San Juan Berchmans, devotísimo de la Inmaculada Concepción, ideó una sencilla Corona para honrar a la Virgen por tan grande Privilegio y de paso solicitar, por Su poderosa intercesión, la inestimable virtud de la Santa Pureza.
Esta Corona NO sustituye el rezo del Santo Rosario, sino que consiste en una práctica de piedad añadida a las obligadas oraciones diarias del católico; se ha de rezar pues con pausa y atención y siempre que hayamos cumplido con el Rosario de la Virgen.
La Corona de la Inmaculada está compuesta por tres Padrenuestros en honra de la Santísima Trinidad y de doce Avemarías, en honor a la Corona de Virtudes que ostenta la Virgen como Reina del Universo.
Los interesados en adquirir una Corona de la Inmaculada como la que ilustra este artículo, sólo tienen que visitar la página del artesano que las confecciona tocando aquí.
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