viernes, 27 de junio de 2014

SACRATÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS - DESCANSO DE NUESTRO BLOG


CON GRAN PESAR NOS VEMOS OBLIGADOS
A CESAR TEMPORALMENTE NUESTRAS PUBLICACIONES; 
LES ROGAMOS LA LIMOSNA DE SUS ORACIONES 
AL TIEMPO QUE LES ASEGURAMOS LAS NUESTRAS 
A CUANTOS SE ACERQUEN POR ESTA PEQUEÑA VENTANA DE PIEDAD CATÓLICA.


Intimamente relacionada con la Fiesta del Corpus, 
es la que hoy celebra la Santa Iglesia Católica en homenaje al Sagrado Corazón de Jesús, tributando culto al corazón de carne en cuanto es símbolo del amor y manifestación
 externa de las afecciones.


La devoción al Sacratísimo Corazón de Nuestro Señor 
es tan antigua como el mismo Cristianismo, 
aunque su institución haya sido concretada por Pío XI, atendiendo
 a los deseos del Sagrado Corazón 
expuestos a Santa Margarita María de Alacoque.


¿ QUIERES LLEVAR GRABADO TU NOMBRE
DENTRO DEL SAGRADO CORAZÓN ?

De entre todas las Celestiales Promesas que el Sagrado Corazón formuló a Santa Margarita
 María de Alacoque, me atrevería a resaltar de forma especial la número 11,
ya que me consta que cuantos visitan este pequeño blog, no pocas veces han compartido
 los artículos aquí vertidos en distintas redes sociales, como Facebook y Twiter.

Tampoco han faltado almas generosas que se descargan las diferentes estampas
que aparecen en los márgenes laterales y las ha imprimido y plastificado
para repartirlas y despertar así la Mirada de Dios sobre un mundo
que cada vez quiere saber menos de Él...

Anímate a compartir también este enlace del Sagrado Corazón; 
no dejes de dar a conocer y difundir, ya sea de palabra,
o con una sencilla estampa, o con un buen ejemplo de piedad,
esta maravillosa práctica de amor, para llevar así 
-según su Promesa
 tu nombre inscrito para siempre en su Bendito Corazón.

Continúa acercándote de vez en cuando por esta ventanita
que es "Como ovejas sin Pastor"
que a modo de telescopio, pese a su pequeño calibre,
te puedo hacer vislumbrar el Amor que por ti siente el Sagrado Corazón.



1  Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.

 Les daré paz a sus familias.

3  Las consolaré en todas sus penas.

4  Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.

5  Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.

6   Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.

7   Las almas tibias se volverán fervorosas.

8   Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.

  Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.

10  Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.

11 Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos
 que propaguen esta devoción.

12 Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.


sábado, 21 de junio de 2014

SAN LUIS GONZAGA, LA MIRADA CONTINUA A LA ETERNIDAD



     San Luis Gonzaga nació en Castiglione, Italia, en 1568. Era de noble familia, hijo del Marqués de Gonzaga; como era habitual en la época, de pequeño aprendió las artes militares y el más exquisito trato social.

     La primera comunión la recibió de manos de San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán. Desde temprana edad, San Luis vivió como acompañante de nobles en palacios de altos gobernantes, auque nunca puso su corazón en aquél mundo lleno de frivolidades.

     Su director espiritual, San Roberto Belarmino, le aconsejó tres medios para llegar a ser santo:

   1º. Frecuente confesión y comunión.
   2º. Mucha devoción a Nuestra Señora
   3º  Leer vidas de Santos.

     Ante una imagen de Nuestra Señora, hizo voto de castidad perpetua.


     Cuando iba a hacer o decir algo importante se preguntaba: "¿De qué sirve esto para la eternidad?" y si no le servía para la eternidad, ni lo hacía ni lo decía.

     En cierta ocasión, se encontraba arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, entonces se le pareció que la Virgen y le pidió: "¡Debes entrar en la Compañía de mi Hijo!". Con esto entendió que su vocación era entrar en la Comunidad Compañía de Jesús, o sea hacerse jesuita.

     Pidió el permiso paterno para hacerse religioso, pero se lo negó. Y lo llevó a grandes fiestas y a palacios y juegos para que se le olvidara su deseo de ser sacerdote. 

