIAS

              1- Esta "séptima vez" tuvo lugar la mañana del día 16 de Junio de 1921, cuando Lucía se despedía de la Cova de Iría. Se trataba de una Aparición particular y personal.


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martes, 20 de febrero de 2024

QUE PIDAN LA PAZ A ESTE INMACULADO CORAZÓN, en el Aniversario de Jacinta Marto

  


               Jacinta de Jesús Marto nació en el pueblo de Aljustrel, Fátima (Portugal), el 5 de Marzo de 1910, siendo la séptima y última hija de Manuel Pedro Marto y Olimpia de Jesús. Sería bautizada el 19 del mismo mes.

               Creció en un hogar sencillo, más bien pobre, pero muy cristiano. Desde muy joven comenzó a pastorear el rebaño de sus padres, en compañía del hermano Francisco Marto y de la prima Lucía de Jesús, los dos Videntes mayores. La Divina Providencia dispuso que con apenas siete años, el 13 de Mayo de 1917, fuera la más joven de los videntes de Nuestra Señora; era ésta última la única que dialogaba con Nuestra Señora, mientras que Jacinta la veía y escuchaba; en el caso de Francisco, tan sólo veía a la Virgen, pero no la escuchaba, de ahí el ruego de Nuestra Señora "a Francisco sí se lo podéis decir...

               El Cielo favoreció a Jacinta con particulares revelaciones: "No sé cómo fue -comentó una vez a su prima Lucía- he visto al Santo Padre en una casa muy grande, de rodillas, delante de una mesa, llorando con las manos en la cara. Fuera de la casa había mucha gente: unos le tiraban piedras, otros le maldecían y decíanle cosas muy feas. ¡Pobrecito Santo Padre!, tenemos que rezar mucho por él". 

               En otra ocasión, estando los tres pastorcitos en el campo, mientras rezaban la oración que les había enseñado el Ángel, Jacinta se levantó precipitadamente y dijo a su prima: "¡Mira! ¿No ves muchos caminos, senderos y campos llenos de gente que llora de hambre y no tienen nada para comer?… ¿Y al Santo Padre, en una iglesia al lado del Corazón de María, rezando?".

                Los niños videntes de Fátima, a iniciativa de Jacinta, tomaron la costumbre de ofrecer tres Avemarías por el Papa después de cada Rosario que rezaban. 

               También contó Lucía que Jacinta vivía apasionada por el ideal de convertir pecadores, a fin de arrebatarlos del suplicio del infierno, cuya pavorosa visión tanto le impresionó. Alguna vez me preguntaba: "¿Por qué es que Nuestra Señora no muestra el Infierno a los pecadores?. Si lo viesen, ya no pecarían, para no ir allá. Has de decir a aquella Señora que muestre el infierno a toda aquella gente. Verás cómo se convierten. ¡Qué pena tengo de los pecadores! ¡Si yo pudiera mostrarles el Infierno!".

               Cayó enferma en Diciembre de 1918 a causa de una epidemia de neumonía, que obligó a internarla en el Hospital de Vila Nova de Ourém; después, del 21 de Enero al 2 de Febrero de 1920, estuvo en el Orfanato de Nuestra Señora de los Milagros, en la Calle de Estrella, en Lisboa, casa fundada por la Señora María Godinho, a quien Jacinta llamaba cariñosamente "Madrina", y a quien confiaría muchas revelaciones de parte de Nuestra Señora.

              Cuando empeoró su salud la trasladaron a Lisboa, al hospital de Doña Estefanía. Antes de partir, en una despedida que cortaba el corazón, abrazada a su prima Lucía dijo: "¡Nunca más nos volveremos a ver!. Reza mucho por mí hasta que yo vaya para el Cielo. Después allí, yo pediré mucho por ti. No digas nunca el Secreto a ninguno, aunque te maten. Ama mucho a Jesús y al Inmaculado Corazón de María y haz muchos sacrificios por los pecadores". 



