domingo, 31 de marzo de 2019

MARZO, MES DE SAN JOSÉ, DÍA 31: EL PODER DE SAN JOSÉ EN EL CIELO Y SU PATROCINIO SOBRE LA IGLESIA




               José fue en la tierra, el depositario del Poder de Dios Padre, y no se puede negar que hizo buen uso de ese poder; ¿cómo negarle ahora el premio? 

               José, en la tierra, cuidó de la vida del Divino Hijo, y es cierto que se desempeñó bien de esta incumbencia: ¿cómo le negará ahora el Hijo agradecido lo que le pida? 

               José, en la tierra, fue custodio fidelísimo de María: ¿le negará algo esa Señora, Dispensadora de las gracias que pasan por Ella? 

               Siendo tan grande el poder de San José, recurre a él en todas sus necesidades. 

               San José, por elección de Dios, fue constituido Cabeza y Defensor de la Sagrada Familia. ¿Quién mejor que él defenderá a la familia de Cristo, que es la Iglesia? 

               Cuidó y guardó a Jesús, Fundador de la Santa Iglesia Católica. ¿Quién podría cuidar mejor de la obra de Jesús, de la Iglesia? 

               Como hijos de la Iglesia, somos hijos de San José. Seamos pues devotos de él. 

               FRUTO: Fomentar siempre la devoción a este Gloriosísimo Santo. 

              JACULATORIA: San José, quiero ser siempre vuestro: aceptadme y amparadme. 

              ORACIÓN: Oh Dios, que por inefable Providencia te dignaste escoger a San José por esposo de Tu Madre Santísima; concédenos, te pedimos, que merezcamos tener por intercesor en el Cielo, a aquél que veneramos en la tierra como Protector. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.





XXV ANIVERSARIO DE LEÓN DEGRELLE




                León Joseph Marie Ignace Degrelle, nació en Bouillon, Bélgica, el 15 de Julio de 1906. Siendo estudiante de Derecho, se alistó voluntario para participar en la Guerra Cristera de México, a donde llegó en Diciembre de 1929, a través del Puerto de Veracruz, con apenas 23 años. Allí conocería los rigores de la Iglesia en las catacumbas de la persecución masónica. En 1935, fundó en Bélgica el Partido Rexista, en honor a Cristo Rey. Murió en Málaga, España, el 31 de Marzo de 1994.


¡VIVA CRISTO REY!

sábado, 30 de marzo de 2019

MARZO, MES DE SAN, JOSÉ DÍA 30: LA ASUNCIÓN DE SAN JOSÉ




               La Asunción de San José no es una verdad de fe proclamada por la Iglesia, pero la misma es sentida por sus devotos que creen piadosamente que para que Nuestra Señora fuera glorificada en todo, el día de Su Asunción al Cielo, era necesario que su otra en parte, la carne de su carne, esto es San José, su Esposo Castísimo, que se unió profundamente a Ella, por el sacramento del Matrimonio fue glorificado de igual manera a su Esposa. No podía su cuerpo Inmaculado estar en el Cielo y su otra parte en la tierra. 

               San José era todo unido a Nuestra Señora y Nuestra Señora era toda unida a San José, como ambos estaban unidos a Jesús. Los dos se convirtieron en una sola cosa, una sola carne, inseparables. Todo lo que pertenecía a la Santísima Virgen debía estar glorificado en el Cielo, porque todo lo que era de Ella se elevó por completo y definitivamente, incluso San José. 

                Esta es la gran Gloria y poder que la Santísima Trinidad dio a San José en el Cielo, coronado por los méritos de su amor, virtudes, humildad y obediencia a la Voluntad de Dios. 

                Así como su Esposa Santísima, ocurre también con él. Porque la Gloria de la Esposa es también la gloria del Esposo. Todo esto fue decretado por Dios, para la plena realización del Misterio Salvífico de Cristo en el mundo. 

                INVOCACIÓN: Oh San José, ayudadme a hacer más conocidas vuestras glorias y vuestro inmenso amor. Que toda la humanidad reconozca cuanto sois grandioso en el Cielo, como también, el poder de vuestra intercesión. Amén

                ORACIÓN: Oh Dios, que por inefable Providencia te dignaste escoger a San José por Esposo de Tu Madre Santísima; concédenos te pedimos, que merezcamos tener por intercesor en el Cielo, a aquél que veneramos en la tierra como Protector. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.