     Después de varios meses le preguntó: "¿Todavía sigue deseando ser sacerdote?", y el joven le respondió: "En eso pienso noche y día". Entonces, su padre, comprendiendo que no lo haría cambiar de opinión, le permitió entrar en la Compañía de Jesús. 

     En 1581 el joven Luis Gonzaga, que era seminarista y se preparaba para ser sacerdote, se dedicó a cuidar a los enfermos de la peste de tifo negro. Se encontró en la calle a un enfermo gravísimo. Se lo echó al hombro y lo llevó al hospital para que lo atendieran. Pero se le contagió el tifo y Luis murió el 21 de junio de 1591, a la edad de sólo 23 años. Murió mirando el crucifijo y diciendo "Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor".

     Su madre tuvo la dicha de asistir a la beatificación de su hijo en 1621. El Papa Benedicto XIII lo canonizó en 1726, proponiéndolo como ejemplo de los jóvenes.


     San Luis Gonzaga tuvo que hacer muchos sacrificios para poder mantenerse siempre puro, y por eso la Santa Iglesia Católica lo ha nombrado Patrono de los Jóvenes que quieren conservar la santa pureza. El repetía la frase de San Pablo: "Domino mi cuerpo y lo reduzco a servidumbre, no sea que enseñando a otros a salvarse, me condene yo mismo".

     Sufría mucho de mal de riñones y esta enfermedad lo obligaba a quedarse días enteros quieto en su cama. Pero esta quietud le trajo un gran bien: le permitió dedicarse a leer las Vidas de Santos, y esto lo animó muchísimo a volverse mejor. 

     Su confesor, San Roberto, que lo acompañó en la hora de la muerte, dice que Luis Gonzaga murió sin haber cometido ni un sólo pecado mortal en su vida.

     Apenas el hijo se hizo religioso su padre empezó a volverse mucho más piadoso de lo que era antes y murió después santamente. Luis renunció a todas las grandes herencias que le correspondían con tal de poder hacerse religioso y santo.

     Santa Magdalena de Pazzi vio en un éxtasis a San Luis en el Cielo, y decía: "Yo nunca me había imaginado que Luis Gonzaga tuviera un grado tan alto de gloria en el Paraíso".

     Un oficio muy importante que hizo San Luis durante su vida fue el ir de ciudad en ciudad poniendo la paz entre familias que estaban peleadas. Cuando él era enviado a poner paz entre los enemistados, estos ante su gran santidad, aceptaban hacer las paces y no pelear más. El era extraordinariamente amable y bien educado.

     Después de muerto se apareció a un jesuita enfermo, y lo curó y le recomendó que no se cansara nunca de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. De hecho, San Luis fue avisado en sueños que moriría el viernes de la semana siguiente al Corpus, y en ese día murió. Ese viernes era la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.



viernes, 20 de junio de 2014

CRUCIFICADOS SIN CRUZ: TERESA NEUMANN (6ª PARTE)



"Llevo en mí los estigmas de la Pasión de Cristo"

(San Pablo a los Gálatas, 6, 17)




Transcribimos íntegra la magistral descripción que hace Lars Eskeland 
en su obra sobre las visiones de los viernes y los pormenores que Teresa Neumann 
nos da de la Pasión que contempla; es un texto que hoy viernes, 
nos vendrá muy bien para meditar parte de la Pasión de Nuestro Señor.


     Vése Teresa arrebatada súbitamente en éxtasis y la visión la absorbe por completo, lo mismo que una gota de agua es absorbida por el sol.

     En las del viernes ella sigue a Jesús por el camino de la cruz y tiene la firme convicción de hallarse presente al drama que se desenvuelve, como asistían a él los compatriotas de Jesús hace dos mil años. Fácil es de comprender que ella sufre horriblemente en cuerpo y alma, porque todos sus pensamientos hállanse concentrados sobre aquel doloroso cuadro; todo su ser tiembla de lástima hacia el Divino Condenado.