               En el hospital sufriría una cruel operación, sin apenas anestesia, que la dejaría debilitada de muerte. La Virgen le había anunciado el día de su muerte (1), por eso, el día 20 de Febrero de 1920, entonces primer Viernes, empezando la Cuaresma, alrededor de las 6 de la tarde, avisó que se sentía mal y pidió los últimos Sacramentos. Hizo confesión con el Padre Pereira dos Reis, que no le suministró la Comunión en Viático pues creía que la niña exageraba al asegurar que ese mismo día moriría. A las 10:30 de la noche, la Virgen Nuestra Señora vino a buscarla como le había prometido... aún no tenía los 10 años.

               La Santa Misa de cuerpo presente se ofició en la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, en Lisboa, donde su cadáver estuvo depositado hasta el día 24, sin mostrar síntomas de descomposición ni emitir mal olor. Su virginal cuerpo sería transportado a un sepulcro de familia del Barón de Alvaiázere, en el Cementerio de Vila Nova de Ourém. Posteriormente, trasladarían a la pastorcita al Cementerio Parroquial de Fátima el 12 de Septiembre de 1935, fecha en que la urna fue abierta, comprobando que se encontraba incorrupta, si bien en posteriores reconocimientos se encontró la descomposición natural.

               El 1 de Mayo de 1951 los restos mortales de Jacinta fueron finalmente inhumados en la Basílica del Santuario de Fátima, donde hasta el día de hoy reposan junto a los de su hermano Francisco. 


NOTA ACLARATORIA


               1- Según el relato oficial de la propia Sor Lucía Dos Santos, vidente de Nuestra Señora y prima de Jacinta, días antes de ir al hospital la niña le aseguró "iré a Lisboa, a otro hospital; que ya no volveré a verte, como tampoco a mis padres, y que después de sufrir mucho, moriré solita. Pero añadió que no tenga miedo, porque Ella vendrá a por mí para llevarme hasta el Cielo".



lunes, 13 de noviembre de 2023

ÚLTIMA APARICIÓN DE NUESTRA DEL CARMEN EN GARABANDAL

  



               Relato de la última Aparición de Nuestra Santa Madre en Garabandal, el 13 de Noviembre de 1965, con la que fue favorecida Conchita González, que contaba entonces 16 años de edad y que había sido la principal vidente de la Virgen en las Manifestaciones que se desarrollaron en la pequeña aldea de la Provincia de Santander, desde Junio de 1961 hasta Noviembre de 1965.


"El Sábado ve a Los Pinos y allí me verás 
y me traes muchos objetos religiosos y Yo 
todos los besaré, para que tú los repartas 
y Mi Hijo por mediación de ellos haga prodigios" 


               "El Sábado, día 13 de Noviembre, tenía anunciado por la Virgen, en una locución que recibí en la Iglesia, que la vería en Los Pinos: especial Aparición para besar objetos religiosos y repartirlos después, ya que tienen gran importancia. Yo estaba con grandes deseos de que llegase ese día, para volver a ver a quien ha sembrado en mí la felicidad de Dios: a la Virgen con el Niño Jesús en Sus brazos. Estaba lloviendo, pero a mí no me importó. Subí a Los Pinos y llevaba conmigo muchos Rosarios que hacía poco me los habían regalado para repartirlos, y yo, como me había dicho la Virgen en la locución, los llevé para que los besara.  

               Subiendo sola a Los Pinos iba diciéndome, como muy arrepentida de mis defectos, que yo no caería más en ellos, porque me daba apuro presentarme delante de la Madre de Dios sin quitarlos. Cuando llegué a Los Pinos empecé a sacar los Rosarios que llevaba y estándolos sacando, oí una voz muy dulce, la de la Virgen, que se distingue entre todas, y me llamaba por mi nombre. Yo le he contestado: "¿qué . . .?" Y en ese momento la he visto, con el Niño Jesús en brazos. Venía vestida como siempre y muy sonriente. Yo le he dicho: —"Ya he venido a traerte los Rosarios para que los beses". Y Ella me ha dicho: —"Ya lo veo".



Conchita González, la principal vidente de Garabandal
durante un éxtasis en Los Pinos, en la zona alta del pueblo.
Allí vería por última vez a Nuestra Santa Madre...


               Después me ha dicho: —"¿Te acuerdas de lo que te dije el día de tu Santo, de que sufrirías mucho en la Tierra?... Pues te lo vuelvo a decir. Ten confianza en Nosotros y lo ofrecerás con gusto a Nuestros Corazones, por el bien de tus hermanos, porque así estarás más unida a Nosotros". 