NUESTRA SEÑORA, REINA DE LAS ALMAS




               María ha producido, por el Espíritu Santo, la mayor obra que se haya producido o que pueda producirse jamás, que es un Dios Hombre, y consiguientemente Ella producirá las mayores cosas que haya en los últimos tiempos. La formación y la educación de los grandes Santos que habrá hacia el fin del mundo, le está reservada; porque sólo esta excelente y milagrosa Virgen puede producir, en unión del Espíritu Santo, cosas grandes, extraordinarias, en la Iglesia de Jesucristo.

              Cuando el Espíritu Santo su Esposo la ha encontrado en un alma, vuela allí, entra en ella de lleno, se comunica abundantemente con esa alma, y una de las grandes razones por las cuales el Espíritu Santo no hace ahora maravillas asombrosas en las almas, es porque no encuentra en ellas una unión bastante grande con su fiel e indisoluble Esposa María. Digo indisoluble Esposa, porque después de este Amor substancial del Padre y del Hijo se ha desposado con María para producir a Jesucristo, cabeza de los elegidos, y para producir a Jesucristo en los elegidos, no la ha repudiado jamás, porque María siempre ha sido fecunda y fidelísima Esposa.




               De lo que acabo de decir debe colegirse evidentemente: Que María ha recibido de Dios un gran dominio sobre las almas de los elegidos; pues sin ese dominio no puede hacer Su residencia en ellos, como Dios Padre se lo ha ordenado; no puede formarlos en Jesucristo y formar a Jesucristo en ellos; echar en el corazón de los Santos las raíces de Sus virtudes y ser la compañera inseparable del Espíritu Santo por Sus obras de gracia; digo que Ella no podría realizar todas esas cosas a menos que no tenga derecho y dominio en las almas por una gracia singular del Altísimo, quien habiéndole dado poder sobre Su Hijo único y natural, le ha dado también poder sobre Sus hijos adoptivos, no sólo en cuanto al cuerpo, lo que sería poca cosa, sino también en cuanto al alma.


San Luis Mª Grignión de Montfort
Tratado de la Verdadera Devoción





viernes, 29 de marzo de 2019

MARZO, MES DE SAN JOSÉ, DÍA 29: LA MUERTE DE SAN JOSÉ




               San José muere en la casa de Jesús, y muere en los brazos de Jesús y de María. ¡Qué muerte feliz!

              San José muere en los brazos de su Juez, a quien da el nombre de hijo. ¡Qué confianza en la muerte!

             San José se despide por poco tiempo, y sabe que va a estar siempre con Jesús y con María. ¡Qué muerte deseable!

              FRUTO: La muerte es el espejo de la vida; vive como San José, para que sea igual tu muerte.

              JACULATORIA: Felicísimo Patriarca, asistido por Jesús y por María en vuestra muerte, asísteme en mi último trance.

              ORACIÓN: Oh Dios, que por inefable Providencia te dignaste escoger a San José por Esposo de Tu Madre Santísima; concédenos, te pedimos, que merezcamos tener por intercesor en el Cielo, a aquél que veneramos en la tierra como Protector. Tú, que vives y Reinas por los siglos de los siglos. Amén.






SANTO VIACRUCIS, Decimoprimera Estación: "JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ", por el Doctor Plinio Corrêa de Oliveira


            Siguiendo el esquema de piedad de LA SEMANA DEL BUEN CRISTIANO, dedicamos este día viernes al Sacratísimo Corazón de Jesús y a meditar en reparación al Mismo Corazón, los sufrimientos que padeció Nuestro Señor en Su Dolorosa Pasión.

             Un sencillo método -tanto para los que se inician en esta necesaria devoción como para aquellas personas piadosas que carecen de tiempo- es centrarnos en una de las Estaciones del Santo Viacrucis, si bien siempre será lo ideal, rezarlo completo para poder lucrar las indulgencias que lleva concedidas.