     Estos estados extáticos se suceden a intervalos, comenzando en las primeras horas del viernes por la mañana, hasta la una o las dos, después del mediodía del sábado. En la Semana Santa, a partir del Jueves Santo por la tarde, hasta las tres del día siguiente, Teresa no ve más que una parte del Calvario, siempre la misma. Muéstrase igualmente admirada que un niño. Reprodúcese en ella cada vez la misma emoción, pues olvídase de haber visto ya lo que está pasando ante sus ojos e ignora lo que va a seguir. Todo es, pues, nuevo para ella.

     Primeramente ve a Jesucristo en el Huerto de los Olivos, en donde contempla tres escenas.

     En la primera, los tres discípulos hállanse junto a Jesús, que está triste e inquieto. Híncase de rodillas; pero al cabo de unos instantes se vuelve a levantar y dirige las manos y los ojos hacia el cielo.

     La segunda es la más dolorosa, los sufrimientos aumentan en intensidad; sobre la frente de Jesús ve, a manera de perlas, gotas de sudor rojo, y pronto fluye la sangre por todo su cuerpo.

     Los soldados que lo prenden visten túnicas que les llegan a las rodillas, algunas están orladas con una cenefa o galón de oro. El pecho y los hombros los llevan protegidos por una vestidura rígida.

     Apenas ve a Judas, pero cree que no hay quien abrigue aviesas intenciones contra Jesucristo. Desagrádale que Pedro corte la oreja con su espada a un soldado, pues el Señor no parece aprobarlo.



     Los sufrimientos de Teresa van aumentando a cada éxtasis. A veces se retuerce por la fuerza del dolor. Y su pensamiento no puede apartarse ni un segundo de este cuadro tan angustioso. Asiste al doloroso acto de despojar de la ropa a Jesús y de azotarle horriblemente.

     Los verdugos lo atan a un poste y seis soldados se encargan de golpearle, de dos en dos, sucesivamente; primero la espalda, luego los azotes alcanzan hasta el pecho. La piel se entumece, se desgarra, y la sangre brota por todas partes. Jesús está completamente desnudo, lo cual parece le hace sufrir más que nada. En cuanto lo desatan, aquel cuerpo magullado cae inerte por tierra. Esta visión disminuye, pero Teresa está penetrada de los efectos de ella. Se le ve agitarse bajo el influjo de un dolor inmenso y como procurando proteger con sus manos la sagrada espalda del Maestro.



Continuará...

jueves, 19 de junio de 2014

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO




Después de la Consagración del pan y del vino se contiene
 en el saludable Sacramento de la Santa Eucaristía,
verdadera, real y sustancialmente Nuestro Señor Jesucristo, 
verdadero Dios y hombre, bajo las especies
 de aquellas cosas sensibles..."

"...por la consagración del pan y del vino se convierte 
toda la sustancia del pan en la sustancia del Cuerpo
 de Nuestro Señor Jesucristo, 
y toda la sustancia del vino en la sustancia de su Sangre, 
cuya conversión ha llamado oportuna y propiamente
 transubstanciación la Santa Iglesia Católica" 

"...que todos los fieles cristianos hayan de venerar 
a este Santísimo Sacramento, y prestarle el culto de latría
 que se debe al mismo Dios" 

(Sacrosanto Concilio de Trento, Sesión XIII)

     Según la Tradición Católica, esta fiesta tuvo su origen en el siglo XIII en la Abadía de Mont Cornillón en la región de Liége (Lieja) en Bélgica.

     Fue la religiosa agustina Santa Juliana de Mont Cornillón, por aquel entonces priora de dicha Abadía, la que con sus visiones sobrenaturales, propició que se celebrase esta fiesta dedicada a la Santísima Eucaristía.


     Sor Juliana nació en Retines, cerca de Liége,  en el año 1193. Al quedar huérfana a los cinco años fue confiada a los cuidados de las agustinas de Mont Cornillón, junto con su hermana Agnes, donde fueron cuidadas y educadas. A los catorce años sintió una fuerte vocación religiosa e ingresó en las mismas agustinas donde llegó a ser superiora de la comunidad. Murió en Fosses el 5 de abril de 1258, a la edad de  65 años, y fue enterrada en Villiers. Santa Juliana deseaba que hubiera una fiesta especial en honor al Sacramento de la Eucaristía, ya que sentía una gran veneración a dicho sacramento. Este deseo se intensificó por unas visiones  que tuvo de la institución de la Iglesia bajo la apariencia de una luna llena con una mancha negra y que interpretó como la ausencia de la celebración de dicha solemnidad.