               Yo le he dicho: —"Qué indigna soy, oh Madre nuestra, de tantas Gracias recibidas por Vos y todavía venir hoy a mí para sobrellevar la pequeña cruz que ahora tengo". Ella me ha dicho: —"Conchita, no sólo vengo por ti, sino que vengo por todos Mis hijos, con el deseo de acercarlos a Nuestros Corazones". Y me ha pedido: —"Dame, para que pueda besar todo lo que traes". Y se lo he dado todo. 

               Llevaba conmigo una Cruz y la ha besado y después me ha dicho: —"Pásala por las manos del Niño Jesús". Y yo lo he hecho y Él no ha dicho nada. Yo le he dicho: —"Esta Cruz la llevaré conmigo al convento", pero no me ha dicho nada. 

               Después de besarlos me ha dicho: —"Mi Hijo, por medio de este beso que Yo he dado aquí, hará prodigios. Repártelos a los demás"... —"Claro, yo así lo haré". Después de esto me ha pedido le diga las peticiones para los demás, que me habían encomendado.




                —"Será la última vez que Me veas aquí, pero estaré siempre contigo y con todos Mis hijos". Después añadió: —"Conchita, ¿por qué no vas a menudo a visitar a Mi Hijo al Santísimo?, ¿por qué te dejas llevar por la pereza, no yendo a visitarle cuando os está esperando de día y de noche?

                Como ya he escrito estaba lloviendo mucho y la Virgen y el Niño Jesús no se mojaban nada. Yo, cuando los estaba viendo no me daba cuenta de que llovía, pero cuando dejé de verlos estaba mojada. Yo le he dicho: —"¡Ay qué feliz soy cuando os veo! ¿Por qué no me llevas contigo ahora?" Y me ha contestado: —"Acuérdate de lo que te dije el día de tu Santo... al presentarte delante de Dios tienes que mostrarle tus manos llenas de obras hechas por ti en favor de tus hermanos y para Gloria de Dios". Se ha pasado ese feliz rato que he pasado con mi Mamá del Cielo y mi mejor Amiga.


Tomado del "Diario de Conchita"



miércoles, 18 de octubre de 2023

EL PRIMER MENSAJE DE GARABANDAL

 



               Tal día como hoy, el 18 de Octubre, pero de 1961, la Santa Madre de Dios, en medio de Sus Apariciones en la aldea española de San Sebastián de Garabandal, daba a conocer al mundo un apremiante Mensaje a la Humanidad.

               La principal vidente de Garabandal, Conchita González, comenzó a escribir un Diario, por obediencia a su confesor; en él contaría con detalle la relación de Apariciones y comunicaciones celestiales que ella y las otras niñas recibirían entre 1961 y 1965. 

               Queremos ahora entresacar de ese Diario algunos extractos, referencias hacia Jesús Sacramentado y sobre la mucha asiduidad con que las jóvenes videntes visitaban al Señor oculto en el Sagrario. 




               Vemos así, que después de ver al Ángel la primera vez  "Echamos a correr -escribe Conchita- a comunicárselo a la Señora Maestra. Una vez terminamos de llorar, volvimos a la puerta de la Iglesia y entramos en ella y en aquel mismo momento llegó la Señora Maestra, toda asustada, y nos dijo:


      - Hijas mías, ¿es verdad que habéis visto al Ángel?.


Y nosotras le respondimos:


      - Si Señora.


Y ella exclamó:


      - A ver si es imaginación vuestra.


Y nosotras volvimos a insistir:


    - No Señora, no, que le vimos bien.


   Ella enseguida dijo:


    - Vamos a rezar una Estación a Jesús Sacramentado en acción de gracias.


               En el segundo día de las Apariciones del Arcángel San Miguel, el 19 de Junio de 1961, no vieron al Ángel; con el candor de una niña de doce años, escribe Conchita:

             Eran las ocho y cuarto de la noche. Fuimos a hacer una Visita al Santísimo y después nos hemos ido para nuestra casa.