              La impiedad escogió para Vos, Señor mío, el peor de los tormentos finales. El peor, sí, pues es el que hace morir lentamente, el que produce mayores sufrimientos, el que más infamaba porque era reservado a los criminales más abyectos. Todo fue preparado por el infierno para haceros sufrir, ya sea en el alma, ya sea en el cuerpo. ¿Este odio inmenso no contiene para mí alguna lección? ¡Ay de mí, que jamás la comprenderé suficientemente, si no llego a ser santo! Entre Vos y el demonio, entre el bien y el mal, entre la Verdad y el error, hay un odio profundo, irreconciliable, eterno. Las tinieblas odian a la luz, los hijos de las tinieblas odian a los hijos de la luz, la lucha entre unos y otros durará hasta la consumación de los siglos, y jamás habrá paz entre la raza de la Mujer y la raza de la serpiente… Para que se comprenda la extensión inconmensurable, la inmensidad de este odio, contémplese todo cuanto Él osó hacer. Es el Hijo de Dios que ahí está, transformado, según la frase de la Escritura, en un leproso en el cual no existe nada de sano, en un ente que se retuerce como un gusano por la acción del dolor, detestado, abandonado, clavado en una cruz entre dos vulgares ladrones. El Hijo de Dios: ¡qué grandeza infinita, inimaginable, absoluta, se encierra en estas palabras! He ahí, sin embargo, lo que el odio osó contra el Hijo de Dios.

               Y toda la historia del mundo, toda la historia de la Iglesia, no es sino esta lucha inexorable entre los que son de Dios y los que son del demonio, entre los que son de la Virgen y los que son de la serpiente. Lucha en la cual no hay apenas equívoco de la inteligencia, ni sólo flaqueza, sino también maldad, maldad deliberada, culpable, pecaminosa, en las huestes angélicas y humanas que siguen a Satanás.

               He ahí lo que precisa ser dicho, comentado, recordado, acentuado, proclamado, y una vez más recordado a los pies de la Cruz. Pues somos tales, y el liberalismo a tal punto nos desfiguró, que estamos siempre tendientes a olvidar este aspecto imprescindible de la Pasión.

               Lo conocía bien la Virgen de las vírgenes, la Madre de todos los Dolores, quien junto a Su Hijo participaba de la Pasión. Lo conocía bien el Apóstol virgen que a los pies de la Cruz recibió a María como Madre, y con esto tuvo el mayor legado que jamás un hombre recibió. Porque hay ciertas verdades que Dios reservó para los puros, y niega a los impuros.

              Madre mía, en el momento en que hasta el buen ladrón mereció perdón, pedid que Jesús me perdone toda la ceguera con que he considerado la obra de las tinieblas que se trama a mi alrededor.




Para leer las Estaciones del Vía Crucis publicadas hasta el momento
sólo tiene que tocar AQUÍ






jueves, 28 de marzo de 2019

MARZO, MES DE SAN JOSÉ, DÍA 28: SAN JOSÉ, SIERVO FIEL




              San José mereció ser constituido sobre la Sagrada Familia porque fue fiel en el servicio de Dios.

              Sirvió San José a Jesús y a María, con el entendimiento, con el corazón, con las fuerzas y trabajos corporales: fue fidelísimo Siervo de Dios.

              San José trabajaba por Jesús y por María, como quien no se pertenecía a sí, sino a ellos, de los cuales se juzgaba verdadero esclavo. ¡Qué humildad y qué fidelidad!

               FRUTO: Acuérdate de la palabra de Cristo: es imposible servir a Dios y al mundo conjuntamente.

              JACULATORIA: San José, siervo fiel, alcanza la fidelidad en el servicio divino.

              ORACIÓN: Oh Dios, que por inefable providencia te dignaste escoger a San José por esposo de tu Madre Santísima; concédenos, te pedimos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo, aquel que veneramos en la tierra como protector. Vos que vivís y reináis por todos los siglos de los siglos. Amén.





CALENDARIO CATÓLICO: ABRIL DE 2019


          Para poder imprimir el Calendario correspondiente al próximo mes de Abril: toque sobre la imagen para verla en su tamaño original.







EL DON DE TU SANTÍSIMA PRESENCIA...


              La Piedad Católica dedica los Jueves a contemplar el Misterio Eucarístico, donde Jesucristo Nuestro Señor se hace presente en la Santa Misa, mediante las palabras de la Consagración que pronuncia el sacerdote en el Altar, donde presta su ser entero a Cristo y con Él y en Él, se ofrece como una sola y misma Víctima. De ahí que el Jueves sea también el día elegido para rezar por la santidad de los sacerdotes, pues fue Jesús mismo, quien instituyó a Sus Apóstoles como verdaderos sacerdotes en la noche del Jueves Santo, durante la Última Cena, y a los que encomendó celebrar la Santa Misa hasta la consumación de los Tiempos.