     Sor Juliana comunicó estas visiones a Monseñor Roberto de Thorete, entonces obispo de Lieja, al docto dominico Hugh, quien sería más tarde cardenal legado de los Países Bajos y también al archidiácono de Lieja Jacques Pantaleón, quien sería en 1261 el Papa Urbano IV. 

     El Obispo Roberto, convencido por las visiones y por la  interpretación de las mismas y como en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración en honor al Sacramento de la Eucaristía se tuviera al año siguiente. 



miércoles, 18 de junio de 2014

EL MILAGRO EUCARISTICO DE BOLSENA


          En el año 1264 el Padre Pedro de Praga, dudaba sobre el Misterio de la Transustanciación del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en la Sagrada Eucaristía. Por ese motivo acudió así en peregrinación a Roma, a fin  de pedir sobre la tumba de San Pedro la gracia de una fe inquebrantable.

          Al regresar de Roma, Nuestro Señor se le manifestó de manera milagrosa ya que cuando celebraba el Santo Sacrificio de la Misa en Bolsena, en la cripta de Santa Cristina, mientras partía la Sagrada Hostia, ésta sangró llenando el Corporal de la Preciosa Sangre.


          Con la esperanza de ocultar a los presentes lo sucedido y con el deseo de pedir ayuda y explicación a la competente autoridad, resolvió suspender la celebración de la Santa Misa, y, recogidas las sagradas especies en paños sagrados, corrió a la sacristía, sin reparar que, en el trayecto, algunas gotas de la preciosísima Sangre habían caído sobre el mármol del pavimento.

          Cuando acaecía este milagro, era Ministro General de los Franciscanos Juan Fidenza, conocido bajo el nombre de Buenaventura de Bagnorea, ciudad natal del Santo, a pocos kilómetros de Bolsena. Profundo conocedor de los hombres y de los lugares, el Doctor Seráfico fue encargado por el Papa Urbano IV de presidir la comisión de teólogos instituida para controlar la verdad de los hechos.


          Realizado su cometido por la comisión, confirmó la verdad del milagro, y el Papa ordenó a Jaime Maltraga, Obispo de Bolsena, que le llevase a Orvieto, donde tenía su residencia, el sagrado corporal, el purificador y los linos manchados de sangre. Acompañado el Papa de su corte, salió al encuentro de las sagradas reliquias, y, en el puente de Rivochiero, tomó entre sus manos el sagrado depósito y lo llevó procesionalmente a Orvieto.


          El mismo Papa Urbano IV encargó a Santo Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico propio para esta fiesta y la creación de cantos e himnos para celebrar a Cristo Eucaristía. Entre los que compuso está la sublime secuencia “Lauda Sion” que se canta en la Misa de Corpus Christi.

         El año 1290 el Papa Nicolás IV, a petición del clero y del pueblo, colocó la primera piedra de la nueva catedral de Orvieto donde aún se encuentra la sagrada reliquia.



martes, 17 de junio de 2014

MARAVILLAS EN LAS ALMAS POR EL SANTÍSIMO SACRAMENTO ( I )



     Sor María de Jesús Crucificado, religiosa carmelita que nació en Abellin, muy cerca de Nazaret; era de raza árabe pero su familia era católica. Ingresó en el Carmelo a los veintidós años, en 1867; murió en olor de santidad, a poco de cumplir treinta y tres años,  después de llevar una vida llena de sacrificios para fundar un Carmelo en Tierra Santa. Su vida espiritual, fue una continua comunicación con el Amado, que le regaló el don de los sagrados estigmas, entre otras muchas gracias y dones místicos que prometemos narrar en otro artículo.

     Hoy nos centraremos en el episodio de la estigmatización del costado de Sor María de Jesús Crucificado, que tuvo lugar ante Jesús Sacramentado,  ya que nuestra carmelita pasaba largas horas de adoración y contemplación, amando a Jesús escondido en el Sagrario.

          Arrodillada una tarde ante el Santísimo Sacramento, es arrebatada en éxtasis, en el cual contempla al Divino Salvador con el costado abierto, y el corazón y la cabeza,  las manos y los pies, destilando sangre.