            El Domingo siguiente que vino muchísima gente dice: Cuando terminamos la Aparición, que serían las ocho y media, nos fuimos a la Iglesia a rezar a Jesús Sacramentado y nos metieron en la sacristía con cuatro doctores y Sacerdotes a preguntarnos cosas. Los Sacerdotes no lo creían algunos, otros sí. (1)




               En otro capítulo Conchita nos cuenta "Un día nos mandó - el Ángel- que fuéramos en la mañana a los Pinos, sin comer nada, y que fuera una niña con nosotras y nosotras llevamos una niña e hicimos lo que Él nos mandó.

         Cuando llegamos a los pinos, se nos apareció el Ángel con un Copón como de oro y nos dijo:

         - Os voy a dar la Comunión, pero ya están las formas Consagradas. Rezar el "Yo pecador".

     Nosotras le rezamos. Después nos dio la Comunión y después de Comulgar nos dijo que rezáramos con Él el "Alma de Cristo" y nosotras lo rezamos, y nos dijo:

         - Mañana también os la daré y se fue.

     Cuando se lo decíamos a la gente, no lo creían algunos y sobre todo los Sacerdotes porque decían que el Ángel no podía Consagrar. Nosotras, cuando volvimos a ver al Ángel, se lo dijimos lo que decía la gente y Él nos dijo:

    - Que las cogía en los Sagrarios, que las cogía de la tierra.



NOTAS ACLARATORIAS:


        1- Las Visitas a Jesús Sacramentado, las Comuniones Espirituales y el rezo continuo del Santo Rosario constituirían parte esencial en la vida de piedad de las cuatro niñas videntes.



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martes, 19 de septiembre de 2023

LA VIRGEN LLORA LA CRUCIFIXIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA

 


               El 19 de Septiembre de 1846, la Virgen se apareció a dos pequeños pastores, Maximin Giraud y Melanie Calvat. "La Bella Dama", como los niños la llamaban, apareció en una actitud de profunda tristeza pidiendo oraciones y penitencia para ayudarla a prevenir que el brazo de Su Hijo caiga sobre la Humanidad por sus pecados. Nuestra Señora también reveló a los niños pastores un Secreto. Como esta Aparición tuvo lugar en el monte llamado La Salette, en la Diócesis de Grenoble, Francia, una nueva advocación de Nuestra Señora pronto se extendió por todo el mundo.

               Ha habido tres grandes Apariciones de Nuestra Señora en los últimos 150 años: La Salette, Lourdes y Fátima. En todas ellas la Iglesia aceptó la autenticidad de las apariciones y las hizo suyas, haciendo fiestas especiales para conmemorarlas. En cada una de esas tres Apariciones de Nuestra Señora dejó un Secreto (1). En todos ellas, la Virgen se manifestó profundamente triste por el estado de la humanidad, y predijo un enorme castigo que vendría en el momento elegido.

               Por tanto, en los últimos 150 años la Virgen ha adoptado una posición muy similar a la de los contra-revolucionarios. Todos ustedes saben que los miembros del Alto y Bajo Clero y muchos laicos Católicos están muy contentos, que piensan que todo va bien.

               Si usted les dice que se está preparando un castigo para la humanidad, ellos responden que esto es absurdo. Ellos afirman que la Religión está experimentando un progreso extraordinario. Al lado de esas personas nosotros parecemos sombríos y tristes. Hacemos el papel de los hipocondríacos pesimistas que no encajan en la atmósfera alegre y despreocupada de nuestros días, en la que se difunden mensajes optimistas y positivos acerca de todo.

               Nuestro papel es algo difícil, porque siempre es difícil predecir y anunciar castigos a una humanidad enfocada en el disfrute de la vida. No es de extrañar que muy poca gente esté dispuesta a creer y seguir nuestras perspectivas políticas y religiosas con respecto a eventos que manifiestan un creciente triunfo de la Revolución. Ellos no quieren oír hablar del Gran Castigo que Dios está preparando. Como Nuestra Señora misma trajo tres Mensajes importantes que no fueron aceptados, no es de extrañar que nuestro apostolado también no sea bien recibido. Esto es característico de todas las épocas que toman el camino equivocado.