               
               Quédate conmigo, Señor, porque es necesario tenerte presente para no olvidarte. Tú sabes con cuánta facilidad te abandono. 

               Quédate conmigo, Señor, porque soy débil y tengo necesidad de Tu fortaleza para no caer tantas veces.

               Quédate conmigo, Señor, porque Tú eres mi vida y sin Ti disminuye mi fervor. 

               Quédate conmigo, Señor, para mostrarme Tu Voluntad. 

               Quédate, Señor, conmigo, para que oiga Tu voz y la siga. 

               Quédate, Señor, conmigo, porque deseo amarte mucho y estar en Tu compañía. 

               Quédate, conmigo, Señor, si quieres que te sea fiel.





               Quédate conmigo, Señor, porque aunque mi alma sea tan pobre, desea ser para Ti un lugar de descanso, un nido de amor…

               Quédate, Jesús conmigo, porque se hace tarde y el día declina… Esto es, se acerca la muerte, el Juicio, la Eternidad… 

               Quédate conmigo; necesito redoblar mis fuerzas a fin de no desfallecer en el camino y para esto tengo necesidad de Ti. Se hace tarde y viene la muerte. Me inquietan las tinieblas, las tentaciones, las arideces, las cruces, las penas… 

               ¡Cuánta necesidad tengo de Ti! Haz que te conozca, como Tus Discípulos, al partir el pan. Esto es: que la Unión Eucarística sea la luz que disipe las tinieblas, la fuerza que me sostenga y la única alegría de mi corazón.

               Quédate, Señor, conmigo, porque cuando llegue la muerte quiero estar unido a Ti, si no realmente por la Santa Comunión, al menos por la Gracia y el Amor. 

               ¡Quédate, Jesús, conmigo! No te pido Tu divina consolación, porque no la merezco, pero el don de Tu Santísima Presencia… ¡eso sí, te lo pido! ¡Quédate, Señor, conmigo! A Ti solo busco: Tu Amor, Tu gracia, Tu voluntad, Tu Corazón, Tu Espíritu, porque te amo y no quiero otra recompensa que amar. 

               Quiero un amor ferviente y profundo. Quiero amarte con todo mi corazón, aquí en la tierra, para seguir amándote con perfección por toda la Eternidad. Así sea.



miércoles, 27 de marzo de 2019

MARZO, MES DE SAN JOSÉ, DÍA 27: SAN JOSÉ, VARÓN JUSTO




              El Evangelio dice que San José es el mismo varón Justo. Ciertamente: fue Justo en todo y justo siempre. Fue varón Justo, porque tuvo todas las virtudes en supremo grado.

              Fue Justo para Dios, sirviéndole con fidelidad; justo para los hombres y justo para consigo mismo.

              FRUTO: Imitemos a San José en guardar la caridad en los pensamientos, en las palabras y en las obras.

              JACULATORIA: José, apodado Justo por el mismo Espíritu Santo, enséñame la Justicia y la Santidad.

              ORACIÓN: Oh Dios, que por inefable Providencia te dignaste escoger a San José por Esposo de Tu Madre Santísima; concédenos, te pedimos, que merezcamos tener por intercesor en el Cielo, a aquél que veneramos en la tierra como Protector. Tú, que vives  y Reinas por los siglos de los siglos. Amén.






VIII ANIVERSARIO DE "COMO OVEJAS SIN PASTOR"


OCHO AÑOS EN LA LUCHA
por la Integridad Católica


                 Damos gracias al Altísimo por estos ocho años con este blog "Como ovejas sin Pastor"; queremos seguir en la clara labor de recordar la Fe Católica mediante pequeñas píldoras, artículos sencillos y bien ilustrados, para que la belleza nos acerque a Dios y a Nuestra Santa Madre. Precisamente es a Ella a quien más le debemos por cuanto ha sido la verdadera Administradora de esta página, la cual le consagramos y ofrecemos como humilde tributo de hijos y esclavos.
              