          Parecían sus manos llenas de las ascuas de su cólera, y decía a su Madre, postrada a sus pies:"Oh, qué ofendido, qué ofendido que se siente mi Padre".

          La Virgen intercede por los pecadores. Ante aquél espectáculo (Sor María aún era postulante), se precipita igualmente a los pies de Jesús, y en un arranque irresistible, mete su mano sobre la llaga adorable del costado, diciendo: "Señor, mi Salvador, dame, si quieres, todos esos sufrimientos, pero ten misericordia de los pecadores."

          Al salir de su éxtasis, experimenta un vivo dolor en el costado izquierdo, y se apercibe de que brota de él un hilo de sangre. Desde este momento, todos los viernes sangrará su costado con atroces sufrimientos. La llaga del corazón, precedió siete meses a los estigmas de las manos y de los pies, como para dar a entender que la diminuta postulante era, ante todo, una estigmatizada de amor.

          En otro día de 1867 fue estigmatizada en el corazón, la frente, las manos y los pies.



Bernardo María, OCD
La Florecilla árabe


domingo, 15 de junio de 2014

A LA SANTÍSIMA TRINIDAD, por Sor Isabel de la Trinidad, Carmelita Descalza



          ¡Oh, Dios mío, Trinidad a quien adoro! Ayúdame a olvidarme enteramente de mí para establecerme en Ti, inmóvil y tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Ti, ¡oh mi Inmutable!, sino que cada minuto me sumerja más en la hondura de tu Misterio.

          Inunda mi alma de paz; haz de ella tu cielo, la morada de tu amor y el lugar de tu reposo. Que nunca te deje allí solo, sino que te acompañe con todo mi ser, toda despierta en fe, toda adorante, entregada por entero a tu acción creadora.


   ¡Oh, mi Cristo amado, crucificado por amor, quisiera ser una esposa para tu Corazón; quisiera cubrirte de gloria amarte… hasta morir de amor! Pero siento mi impotencia y te pido «ser revestida de Ti mismo»; identificar mi alma con todos los movimientos de la tuya, sumergirme en Ti, ser invadida por Ti, ser sustituida por Ti, a fin de que mi vida no sea sino un destello de tu Vida. Ven a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador. 

   ¡Oh, Verbo eterno, Palabra de mi Dios!, quiero pasar mi vida escuchándote, quiero hacerme dócil a tus enseñanzas, para aprenderlo todo de Ti. Y luego, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias, quiero fijar siempre la mirada en Ti y morar en tu inmensa luz. ¡Oh, Astro mío querido!, fascíname para que no pueda ya salir de tu esplendor.

   ¡Oh, Fuego abrasador, Espíritu de Amor, «desciende sobre mí» para que en mi alma se realice como una encarnación del Verbo. Que yo sea para El una humanidad suplementaria en la que renueve todo su Misterio. 

   Y Tú, ¡oh Padre Eterno!, inclínate sobre esta pequeña criatura tuya, «cúbrela con tu sombra», no veas en ella sino a tu Hijo Predilecto en quien has puesto todas tus complacencias.

   ¡Oh, mis Tres, mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita, Inmensidad donde me pierdo!, yo me entrego a Ti como una presa. Sumergíos en mí para que yo me sumerja en Vos, mientras espero ir a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas.

SERMÓN PARA LA FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, por el Rvdo. P. Héctor Lázaro Romero, Pbro.


     En el Evangelio escuchamos a Jesús Resucitado decir a Sus Apóstoles sobre una montaña de Galilea: “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo” (Mt. 28, 19). Es la única vez que aparece en todos los Evangelios en labios de Nuestro Señor las 3 Personas nombradas con orden y explícitamente. Jesucristo manda a Sus Apóstoles enseñar a los hombres con un misterio incompresible. Porque en sí es incomprensible, pero hace comprensible todas las cosas, todo el universo. Porque es el centro y el punto de partida y el punto final de todo lo que existe. Es como el sol que no se puede mirar y que ilumina todo. 