               Cuando la gente oye a alguien decir que van por el mal camino, no le escucha. Ésta es la razón por la que vienen los grandes castigos. Si las personas escuchasen, y se convirtieran, el castigo sería evitado. Es precisamente porque no abren sus almas al Mensaje por lo que la catástrofe se hace inevitable. El hecho de que ellos no crean en los Mensajes de la Virgen es la razón por la que dichos Mensajes se hacen realidad.



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              Alguien podría objetar: ciento cincuenta años ya han pasado y no ha ocurrido nada. Sostengo que estos Mensajes se han empezado a cumplir al comenzar los grandes castigos. Nuestra Señora se apareció en La Salette en 1846; en 1870 comenzó la guerra Franco-Prusiana como resultado de la rivalidad entre Francia y Alemania. Esta rivalidad llegaría a su apogeo en 1914 y fue la causa más profunda de la Primera Guerra Mundial, así como de la Segunda Guerra Mundial. Las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial todavía no se han resuelto completamente y la perspectiva de una tercera guerra mundial se encuentra en el horizonte. Una posible tercera Guerra Mundial con su apocalipsis nuclear podría muy bien ser el comienzo del gran castigo predicho en La Salette y en Fátima.

               Así que debemos volvernos a la Virgen de La Salette en esta fecha y hacerle algunas peticiones. La primera petición es que mantenga firmemente en nuestras almas esta convicción de lo malo que es el tiempo actual, y que ponga en nuestro espíritu un repudio completo a los males de este tiempo. No nos permita ser personas "herejía blanca" (2), o personas optimistas, o tontas o tercera posición, que empiecen a decir: que no, que tiene algún lado bueno, etc., etc.

               En segundo lugar, que nos dé una Fe viva en la realidad de estos castigos en que la humanidad se merece cada vez más incurrir. Y, en tercer lugar, que nos prepare para, llegando la ocasión de estos castigos, que seamos aquellos que no sean castigados, sino que sean los que luchan por Su Victoria y Gloria.

               Al ver llorar a la Virgen en La Salette, Nuestra Señora de los Dolores, que ya no llora la Crucifixión de Su Hijo, sino que llora la Crucifixión de la Iglesia Católica, debemos tener una palabra de piedad a la Virgen, de respeto y reparación.

               Que al menos seamos las almas fieles que no doblan sus rodillas frente a la impiedad triunfante, y que digan y sigan diciendo que el mal es el mal y que el bien es bien. Y que no pactan con esta monstruosa confusión que quiere imponerse como un elemento dominante de todo el Universo. Es lo que debemos pedir a la Virgen de La Salette.


Doctor Plinio Corrêa de Oliveira
19 de Septiembre de 1965


NOTAS ACLARATORIAS

          1 Los Secretos de La Salette, Lourdes y Fátima; a día de hoy, tan sólo conocemos en su integridad el Secreto de la Salette, redactado por la vidente Melania Calvat; los de Lourdes, que la Virgen María confiara a Bernadette los días 23, 24 y 25 de Febrero de 1858, fueron personales y la joven vidente jamás los reveló; y el Secreto de Fátima, hasta ahora desconocido.

          2 Expresión utilizada por el Doctor Plinio en el sentido de una actitud sentimental que se manifiesta sobre todo en cierto tipo de piedad edulcorada y una posición doctrinal relativista que busca justificarse bajo el pretexto de una pretendida "caridad" hacia el prójimo. 


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viernes, 30 de junio de 2023

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES de Ezquioga

 

            En el Norte de España, en la provincia de Guipúzcoa, se encuentra el monte Anduaga, en una de cuyas laderas se halla emplazado el rústico pueblo de Ezquioga, frente a la carretera Zumárraga-Ormáiztegui; rodeada por una hermosa hondonada de robles y manzanos, y por un afluente del río Oria, se alza una explanada de la que emergían unos altos árboles, hoy cortados en su base, punto en el cual los niños Antonia de 11 años, y Andrés de 7, a la hora de crepúsculo vespertino del Martes 30 de Junio de 1931, vieron por primera vez a Nuestra Señora. 




