martes, 16 de enero de 2024

LA APOSTASÍA ACTUAL: el Infierno vacío de la "Iglesia Conciliar"


"No es un dogma, solo mi opinión: 
me gusta pensar que el Infierno 
está vacío. Espero que lo esté"



Jorge Mario Bergoglio, el "misericordioso Papa 
de la Iglesia del Concilio", en la entrevista que le realizó 
en directo Fabio Fazio en el popular programa nocturno 
"Che tempo che fa", del canal de televisión italiano Nove, 
el pasado Domingo 14 de Enero del presente. 


¿Se puede cambiar el sentido o la clara definición 
dogmática, como si la verdad evolucionara?


               "...hay que mantener perpetuamente aquel sentido de los Sagrados Dogmas que una vez declaró la Santa Madre Iglesia y jamás hay que apartarse de ese sentido so pretexto y nombre de una comprensión más profunda"


Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, 
sesión 3, cap. 2, Sobre la Revelación, 1870


              "…nada debe quitarse de cuanto ha sido definido, nada mudarse, nada añadirse, sino que debe conservarse puro, tanto en la palabra como en el sentido"


Papa Gregorio XVI, Mirari vos, 
n. 7, 15 de Agosto de 1832


               Nada nuevo en la particular teología "bergogliana", tan misericordiosa, amiga del mundo y de realce en estas últimas semanas por animar a bendecir las parejas de adúlteros y/u homosexuales. 

               Las antipatías de Bergoglio hacia el Dogma del Infierno vienen de lejos y de vez en cuando salen a relucir, como cuando afirmó que "El infierno es un estado, es un estado del corazón, del alma, de una postura ante la vida, ante los valores, ante la familia, ante todo. Hay personas que viven en el Infierno porque lo buscan, hay otras que no, que están sufriendo. ¿Y quién va al Infierno, a ese Infierno, a ese estado? Ya están viviendo de aquí". (Entrevista con Jorge Fontevecchia, en Perfil, 11 de Marzo de 2023)

               Y en otra entrevista unos años antes, el periodista dialogaba así con Bergoglio "...en nuestra reunión anterior me dijo que nuestra especie desaparecerá en algún momento y que Dios siempre creará otras especies a partir de su semilla creadora. Nunca me habló de las almas que murieron en el pecado y se van al infierno por toda la eternidad. Me habló, por el contrario, de buenas almas y me admitió la contemplación de Dios. ¿Pero las almas malas? ¿Dónde están castigadas?

               Bergoglio: "No son castigadas. Las que se arrepienten obtienen el perdón de Dios y van a la filas de las almas que lo contemplan, pero las que no se arrepienten y por lo tanto no pueden ser perdonadas, desaparecen. No existe un Infierno, existe la desaparición de las almas pecadoras". (Entrevista del periodista italiano Eugenio Scalfari, amigo personal de Jorge Mario Bergoglio, publicada en el diario La Repubblica en Marzo de 2018).

              Por más que los "papólatras" quieran justificar, hasta setenta veces siete, las hediondas afirmaciones que proclama  casi a diario su "Romano Pontífice", me temo que no van a conseguir que el personaje deje de escupir sobre el Evangelio, al contrario: si Dios no lo remedia, en un futuro podremos escuchar y presenciar aberraciones aún peores. 

               Mientras tanto, los fieles de la secta conciliar, aquellos mismos que "reconocen pero resisten", los que niegan la validez canónica de Francisco pero van a "misas" en unión con él, y muy  particularmente los nostálgicos de Benedicto XVI, que en su día afirmó -para gozo de los conservadores, que no tradicionalistas- que "el Infierno existe y no está vacío" (1) apuntan de continuo y de forma compulsiva a Bergoglio como la raíz y origen de todas las herejías... parecen olvidar otras "joyas teológicas" que nos regalaron sus antecesores en el cargo, como las heréticas afirmaciones de Juan Pablo II sobre la Redención, que de alguna manera también negaban el Infierno: "... en el hecho de la Redención está la salvación de todos, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno Cristo se ha unido, para siempre, por medio de este misterio". (Redemptoris Missio n. 4) 



Negar o dudar de la realidad de un Dogma 
es un gravísimo pecado contra la Fe

               Negar o tan siquiera dudar acerca de la realidad del Infierno, tal y como lo ha enseñado la Iglesia, es un gravísimo pecado contra la Fe; Santo Tomás de Aquino hace una clara exposición de los pecados contrarios a la Fe, como son la infidelidad o paganismo (que cuando es voluntario es el mayor de los pecados después del odio a Dios); la herejía, que niega algún Dogma revelado en particular o duda voluntariamente de él; la apostasía, que es el abandono total de la Fe Cristiana recibida en el Bautismo; la blasfemia, sobre todo la que va en contra del Espíritu Santo, y la ceguera del corazón y embotamiento de los sentidos, que se oponen al don de entendimiento y proceden, sobre todo, de los pecados de la carne. 

               En muy rara ocasión, uno de los anteriores pecados no conlleva a otro: lo más común es que se encadenen entre sí. De esta manera, el hereje que niega un Dogma de Fe, además de quedar apartado espiritualmente del Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia, más tarde o más temprano, hará pública y efectiva esa ruptura con sus actos, como por ejemplo una blasfema y herética declaración donde se cuestiona la existencia o fin último del Infierno.


NOTA

1) Periódico "Clarín", 9 de Febrero de 2008




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