    
     La civilización cristiana debe su existencia a este Misterio, es este Misterio el que destruyó los antiguos ídolos de la humanidad. Es este Misterio de la Unidad y Trinidad en Dios. Y ahora de nuevo el mundo vuelve al paganismo, ¿por qué? Porque la fe en la Trinidad se apaga. En el nombre de Dios Uno y Trino se halla no sólo la verdadera civilización, sino también nuestra santificación y salvación eterna. Dios es Uno solo, pero en Él hay tres personas verdaderamente distintas:
1) El Padre (la primera persona, que no procede de ninguna otra).
2) El Hijo (la segunda persona, engendrado por el Padre).
3) El Espíritu Santo (la tercera persona). 

     Las tres personas son iguales, cada una es Dios, pero no hay 3 dioses, porque tienen la misma esencia y naturaleza divina. No estamos diciendo que 3=1, o que 1=3, sino que Dios es Uno si miramos a su naturaleza, y es Trino, si miramos a las personas que tienen esta única naturaleza divina. ¿Pero cómo es posible que haya una única naturaleza divina idéntica en 3 Personas? Aquí nos topamos con el gran misterio (un ejemplo muy lejano que puede ayudar: el alma es una sola pero tiene tres potencias). 

     Este Misterio es demasiado grande para que podamos comprenderlo con nuestras pequeñas cabezas. Debemos creerlo y adorarlo humildemente. ¿Por qué? Pues porque Dios ‒que no puede engañarse ni engañarnos, según nos enseña el Catecismo‒ nos lo ha revelado, más concretamente lo ha revelado el Dios hecho hombre, Jesucristo, 2ª Persona de esa misma Santísima Trinidad.

       ¿Pero para qué, podríamos preguntarnos, Dios nos reveló un misterio que no podemos comprender? El dogma de la Trinidad es la confidencia más sublime que Nuestro Señor nos haya hecho a nosotros, pobres creaturas; es además la fuente de donde proceden nuestros sentimientos de amor a Dios y al prójimo.

     Es decir que nos fue revelado para que amásemos mejor a Dios. Dios Padre creó el universo para nosotros, para que admirando y disfrutando de la belleza y de la bondad creadas comprendiésemos mejor su amor y su gloria.

     Dios Hijo tomó nuestra naturaleza con sus debilidades, padeció y murió por nosotros. Quiso habitar entre nosotros y hacerse nuestro alimento.

     Dios Espíritu Santo, que no es sino el amor del Padre y del Hijo, habita en las almas y las santifica por la Gracia. Así comprendemos mejor el amor de este Dios Uno, que se nos reveló también Trino, por nosotros.

     Este misterio también nos fue revelado para que amáramos mejor a nuestro prójimo. Nuestro Señor rezó en la Última Cena por sus discípulos: “para que todos sean uno, como Tu, Padre, en Mi y Yo en Ti somos uno” (Juan 17, 21). Debemos amar a nuestro prójimo a imitación del amor que se tienen las 3 divinas personas. La más hermosa oración que podemos dirigir a la Santísima Trinidad es la Santa Misa, así como la mejor obra que podemos hacer en honor de la Santísima Trinidad es la caridad para con nuestro prójimo.

     De ahí entonces la importancia de este misterio en nuestra vida:
- nacemos y somos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo;
- vivimos y comenzamos todo acto de la vida espiritual, recibimos las absoluciones y las bendiciones en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo;
- morimos y volvemos a la Santísima Trinidad (al Padre que nos creó, al Hijo que nos redimió, al Espíritu Santo que nos santificó).


     Estamos hechos, el hombre está hecho, nos lo dice el Génesis, a imagen y semejanza de Dios. Estamos hechos a imagen y semejanza de un Dios Trino; en nosotros hay una imagen y semejanza de la Santísima Trinidad. Hay en nosotros, como dice San Bernardo, una trinidad creada: la mente que comprende, el corazón que ama y la voluntad que gobierna las acciones. Con esta trinidad creada que hay en nosotros debemos alabar a la Trinidad increada, creyendo con la mente, amando con el corazón, y obrando con la voluntad. De esa manera imitamos este misterio de la mejor manera.