            Ambos niños traían leche consigo, obtenida en un caserío, cuando al llegar al punto de la carretera desde donde se divisaba bien aquel lugar, Antonia vio en lo alto de los árboles la Aparición luminosa como de la Virgen de los Dolores de Ezquioga, pero llevando el niño Jesús. "La Santísima Virgen, mira, Andrés" -dijo a su hermano. Reconociéndola ambos, y arrodillados rezaron el Avemaría, mientras que la Aparición, de gran belleza, sonreía. Iba vestida de blanco, con un manto negro y una espada en la mano; les anunció una futura guerra entre hermanos y la necesidad de hacer mucha oración. desapareció.


            Los pequeños contaron a sus padres su visión; pero el padre, refractario a estas cosas, no sólo no creyó, sino que amenazó a sus hijos con pegarles, si lo contaban. La madre, no obstante, los tomó aparte y tras examinarlos, halló veracidad en sus palabras. 


            Al siguiente día, los niños con su madre fueron a verse con el Cura Ecónomo, quien les aconsejó reserva y prudencia, marchando éste a la Curia Eclesiástica a dar parte a su Superior. A la hora del crepúsculo volvieron hacia el punto del día anterior y notaron de nuevo la Aparición. El día 2, el Ecónomo y otros Sacerdotes de Zumárraga subieron con los niños a la campa. Nada vieron. Pero al otro día, Antonia vio. Se repitieron las Apariciones, que eran asistidas de varios convecinos. Ambos Sacerdotes quisieron hacer pruebas con los niños. Les llevaron a distintos puntos, lejos el uno del otro. Y reloj en mano, quisieron convencerse de que, simultáneamente, la misma Aparición era vista de ambos. El resultado fue satisfactorio, aunque la prueba, por simplista no fuera concluyente.


            Se sucedieron más Apariciones, con afluencia de público devoto de las manifestaciones marianas, noche tras noche se sucedían sin interrupción. La gente, ávida de Piedad, de maravilla y de emoción, venían por las tardes a satisfacer sus ansias, que acababan algunas por videncias; otras por conversiones, y por indiferencia las restantes. 


            Pocos días después de la primera Aparición a los niños, surgieron nuevos videntes de Nuestra Señora, como Evarista Galdós. El día 11 de Junio sería Francisco Goicoechea el bendecido de ver en este mundo a la Madre de Dios. Con el tiempo, otras personas, piadosas unas otras no tanto, serían agraciadas con la misma visión de la Virgen Dolorosa. 


            En mitad de aquella campa donde cada vez se reunían más devotos, un sacerdote rezaba en voz alta el Santo Rosario, que contestaban todos de rodillas; las Letanías eran recitadas con los brazos en cruz, y luego añadían cantos religiosos.  


            El 4 de Julio de 1931 se reunían en la campa de las Apariciones alrededor de 500 personas, entre otros, muchos sacerdotes. El día 6 fueron muchos los que vieron a la Virgen Dolorosa en medio de una luz resplandeciente. Días siguientes eran 2.000, 5.000, 10.000, 20.000, 40.000 hasta 80.000 el 18 de julio. El espectáculo era imponentísimo. Toda la campa era un hervidero de personas recogidas, que rezaban, cantaban y clamaban. Pueblos enteros venían con sus sacerdotes en son de rogativa. Algunos “veían”, todos oraban; pocos dudaban o negaban. No sucedió percance alguno, ni al desfilar la gente, que lo hacían con orden y religiosidad. Se pensaba en algo que perpetuase la memoria de las Apariciones, de las gracias por la Virgen otorgadas y de las multitudes piadosas. 




Algunos de los Videntes de Nuestra Señora de los Dolores de Ezquioga


            Según afirmaban algunos videntes, la Virgen quiere se construya una ermita en la que se ponga Su imagen. Y tras largas dudas y conferencias y negativas, hubo visiones, como la de María Recalde, de un futuro gran templo, y en él, un enorme gentío, que aclamaba a la Virgen, escuchaba atento la fervorosa palabra de un Padre religioso, y dos grifos de potable agua, de una saludable fuente mineral, salida cabe la imagen mariana, allí venerada, que continuamente chorreaban. 