           Animamos a nuestros lectores a que continúen su apostolado con nosotros: compartiendo los artículos que publicamos -casi a diario- en las diferentes redes sociales, dando así público testimonio de nuestra Fe Católica; nos alegra ver que las estampas que diseñamos con devociones tradicionales, como LA SEMANA DEL BUEN CRISTIANO, han sido imprimidas y ampliamente difundidas en España, Argentina, México... por almas generosas, que no han dudado en gastar un poco en la imprenta para dar a conocer el esquema de Piedad más completo que hay. Ojalá otros buenos católicos sigan el ejemplo, como aquellos otros que nos han contactado para que los agregásemos al grupo de lectura de Whatsapp... todo es poco si lleva a la Gloria de Dios, redunda en bien de las almas y nos consigue el amor de la Virgen María.

                 Este pequeño apostolado no comporta ningún costo ni roba tiempo, por el contrario: el Señor premia a quienes se dan a Su Causa y regala la Eternidad a los que se entregan a Él de corazón. 






 Deo Gratias et Beatae Maríae a Monte Carmelo



martes, 26 de marzo de 2019

MARZO, MES DE SAN JOSÉ, DÍA26: EL AMOR DE JESÚS Y MARÍA A SAN JOSÉ




               Jesús que no negó a San José el título de Padre, no le negó el amor de Hijo. ¡Qué amor inmenso el amor de Jesús hacia Su Padre San José! 

               La Santísima Virgen María, verdadera esposa de San José, amó a su esposo como puede amar a la más fiel de las esposas y cómo sabe amar a la Madre de Dios.

               Si Jesús y María amaban a San José con gratitud por los beneficios recibidos, como lo amaría Dios agradecido?

               FRUTO: No cuides para nada del amor del mundo; Dios está contigo, sé pues contrario al mundo.

               INVOCACIÓN: Hazme tu amigo, Glorioso San José, para que yo pueda ser amigo de Jesús y María. Amén

               ORACIÓN: Oh Dios, que por inefable Providencia te dignaste escoger a San José por Esposo de Tu Madre Santísima; concédenos, te pedimos, que merezcamos tener por intercesor en el Cielo, a aquél que veneramos en la tierra como Protector. Tú, que vives y Reinas por los siglos de los siglos. Amén.






LA SANTA FAZ pintada por Celina Martin


 

               Esta imagen sindónica no es una más. Estamos, probablemente, ante el primer acercamiento pictórico al cliché obtenido en 1898 por Secondo Pía. Más tarde vendrían otros (Reffo, Aggemian, Ranieri, Brunner, Miñarro…) más populares. Pero hoy vamos a conocer la historia de esta “Santa Faz”, obra sublime que debemos nada menos que a Celine Martin, hermana de Santa Teresa de Lisieux.

               Sor María de San Pedro fue una monja carmelita descalza del Convento de Tours (Francia) mundialmente conocida en el siglo XIX como Apóstol de la devoción a la Santa Faz tras las visiones que tuvo en noviembre de 1846. Luis Martin, padre de Celine y Teresa de Lisieux, leía asiduamente la vida de esta Mística y de todos era conocido su deseo de peregrinar algún día hasta el Convento de Tours, cosa que pudo hacer Celine en mayo de 1890. Según consta documentalmente, el 26 de Abril de 1885 toda la familia se inscribió en la Archicofradía de la Santa Faz de Tours (Luis Martín con el número 7.378; Celine, con el 7.381; y Teresita, de doce años, con el 7382).

              Una de las reglas de la Archicofradía consistía en recitar frecuentemente la jaculatoria “¡Muéstranos, Señor, Tu Santa Faz y seremos salvos!” Es evidente que esta espiritualidad de honrar de forma especial al Rostro de Cristo arraigó en el corazón de ambas niñas, quienes terminarían adoptando el nombre “de la Santa Faz” como apellido espiritual tras sus respectivas profesiones religiosas:  Santa Teresa se llamaría “del Niño Jesús y de Su Santa Faz” desde Junio de 1889 y Celine es conocida en religión como Sor Genoveva de Santa Teresa y de la Santa Faz.           

              La Santa de Lisieux, tal y como nos dejó patente en sus escritos [1], especialmente en sus Poesías místicas y en sus Oraciones, experimentaba una tierna adoración por el Rostro de Jesús. Sin embargo, falleció víctima de la tuberculosis ocho meses antes de que se tomase la primera fotografía a la Síndone y el mundo descubriese la cara del Hombre de la Sábana en el negativo fotográfico revelado por Pía. Es comprensible que Celine, que había estudiado pintura y fotografía y era la autora de las imágenes que de su hermana Teresa han pasado a la posteridad [2], se quedase muy impresionada no sólo por la belleza de la foto tomada por Pía, sino por descubrir que, inexplicablemente, la Síndone se comportaba como un cliché.