     Veamos un poco:

   1) Creyendo con la mente. En las letanías de la Virgen decimos: “Sancta Trinitas, unus Deus”. Las 3 Personas son distinguibles, pero son en todo iguales. Hay un único Dios: 3 personas, pero una única naturaleza divina. Debemos creer este misterio, como dijimos, porque Dios lo ha revelado, aunque no podamos comprenderlo (la fe no contradice la razón, pero la supera). Es el misterio principal de nuestra Fe, debemos creer en él si queremos salvarnos (¡Oh, Santa Trinidad!, decía San Francisco Javier enseñando a los paganos).

   2) Debemos adorar, alabar a la Trinidad, amando con el corazón. Hemos visto como cada una de las Personas merece nuestro amor (el Padre como creador; el Hijo como Redentor; el Espíritu Santo como santificador), y este amor por la Santísima Trinidad tiene que brillar especialmente en la oración, especialmente por la señal de la Cruz y por el “Gloria Patri”. Enrique IV, luego de humillarse en Canosa, se rebeló contra el Papa otra vez y fue con su ejército a sitiar Roma. En el segundo asalto, luego de incendiar las murallas, en medio de las llamas y el llanto de las mujeres y los quejidos de los agonizantes, apareció en una torre el Papa Gregorio VII e hizo la señal de la Cruz contra las llamas, e inmediatamente se apagó el fuego, como si hubiera recibido una lluvia torrencial. Cuántas veces nos sintamos atacados por el demonio, por las angustias o los peligros, hagamos la señal de la Cruz, con lo cual alabaremos a la Santísima Trinidad y experimentaremos en seguida un gran alivio. Que el respeto humano no nos impida hacer la señal de la cruz delante de otros, por ej., cuando pasamos frente a una iglesia o cuando rezamos viajando (p. ej., el Rosario). También la oración del "Gloria Patri" agrada mucho a la Santísima Trinidad. Recémosla varias veces al día a modo de jaculatoria, y nos mantendremos en presencia de Dios.

   3) Debemos alabar a la Santísima Trinidad obrando con la voluntad. Debemos obrar valientemente para reproducir en nosotros a la Santísima Trinidad. Nuestro Señor dijo: “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mt. 5, 48) ¿Qué debemos hacer para ello? Debemos tener en cuenta que a la Santísima Trinidad se opone la trinidad infernal.

   4) Por lo tanto, para ser perfectos y reproducir en nosotros a la Santísima Trinidad, debemos luchar ante todo contra la trinidad infernal. ¿Y cuál es esa trinidad infernal? Es, como dice San Juan, la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida (1 Jn. 2, 16). Allí tenemos a los 3 enemigos contra los cuales tenemos que luchar todos los días.


     Imitaremos a las Tres Personas de la Santísima Trinidad que se aman entre sí, amando al prójimo como a nosotros mismos, como hemos dicho antes, de manera que formemos un solo corazón y una sola alma, como debe ser entre cristianos, cuanto más hoy en día.

     Concluyamos con un ejemplo, el del diácono Euplio. Lo habían torturado durante mucho tiempo para que renegara de la fe. Tenía mucha sed y sentía grandes dolores. Entonces el juez le grita: “Adora a Marte y Apolo, y tendrás agua abundante para beber”. El mártir contestó: ¡Yo adoro al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que me darán a beber dentro de poco el agua viva del goce eterno! Y doblando las rodillas, inclinó la cabeza, como si bebiera de un río invisible, y enseguida murió. También nosotros, al mundo, ídolos, placer, dinero, orgullo, contestemos como el mártir: la Santísima Trinidad me dará la única y verdadera felicidad.

     Que la Santísima Virgen (Hija del Padre, Madre del Hijo, y Esposa del Espíritu Santo) nos enseñe a honrar y agradar a la Santísima Trinidad.


El Rvdo. Padre Héctor Lázaro Romero, es Director de la revista digital "INTEGRISMO" 
a la cual pueden acceder desde su enlace, ubicado en el margen izquierdo del blog.

El Padre Romero tiene a bien celebrar ocasionalmente la Santa Misa, 
por las personas e intenciones de nuestros amigos y colaboradores.

Si alguien necesitase aplicar una Santa Misa por un difunto
o por una necesidad grave, pueden escribirnos un correo electrónico a:
traditio@hotmail.com