            Los prácticos y colindantes del terreno negaban que en aquel lugar pudiese haber agua. Al cabo de poco se vio como brotaba y corría fresco líquido potable. “Hay agua” —decían. “Pues tan verdadero como el agua existente, añadían, debe ser el futuro templo”. Y se pensó en una rústica ermita mariana, para la cual la Autoridad Diocesana denegó el permiso. “Al menos, añadían, hagamos un templete con su fuente, que cobije a la imagen de María, para que se confirme una vez más que Ella es Fuente de Gracias”.


            Los acontecimientos de Ezquioga no tardaron en hallar tropiezos de todo tipo en gente de diferente índole: desde los más ignorantes hasta los más perversos y ateos. Para esta gente todo lo de Ezquioga era supersticioso o absurdo, o negocio. Pensaron en organizar una campaña, y al decir de los Diarios Católicos vascos, su organizador fue un maestro laico, acompañado de socialistas y masones de Zumárraga, quienes comenzaron por pretender ridiculizar los hechos que en Ezquioga se sucedían. -Para espantar a los clericales, -decían- vamos a simular una carnavalada nocturna en la campa de Anduaga. Otras veces iban armados de linternas venecianas, a través de los manzanares, para hacer creer a los píos, decían, que se trataba de nuevas apariciones. Sobre todo, donde se esforzaron más fue en dar a las declaraciones de los videntes un sentido erróneo con el cual sembraban la confusión entre los mismos devotos. 


            En los primeros días de las apariciones, el Vicario General de Vitoria juzgó prematuro el nombramiento de una comisión de estudio sobre los hechos de Ezquioga; sin embargo permitió la constitución de una Comisión de información integrada por Sacerdotes, el médico Dr. Aranzadi, de Zumárraga, y otros señores, al frente de los cuales estaba el Cura Ecónomo de Ezquioga. Allí iban diariamente los videntes a deponer sus visiones y revelaciones. Al propio tiempo, a falta de otra autoridad eclesiástica, dicha comisión ponía en orden las cosas tocantes al rezo y canto. 


            En 1934, y tras recibir severas presiones por parte del Gobierno socialista de la II República, la Iglesia desautoriza a los videntes y no reconoce la autenticidad de las Apariciones de Ezquioga; liberada España tras la Cruzada de 1936, jamás fue reparado el honor de los videntes, algunos de los cuales fueron internados en manicomios; otros, prefirieron guardar silencio viendo cumplida la Profecía de Nuestra Señora acerca de la Guerra Civil.




Recuerdo original de la época de las Apariciones de Ezquioga


ALGUNOS MENSAJES DEL CIELO
recibidos por los Videntes de Ezquioga


25 de Febrero de 1932: 

               "Si he venido a la tierra es porque Satanás se ha apoderado del mundo y quiere terminar con los Católicos..."

22 de Agosto de 1933: 

               "Habrá tan grandes y diversas desgracias que, desde el principio del mundo no ha tenido lugar semejante turbación, y nunca males tan numerosos y terribles habrán afligido la tierra. Yo aventaré Mi trigo por medio de crueles y sangrientas guerras, pestes, hambres, y otros males horribles. La Iglesia será afligida por muchas herejías y malos cristianos. Di que esperen grandes y terribles castigos los malvados. Todo esto será permitido por mi justo juicio a causa de haberme llenado la medida con vuestros pecados. Pronto se levantarán pueblos contra pueblos, naciones contra naciones, tan pronto unidas como divididas, para combatir en favor o en contra del mismo partido, hasta que se llenará la tierra de mortandad y carnicería."

24 de Agosto de 1933: 

               "Serán señales precursoras de la guerra, la tibieza religiosa y la corrupción de costumbres, el vicio tenido por virtud y la virtud por vicio, los creyentes tenidos por locos y los incrédulos por iluminados. No s han acabado los disturbios de la Iglesia; sucederá uno muy grande, aunque no muy duradero, después de lo cual se sentarán las cosas. Vendrá un tiempo en que Mi Fe declinará de tal modo que pocos la conservarán. Tan grande será la persecución de los malos contra los justos que éstos tendrán que padecer un autentico Martirio. Las cosas llegarán al colmo, pero cuando la mano del hombre no pueda más y todo parezca perdido, Yo pondré Mi mano y arreglaré las cosas."