              La peripecia que ocupa nuestro artículo fue hábilmente relatada por el P. Fernando de Santa Inés en su obra “La Santa Faz”, y nos parece adecuado cederle a él la palabra para conocerla de primera mano:

                      “El Sudario de Turín abre a la investigación de los estudiosos, por las fotografías de Pía, nuevos e insospechados horizontes. (…) En 1902, por derroteros desconocidos y providenciales, llegó al monasterio carmelitano de Lisieux una de las fotografías de la Santa Síndone sacadas por Segundo Pía en la exposición de Mayo de 1898. Le tocó, en venturosa suerte, a la Hermana Genoveva de Santa Teresa y de la Santa Faz, la antigua Celine de los Buissonnets [3]; y desde el primer instante aquel Rostro de la Síndone –que parece levantarse majestuoso, como un sol, sobre veinte siglos de olvido- extasió e hirió de amor el corazón de su dueña. Así, dos años; hasta que en la Pascua de 1904, en una noche de primavera en la atmósfera y de inspiración en la fantasía, Celine sintió la irresistible inspiración de pintar el Rostro del Señor. Tomó pues, el lápiz, después de invocar fervorosamente el patrocinio de su hermana Santa Teresita, y, casi milagrosamente, en lo que la nota de un laúd hiere nuestro oído y se pierde en el espacio, había terminado su labor. La Faz de Sor Genoveva –trazada primero al carboncillo- es artística, veraz y sumamente expresiva. (…)




                    En el lapso de medio siglo [4], la Santa Faz de Lisieux ha dado ya varias veces y triunfalmente la vuelta a toda la Tierra. Pero antes iniciar su gira internacional, el Santo Rostro arribó al Vaticano, en donde Pío X, hoy gloriosamente Beato [5], luego de adorarle e indulgenciarle, le auguró una festiva acogida familiar y un éxito mundial. (…) Pío X se sintió emocionado al verlo, y lo besó repetidas veces. (…) “Querido Padre (dijo el Papa al sacerdote que le había hecho llegar el cuadro por petición de Sor Genoveva), ¡cuán hermoso es este cuadro!…” Y como el Padre pidiera una bendición para la artista, agregó: “Quiero que le llevéis un recuerdo mío”. Abriendo sus armarios, el Papa busca algo que no puede encontrar… “¡Han desordenado todas mis cajas!”, dice con conmovedora simplicidad. Y dando sus ojos con una medalla de bronce, en la que estaba su retrato en relieve, se la da al Padre para entregársela en su nombre a la pequeña carmelita. Aunque el Padre en cuestión afirma que el Papa buscaba una medalla de plata, Sor Genoveva está toda ella jubilosa con su medalla de bronce. Y con razón, pues como dice nuestra artista: “Yo no presenté mi cuadro en ninguna sala de exposición, mas he aquí que el mismo Santo Padre es el que se ha encargado de condecorarme”. [6]

                El Cardenal Casimiro Gennari escribirá al abate Eugenio Prévost la siguiente carta fechada el 4 de Junio de 1906:

                       “Reverendísimo Señor: He expuesto al Santo Padre, en la audiencia de este día, el proyecto ideado por Vuestra Señoría Reverendísima con miras a la máxima difusión posible de la imagen de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo, tal y como el Carmelo de Lisieux ha conseguido diseñarla, con arte inigualable, inspirándose en la verdadera imagen del Santo Sudario. Su Santidad –que acepta y agradece cordialmente el envío de una fotografía de esta Santa Faz- aprueba gustosamente vuestra empresa.

                      A la verdad, no se pueden considerar los rasgos y la expresión de esta adorable figura sin sentirse vivamente emocionado y sin que en el corazón florezcan sentimientos de compasión y amor. Esta imagen puede ser útil a toda clase de personas, ya que se  puede considerar como un libro de meditación sobre la Pasión y la muerte de Nuestro Divino Redentor.

