Conmemoramos hoy el Aniversario de la Beatificación de Santa Teresita de Lisieux, por el Papa Pío XI, el 29 de Abril de 1923. Un mes antes, sus virginales restos habían sido exhumados del cementerio de Lisieux, para ser trasladados al Convento que la vio nacer al Cielo.
Los dos milagros exigidos para la Beatificación de Teresita fueron recogidos y escrupulosamente analizados por peritos médicos y eclesiásticos; el primer milagro atribuido a la intercesión de Santa Teresita fue con la hermana Luisa de Saint Germain, religiosa de las Hijas de la Cruz, que sufría de una grave úlcera hemorrágica en el estómago. Al recurrir a la intercesión de Santa Teresa de Lisieux, obtuvo salud perfecta. A petición de la Sagrada Congregación de Ritos, tres médicos unánimemente declararon que estaba sana.
El segundo milagro, determinante para la Beatificación de Santa Teresita, fue la curación de un joven seminarista llamado Charles Anne. Charles fue víctima de hemoptisis pulmonar. Invocó la ayuda de Santa Teresa de Lisieux y quedó perfectamente curado, según testificaron tres médicos. El prestigioso médico De Charles testificó: "Los pulmones destruidos y arrasados habían sido reemplazados por nuevos pulmones, llevando a cabo sus funciones normales…"
Ese mismo día de la Beatificación se obraría un tercer milagro; en el momento en que el Romano Pontífice elevaba a los altares a Teresita de Lisieux, en Baviera, Alemania, Teresa Neumann, mística estigmatizada, tendrá una particular aparición de la nueva Santa, que le devolverá la vista perdida a causa de una rara enfermedad. La relación de ambas se extendería en el tiempo y seguro que también en la eternidad.
La Causa de Beatificación había sido presentada oficialmente el 10 de Junio de 1914, ante el Papa San Pío X, que calificó a Teresita como "la Santa más grande de los tiempos modernos...". El Papa Benedicto XV había firmado dos años antes el Decreto de Heroicidad de Virtudes de la entonces Sor Teresita.
El Papa Pío XI, que tenía una devoción especial a la que él llamaba, entre otros apodos, "mi pequeña Santa", no solo la beatificó, sino que la canonizaría dos años después.
Celine Martin, hermana de sangre y de religión de Teresita, había pintado en 1921 una pequeña Apoteosis, que sería usada como tapiz el día de la Beatificación.
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