sábado, 2 de noviembre de 2019

CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS




“En aquellos días oí una voz del Cielo que me decía:
Felices los muertos que mueren en el Señor.
Ya desde ahora, dice el Espíritu, que descansen de sus trabajos, 
puesto que sus obras los acompañan”

( Apocalipsis 14, 13)


               La piedad maternal de la Santa Iglesia Católica, que diariamente hace mención, singular y universal de los Fieles Difuntos, principalmente en el Santo Sacrificio de la Misa, después de la Fiesta de ayer, recuerda en sus plegarias a todos los fieles que, destinados al Cielo, se hallan detenidos todavía en el Purgatorio.

               Los sufragios van destinados a aquellos difuntos por quienes nadie ruega  . San Odilón, Abad de Cluny, en el año 998, introdujo tan caritativa costumbre en su monasterio.

               No hay en el mundo nada más hermoso y más digno de poseerse que la verdadera caridad. Éste es el Mandamiento Supremo del buen cristiano:
"Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos". Por eso, la Santa Iglesia, en el siglo XIV, decretó obligatoria esta obra de caridad.

                No siempre podemos practicar en este mundo la caridad tal y como querría nuestro corazón, pero sí podemos ser todos GRANDES BENEFACTORES DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO. Mayores y pequeños, enfermos y sanos, todos podemos socorrerles con nuestras oraciones, Misas, Comuniones, limosnas...

                En algunas regiones de España estaba permitido celebrar dos Misas en este día tan señalado, y hasta tres en el siglo siguiente. El Papa Benedicto XV, después de la I Guerra Mundial, hizo extensible este Privilegio a todos los sacerdotes del mundo católico, mediante la Bula "Incruentum altaris", sobre las celebraciones litúrgicas del Día de Difuntos.


DOCTRINA CATÓLICA 
SOBRE LAS INDULGENCIAS

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