                    Por todo esto, confirmando las indulgencias ya concedidas y firmadas de su mano, el Santo Padre declara de nuevo que a todos aquellos que meditaren algunos instantes delante de esta imagen en la Pasión de Nuestro Señor, por este solo hecho, les otorga todas las indulgencias concedidas por los Soberanos Pontífices  a la Corona de las cinco Llagas. Igualmente, Su Santidad desea que esta imagen se distribuya por todas partes y que se la venere en todas las familias cristianas, recomendando la propagación de su culto de manera particular a los Reverendísimos Obispos y a todos los eclesiásticos, y bendiciendo muy especialmente a todos aquellos que sean sus propagadores”. [7]

                     La imagen, en fin, obtuvo en Marzo de 1909 el Gran Premio en la Exposición Internacional de Arte Religioso de Bois-le-Duc (Países Bajos) y adornó, especialmente durante la primera mitad del siglo XX, buena parte de los oratorios del Planeta. En nuestros días ha sido “rescatada” por Pierre Descouvemont y Helmuth Nils Loose en su monumental obra “Teresa y Lisieux”, donde le dedican varias páginas y aparece magníficamente reproducida.[8]




                     Sor Genoveva de Santa Teresa y de la Santa Faz (Celine Martin en el siglo) falleció el 25 de Febrero de 1959; estamos seguros que hoy sigue venerando la Santa Faz, gloriosa, en compañía de su hermana Santa Teresita.


           NOTAS ACLARATORIAS:

[1] De Lisieux, T., “Santa Teresa de Lisieux. Obras completas”, Monte Carmelo, 2003.

[2] De hecho, ingresó en el Convento llevando su cámara fotográfica en el equipaje, cosa que hoy nos permite acceder a un extraordinario archivo gráfico que retrata a las carmelitas de Lisieux en su vida cotidiana.

[3] Se refiere al hogar paterno.

[4] Téngase en cuenta que el libro del que tomamos la cita fue escrito en 1952, estando aún viva Celine (Sor Genoveva), la autora del retrato.

[5] Vale para este detalle la observación anterior.

[6] De Santa Inés, F., “La Santa Faz”, Victoria Gráfica, Barcelona 1952.

[7] Ibidem.

[8] Descouvemont, P. Y Nils Loose, H., “Teresa y Lisieux”, Editorial de Espiritualidad, Madrid 1991.




lunes, 25 de marzo de 2019

MARZO, MES DE SAN JOSÉ, DÍA 25: EL AMOR DE JOSÉ POR JESÚS Y MARÍA





              No podía San José amar más que a Jesús ya María, porque a Ellos sólo conocía.

              San José amó fervorosamente a Jesús y a María, porque sólo con Jesús y María se trataba.

               San José amó a Jesús y a María con todo el amor posible, porque los amaba natural y sobrenaturalmente, como a su Hijo y como su Esposa, como a Dios y como a la Madre de Dios.

               FRUTO: Acuérdate que es tiempo perdido lo que no sea amar a Dios.

               JACULATORIA: Amantísimo San José, enséñame a amar a Jesús y María como los amas tú.

               ORACIÓN: Oh Dios, que por inefable Providencia te dignaste escoger a San José por Esposo de Tu Madre Santísima; concédenos, te pedimos, que merezcamos tener por intercesor en el Cielo, a aquél que veneramos en la tierra como Protector. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.






LA ANUNCIACIÓN DE NUESTRA SEÑORA LA PURÍSIMA VIRGEN MARÍA


                      "Al sexto mes envió Dios el Ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y, entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»

                       Ella se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El Ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un Hijo a quien pondrás por Nombre Jesús. Él será grande, se le llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, Su padre; Reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y Su reino no tendrá fin.»

                       María respondió al Ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre Ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será Santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira, también Isabel, Tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, porque no hay nada imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la Esclava del Señor; hágase en Mí según tu palabra.» Y el Ángel, dejándola, se fue."

Evangelio de San Lucas, cap.1, vers. 26-38



    San Luis María Grignión de Montfort, el Apóstol de la Esclavitud Mariana, tenía la Festividad de la Anunciación de Nuestra Señora, como el día principal para los Esclavos de María, pues en aquél día Nuestra Madre Bendita, pronunció ante el Anuncio del Arcángel San Gabriel,las palabras que son compendio para un verdadero católico:


"Yo soy la Esclava del Señor; 
hágase en Mí lo que me has dicho"




PRÁCTICA INTERIOR DE ENTREGA
como Esclavo de Amor a Nuestra Reina y Señora
La Purísima Virgen María


          La práctica esencial de esta devoción, consiste en realizar todas las acciones EN MARÍA, CON MARÍA, POR MARÍA y PARA MARÍA es decir, en tomar a la Santísima Virgen como el modelo acabado de tus acciones. Debes pues renunciar a tu egoísmo y a tus mejores puntos de vista, abandonándote en Dios, consciente de tu incapacidad para todo bien sobrenatural y para toda acción útil a tu salvación.

          Por eso, como esclavo de la Virgen, tienes que recurrir a Ella y unirte a Sus intenciones, aunque no las conozcas; confía como buen hijo que la Madre de Dios obrará entonces en ti lo que mejor le parezca. Entiende que no hay vida interior ni acción espiritual posibles que no dependan de Ella.




PRÁCTICA EXTERIOR DE ENTREGA
como Esclavo de Amor a Nuestra Reina y Señora
 La Purísima Virgen María


     La primera es entregarse, en algún día señalado, a Jesucristo, por manos de María, cuyos esclavos nos hacemos, comulgar al efecto en ese día y pasarlo en oración. Y esta consagración ha de renovarse por lo menos todos los años en el mismo día. Como recuerdo de esta consagración, podemos y debemos usar una cadena, alrededor del cuello o bien en la cintura o tobillo, para recordarnos que pertenecemos a Nuestra Madre y Señora María.

      La segunda dar todos los años en el mismo día un pequeño tributo a la Santísima Virgen en testimonio de servidumbre y dependencia; tal es siempre el homenaje de los esclavos para con sus señores. Consiste, pues, este tributo en alguna mortificación, limosna o peregrinación, o en algunas oraciones. Lo importante es que, si no se le da mucho a María, debe al menos ofrecerse lo que se le presente con humildad y agradecido corazón.

       La tercera es celebrar todos los años con devoción particular la fiesta de la Anunciación, que es la fiesta principal de esta Devoción establecida para honrar e imitar la dependencia en que el Verbo Eterno por amor nuestro en este día se puso.


ORACIÓN DE LOS ESCLAVOS
 DE MARÍA NUESTRA SEÑORA



                    Os saludo, María, Hija predilecta del Padre eterno. Os saludo, María, Madre admirable del Hijo. Os saludo María, Esposa fidelísima del Espíritu Santo. Os saludo, María, mi amada Madre, mi amable Señora, mi poderosa Soberana. Os saludo, mi gozo, mi gloria, mi corazón y mi alma. Vos sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia. Pero todavía no lo soy bastante. De nuevo me entrego a Vos todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada ni para mí, ni para otros.

                    Si algo veis en mí que todavía no sea vuestro, tomadlo enseguida, os lo suplico, y haceos Dueña absoluta de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrade a Dios y plantad, levantad y producid todo lo que os guste.

                La luz de vuestra fe disipe las tinieblas de mi espíritu; vuestra humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; vuestra contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; vuestra continua vista de Dios llene de Su presencia mi memoria, la caridad de vuestro Corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a vuestras virtudes mis pecados; vuestros méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haced, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el vuestro para conocer a Jesucristo y Su Divina Voluntad; que no tenga más alma que la vuestra para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el vuestro para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Vos.

                No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Vos el ver claro, sin tinieblas; para Vos el gustar por entero sin amargura; para Vos el triunfar gloriosa a la diestra de vuestro Hijo, sin humillación; para Vos el mandar a los Ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios.

                  Esta es, Bienaventurada Virgen María, la mejor parte que se os ha concedido, y que jamás se os quitará, que es para mí grandísimo gozo. Para mí y mientras viva no quiero otro, sino el experimentar el que Vos tuvisteis: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Vos, sin interés, como el más vil de los esclavos.

               La sola gracia, que por pura misericordia os pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amenes: amén a todo lo que hicisteis sobre la tierra cuando vivíais; amén a todo lo que hacéis al presente en el Cielo; amén a todo lo que hacéis en mi alma, para que en ella no haya nada más que Vos, para glorificar plenamente a Jesús en mí, en el tiempo y en la eternidad. Amén.


EL SECRETO DE MARÍA
por San Luis María Grignión de Montfort